El enigma que esconde un pueblo de Segovia

El enigma que esconde un pueblo de Segovia

El enigma que esconde un pueblo de Segovia es de las cosas más raras que se pueden ver en la mágica provincia segoviana. A tener en cuenta también que se encuentra en uno de Los Pueblos Más Bonitos de España.

La sorpresa que se llevan los turistas es mayúscula cuando descubren que en la pequeña localidad de Maderuelo hay una momia.

Pues sí, la iglesia de Maderuelo alberga en una de sus naves, una momia de lo que parece ser una niña bien vestida. Alrededor de ésta, son varias las leyendas que tratan de poner historia y nombre a la momia de Maderuelo.

Mientras unos dicen que la niña murió cuando su padre se encontraba de viaje para visitar al Rey, otros señalan que la niña murió de peste y su padre hizo vestirla con sus mejores galas. La verdad es un auténtico misterio.

Además, tampoco se conoce su nombre. Aunque algunos, por diferentes textos encontrados, afirman que se trataba de una niña llamada María.

Tradición
La tradición manda poner sus manos sobre ella, y así lo hacen los turistas que acuden hasta el pueblo de Maderuelo Entran en la iglesia, se acercan hasta la nave donde se localiza la momia y ponen sus manos, con distancia claro, sobre ella.

Así, según cuenta la leyenda, que la momia ha sobrevivido tanto tiempo en ‘buenas’ condiciones que esconde mucha energía positiva y que se traspasa hasta los que a ella se aproximan.

Sea cual sea su origen, su nombre, significado y leyendas que encierra, de lo que nadie duda es de que la momia de Maderuelo es una de las cosas más raras que puedes ver en la provincia de Segovia.

Maderuelo
Maderuelo fue repoblado originalmente tras la conquista cristiana por el conde Fernán González en el siglo X. En el siglo XII contaba con diez parroquias y se convirtió en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra de la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo.​

La localidad entró en decadencia, sin embargo, a finales del siglo XIII y sobre todo en el XIV, perdiendo parte de su población, que partió a repoblar el sur de la península.​

Durante la dictadura, la construcción del embalse de Linares supuso que el antiguo término municipal de Linares del Arroyo quedara repartido entre los municipios de Maderuelo y Montejo de la Vega de la Serrezuela, mientras que su población fue trasladada a La Vid en la provincia de Burgos.

¿Qué ver en Maderuelo?
La muralla
Maderuelo conserva buena parte de los lienzos y el «Arco de la Villa». Tenía cuatro puertas y el castillo integrado en el extremo oriental; la población tuvo de ocho a diez parroquias y llegó a constituir arrabales, que se despoblaron en el s. XIV. De estos signos aparentes de prosperidad religiosa se conserva la parroquia de Santa María y las ermitas de San Miguel, Veracruz y Castroboda.

La estructura del caserío es irregular, con predominio de estrechas y alargadas manzanas adosadas a la muralla y su relleno parcelario con tamaños y formas diversas que parecen proceder de alteraciones sucesivas.

Arco de la Villa
Entrada emblemática que protege el acceso suroeste. Aún conserva los cerrojos, la poterna y unas gruesas puertas de madera acorazada, con adornos y policromía, blindaje del s. XV. Hasta principios del s. XX disponía de foso y puente.

Plaza de San Miguel
Pequeña plaza triangular que sirve de bifurcación. Una escalinata se abre para subir al patio o atrio elevado de la ermita. Los altos edificios que la circundan conservan la atmósfera medieval, destacando dos portadas románicas y una gótica con escudo de estilo rococó.

Iglesia-Palacio de San Miguel
Conjunto formado por la antigua parroquia del s. XII sin culto, y una vivienda adosada, hoy privada. Sus muros formaron parte del conjunto defensivo oeste y ha sufrido profundas remodelaciones. En el s. XV se adosó una segunda nave rectangular, rematada con una pequeña espadaña.


Puerta del Barrio y Casa-Torre del Hospital
Conjunto defensivo que protege el único acceso desde la muralla de la umbría, al que asciende el camino desde el valle del arroyo Moralejos. Es una entrada abovedada enmarcada entre dos sólidos arcos de medio punto, a los que se adosa una casa que fue un antiguo torreón. Posteriormente, se utilizó como hospital o albergue de peregrinos y necesitados. Se denomina Puerta del Barrio por ubicarse próxima a la Judería o Barrio Judío.


Arcacel y Barbacana
Mirador espectacular que se extiende bajo el atrio porticado de la iglesia de Santa María. Aunque sirvió de osario de la parroquia hasta épocas recientes, es un misterio su función defensiva, sobre todo en la época de dominio musulmán.


Plaza de Santa María
Rectángulo que ocupa la parte central del cerro, bajo la imponente mole de la iglesia de Santa María. Dispone de dos accesos por el oeste y dos por el este, que cruzan bajo sendos arcos que se adosan a la gran espadaña, construida según traza de Manuel Díaz Gamones en el último tercio del s. XVIII y testigo centenario de innumerables juegos de pelota mano.

Iglesia de Santa María del Castillo
Iglesia mudéjar que destaca por su tamaño, ya que se trataba de la iglesia arciprestal, conservando manifestaciones de distintos estilos, siendo el único templo segoviano con restos de estilo califal.

Sorprende la altura de la nave principal, rematada por un ábside semicircular y una elegante techumbre de madera, así como las bóvedas y ventanas mudéjares en ladrillo de las capillas laterales.

Torreón del Castillo
Es uno de los últimos vestigios del castillo que protegía el acceso norte y fue habitado por los condes de San Esteban. Sufrió los despiadados efectos de numerosos rayos que han derribado parte de sus muros. Aún se aprecian la disposición cuadrada de este baluarte, en cuyo subsuelo existe un aljibe.

Ermita de la Veracruz
Nacida como parroquia quedó “reducida a mera ermita en la que se oficiaba misa todas las fiestas de la Cruz y de Apóstol” afirmaba Don Bartolomé de Alba en el s. XVIII en una visita pastoral. Declarada Monumento Nacional en 1924, esta sencilla ermita templaria sorprendió al mundo por albergar uno de los mejores conjuntos de frescos románicos castellanos. En 1950 la construcción del embalse dio lugar a su expropiación y obligó a trasladar los frescos al Museo del Prado, quedando unas débiles improntas en los muros, apreciadas como un tesoro por los vecinos.

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Fuente: Segoviaudaz.es