Pasado, presente y futuro confluyen en la provincia de Segovia con un mágico e inquietante fenómeno astronómico, los eclipses, como denominador común. El advenimiento, el próximo 12 de agosto de 2026, de un acontecimiento planetario como un eclipse total con España como enclave privilegiado y casi exclusivo para disfrutarlo hace que nos retrotraigamos al pasado para recordar una histórica expedición de un grupo autóctono de valientes que quiso investigar el mismo evento pero en un año 1905 donde los medios de transporte, técnicos, condiciones de seguridad, etc., no eran equiparables a los actuales. Ese vistazo al pasado nos conduce al presente pues a través de la Diputación de Segovia se están realizando excursiones que reviven dicho momento, la segunda de ellas este sábado. Y todo ello sin perder de vista al futuro, pues lo que se avecina puede ser una especie de diáspora mundial de ‘frikis’ -en el buen sentido- de los eclipses inundando la franja del suelo español donde mejor se verá el del 12 de agosto de 2026, con Segovia como punto neurálgico.
El pasado, 1905
Juanma Moreno, historiador y académico de San Quirce, es un gran conocedor de aquella especie de aventura que ahora se conmemora y que sirve de adelanto a lo que está por venir en 2026. Según ha investigado, el germen de tal iniciativa, sus protagonistas, provienen de la Real Sociedad Económica Amigos del País local, que quería promover la educación, ciencia y cultura más allá de las clases pudientes, aprovechando además una ley de 1904 que prohibía trabajar en domingo a los obreros, por lo que se utilizó ese día para ofrecerles charlas u otras actividades. Una de ellas trató sobre el eclipse y al frente de la misma estaba el biólogo Félix Gila, quien propondría y terminaría comandando la expedición tras reclutar al grupo de expedicionarios, entre ellos su primo, el doctor Segundo Gila, y el matemático y fotógrafo Pelayo Artigas, quien contaría todas las peripecias en el diario El Defensor.
“De la crónica de Artigas me llamó la atención que le dedicó mucho tiempo a las ‘muchachas guapas’ que les acompañaron en el instante crítico del día final, todas hermanas e hijas de un propietario agrícola. Hasta acabó casándose con una de ellas. Osea, que la conoció gracias al eclipse. Destaca también que fueron pasando por los pueblos (Ayllón, Riaza…) y les iban recibiendo en todos ellos el alcalde, médicos, personajes, etc. La pena es que no hay fotos del tema científico, solo algunas de paisajes. Solo hay algún retrato de Gila, Zuloaga y alguno más”, comenta el historiador, que añade aliviado que por suerte estaba nublado porque con las gafas ahumadas que portaban se hubieran destrozado la vista.
El grupo pudo vivir y experimentar in situ los efectos colaterales de un eclipse y tomar notas. “Es como si se apagara la estufa. El sol desaparece, la temperatura cae, hay brisas y movimientos de aire, los animales y pájaros no entienden nada”, argumenta el experto.
Como puede comprobarse en los escritos antiguos y así atestigua Moreno, aquel viaje de varios días emprendido en una especie de carro y con medios muy rudimentarios nada comparables a la actualidad, tuvo cierto eco. La franja geográfica en la que se podía divisar el fenómeno astronómico era muy similar a la fijada en el de 2026 y en Burgos hubo una iniciativa parecida el mismo día con globos aerostáticos en la que participaron los Reyes de España, científicos y militares. De dicha expedición sí hay fotos, aunque como precisa el académico de Historia y Arte de San Quirce apenas se aprecian nubes.
Porque el clima era un dolor de cabeza para los expedicionarios, preocupados antes de llegar al punto culminante de Ayllón por un tiempo que no acompañaba y que podía mandarlo todo al traste. Debieron ver muy poco, algún instante entre las nubes y el sol. Sus medios estaban muy lejos de la sofisticación de los ordenadores actuales, pero tenían sus termómetros, barómetros, cámara de fotos (no llevaban mucho tiempo inventadas)… Y sobre todo, el espíritu necesario para creer en lo que hacían, sobre todo el jefe de grupo.
“He seguido mucho la historia de Félix Gila y es muy interesante. Tuvo el valor en aquella época, como biólogo y científico, de subir a la Sierra de Guadarrama con Ginés de los Ríos y otros compañeros a hacer excursiones cuando no lo hacía nadie por miedo al frío, a los ladrones, etc. Era muy metódico y hacía muchos cálculos. Creo recordar que para el eclipse tenía un margen de error de más menos seis segundos. Hoy en día sería de cero, con los medios técnicos que utilizan los científicos, pero en 1905 tiene mérito, aunque la Astronomía es una de las ciencias más antiguas”, valora Juanma Moreno.
Sin autovías ni medios de transporte confortables como los que disfrutamos hoy, tuvieron que preparar un viaje de varios días que les permitió, en una época en la que el turismo no se estilaba, disfrutar del entorno segoviano, sus pueblos, iglesias y patrimonio artístico, todo eso que en el presente adquiere más auge. De hecho, todos coinciden en la ocasión que se le presenta a nuestro país desde el punto de vista turístico.
El presente, un recuerdo
En este verano, para conmemorar lo acontecido en 1905, se han desarrollado una especie de réplicas del viaje a la caza del eclipse de nuestros antepasados. Bajo la premisa o título ‘Viajero, yo te enseñaré Segovia’, la Diputación ha querido revivir la gesta de 1905 con dos excursiones en recuerdo de los aventureros ahora que se cumplen 120 años.
La primera tuvo lugar el sábado 30 de agosto con inicio en Collado Hermoso y paradas en Arcones, Prádena y Casla, con la idea de imitar lo acontecido hace más de un siglo, revisitando lugares incluidos en la hoja de ruta marcada por los Gila y compañía y acudiendo al mirador estelar. Entre el grupo expedicionario de este 2025, el académico de San Quirce Juanma Moreno o el nieto de Félix Gila, Javier Gila.
El programa del ente provincial segoviano tuvo continuidad este sábado con una segunda ‘escapada’ que sigue las sendas de la histórica expedición, esta vez con salida en Riaza y visitas a Ayllón -punto capital para la observación-, Sepúlveda y Pedraza, de nuevo uniendo al recuerdo de este pasado científico experiencias que combinan astronomía, patrimonio y cultura de la zona.
En ambas partes en las que se dividió el viaje se usa la narración para recordar tal efeméride de forma que se recorrieran los mismos lugares, fotografiándose en los mismos sitios donde lo hicieron ellos al tiempo que se va contando lo ocurrido entonces con la información recabada en San Quirce hasta el destino final de la sierra de Ayllón, donde concluyó el viaje originario, que además repite como el mejor punto desde el que contemplar el de 2026.
Javier Figueredo, delegado especial de Prodestur y alcalde de El Espinar, califica como un éxito estas excursiones, destinadas a unas 60 plazas que se ocupan muy pronto, según explica. “No descartamos que las vayamos reviviendo hasta que llegue el eclipse de 2026 porque están siendo muy fructíferas. En la primera hicimos un avistamiento del sol en Casla para que la gente disfrute, eso sí, con los medios que hay ahora. Cuando vamos a los pueblos también nos recibe gente de la Corporación, normalmente el alcalde, como en el viaje de 1905”, señala respecto a ese otro componente turístico.
El futuro, la locura
Como esta historia no va únicamente de pasado y presente, el futuro tiene un apartado clave. Y es que en diez meses y medio puede quedar en un juego de niños cualquier invasión turística en nuestro país. El 12 de agosto se espera un eclipse total que provocará la llegada masiva de extranjeros a España, la mejor ventana abierta desde donde divisarlo, con las 20:31:38 hora local como momento álgido.
Preparar el caos es una misión harto complicada, pero conviene ir mirando cosas. Hasta existe una comisión interministerial con algún segoviano en ella para intentar evitar masificaciones como las de México en el último eclipse porque acude mucha gente que no tiene ni idea de dónde ir. Desde la Diputación de Segovia ya se trabaja, apunta Figueredo, en habilitar zonas del nordeste segoviano con señalización para que los turistas no se pierdan, aparcamientos, emplazamientos desde los que se pueda disfrutar, formación a los hoteleros, etc. “Será difícil. Solo en 40 minutos ya tenemos a siete millones de personas que a lo mejor quieren acercarse cuando sepan que desde Madrid no se podrá ver, además de los extranjeros, que ya tienen reservados los hoteles de las mejores zonas para verlo”.
Las plazas hoteleras de los mejores lugares de visualización están ocupadas a un año vista y en zonas menos privilegiadas también hay mucho movimiento de reservas, según confirma el diputado de Turismo, que en un primer momento ve una “barbaridad”, venir del extranjero para 36 segundos que durará el eclipse en su máximo esplendor o poco más de minuto y medio en el total. Después asegura entenderlo porque hay un ejército de curiosos interesados en el astroturismo, que puede ser clave para la economía local, como dice, porque ayuda en las pernoctaciones y se convierte en alternativa sólida a un turismo de claro calado gastronómico. No en vano, Segovia es la única provincia de la comunidad que las ha incrementado en lo que va de año y se ha aupado al cuarto lugar a nivel nacional. Así que hay que mirar a las estrellas.
Una avalancha de turistas en Segovia, “no nos hacemos a la idea”
El astrónomo Carlos González Aznar lleva tiempo arrancando hojas del calendario a la espera del próximo 12 de agosto de 2026, cuando todo el planeta estará pendiente de un eclipse total de sol cuyo epicentro visual será España, y dentro de nuestra geografía, con posición privilegiada para Segovia. Además, como segoviano, su interés se multiplica. “Me hace mucha ilusión poder compartirlo con mi gente. He hecho muchos viajes para ver eclipses pero en esta ocasión lo puedo ver casi desde casa”.
Carlos tiene una empresa de divulgación astronómica, ‘Astronomía Cercana’, con la que muestra los secretos del cielo a pequeños grupos o gente que se aloja en casas rurales de la provincia. Pero, como recalca, lo que le aguarda a España es otra dimensión. Sus grupos son pequeños, de no más de 30, 40 personas, cuando se cifra en cientos de miles e incluso millones los turistas extranjeros que vengan a España el próximo verano con un primer motivo que no serán nuestras playas, cultura, ciudades o gastronomía.
El astrónomo asegura que ya están ocupadas a nivel hotelero las zonas ‘VIP’ para visualizar el fenómeno dentro de la franja española y con altas tasas de ocupación en otras zonas de peor visibilidad. En 2024 acudió al de México (también apreciable desde USA y Canadá), que son países enormes, y sin embargo hubo aglomeraciones y problemas de transporte ante la avalancha de curiosos. “Internacionalmente, solo se verá en España, y todo el turismo del eclipse vendrá a esa zona española. Quien esté interesado en todo el planeta tendrá que venir aquí. Los apasionados que no se pierden uno vendrán. Además, en Europa no ha habido uno total desde 1999, entonces supongo que será una buena ocasión para los europeos de hacer un viaje low cost, en comparación a que tuvieran que cruzar el océano. Hablamos de mucha gente”, apostilla.
Describe como un reto mayúsculo la organización de un evento de tal magnitud. “Será muy difícil. Es que no nos hacemos una idea de la cantidad de gente que va a venir. Los gestores y administraciones no son conscientes pese a que ya existe una comisión de ministerios. Tendrán que lidiar con ello. Yo lo tengo más fácil porque manejo una empresita pequeña”, avisa.
Añade que habrá ingentes cantidades de extranjeros que cambien su hoja de ruta habitual de turismo de Mediterráneo, playas, etc., por descubrir otros sitios como Segovia o su entorno, por lo que ve una gran oportunidad. De hecho, ya está formando a las empresas en astroturismo, comenta, o en ofertar otras actividades a estos turistas.
En el aspecto científico, Carlos González le concede mucho valor a la expedición de 1905, ya que en ese momento era más crucial tomar datos y mediciones porque hoy en día ese trabajo tiene menos sentido. “Los ordenadores nos lo dan todo hecho, prácticamente. Un programa te lo calcula todo y casi que no hay que hacer investigación, pero en aquel momento sí fue muy relevante porque sí era una investigación”, sopesa el astrónomo antes de avanzar que fue una alerta del Observatorio Nacional, de Madrid, para que se tomaran datos y cálculos con los medios de entonces, fotografías y dibujos para luego hacer ciencia con ello. En este siglo, se hace ciencia, dice, pero a otro nivel.
“Aunque lo de 1905 podría llamarse una aventura, sí tenían un precedente antes ya que en 1900 hubo otro. En España ya se conocía ese fenómeno y tenían algo más de preparación, aunque los métodos de observación directa era con cristales ahumados y eso hoy está prohibido por el daño irreversible en los ojos. Por cinco euros te dan unas gafas que lo evitan”, continúa.
El de 2026 no será el único en poco tiempo ya que en solo varios años tendremos hasta tres, si bien el último, en 2028, es anular y no tiene la misma trascendencia, no se aprecia toda la corona solar. El del 2026 es un eclipse total donde España es el destino principal planetario y el de 2027, también en agosto, será el turno del norte de África. En nuestro país podrá verse en Ceuta, Melilla, Cádiz y Málaga. “Desde el 1999 no tenemos ninguno en Europa y ahora habrá tres seguidos”, finaliza este segoviano amante de los eclipses.
Fuente: El Adelantado de Segovia