La Provincia de Segovia cuenta con 244 parejas de buitre negro

8 de septiembre de 2025 Valsaín

El buitre negro muestra una tendencia “claramente positiva” en Castilla y León al crecer en los últimos siete años un 59,2 por ciento, desde las 465 parejas observadas en el año 2017 a las 740 actuales que refleja el seguimiento anual de las poblaciones de buitre en la Comunidad que realiza la Consejería de Medio Ambiente para conocer el estado de conservación de la especie.

En concreto, en el caso de las zonas reproductoras, en 2024 el buitre negro contabilizó en la Comunidad unas 740 parejas, distribuidas en nueve núcleos de nidificación, compuestos por un total de 24 colonias de reproducción y 14 parejas aisladas. Geográficamente, la población reproductora de buitre negro en Castilla y León ocupa las sierras de Guadarrama, Gredos, Francia, Gata, Ávila, la Demanda, Ávila y Arribes de Duero (primer año con parejas reproductoras en la orilla salmantina).

Las colonias de reproducción más importantes, tal y como informa la Consejería de Medio Ambiente, son las de las del valle de Iruelas (Gredos Macizo Oriental, Ávila), los pinares de Valsaín (Guadarrama, Segovia) y Quilamas (sierra de Francia, Salamanca). La provincia de Ávila es la que cuenta con una mayor población en 2024, con 333 parejas. Le siguen Segovia, con 244 parejas, y Salamanca, con 147 parejas. Además, el buitre negro también nidifica en la provincia de Burgos, con 16 parejas.

Por otro lado, en el año 2024 se localizaron un total de 144 territorios de alimoche en ocho áreas control, siendo los Arribes de Duero el área control con mayor número de animales localizados (89 parejas). En las áreas control para el seguimiento anual de la población reproductora en Castilla y León, el alimoche ha variado entre las 149 parejas censadas en el año 2000 y las 154 localizadas en 2021, con un máximo poblacional de 222 parejas en el año 2008 y un mínimo registrado en el año 2020, con 147.

Para evaluar la tendencia poblacional del alimoche, se han considerado únicamente las cuatro áreas control con una serie histórica y continua de seguimiento, es decir, aquellas áreas control donde se ha realizado el seguimiento de la población reproductora más allá de los años de censos nacionales. Las áreas de control analizadas son las Hoces del río Duratón (con seguimiento continuo desde 1991), las Hoces del río Riaza (con seguimiento continuo desde 1986), el Cañón de río Lobos (con seguimiento continuo desde 1999) y Arribes del Duero. Los resultados del análisis de la tendencia poblacional muestran, entre 1986 y 2024, una evolución negativa en las cuatro áreas control.

Durante los trabajos de seguimiento de buitre leonado en las áreas control para la especie llevadas a cabo a lo largo del año 2024 en Castilla y León, se localizaron un total de 2.461 parejas reproductoras en diez áreas control, siendo las Hoces del río Duratón (805 parejas) y las Hoces del río Riaza (803) las áreas control con un mayor número de parejas reproductoras, aunque no se dispone de los datos totales de la población de Arribes del Duero.

La población de buitre leonado en las áreas control ha sufrido un aumento muy significativo en las dos últimas décadas, en concordancia con el aumento poblacional de la especie registrado en todo el territorio nacional. La población de la comunidad fue cifrada en 1.322 parejas en 1999, 1.800 parejas en 2008 y 2.345 parejas en 2018, calculado a partir de los datos del censo nacional. En el año 2019 se produciría un ligero descenso de las parejas censadas, con 2.313. En cambio, en el seguimiento anual continuado llevado a cabo desde entonces, la evolución siempre ha sido positiva: 2.443 parejas localizadas en 2020, 2.518 en 2021, 2.507 en 2022 y 2.609 parejas en 2023.

Por último, en diciembre de 2024 se confirmó el nacimiento de un pollo de quebrantahuesos en libertad en el Moncayo soriano, un hecho histórico que marca el regreso de esta emblemática ave al sistema Ibérico tras más de cien años de ausencia. Este éxito reproductor afianza al sistema Ibérico como corredor ecológico entre las distintas poblaciones, favoreciendo el intercambio genético y la expansión natural de la especie.

La Junta de Castilla y León, comprometida con la recuperación de la especie en nuestra comunidad, participa activamente en la reintroducción de la misma en Picos de Europa y en la Sierra de Gredos. Así, el pasado mes de mayo, en el marco del proyecto LIFE Pro Quebrantahuesos, coordinado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), se ha llevado a cabo la suelta de nuevos ejemplares en Gredos, cedidos por el Gobierno de Aragón, y que fueron trasladados desde el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca) hasta el parque regional Sierra de Gredos (Ávila).

El seguimiento de las poblaciones de buitre en Castilla y León se realiza a través de áreas control definidas para las especies (alimoche y buitre leonado) en cada una de las provincias de la Comunidad que son representativas del conjunto de la población y en el total de la superficie para el caso del buitre negro.

Dichas áreas control albergan algunos de los principales núcleos reproductores y representan cerca del 50 por ciento del total de parejas Castilla y León. Su seguimiento permite analizar los cambios en el área de distribución y la evolución del tamaño poblacional a una escala de trabajo asumible anualmente ya que, debido al amplia área de distribución de la especie y el elevado tamaño de la población reproductora, no puede realizarse un censo completo de todas las parejas reproductoras con una frecuencia anual.

Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones reproductoras en Castilla y León, y contribuye a revelar la importancia que tienen los diferentes espacios naturales (parques nacionales, parques naturales, reservas naturales, paisajes protegidos, monumentos naturales y ZEPA) de la Comunidad para la reproducción de estas aves carroñeras.

El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves, a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica, es decir, con recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones reproductoras y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.

Por último, este tipo de datos son necesarios para informar acerca del cumplimiento por parte de España de compromisos internacionales, tales como la Directiva de Aves, al tiempo que permite disponer de información aplicable a los compromisos estatales de seguimiento de especies amenazadas y nutrir de información al Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.

Fuente: El Adelantado de Segovia

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