Se cumplen ahora 65 años de la despoblación de Fuentes, y durante este verano, el ayuntamiento de Carbonero, junto al grupo de descendientes de vecinos de Fuentes, celebra varias jornadas culturales que quieren recuperar de la memoria una historia de despoblación que por desgracia amenaza con repetirse en otros pueblos de la provincia.
El 5 de julio a las 19,30 horas se realizará una representación teatralizada de la forma de vida y los oficio de Fuentes, a cago del grupo teatral Tamanka, con la colaboración de descendientes de Fuentes.
El viernes 1 de agosto se celebra otra jornada para rescatar el recuerdo. A las 20 horas se realizará una ruta por el despoblado, recordando lo que fue y a las 20,30 la Fundación Don Juan de Borbón ofrece un concierto dentro del programa “Museg al Natural”.
Por último, el sábado 27 de septiembre será una jornada de hermandad de los descendientes fuenteños, con misa, ofrenda de flores en el cementerio de Fuentes, comida de hermandad y actuaciones de folclore.
Los últimos de Fuentes
El viajero y experto en despoblación, Faustino Calderón, recogió este testimonio de los últimos vecinos de Fuentes. “Había ovejas y cerdos, que tenían buena salida por los varios mataderos que tenía Carbonero. Don Pedro, el cura, venía montado a caballo desde Bernardos a oficiar misa. El médico acudía desde Carbonero el Mayor en bicicleta y aprovechaba para traer correspondencia. Las fiestas patronales se celebraban el 15 de agosto en honor a la Asunción, y luego en octubre, por la Virgen del Rosario. A las fiestas acudía mucha gente y no faltaba una orquesta de cuatro o cinco músicos del pueblo de Coca para amenizar el baile.
Con Carbonero era mucha la relación. Allí acudían los jóvenes de Fuentes los domingos buscando cine y baile. Carbonero el Mayor fue el que absorbió la práctica totalidad de los habitantes de Fuentes. Se fueron porque en Carbonero había mejores servicios y desde allí podían seguir trabajando las tierras y atendiendo el ganado. Faustino Calderón cuenta que los hermanos Álvarez, Domingo, Luis y Pedro, fueron los últimos que aguantaron en Fuentes, y fue Pedro con su mujer los últimos en marchar a mediados de los 60.En muchos casos los propios vecinos de fuentes fueron desmantelando sus casas para extraer las mejores piedras, vigas y tejas para construir nuevas viviendas en carbonero, y del resto se encargaron los expoliadores.
El ejemplo de Fuentes amenaza como una sombra oscura la vida de muchos de los pueblos de la provincia. Pero la lucha de sus descendientes por mantener vivo el recuerdo, por cuidar y preservar sus raíces también es un ejemplo a seguir.