El paisaje está marcado por un arenero, antigua cantera de arenas silíceas, con sus característicos tonos blanco-grisáceos, en la que también se intercalan otros colores abigarrados como amarillo, rojo o pardo, y aspecto descarnado por la erosión. En sus paredes se puede ver ejemplares de buitres leonados, característico hábitat de esta zona de la provincia.