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Aquellas personas que en 2011 comenzaron a conocer y realizar el Camino de San Frutos de la mano de la Diputación de Segovia, la Junta de Castilla y León y El Adelantado de Segovia, tienen el próximo 23 de abril una nueva cita convocada desde el organismo de Turismo de la institución provincial, que desde hace más de una década viene promocionando y difundiendo el conocimiento de estas rutas entre los segovianos.

 Por ello, con el objetivo de completar la cuarta etapa de la ruta por la vertiente sur, que con trece kilómetros de recorrido discurre entre La Matilla y Villar de Sobrepeña, atravesando Valdesaz y Consuegra de Murera, Prodestur ha organizado una salida para la que existe un número de plazas limitadas. La inscripción, de tres euros por persona, se podrá realizar a partir del lunes, 17 de abril, tanto de manera presencial en la oficina de Prodestur, ubicada en la Casa del Sello en la calle San Francisco, como vía online, y en ella estará incluida la plaza en el autobús que transportará a los participantes desde la Vía Roma hasta el punto de partida de la ruta.

 Con tres horas aproximadas de duración, esta cuarta etapa del recorrido por la vertiente sur, que de nuevo estará guiada por profesionales de una de las empresas de turismo activo de la provincia, supone la novena salida organizada por la Diputación para dar a conocer el Camino de San Frutos, después de que en octubre de 2019 los caminantes terminasen de completar en la ermita del Santo las cinco etapas de la ruta por la vertiente norte y de que durante estos cuatro últimos años se hayan realizado las tres primeras etapas de la ruta sur.

  Por medio de esta iniciativa, la institución provincial pretende seguir poniendo en valor y conocimiento algunos de los parajes naturales más bellos y desconocidos de pueblos segovianos como Santo Domingo de Pirón, Tenzuela, Caballar, Sebúlcor o Torre Val de San Pedro, entre muchos otros, al mismo tiempo que promociona el turismo de senderismo, de observación de la naturaleza o el turismo religioso y monumental. Del mismo modo, impulsando la realización de todas las etapas del Camino, Prodestur da a conocer la ermita de San Frutos, una construcción románica del siglo XII, edificada en plenas hoces del Río Duratón, uno de los enclaves naturales más importantes de la provincia, y construida sobre otra visigótica del siglo VII en la que el patrón de Segovia y sus dos hermanos, San Valentín y Santa Engracia, se dedicaron a la vida contemplativa.

 

 Los participantes que llevan a cabo estas etapas disponen de una credencial sobre la que pueden ir completando las casillas de cada ruta, gracias a los sellos de los que dispone cada localidad por la que transcurre el Camino, con el fin de conseguir la ‘Pajarera’, el diploma que acredita la realización completa del mismo.

 

Tanto la información de estas rutas como la de la etapa organizada para el próximo día 23 está disponible en la web www.segoviaturismo.es y en el teléfono 921 466 070 en horario de lunes a viernes de 8:00 a 14:00 horas.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

La Villa de Cuéllar 

Declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1994, en sus calles y plazas encontramos un rico patrimonio monumental, entre la que destaca la más numerosa representación de arquitectura mudéjar de Castilla y León. 

Su glorioso pasado ha dejado como legado un patrimonio monumental en el que destaca el majestuoso Castillo de los Duques de Alburquerque que, además de Instituto de Educación Secundaria alberga el Archivo Ducal de la Casa de Alburquerque, uno de los archivos nobiliarios más importantes de España. Nadie diría que un castillo sirve como Centro de Educación Secundaria.

También es destacable el recinto amurallado. Con una longitud aproximada de dos kilómetros, la complejidad y variedad de sus puertas lo convierten en un bien patrimonial de máxima importancia. 

La arquitectura mudéjar es otro de los activos turísticos más importantes de la villa. Con la mayor concentración de edificios de los siglos XII y XIII en la comunidad de Castilla y León está representado en el Torreón de la Memoria del castillo, en las iglesias de San Martín, San Andrés, San Esteban, San Miguel, la Trinidad, Santa María de la Cuesta, El Salvador, en el ábside de la iglesia de Santiago, en la Torre de Santa Marina y las puertas de San Basilio y San Andrés. 

Enclaves como Las Lomas donde además de una increíble panorámica de la villa se puede admirar el «Mar de Pinares», uno de los montes de pino resinero más grandes de España; la Senda de los Pescadores, una ruta de aproximadamente siete kilómetros por la cuenca del río Cega y entre una frondosa vegetación y el Humedal El Espadañal, lugar de concentración de numerosas aves migratorias durante los fríos meses del invierno hacen de Cuéllar un destino atractivo para los amantes de la naturaleza. 

No podemos acabar este repaso por los encantos de Cuéllar sin hablar de su gastronomía. Productos de máxima calidad y de temporada como las setas que crecen en sus pinares, las verduras, los piñones, las hortalizas y las carnes son los ingredientes que en manos de los cocineros dan como resultado deliciosos platos. 

Cocina tradicional castellana y en algunos casos con toques de modernidad que invita a disfrutar de elaboraciones como el cordero lechal asado, quizá su plato más reconocido, el cochinillo de Segovia, el cocido castellano o los guisos de temporada, siempre regadas con los deliciosos vinos que las bodegas cuellaranas elaboran. 

También las elaboraciones de los obradores cuellaranos son exquisitas. Las «Delicias de Cuéllar», dulce típico de la villa, compuesto por dos tapas de pasta de piñones con un relleno de crema de achicoria y piñones que por su forma se asemeja a un ladrillo mudéjar; el ponche segoviano, los borrachos, las ciegas, las juanitas, las pastas, las rosquillas, las magdalenas o las mantecadas son la perdición de los más golosos. 

 

Sobre Cuéllar

(Cuéllar-Segovia-Castilla y León [España]), se encuentra a medio camino entre las ciudades de Segovia y Valladolid, y a dos horas de Madrid, la capital de España, sobre una llanura atravesada de naciente a poniente por el río Cega y en la comarca natural Tierra de Pinares, se encuentra la segoviana villa medieval de Cuéllar.

Conjunto Histórico Artístico, en el que destaca la arquitectura mudéjar, el impresionante castillo de los Duques de Alburquerque sirve de modelo para la estampa más reconocida de la villa y sus empinadas calles invitan a ser paseadas con sosiego, visitando los espacios gastronómicos que nos encontramos a cada paso.

Cuna de reyes, sede de Cortés Castellanas, escenario de ilustres novelas y proveedor durante siglos de excelentes lanas con que confeccionar los más afamados paños flamencos, recorrer el casco histórico cuellarano nos invita a dejar volar nuestra imaginación hasta llegar a aquellos días en que las tres culturas, cristiana, judía y musulmana, convivían en paz y armonía. 

Destacables son también sus Encierros, declarados de Interés Turístico Internacional y considerados los más antiguos de España, su gastronomía o sus vinos. 

 

Un poco de historia

Para conocer los orígenes de Cuéllar, hay que retroceder hasta la Edad de Bronce, época de la que ha aparecido un poblado en el paraje del “Barco de los Habares” y algunos fragmentos de cerámica campaniforme en el recinto del antiguo Estudio de Gramática.

Ya en la Edad de Hierro, desde el siglo VIII a.C. existió un amplio poblado en las cercanías del castillo, con una necrópolis que estaba en la zona de las Erijuelas de San Andrés. En ella se han encontrado restos de cerámica hecha a mano, utensilios de hierro y urnas cinerarias.

Según algunos historiadores, Cuéllar se corresponde con la Colenda romana en un territorio conquistado por el General Tito 

Didio, quien la asedió y asaltó, vendiendo a sus habitantes como esclavos.

Hay estudiosos que sostienen que su origen es prerromano y sobre ella se produjo la conquista. Lo que sí parece seguro es que el nombre de Cuéllar deriva del latín “collis”, que significa colina y que genera el topónimo “lugar de colinas”.

El hecho es que el asentamiento romano no dejó muchos vestigios, encontrándose de nuevo noticias de la villa hacia el siglo X d.C. en relación con la acción repobladora de los condes de Monzón; según fuentes musulmanas fue arrasada por el caudillo árabe Almanzor.

 

El Castillo de los Duques de Alburquerque

Este edificio aparece documentado en 1306 y se conoce como el castillo de los Duques de Alburquerque, declarado Monumento Artístico Nacional en 1931.

Beltrán de la Cueva, primer Duque de Alburquerque, fue nombrado señor de Cuéllar por Enrique IV en 1464.

Sobre una edificación primitiva se construyó una fortaleza rectangular en estilo gótico con torreones en sus ángulos. En la fachada sur se levanta una galería renacentista sostenida por ménsulas y bajo ella, se abre un balcón que pertenecía al comedor y un ventanal de la sala de recepciones.

La fachada norte alberga la puerta principal con el escudo de Castilla y León con el lema de Enrique IV “agridulce es reinar”, el de los Cueva y el de la primera esposa de Beltrán, D» Mencía de Mendoza.

En su interior se levanta el palacio, que fue construido posteriormente, en torno a un patio central de columnas sobre el que cabalga una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI. A esta galería se abren los salones con techumbres de artesonados de estuco y vigas talladas.

Otras dependencias son la bodega, la armería, la zona de servicio y las habitaciones nobles, desde donde se podía acceder a una pequeña capilla gótica. Posteriormente se levantó otra capilla en la huerta, frente al arco principal.

A lo largo de su historia, la fortificación ha tenido diferentes usos. Así, fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo el saqueo de las tropas napoleónicas.

Es seguro que entre estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuéllar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar”, se cree que la única que no escribió en verso.

Durante la dictadura fue primero prisión política, cárcel común y sanatorio para enfermos tuberculosos.

En la actualidad, los Duques han cedido su uso al Ministerio de Educación, que ha instalado el centro de Enseñanza Secundaria “Duque de Alburquerque”.

Es en suma un castillo que encierra la realidad de muchos castillos construidos a lo largo de diferentes épocas, desplegando estilos arquitectónicos diversos y revelando funciones sociales igualmente dispares que se han modificado substancialmente con el tiempo.

Representación teatral sobre la historia del castillo. A través de una visita guiada, se asiste a un espectáculo que escenifica algunos de los aspectos más representativos de su historia.

El Castillo de Cuéllar fue declarado junto a las murallas, Monumento Artístico Nacional en 1931.

Se sitúa en la parte más alta de la villa, muy cerca de la carretera de Valladolid.

El edificio aparece documentado ya en el año1306. Siendo rey Enrique IV, cedió la villa de Cuéllar y el castillo a Beltrán de la Cueva, Duque de Alburquerque, en 1464. Por ello, también es conocido como el palacio de los Duques de Alburquerque.

Bajo el torreón sureste se encuentra la parte más antigua de la fortaleza originaria, que podría datarse en torno al siglo XII.

Tiene planta rectangular con cuatro torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. En el interior se abre un patio de columnas que sostienen una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, al que se abren los diferentes salones decorados con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.

 

Murallas

El Conjunto Amurallado de Cuéllar es uno de los más importantes de Castilla y León. Está formado por dos recintos, uno superior, más fortificado, y uno inferior, más urbano, ambos con contramuralla. La complejidad y variedad de sus puertas lo convierten en un bien patrimonial de la máxima importancia con una longitud aproximada de 2.000 m.

A pesar de que el primer objetivo de una muralla era militar y defensivo, tenía otras importantes funciones como la de recaudación de impuestos (derecho de portazgo), protección contra enfermedades, control de mercancías o derechos de justicia. Todo esto la convertía en el símbolo de poder más importante durante la Edad Media en la comarca donde se encontraba. Por lo tanto, el derecho de construir una muralla era un privilegio que era concedido como “derecho de almenaje”.

Las Murallas, como elemento defensivo, se construían estratégicamente, a ser posible en los lugares más inexpugnables: puntos más altos de un territorio o lugares protegidos por grandes pendientes o cauces de ríos.

Su construcción se puede fechar a partir de la segunda y definitiva repoblación de Cuéllar por Alfonso VI en 1085, aunque no están documentadas hasta 1264. Se terminan de construir y reforman durante los siglos XII al XVI, destacando las obras llevadas a cabo por el II Duque de Alburquerque hacia el año 1500.

Declaradas Monumento Histórico Artístico en 1931, las murallas de Cuéllar ocupan gran parte del Conjunto Histórico de la Villa.

Su ubicación en la parte más alta del municipio le proporciona una situación privilegiada para la vigilancia y la defensa, destacando sobre el conjunto el Castillo – Palacio de los Duques de Alburquerque, principio y fin de las mismas.

Pero, a parte de su valor histórico, artístico y monumental, las murallas de Cuéllar son un magnífico mirador para contemplar una villa llena de historia enmarcada en un mar de pinares.

Pasea por su muro, por donde siglos atrás los soldados medievales hacían el paso de ronda; déjate transportar a una época crítica de la historia de España, deja que las murallas redescubran sus escudos, saeteras, almenas, merlones y rastrillos, sus secretos y los de Cuéllar.

Las murallas son visitables de forma libre. Hay dos tramos rehabilitados que se encuentran junto al castillo, uno de ellos es gratuito. El segundo tramo, que es más largo tiene un coste de 1,50€, para acceder hay que comprar una ficha en la oficina de turismo.

 

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Fuente: patrimonioactual.com

 

 

 

Los montes de Valsaín, enclavados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, son un rincón fantástico para disfrutar de la naturaleza más pura. Se han protegido desde mucho antes de que se establecieran conceptos y preocupaciones que han llevado a la creación de reservas naturales. Además, es un lugar histórico donde los reyes de siglos pasados disfrutaban de su tiempo libre, sus actividades reales y los mismos paseos que hoy se pueden recorrer.

Un poco de historia de los montes de Valsaín

La historia se remonta en el tiempo, pues desde la Edad Media estos montes han sido atractivos y relevantes. También ha sido fuente de conflictos por la explotación de sus tierras. Enrique III y Enrique IV de Castilla se reservaron el derecho a cazar en el lugar, y Carlos V y Felipe II siguieron este ejemplo. En general, todo el término municipal al que pertenecen los montes, el Real Sitio de San Ildefonso, ha sido morada de reyes, como bien indica su nombre.

Con respecto a estos montes, es curioso señalar que puede llegar a considerarse el primer espacio natural protegido de la historia de España, al menos conocido. Y es que en un momento en que no se había implantado ningún tipo de conciencia ecológica, en 1541, se prohibió la caza, la pesca y la corta de acebos, robles y fresnos.

Aunque hoy en día pertenece al Organismo Autónomo Parques Nacionales, antaño perteneció a la realeza. En 1761, Carlos III compró los montes a la Ciudad y Tierra de Segovia, pasando así a formar parte del patrimonio de la Corona. Este carácter real puede percibirse en uno de sus rincones más visitados: la Silla del Rey. Se trata de una piedra tallada por orden de Francisco de Asís de Borbón, esposo de Isabel II. Desde su posición, todavía hoy, se obtiene una magnífica panorámica del Real Sitio y la naturaleza que lo rodea. Pero esto ya forma parte del siguiente punto: los lugares que deben visitarse.

 

Las claves de los montes de Valsaín

 

Los montes de Valsaín están encuadrados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Ocupan una superficie de 10.672 hectáreas, logrando un buen equilibrio entre la sostenibilidad, la conservación de la zona y el aprovechamiento de los recursos naturales de la misma. La vegetación es de una variedad enorme: desde el pino al roble, pasando por encinas, tejos, acebos o chopos. Es también una buena zona para encontrar los deseados níscalos que habitan los pinares segovianos.

Estos montes tienen dos zonas señalizadas: el Monte Pinar, el más grande, y el Monte Matas. Fueron declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO, están incluidos en la Red Natura de espacios protegidos de Europa y cuentan también con la concesión de Zona de Especial Protección para las Aves. Tiene tantos títulos como un monarca y no es para menos. Los montes de Valsaín son sinónimo de naturaleza.

Así que en ellos se puede descubrir enclaves tan fantásticos como la llamada Boca del Asno. Este área recreativa se encuentra junto al río Eresma, que también atraviesa la propia ciudad de Segovia. Merece la pena conocer cada una de las rutas de senderismo que circulan en torno a éste, con el espectacular y claro sonido de la corriente acompañando prácticamente cada paso. Los pulmones se llenan de aire puro, fresco, esa clase de aire que solo se respira en los pinares.

Además de la Boca del Asno y de la mencionada Silla del Rey, en los montes de Valsaín se encuentran espacios tan curiosos como la cueva del Monje. Repleta de leyendas relacionadas con su origen, que incluyen desde templarios a mitología relacionada con la naturaleza, este lugar y el trayecto hasta el mismo ofrece también unas vistas espectaculares de la sierra de Guadarrama. También el cerro del Puerco, un búnker que data de la Guerra Civil, merece una visita, así como las ruinas del palacio de Valsaín, que devuelven al visitante la sensación de estar pisando un lugar con mucha historia.

En general, cualquier ruta de senderismo supone una buena elección. Desde la que conduce a la espectacular cascada de la Chorranca hasta la que lleva a la cascada de Chorro Grande. Todas merecen la pena.

Rincones cercanos a los montes de Valsaín

Por su proximidad y su enorme valor, no hay que marcharse de la zona sin visitar el Real Sitio de San Ildefonso, más conocido como La Granja. La historia de este municipio está completamente ligada al palacio real que la ocupa, con su impresionante edificio y sus no menos impresionantes jardines. Se ha comparado en numerosas ocasiones este conjunto con Versalles. También es una buena oportunidad para visitar el palacio real de Riofrío, rodeado por más de 600 hectáreas de bosque de enorme biodiversidad.

 

Porque son naturaleza pura, por eso es nuestro Rincón del Finde

Los montes de Valsaín, en Segovia, son un rincón perfecto para descubrir en un fin de semana, que será uno compuesto de paseos en una naturaleza pura que se ha cuidado desde hace mucho tiempo. Además de los numerosos hitos concretos que pueden visitarse, algunos históricos y otros puramente turísticos, estos montes son el lugar ideal para simplemente dejarse llevar. Pocas cosas sientan mejor que pasear sin rumbo fijo, disfrutando y nada más.

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

 

Tras varios años de parón a causa de la pandemia, los vikingos vuelven al municipio de El Espinar en uno de los eventos de recreación histórica de las incursiones vikingas en la Península Ibérica. Esta jornada cargada de exhibiciones, que tendrá lugar desde mañana viernes 14 hasta el domingo 16 de abril, está organizada por el Ayuntamiento de El Espinar en colaboración con la Diputación de Segovia, a través de su organismo autónomo de Turismo, Prodestur. 

La diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez y el alcalde de El Espinar, Javier Figueredo han presentado esta mañana el programa completo de actividades en el Patio de Columnas del Palacio Provincial, donde representantes de la asociación han realizado una pequeña exhibición de lo que se vivirá este fin de semana en el municipio. Tal y como ha señalado la diputada, “este evento supone un gran atractivo para los amantes de la historia que podrán disfrutar de unas jornadas llenas de actividades como talleres, conciertos e incluso torneos que pretenden acercar a los participantes el modo de vida de los vikingos en aquel momento”.

De esta manera, el viernes 14 de abril comenzarán las actividades con una recepción en la Plaza de la Constitución que continuará con un desfile hacia la zona del Pinarillo, donde tendrá lugar la plantación del bosque vikingo con cuentacuentos de leyendas nórdicas. El sábado acaparará el grueso de los actos organizados, y ya a primera hora tendrá lugar un juego de escape familiar y, para los que prefieran conocer más sobre los textiles y tintes de la época, Nieves Rico impartirá una charla en la zona de campamento. En el escenario se podrá asistir a la conferencia ‘La mujer hispana de la Era Vikinga’ y, antes de que comience la charla sobre la esgrima con panoplia hispana, el caballero y su caballo, a cargo de Pelayo Mejido Díaz, instructor de la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua, tendrá lugar un torneo de combate individual.

Los talleres tendrán un gran protagonismo dentro de un programa en el que los niños serán protagonistas con talleres de esgrima con espadas de foam y el de ojos de dragón, además del gastronómico que permitirá degustar de la cocina vikinga a cargo de Nobiscum Deus. En cuanto a conciertos, el primero correrá a cargo del grupo folk Renäcer y a continuación Francisco Linares impartirá una charla sobre la panoplia vikinga. Para conocer más sobre las mujeres vikingas, Laia San José ofrecerá una conferencia sobre todos los modos de vida que tenían las mujeres en aquella época.

“El objetivo de estas jornadas es dar a conocer la forma de vida de los vikingos y los habitantes de la Península entre los siglos IX y XI y para ello los visitantes podrán asistir a la representación de una boda vikinga y la gran batalla teatralizada entre hispanos y vikingos”, ha destacado Javier Figueredo. El broche final de la jornada será el nombramiento de vikingo de honor y el concierto de La llave de Yggdrasil. 

El domingo, los visitantes podrán disfrutar de una exhibición de cetrería a primera hora y a media mañana, el escenario acogerá la conferencia sobre la evolución de las armas a cargo de Pelayo Mejido. Más tarde, tendrá lugar el torneo combate del puente y para los más pequeños un taller para realizar monederos con la temática de las jornadas. Sobre el escenario, a las 13,15 horas, tendrá lugar una entrega de premios que dará fin a las actividades programadas. 

Para evitar aglomeraciones, los talleres familiares tendrán inscripciones limitadas que deberán realizarse a través del correo electrónico:  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Historia y arte rebosan caudalosas por las calles de Fuentidueña. Tanto es así, que parece no poder abarcarlas. El municipio segoviano de noble pasado, especialmente en la Edad Media, ahora cuenta con poca más de 100 habitantes que deben encararse a un oneroso pero brillante legado monumental.

Y es que su perfil no engaña. No hace falta adentrarse en sus calles para caer en el valor de lo que enseña. Ya acercándote desde la carretera verás un pueblo despuntar sobre la ladera de una colina. En lo más alto, los restos de un castillo coronan la villa, acompañado de varias iglesias y una muralla, mientras palacios, casas y diminutas bodegas descienden paulatinamente hasta un río Duratón atravesado por un bonito puente medieval.

 

El pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, cuenta con una gran cantidad de iglesias románicas que atestiguan la importancia que tuvo durante los siglos XII y XIII, cuando se convirtió en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra.

 

De todos sus templos, destaca por su magnífica silueta románica la iglesia de San Miguel Arcángel, rematada con una bella galería porticada exterior. Una construcción de esas que cuesta dejar de mirar, y cuyo buen estado actual se pagó a costa de la vecina iglesia de San Martín. Fue a mediados del siglo XX cuando su ábside románico fue cedido al gobierno de Estados Unidos a cambio de dinero para reparar el templo de San Miguel, que en esa época acusaba graves deficiencias. Además, en el intercambio también se obtuvieron seis pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria), que actualmente descansan en el Museo del Prado.

 

Ahora, el viejo cuerpo de la iglesia de San Martín yace dividido por un océano, uno en el Museo de los Claustros de Nueva York, donde se reconstruyó su ábside, y el otro de piedras desordenadas en Fuentidueña y rodeado por una Necrópolis con doscientas sepulturas antropomorfas talladas en la roca.

La otra iglesia románica es la del Arrabal o de Santa María la Mayor, situada en la parte más baja del casco urbano junto al puente medieval. Recientemente restaurada, es la más antigua de todas, pues estaría edificada sobre otra construcción previa de origen visigodo.

 

Historia convertida en ruina

Una de las  realidades más palpables en un paseo por las calles de Fuentidueña es ver cómo el pasado se come al presente. Especialmente en la zona más alta del pueblo donde se erigen el castillo, la iglesia de San Martín y parte de las murallas. El caserío, que en origen localizó su fuerte en esta zona, se ha ido desplazando a lo largo de los siglos hacia la ribera, en un proceso que se ha acelerado en las últimas décadas.

Esto, añadido a la pérdida notable de habitantes, ha desembocado en una historia convertida en ruina. Una sensación que invade con fuerza cuando cruzas la puerta sur de la muralla, la de Alfonso VIII, sin importar el sentido. A un lado te enfrentarás con la mordida y solitaria iglesia de San Martín, y en el otro, solo sembrados que se extienden a los lados de un camino sin asfaltar. No obstante, es esta cara de la muralla la que mejor se ha conservado, seguramente debido a que el abandono de toda esta zona impidió su destrucción o reconversión en otras edificaciones más modernas.

Y todo, sin olvidar el castillo, construido en piedra entre los siglos XII y XIII y visitado por reyes como Alfonso VIII o Alfonso X “el sabio”. De sus dependencias, en la actualidad, solo quedan algunos muros y todo su perímetro está vallado al ser propiedad privada. Muy cerca y también en estado ruinoso se encuentra el Hospital de la Magdalena, que históricamente atendía a pobres y enfermos de la localidad y su alfoz.

Del resto de su patrimonio, destaca “El Palacio”, un gran edificio del siglo XV con remates renacentistas, y los demás restos de la muralla, como son las otras dos puertas que tuvo la localidad: la Puerta del Palacio, que fue la entrada principal de la villa, y la de La Calzada, que daba acceso al recinto amurallado desde el arrabal.

 

La pequeña “Hobbiton” medieval

Puede que para los castellanoleoneses una bodega excavada en la roca sea algo normal, propia de nuestra arquitectura popular más arraigada. Pero para ojos foráneos (y frikis), es posible que el barrio de la bodegas de Fuentidueña les recuerde a las casitas donde vivían los hobbits de la saga de “El Señor de los Anillos”. Pero con la diferencia de que no sirven de residencia, sino para la elaboración del vino y su posterior maduración y almacenaje en un lugar fresco.

 

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Fuente: Máscastillayleon.com

 

“Ayllón es de lo más hermoso que puede verse”, escribió en 1909 el pintor Ignacio Zuloaga, divulgador internacional de los paisajes y tipos de Castilla. Este pueblo segoviano, situado cerca del puerto de Somosierra y de la Cañada Real, fue un lugar que atrajo a numerosos personajes históricos, cuyo recuerdo puede rememorarse en sus bellas calles. Son varios los monumentos que ver en Ayllón, que funcionan además como un repaso a la historia.

 

Un poco de historia de Ayllón

Situado en un lugar de paso para los ganados trashumantes y las comunicaciones norte-sur, su cerro fue fortificado por el pueblo celtibérico de los vacceos, que le dio el nombre de Trabasosona. Posteriormente, los romanos lo llamaron Holón o Halón. Derivaría en Agerholón hasta transformarse en Ayllón.

A diferencia de las cercanas Burgo de Osma y Maderuelo, fortalezas cedidas por los musulmanes al conde Sancho García hacia el año 1010, Ayllón permaneció como avanzadilla mora al norte del Sistema Central hasta 1085. En este momento fue conquistada por los cristianos. En los siglos XII y XIII fue escenario de numerosos enfrentamientos nobiliarios, siendo conquistada en varias ocasiones. Solo alcanzó una cierta estabilidad cuando tuvo como señoras a reinas y princesas, como Doña Berenguela y Doña Violante.

En 1295 nació la leyenda de “El Milagro de las Cruces”. En esa fecha habían señalado los judíos la venida del Mesías, así que cristianos y judíos salieron en procesión hacia el convento de San Francisco, uno de los lugares destacados que ver en Ayllón. Pero el pronóstico judío no se cumplió y eso se interpretó como un triunfo de la Santa Cruz, algo que se venera en la fiesta y romería que lleva dicho nombre.

La riqueza de Ayllón se debe a que era el principal lugar de paso de la trashumancia de ganado merino entre Segovia y Soria. La Mesta, la asamblea de ganaderos, se reunía cada año, en primavera, al norte de la localidad. Por toda la ladera norte de la sierra había numerosas instalaciones de esquileo y lavado de la lana, desde donde se exportaba a los telares segovianos y al extranjero.

Por su proximidad al estratégico puerto de Somosierra, en 1808, la villa fue ocupada por tropas francesas. Sus malas relaciones con la población se tradujeron en todas clase de destrozos del patrimonio. En el pueblo se recuerda que quemaron el retablo de la iglesia de Santa María la Mayor, que ni siquiera habían acabado de dar forma.

A comienzos del siglo XX fue redescubierta por el pintor Ignacio Zuloaga que llevó allí a su amigo Gregorio Marañón. Del 16 al 23 de diciembre de 1931, Ayllón se convirtió en anfitriona de una de las primeras Misiones Pedagógicas, una iniciativa del gobierno de la Segunda República para llevar la cultura a los habitantes del medio rural.

 

Lugar de reyes y nobles

Su fortaleza acogió a numerosos reyes durante la Edad Media: Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando IV el Emplazado, Pedro I o Enrique II. Acudían a descansar y a cazar en los grandes bosques de la zona. El 16 de julio de 1411, Fernando de Antequera, señor de Ayllón antes que rey de Aragón, invitó allí a la reina de Castilla, Catalina de Lancaster, y su hijo Juan II. Poco después llegó el futuro santo Vicente Ferrer. Por su influencia, la reina otorgó allí las llamadas “Leyes de Ayllón”. De esta manera, se restringían los derechos civiles de mudéjares y judíos, con el objetivo de inducirles a convertirse al cristianismo.

 
El señorío de Ayllón pasaría en 1420 al gran caballero don Álvaro de Luna. Era su premio por haber conseguido liberar en Tordesillas al rey Juan II. El nuevo señor fortificó la villa, dejando su impronta en diversos edificios. Allí se refugió en sus destierros. Ayllón atrajo al rey Juan II y a muchos magnates en los tiempos en que acaparó todo el poder del reino. A mediados del siglo XIX fue también parada de descanso de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo. Su hermana tenía allí la llamada “Casa de las Doncellas”.
 

Qué ver en Ayllón

Una ruta por los lugares que ver en Ayllón comienza en la carretera, pues el puente de la Villa sobre el río Aguisejo, construido por la Comunidad de Villa y Tierra en 1661, es uno de los atractivos de la villa. Se reconstruyó en 1782 bajo el reinado de Carlos III.

En 1876 el alcalde decidió derruir las puertas de Languilla y de San Juan para facilitar el acceso de carruajes grandes al casco urbano. Hoy puede verse una tercera, denominada “el Arco”, que da acceso al antiguo recinto amurallado. Inmediatamente se encuentra el palacio de los Contreras. Se reconoce por la marca del cordón franciscano y los escudos de la portada de piedra levantada en 1497 por don Juan de Contreras, señor de Ayllón. Perteneció un día al condestable don Álvaro de Luna. En su interior conserva artesonados de la primera época. Está declarado Monumento Nacional.

La calle Pellejeros que dobla a la izquierda nos lleva al palacio del Obispo Vellosillo, en la plaza que lleva su nombre. De fachada renacentista, se edificó a finales del siglo XVI. Fue restaurado tiempo después y hoy en día alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Ayllón. Posee más de 250 obras de pintores de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como Genovés, Bárjola o Lucio Muñoz, que acudieron a pintar allí. También incluye un taller de restauraciones artísticas.

Por la calle del Pozo se accede a la casa de la Torre. Perteneció desde principios del siglo XVI al Cabildo, para pasar luego a manos de varias familias nobles. Continuando hacia la plaza Mayor, se topa el viajero con el edificio del ayuntamiento, que fue residencia de los primeros Marqueses de Villena, de los que conserva los escudos de armas en su fachada. El edificio era un palacio a comienzos del siglo XVI. Su fachada se modificó en 1622 y se adaptó en 1640 para ofrecer servicios administrativos y para hacer las funciones de sala de juntas. En 1756 se colocó el reloj. Entre 1808 y 1809 lo ocuparon y destrozaron las tropas francesas. El artesonado original en madera policromada y su archivo se perdieron 1945 a causa de un incendio. Es uno de los edificios que ver en Ayllón.

Flanquean el ayuntamiento, por un lado, la iglesia de San Miguel y, por otro lado, la llamada Casa de Eugenia de Montijo. Esta Casa-Palacio de la Emperatriz Eugenia de Montijo, por su parte, perteneció en 1693 a la familia Vellosillo. Se denominaba Casa de las Doncellas. A mediados del siglo XIX perteneció a doña María Francisca de Sales Portocarrero, hermana mayor de la Emperatriz Eugenia de Montijo. En su portada figura el escudo heráldico de la Emperatriz de Francia, pues allí descansaba en los trayectos entre París a Madrid.

Situadas entre las calles Real y El Parral, y alrededor de la plaza Ángel de Alcázar, hay otras casas y palacios que ver en Ayllón que dan idea de su esplendor: la casa de la Sal, las casas de San Juan, las de las Beatas de Lara, las de Villazán o la casa del Águila, que se construyó en 1615 e incluye un escudo de armas de las familias Guzmán, Robles, Cabrera y Maldonado.

Por otro lado, siguiendo el paseo de las Bodegas se llega a los restos de la muralla árabe, conocida como Los Paredones. El castillo estaba en un cerro circundado por un tapial denominado de esta manera, con vigas perpendiculares empotradas en los muros y tableros apoyados sobre ellos. Hoy solo quedan ruinas.

Los templos religiosos de Ayllón

Con respecto a la iglesia de San Miguel, uno de los monumentos que ver en Ayllón, destaca su espadaña, su portada y los ábsides románicos. La portada luce un arco con rosetones, zig-zag y ajedrezados. La puerta fue traída de la capilla de San Sebastián, de la iglesia de San Juan. De esta interesa su ábside, con capiteles foliados y canecillos, así como la ventana central en aspillera. Su torre formó parte de la muralla. Como curiosidad, en 1675 el Cabildo acordó construir en ella un mirador de madera para asistir a los festejos taurinos. Una reciente restauración lo ha eliminado. De propiedad privada, tiene una capilla gótica dedicada a San Sebastián y un arco triunfal. Este da acceso a la capilla mayor, donde están enterradas las familias Nuñez y Daza. En 1621 se construyó detrás de ella una nevera. Su hielo se vendía los meses de verano.

Detrás del Ayuntamiento, sobre la plaza Ángel de Alcázar, se sitúa Santa María la Mayor, la parroquia más antigua de Ayllón. Se edificó en el solar de la sinagoga clausurada por San Vicente Ferrer en 1411. También tiene elementos de un edificio previo románico. Las obras para levantar el templo comenzaron en 1613 y finalizaron, con la espadaña, de 1724. En el exterior se puede admirar el crismón y esculturas procedentes de otros templos. El retablo mayor actual fue adquirido en 1840 a los propietarios de un convento para sustituir al anterior retablo, quemado por los franceses en 1808. Incluye la imagen de la Virgen de la Estepa, que se venera como patrona. También un altar dedicado al Santo Cristo de Santiago.

 

Saliendo de la iglesia, por la travesía Mediavilla, se llega a la calle del Castillo. Por ella se asciende hasta la torre Martina, lo único que queda de la primitiva iglesia de San Martín, a su vez construida sobre el viejo castillo, destruido en 1295. Esta torre conserva restos celtibéricos. Es otro de los rincones que ver y explorar en Ayllón.

Los alrededores de Ayllón

Los alrededores de Ayllón son también muy ricos en belleza e historia. Una buena escapada desde Ayllón es el cercano parque Natural de las Hoces del río Riaza, lugar de avistamiento de buitres y agradables paseos. En verano es posible bañarse o hacer piragüismo en el pantano. También se puede visitar el hayedo de Riofrío o de Riaza, o seguir hasta el cercano hayedo de la Tejera Negra. Si lo que prefiere el viajero son pueblos, muy cerca está la pintoresca localidad de Riaza y también Maderuelo, uno de los pueblos más bonitos de Segovia. Un poco más lejos está Aranda de Duero, pero merece la pena visitarla si se desea descubrir las bodegas de la DO Ribera del Duero.

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

La observación de estrellas como alternativa de turismo sostenible es una de las apuestas de la Diputación de Segovia con la que pretende diversificar la oferta turística de la provincia. Sin duda, una actividad fascinante que puede llevarse a cabo en varios puntos de la provincia de Segovia gracias a la gran calidad de su cielo. Así, el Organismo Autónomo, Prodestur ha organizado una actividad de observación astronómica con telescopios en Navas de Oro el próximo sábado 22 de abril a las 21,30 horas para celebrar la ‘Noche Mundial Starlight’ por el derecho a la luz de las estrellas.  

La observación de estrellas es una actividad fascinante y llena de misterio que nos invita a explorar el universo que nos rodea. El sábado 22 de abril, Prodestur, el área de Turismo de la Diputación de Segovia, ha organizado una observación con telescopios en Navas de Oro, para celebrar la Noche Mundial Starlight.

El evento será una oportunidad única para contemplar el cielo nocturno en todo su esplendor, y descubrir los secretos que encierran las estrellas y constelaciones de la mano de los profesionales de la empresa Astronomía Cercana. La observación se llevará a cabo en un entorno privilegiado, en el que se podrá disfrutar de la tranquilidad y belleza del paisaje, como es el mirador estelar con el que cuenta la localidad.

Para participar en la actividad, se requiere una inscripción previa, que puede realizarse de manera presencial en las oficinas de Prodestur, situadas en la calle San Francisco o en el Ayuntamiento de Navas de Oro, así como de forma telemática en la página web www.segoviaturismo.es. El precio por persona será de 3 euros, y el número de plazas está limitado a 30 participantes por riguroso orden de inscripción.

En esta línea, el área de turismo de la Diputación de Segovia, ha llevado a cabo diversas iniciativas para promover el astroturismo en la provincia, entre ellas destacan la certificación de la Senda de los Pastores por parte de la Fundación Starlight, en cuyo recorrido se han instalado cuatro miradores estelares, la organización de la Semana del Astroturismo, y la certificación de varios establecimientos de turismo rural con el sello Starlight.

 

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Tomar la carretera con un destino establecido pero sin prisa es uno de esos placeres que uno no se cansa de perseguir. Buscar la naturaleza, respirar el aire que fluye en los rincones más solitarios, sentirse muy lejos de todo lo demás. Casi como si uno se hubiera quedado sin cobertura, aislado de todo contacto al margen del que ofrecen los cinco sentidos. Mirar, escuchar, oler, tocar y saborear. Conectado, pero sin conexión.

 

Eso es lo que proponemos aquí. Preparar una escapada en la que servirse de toda ayuda e información disponible, y después disfrutarlo con plena conciencia, olvidando que existe un mundo al margen del que se experimenta en ese momento presente. La experiencia por la que aquí apostamos se localiza en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama. Concretamente, en los Montes de Valsaín, declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Estos montes esperan al recién llegado sin títulos ni aires de grandeza, solo con las promesas que siempre ofrece la montaña. Silencio, inmensidad, senderos, agua, historias. Móvil en modo avión y los cinco sentidos activos.

 

Valsaín, saboreando un pueblo segoviano

La carretera que conduce hasta el pueblo de Valsaín es ya una experiencia en sí misma, sobre todo cuando se aborda en los meses de invierno. Los árboles que custodian el camino se tiñen de blanco, el frío lo envuelve todo y las curvas, una vez que esos altos árboles se agotan, dan paso a la bella pradera de Navalhorno.

En pleno corazón del Parque Nacional de Guadarrama, en tierras segovianas, Valsaín conforma, junto a La Pradera, Riofrío y La Granja de San Ildefonso, el Real Sitio de San Ildefonso. Es un lugar histórico, antaño frecuentado por la realeza, hoy consagrado a una vida tranquila a los pies de la montaña. Ese carácter sereno inunda las primeras sensaciones, todavía en carretera, mientras las casas de madera se van sucediendo. Valsaín está íntimamente ligado a esta, como está ligado a sus montes.

Establecer este enclave como punto de partida para todas las excursiones que vayan a realizarse supone acudir al encuentro de un pueblo segoviano. Supone saborear sus calles antiguas, sus típicas casonas, la gastronomía castellana y ese sentirse próximo a la naturaleza, en pleno valle, con la sierra custodiando la rutina. Apenas tiene 200 habitantes, así que sorprenderá, al menos en un primer contacto, descubrir la riqueza de su historia y con ella las ruinas del palacio real.

Se sabe que los montes de Valsaín fueron objeto de deseo de la realeza desde el siglo XII, cuando se unieron a una aristocracia que había entendido pronto la riqueza de la zona. A comienzos del siglo XIV, este lugar era un pabellón de caza al que la casa Trastámara solía referirse como Casa del Bosque. Ya en tiempos de Felipe II y con la dinastía de los Austrias, se convirtió en palacio. Desde 1552 hasta 1556 se llevaron a cabo las obras de remodelación del conjunto, impulsadas por Felipe II y en manos del arquitecto Gaspar de Vega. Este proyectó un edificio alrededor de un gran patio, flanqueado por torres en las esquinas y con estructuras accesorias que se añadieron en años posteriores. En su época de esplendor se advertía bien las influencias flamencas que el arquitecto recogió en sus viajes por Europa.

Hoy solo quedan ruinas, en parte por un gran incendio que se desató a finales del siglo XVII, bajo el reinado de Carlos II. Decadente y abandonado, no hay mucho del palacio en el que la corona ocupó su tiempo. Pero las vistas del valle desde su ubicación siguen siendo las que eran y este palacete es todavía el gran legado artístico e histórico que la realeza dejó en Valsaín.

 

Donde la vista no alcanza

La conexión que proponemos con el entorno, en cualquier caso, pasa más por abandonarse a la naturaleza. A los Montes de Valsaín, surcados por el río Eresma, donde parece que la vista no alcanza a contemplar todos los elementos de interés que se esconden entre pinos, robles, encinas y helechos. Las diferentes rutas de senderismo conducen al viajero entre arroyos, cascadas y formaciones rocosas, descubriendo miradores a medida que se avanza.

El ascenso al monte no siempre resulta sencillo, pero en cada ocasión merece la pena. Solo gracias al esfuerzo puede uno contemplar el agua cayendo por la cascada de la Chorranca, sin duda uno de los rincones más espectaculares de la sierra segoviana. Allá arriba no hay cobertura, de eso va esta ruta, pero es que el paseante no la necesita. La naturaleza envuelve y aísla, el agua truena en su caída y los ojos se pierden, con agrado, entre las rocas y los recovecos de los árboles. Hay moras, setas, el piar de los pájaros. Mucha vida.

En este amplio monte se tiene también la oportunidad de abordar una bella pradera que en los meses estivales sorprende por su verdor y en los meses invernales por su blancura, casi siempre cubierta de nieve. Las leyendas moran en sus formaciones rocosas. Especialmente conocida es la que atañe a la llamada cueva del Monje. Habla de un tiempo remoto en el que la búsqueda de la eterna juventud y la piedra filosofal era el deseo de muchos. Un joven llamado Segura, cuenta la leyenda, estuvo dispuesto a vender su alma al diablo para lograrlo. Este, atado a la provincia segoviana de muchas maneras, accedió, pero el joven terminó por arrepentirse y marchó a vivir, como un eremita, al monte.

Cuando Satanás acudió a reclamar su parte del trato, el joven se encomendó a la Virgen, que se apareció para espantar a la criatura. Por el camino, el diablo perdió la dentadura, que quedó transformada en las piedras que hoy pueden observarse en esta pradera. El paseo hasta la misma, desde Valsaín, es de lo más agradable. Los ojos vuelven a perderse sin remedio.

Como se debieron perder los del rey consorte Francisco de Asís de Borbón, que a comienzos del siglo XIX mandó tallar en una piedra, en el cerro del Moño de la Tía Andrea, un privilegiado asiento. A unos 1.600 metros de altitud contemplaba desde este lugar, entonces, La Granja de San Ildefonso. Hoy los pinos han invadido las vistas, aunque todavía dejan espacios para que los ojos se atrevan a ir más allá.

En la dirección opuesta, pero sin abandonar el monte, aguarda un rincón también especial: el salto de agua más alto de la sierra. La cascada del Chorro Grande, que se desliza por unos 80 metros a través de roca granítica, creando una imagen espectacular. La subida hasta la misma no conlleva gran dificultad. Sin embargo, en los meses invernales, con ciertos tramos congelados, conviene tener precaución y dar cada paso con cuidado. Quizá la época perfecta para perseguir este sonido del agua sea la primavera, cuando el deshielo permite que el caudal se vuelva inmenso.

Buena parte del camino hasta la cascada queda resguardado bajo los pinos segovianos, que se alzan entre riachuelos y arroyos. El de Peña Berrueco primero, el de la Fuente del Infante después, el de arroyo Grande para concluir. El último tramo incluye una fuerte pendiente, pero las vistas finales compensan cualquier respiración agitada por el esfuerzo. Allí plantada, una gran mole de granito dice mucho de la fuerza de la montaña, así como el agua que se desliza sin descanso. Aun con todo, las consecuencias del gran incendio que asoló esta zona de la sierra en verano de 2019 todavía se sienten y se lamentan.

Pero el agua sigue fluyendo. Hubo un tiempo en que el de la sierra de Guadarrama estuvo considerado casi un agua sagrada, destacando dentro de esta fascinación rincones como la Fuente de la Reina, en la Pradera de la Fuenfría. Desde este lugar se aprecian bien los Siete Picos, una de las formaciones montañosas más admiradas. Las leyendas surgen de nuevo, también relacionadas con la búsqueda de la eterna juventud, en este caso realizada por un dragón que encontró aquí, después de recorrer el mundo, el descanso perpetuo. Los Siete Picos que hoy se divisan son, cuenta ese mito, las formas de la cresta de este dragón que quedó aquí congelado, conservando su aspecto, tal como él deseaba.

 

Pinares segovianos: un olor único

Hay que detenerse también a tomar aire y capturar el olor de los pinares segovianos. Es un olor característico, que llena las fosas nasales de forma agradable y empapa el cuerpo de sensaciones intensas, pero nunca abrumadoras. El agua que fluye de forma constante también se cuela en los pulmones y tiene efecto, genera una humedad con la que se respira mejor. Un paseo por el pinar es renovador.

El viaje continúa por el área recreativa Boca del Asno. Quien quiera hacer caso a otra leyenda, encontrará la explicación a este curioso nombre en una historia para la que hay que remontarse al siglo XIX. Se celebraba, entonces, en este excepcional entorno, la elección de un nuevo alcalde. Poco dado a las palabras, parecía no terminar de arrancar en su discurso con tan mala suerte que, al disponerse a hacerlo, un asno rebuznó. Todos los presentes, alcalde incluido, estallaron en carcajadas. Otra explicación, quizá más plausible, pone la mirada en otra gran mole de granito que guarda cierta relación con una cabeza de asno. Esta formación espera al caminante al margen izquierdo del río Eresma.

Este cauce condiciona un paraje hermoso, de magnífica flora y fauna, que ofrece incluso la posibilidad de bañarse en un par de pozas formadas de manera natural. Las posibilidades senderistas son casi infinitas, pues los caminos se cruzan, el bosque se ensancha en ciertos tramos y el río conduce a otros rincones de igual belleza, como la propia Valsaín. Esta senda que lleva al pueblo discurre por pesqueras que Carlos III mandó adecentar. Estas Pesquerías Reales formaban parte de las zonas de recreo donde la realeza y la nobleza tanto disfrutaron del inigualable frescor que, en verano, proporciona el pinar segoviano.

 

Atended: estamos en un lugar histórico

No solo de baños de naturaleza vive el Real Sitio de San Ildefonso. De hecho, uno de los paseos más estimulantes surge al amparo de la más grande de las opulencias: la que Felipe V construyó en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. El primero de los Borbones que gobernó en España se enamoró, como sus antecesores y predecesores en el trono, de este paraje natural a los pies de Guadarrama. El monarca había vivido buena parte de su infancia en el palacio de Marly, donde su abuelo, el soberano francés Luis XIV, pasaba sus jornadas de descanso. El Rey Sol levantó la impresionante Versalles, pero fue Marly el lugar que se hizo un hueco en el corazón de Felipe.

A partir de esos recuerdos, y de los deseos que estos generarían, el Borbón compró a los jerónimos la granja de San Ildefonso y construyó su Real Sitio. Teodoro Ardemans fue el responsable del palacio, René Carlier, pupilo del arquitecto de Luis XIV, de los jardines. El estilo de uno y otro, español y francés respectivamente, se hizo notar. Ciertas estancias del palacio pueden recorrerse todavía hoy, y todavía hoy se siente la grandeza de la construcción.

 

Aunque si algo impresiona son los jardines, con sus veintiséis fuentes monumentales, la gran mayoría dedicadas a la mitología clásica. En ellas trabajaron varios de los escultores franceses más importantes de la época, que aprovecharon aquello que se decía de que las aguas de esta montaña eran las mejores. Los colores del jardín, el reflejo en los estanques, el contraste con el palacio… todo cambia con el paso de las estaciones, posibilitando que esta visita sea grata y diferente en cada momento del año.

 

Tocando el cielo

Esta escapada de desconexión para reconectar con lo importante puede concluir tocando el cielo de la sierra de Guadarrama. Descubriendo la Mujer Muerta y la leyenda que rodea a esta bella cadena montañosa, que habla del sacrificio de una madre por amor hacia sus dos hijos. Desde este lado segoviano y en la distancia, sus formas se asemejan a las formas de una mujer reposando. Es un símbolo para los segovianos. Es llegar a casa. En esta legendaria cordillera hay montañas que superan los 2.000 metros de altitud. Es el caso de La Pinareja, con sus 2.197 metros, o el Montón de Trigo, cuyos 2.161 metros de altura también cuentan con leyenda propia. Es lo que sucede con aquello que se siente inalcanzable: que se imagina y se reinventa.

Pero esta segoviana sierra de Guadarrama, a pesar de esa primera sensación de inaccesibilidad entre frondosos bosques, grandes montes y rincones escondidos, es cercana, amable y muy hermosa. Un lugar en el que los cinco sentidos se despiertan, atentos a los numerosos estímulos que se reciben en este paseo por la historia entre montañas.

 

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Fuente: Españafascinante.com

Aunque son muchos más, nos detenemos en cinco pueblos segovianos encantadores en primavera. Y no son de los más conocidos.

 

El Muyo

Tan solo tiene una veintena de habitantes y es, probablemente, el mejor ejemplo de los ‘pueblos negros’. Ubicado en la zona de Ayllón, el colorido negro de su entorno, calles y casas de pizarra, contrasta con los colores primaverales, haciendo de esta pequeñísima localidad segoviana un lugar mágico.

La iglesia de San Cornelio y San Cipriano es punto patrimonial de referencia patrimonial en El Muyo. La cruz procesional de la imagen de la cartelería de las Edades del Hombre 2003, celebrada en Segovia, procedía de ese templo.

 

Fuentidueña

La Villa de Fuentidueña está amurallada en sus lados norte, sur y oeste por una muralla edificada. No menos impresionante es la muralla natural que es un cortado sobre el río Duratón, en la zona sur. Como en otras ciudades, explica el Ayuntamiento, sus muros se «aprovecharon» para la construcción de edificios. Actualmente, se conservan tres puertas de acceso. Su construcción debe situarse entre los siglos XII Y XIII. La iglesia de San Miguel, el Palacio, la Capilla del Pilar o de los condes de Montijo, las Ruinas del Hospital de la Magdalena son algunos de los tesoros que encierra Fuentidueña.

Como curiosidad, la antigua iglesia de San Martín fue trasladada piedra a piedra a Estados Unidos. «Las piedras del ábside dispuestas en tres mil trescientos cajones, 370 toneladas, se trasladaron en camiones al puerto de Bilbao desde donde llegarían en barco a Nueva York y desde allí a su último destino: The Cloisters».

 

Sotosalbos

La historia de Sotosalbos se encuentra también «muy vinculada a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que por el siglo XIV menciona a Sotos Albos en el Libro de buen amor, citando su encuentro en el Puerto de Malangosto con la serrana La Chata». Tras el nombre de Sotosalbos, Sotis Albis (Sotos Blancos) en sus orígenes allá por el siglo XII, se esconde la historia de una villa que va unida a la de su iglesia, uno de los máximos y más bellos exponentes del románico rural segoviano.

Un paseo por sus calles permite descubrir la encantadora Plaza Mayor, la iglesia de San Miguel Arcángel o el antiguo Potro de Herrar que nos hace imaginar cómo era el trabajo de herrar a los animales.

 

Valdeprados

Valdeprados fue pueblo con castillo, y de aquella fortaleza medieval queda todavía una torre, llamada de los condes de Puñoenrostro, en honor a los que fueron sus señores. Cuenta con una gran riqueza natural. Está incluido en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), entre otros motivos, debido a que es lugar de campeo del águila imperial ibérica, especie en peligro de extinción.

Además, desde el pueblo parte la llamada «Ruta de la Risca del río Moros«, un cañón de unos 300 metros de longitud con paredes de caída vertical de hasta 40 metros. ‘El Puente de los Enamorados‘ es otro de los puntos señeros de Valdeprados.

 

Villacorta

«Sobre una suave loma en la campiña del piedemonte serrano» se extiende esta localidad segoviana, dependiente de Riaza. Claro ejemplo de arquitectura roja, la economía de la población vinculada a la agricultura, permitió construir edificios sólidos y de dos alturas en materiales como piedra ferruginosa y la tierra arcillosa del entorno.
 
En Villacorta encontramos un agradable casco urbano y un entorno típico de localidad de campiña con tierras de cultivo, ermita y palomares. A la orilla del río Vadillo hay un antiguo molino harinero y aguas abajo, un robusto puente de cantería del siglo XVI.
 
 
 
 
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Fuente: Segoviaudaz.es

Dos magníficos conciertos de música clásica, organizados por la Fundación Villa de Pedraza, tienen lugar el primer y segundo sábado de julio en Pedraza de la Sierra, Segovia.

Los Conciertos de las Velas son la expresión vital de 29 años de historia reciente de la Villa.

Desde una fiesta del renacimiento en Pedraza, en 1993, año de constitución de la Fundación, hasta la música espectacular y los clásicos más populares de los conciertos de 2019, muchos cambios y acontecimientos se han sucedido, y hemos sido testigos de excepción, y en pequeña parte autores, en este periodo fundamental en el devenir de Pedraza.

La cancelación de los conciertos en 2020 y 2021, debidas a las restricciones impuestas por la Covid-19, nos han demostrado que los Conciertos de las Velas son muy importantes para la Villa y para todos los aficionados y amigos que nos visitan cada año. Lo que ha supuesto un gran estímulo para reanudarlos en 2022.

Muchas orquestas y agrupaciones musicales han intervenido, españolas y extranjeras, y han sentido la pasión, el disfrute, la sorpresa, la admiración, la vida en la música; clásica, coral, sinfónica, de cámara, de jazz, flamenco, etc. Todo ello presidido por la calidad y el buen hacer de innumerables directores e intérpretes que han sentido cercano el cariño de Pedraza.

Tres escenarios diferentes han contribuido al acierto de los conciertos: el Castillo Museo Ignacio Zuloaga, la Plaza Mayor de la Villa y ya actualmente, la explanada del Castillo.

 

Información sobre las entradas a los Conciertos de las Velas 2023

 

PRECIO POR COMPRA ANTICIPADA hasta el 31 de mayo:
Zona Central: 85,00€ – Zona A numerada: 65,00€ – Zona B sin numerar: 40,00€

PRECIO desde el 1 de junio:
Zona Central: 85,00€ – Zona A numerada: 75,00€ – Zona B sin numerar: 50,00€

Venta de Entradas

Fundación Villa de Pedraza: 921 509 960 / 699 495 073

 

Programa 1 de julio de 2023 a las 22.00 h.

*Explanada del Castillo

Summer Music

LOS SOLISTAS DEL COVENT GARDEN

Director y solista : Vasko Vassilev

Primera parte

T. A. VITALI.– Chacona en sol menor
A. VIVALDI.– Concierto nº 1 en Mi mayor, Op. 8 Rv 269 La Primavera
A. VIVALDI.– Concierto para dos violines y cuerdas en La menor Rv.522 Op. 3 nº 8
C. SAINT-SAËNS.– Introducción y Rondó Capriccioso, Op. 28

Segunda Parte

A. VIVALDI.– Concierto nº 4 en Fa menor, Op. 8 Rv 297 El Invierno
F. P. SCHUBERT.– Serenade D. 957
C. SAINT-SAËNS.– Danse macabre Op. 40
P. SARASATE.– Fantasía sobre la ópera Carmen de Bizet, Suite Op. 25
P. SARASATE.– Navarra Op.33
V. MONTI.– Czardas

 

Programa 8 de julio de 2023 a las 22:00 h.

*Explanada del Castillo

Gran Música Clásica con Raíces

ORQUESTA SINFÓNICA DE RTVE

Director: José Luis López Antón

Primera parte

A. BORODÍN.– Danzas Polovtsianas de “El Príncipe Igor
E. GRIEG.– Peer Gynt “La Mañana”
B. SMETANA.– El Moldava
A. DVORÁK.– Danza Eslava nº 2 Op. 72
A. DVORÁK.– Obertura Carnaval

Segunda Parte

N. RIMSKI-KORSAKOV.– Capricho Español
E. GRANADOS.– Intermezzo de Goyescas
J. BRAHMS.– Danza Húngara nº 1
P.I. CHAIKOVSKI.– Obertura Solemne 1812 con cañones y campanas

 

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Fuente: Fundación Villa de Pedraza. Pedraza.net

 

 

El valor histórico y natural de Segovia y sus pueblos es incalculable. Alguno de los mejores ejemplos son los parques naturales de la Sierra de Guadarrama y de las Hoces del río Duratón. Junto con otros muchos parajes, hacen de esta provincia un rincón de Castilla y León ideal para practicar turismo activo. Una forma diferente de redescubrir la extensa historia, gastronomía y espacios naturales de la provincia. A continuación, once planes al aire libre.

 

Hacer una ruta ornitológica

La Sierra de Guadarrama y la Reserva de la Biosfera Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar son lugares idóneos para la observación de aves. Entre ellas se encuentran grandes rapaces como el buitre negro, el águila imperial, el milano negro o el águila real. Si la ruta se hace de la mano de un guía especializado, no solo se pueden ver numerosas especies de pájaros, sino también escucharlas. En cuanto a fauna, el corzo y el zorro son comunes en esta zona.

 

 Participar en una partida de airsoft en Vegas de Matute

El airsoft es un juego de estrategia basado en la simulación militar. Se suelen enfrentar dos equipos que luchan por un objetivo replicando una batalla moderna. Como es habitual, hay varios tipos de competiciones diferentes adaptadas a las necesidades de cada uno. En Vegas de Matute se puede practicar este deporte  con el paisaje segoviano de fondo. Acompaña un equipo de monitores que enseñarán a los participantes todo lo necesario para que sea un día divertido y lleno de adrenalina.

Montar en piragua por el río Duratón

La provincia de Segovia tiene la suerte de acoger el Parque Natural Hoces del río Duratón. Se llama así por el protagonismo que adquiere en sus paisajes su principal afluente. Recorrerlo en piragua es posible desde las localidades de Sebúlcor y San Miguel de Bernuy. Se trata de una de las mejores maneras de descubrir este paraje natural.

Practicar escalada en la Sierra de Guadarrama

Para los amantes de la escalada o aquellos que quieran practicar una actividad diferente, la Sierra de Guadarrama es un lugar idóneo para aprender este deporte. Distintos tipos paredes, escarpes, canchos y bloques en sus montañas hacen que se puedan realizar una gran diversidad de estilos de escalada y tipos de itinerarios. Pradera de Navalhorno es una de las localidades de Segovia que ofrecen este tipo de actividad.

Conducir un 4X4 en Los Ángeles de San Rafael

Rutas paisajísticas, organización de carreras, cursos de conducción, juegos de habilidad y destreza al volante o rescate de vehículos son algunas de las actividades con 4X4 que se pueden hacer en un recinto cerrado ubicado en Los Ángeles de San Rafael. Es una manera diferente de disfrutar de los paisajes de la provincia de Segovia que los más valientes pueden vivir sin bajarse del coche.

Dar un paseo por la geología típica segoviana desde Rebollar

Segovia es una tierra en la que no faltan contrastes. Estos se pueden ver en otras actividades propuestas, que pululan de la sierra de Guadarrama a las famosas Hoces del río Duratón. No lejos de estas últimas se encuentra Rebollar, parte del municipio de San Pedro de Gaíllos. Desde este pueblo se organizan diferentes trayectos por la provincia que ahondan, en una sola mañana, en su riqueza geológica y natural. Paseos aptos para todos los públicos, incluso niños, que permite ver la naturaleza segoviana en primera persona.

Montar en bicicleta eléctrica en El Espinar

Para montar en bicicleta eléctrica en la provincia de Segovia solo hay que alquilar una urbana, de montaña o mixta y pedalear. La Garganta del río Moros, el Mirador de los Buitres, Pino Cardosillo o El Motril son algunas de las rutas que se pueden hacer.

Dar un paseo en caballo en Riaza

Tanto principiantes como veteranos en el arte de la hípica pueden dar un paseo en caballo por la provincia de Segovia. Un plan de turismo activo ideal para hacerlo en familia o con amigos y disfrutar de los animales y la naturaleza de Riaza, una bonita villa ubicada justo entre la vertiente norte del macizo de Ayllón y la meseta castellana.

Visitar la Cueva de los Enebralejos

La Cueva de los Enebralejos es la gruta más importante de la provincia de Segovia, ya que tiene características excepcionales desde los puntos de vista espeleológico, arqueológico, geográfico y turístico. Se puede visitar con la compañía de guías en un recorrido de medio kilómetro de longitud. A lo largo de esta visita se pueden ver estalactitas, estalagmitas, pinturas o grabados rupestres, entre otros aspectos.

Jugar al golf mientras se disfruta de un paisaje espectacular

El Espinar y Palazuelos de Eresma, entre otras localidades, ofrecen a los aficionados al golf la oportunidad de practicar este deporte al mismo tiempo que ven de fondo los mejores parajes naturales de la provincia. Este último está especialmente pensado para jugadores amateur y fue diseñado por el jugador español José María Olazábal.

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

Segovia luce joyas culturales e históricas como ninguna otra provincia castellana. Construcciones romanas, de época medieval y moderna conforman su mejor escenario. En él aparece como protagonista indiscutible la gastronomía típica segoviana, uno de los firmes baluartes de la cocina española y que se lleva elaborando durante siglos con alimento autóctonos de la zona.

 

Degustar un excelente cochinillo o lechazo de leña es la mejor manera para conocer más cerca Segovia, pero existen otras muchas opciones como los judiones de La Granja o la trucha a la segoviana. Y que decir de su repostería, una de las más alabadas de España especialmente por su receta estrella: el ponche segoviano. Con toda esta variedad, ¿Quién no se animaría a viajar y disfrutar unos días de Segovia?

 

Sepúlveda, la catedral del lechazo asado

Además de posicionarse como uno de los pueblos más bonitos de España, Sepúlveda también es sinónimo de una exquisita gastronomía. El lechazo asado en horno de leña es su plato estrella, de ahí que a veces sea conocida como la “catedral del lechazo asado”. El secreto de su sabor reside en la alta calidad de la materia prima y en la sencillez de su elaboración. Al igual que el cochinillo, el lechazo queda crujiente por fuera y jugoso por dentro.

La gastronomía sepulvedana no solo se caracteriza por el lechazo asado. Aunque pueda resultar extraño viniendo de Segovia, el pescado es otra de sus mejores bazas. Tiene especial atención el bacalao “a la sepulvedana”, pero lo que más triunfa es la trucha a la segoviana con jamón y patatas panadera. La trucha es un producto muy popular en la provincia de Segovia, en la que son muy abundantes las frías aguas de sus ríos y lagos.

 

El horno de leña de Pedraza

Al igual que Sepúlveda, Pedraza no solo es sinónimo de pueblo bonito. Si de algo puede presumir también es por ser una “tierra de sabor” donde degustar un exquisito lechazo y cochinillo de horno de leña. De hecho, es uno de los sitios de referencia internacional donde comer los mejores platos típicos castellanos mientras se respira un auténtico aire medieval.

Otro de los platos más típicos de Pedraza es su frite de carne, que es una caldereta de cordero y dados de patata con abundante pimiento. Una comida para los días más fríos en la sierra. Pero Pedraza no solo es famosa por sus asados y cordero, también por hacer el mejor pan artesano de tahona. Preserva el auténtico sabor del plan tradicional, gracias a su elaboración reposada y tranquila y la utilización de ingredientes naturales. Pero lo que le da ese toque especial de pan de pueblo es el horno alimentado con madera de roble o encina que cuece el mejor pan de tahona.

 

Los judiones de La Granja

Como no podía ser de otra manera, el plato estrella del Real Sitio de San Idelfonso son los judiones de La Granja. Esta es una comida popular segoviana muy contundente y sabrosa a base de las legumbres que allí se cultivan desde tiempos de Felipe V. Se cocinan en un puchero de barro y acompañadas con chorizo, panceta fresca, morcilla y oreja de cerdo. El resultado es un caldo denso y de color pardo tremendamente exquisito.

Estas judías blancas se trajeron de América para alimentar a los animales del palacio de La Granja hace tres siglos. Con el tiempo, las personas empezaron a cocinarlas y a comerlas hasta elaborar este guiso hoy tan conocido en Segovia. En su momento fue una legumbre de origen cortesano. Cada 25 de agosto, durante las fiestas populares del Real Sitio, se organiza una gran judiada popular al aire libre poniendo a disposición del viajero chacinas, quesos y una amplia variedad de productos típicos de la localidad.

El Real Sitio de San Idelfonso también es un lugar donde el dulce toma protagonismo, especialmente su Torta de Valsaín. Se trata de una masa similar al bizcocho pero más aplanada, rellena de anises en grano y recubierto de azúcar.

 

 Cuéllar  y sus delicias

Cuéllar es otra de las ciudades segovianas donde sirven los mejores manjares de la provincia castellana. El cordero lechal asado es su especialidad, aunque también elaboran un exquisito cochinillo o carne de buey en sus diferentes versiones. Pero no todo es carne en Cuéllar, allí también preparan platos de pescado a la brasa que, según sus locales, son de los mejores de toda Segovia. Una alternativa a las carnes rojas tradicionales.

Delicias de Cuéllar es su dulce más típico y representativo de la villa. Es una pasta elaborada con productos de la zona, compuesta por dos tapas de pasta de piñón con un relleno de crema de achicoria. Su forma imita a la de un ladrillo mudéjar, similar a la arquitectura de la zona. 

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

Patrimonio Nacional  empieza la temporada de funcionamiento de las Fuentes Monumentales de La Granja de San Ildefonso, a partir del 10 de abril se celebrarán los siguientes espectáculos de agua. 

 
Grupo 1. Canastillo, Ranas, Baños de Diana y Fama
 
Junio:
Días 3, 14, 17 y 28 . Horario 17.30h. 
Días 4 y 18. Horario 12.00h.
 
Julio:
Día 1. Horario 17.30h.
Día 2. Horario 12.00h.
 
 
Grupo 2. Canastillo, Ocho Calles, Ranas y Fama
 
Junio:
Días 7, 10, 21 y 24 . Horario 17.30h.
Días 11 y 25. Horario 12.00h.
 
 
Grupo 3. Días de encendido extraordinario, con 7 fuentes en funcionamiento, a partir de las 17:30 h:
 
30 de mayo (San Fernando)
 
25 de julio (Santiago)
 
25 de agosto (San Luis),solo en taquillas
 
 
 
Grupo 4. Baños de Diana en horario nocturno
 
Julio:
Días 8, 15, 22 y 29. Horario 22.00h.
 
Agosto:
Días 5, 12, 19 Y 26. Horario 22.00h.


El ticket individual para ver las fuentes en funcionamiento cuesta 4 euros y se adquiere en la taquilla situada junto al acceso a los jardines del Palacio.

 

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Recorremos algunos pueblos para vivir la Semana Santa en la provincia de Segovia. Algunos de ellos tienen costumbres ancestrales que sus vecinos no dejan caer en el olvido.

 

Cantos petitorios en Zarzuela del Pinar

Así, el domingo 2 de abril, domingo de Ramos, Zarzuela del Pinar recupera una de sus tradiciones más peculiares. En ella, canción y costumbre se unen para restaurar y mostrar a las nuevas generaciones los cantos petitorios que las mozas entonaban por las calles del pueblo y en las puertas de las casas de los vecinos durante los domingos y las festividades de la Cuaresma.

En esta ocasión no serán las mozas solteras, que en muchos casos desconocen las melodías, sino las señoras que fueron las últimas que lo cantaron en la calle y que actualmente entonan en la iglesia, durante la Semana Santa, algunos de estos romances.

Antiguamente, en ésta y otras muchas localidades, sobre todo en la zona del Carracillo, salían las mozas a pedir los seis domingos de Cuaresma y a la puerta de las casas donde daban limosna se cantaban romances que aludían al evangelio del día.

Como explica María Eugenia Santos Tardón, el próximo domingo, domingo de Ramos, 2 de abril, a las 17:30 de la tarde, «saldrán las cantadoras de la ermita del Humilladero, como se hacía antiguamente, y recorrerán las calles del pueblo, por supuesto se cantan y se piden donativos, que serán empleados en una buena causa. No se lo pierdan, merece la pena recordar y conservar estas tradiciones tan nuestras, que forman y conforman nuestra identidad popular».

 

La sarga en El Espinar

Estos días se puede ver en El Espinar la sarga de Alonso Sánchez Coello. El pintor fue el encargado de realizar una sarga para cubrir el retablo durante la Cuaresma, en el siglo XVI. Realizada en cáñamo y pintada con la técnica del agüazo, sus imponentes dimensiones también sorprenden a aquellos que la ven por primera vez, ya que mide más de 15 metros de largo y 5 de ancho, cubriendo todo el retablo.

Es uno de los grandes tesoros que alberga la iglesia de San Eutropio del pueblo segoviano y que solo puede verse completamente extendida en dos ocasiones al año, en Semana Santa y unos pocos días en verano. El resto del año permanece enrollado en lo más alto, sobre el retablo. Un dato curioso es que el mecanismo manual  para extenderla y enrollarla también data del siglo XVI.

La sarga sigue los órdenes clásicos de arquitectura, con columnas de estilo dórico, jónico y corintio en los laterales. La gran cortina está dividida en tres cuerpos y muestra diferentes motivos de la Pasión. De abajo a arriba, aparecen el Santo Entierro, el camino del Calvario, la crucifixión de Jesús y, en el tímpano de la parte superior, la figura del Padre Eterno con los brazos abiertos. La composición queda rematada con alegorías de la fé y la caridad.

En los 90 fue desmontada para su reparación en el Museo del Prado, de Madrid, porque el uso de velas en la antigüedad había dañado seriamente la parte inferior de la tela. En el taller instalaron un soporte en cada cuerpo para lograr una mejor conservación de la tela. Ya en 2003, durante las Edades del Hombre en Segovia, la sarga fue expuesta como uno de los grandes valores de la edición segoviana de la muestra de arte sacro. Han sido las dos únicas veces que esta joya ha salido de la iglesia de El Espinar.

 

Semana Santa en Riaza

En la villa de Riaza cobran especial relevancia las Cofradías.

La del Santísimo Sacramento es conocida popularmente como de “Los Sacramentales” y fue fundada en 1536. Los Hermanos de esta Cofradía asisten con cera a la misa de Jueves Santo, a los Oficios del Viernes y a los Cultos del Domingo de Pascua.

De la Cofradía de Hermanos Esclavos de Nuestra Señora de la Soledad se desconoce su fecha de creación aunque ya en 1817, se indica que esta Cofradía existía ya desde tiempo de memorial. Corre de cuenta de esta Cofradía la organización del sermón de la Soledad y procesión del Santo Entierro, que se celebran el Viernes Santo. Los cofrades asisten a la procesión ataviados de túnicas negras, que se renovaron el año 1951.

La Cofradía de los Apóstoles fue fundada en 1806. En la actualidad están presentes en la misa del Domingo e Ramos, sigue teniendo su reunión este mismo día por la tarde y actúa en la ceremonia del lavatorio de pies el día de Jueves Santo.

Y de la de los Gascones, apunta el Ayuntamiento de Riaza, se sabe que formaban una Cofradía, pero no hay documento, «solamente podemos decir deque ellos lo que hemos visto con nuestros propios ojos estos últimos años. Son los gascones en número de seis, una especie de soldados romanos, que dan escolta al Santísimo en el Monumento y que acompañan al Párroco y demás Autoridades cuando van o vuelven del las funciones litúrgicas de esos días. Además se encargan el orden de las procesiones. Hemos de reconocer que desempeñan un papel muy importante en la Semana Santa de Riaza y que contribuyen, como los que más al esplendor de la misma».

 

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Fuente: Segoviaudaz

 

Esconde uno de los ecosistemas más especiales y completos de la meseta central, un paisaje único que, en apenas unos kilómetros, pasa de un río con mucha vida interior, a un mar de pinares y hasta un humedal con dunas de arena. Para reconectar con la Naturaleza y resetear tu mente, para caminar por un escenario único o, simplemente, para darte un homenaje en clave natural, pon rumbo a Cuéllar, la villa segoviana de las tres culturas, y descubre (y disfruta) la cultura de la sostenibilidad a través de sus tesoros más verdes. Te descubrimos 7 visitas imprescindibles.

1. El sitio de mi recreo, en la Huerta del Duque

El parque de la Huerta del Duque de Cuéllar es el escenario donde se celebran algunas de las actividades fetiche del municipio –como la Feria Medieval Mudéjar y la noche de San Juan– y uno de los rincones más solicitados en las noches de verano. Pero, sobre todo, estas 8 hectáreas pegadas al Castillo y cedidas por el actual duque de Alburquerque a la villa, son el lugar perfecto para disfrutar de un picnic en plena naturaleza y junto al casco histórico de Cuéllar, un anticipo de la increíble oferta verde de la localidad segoviana.

2. Todos los caminos llevan al río Cega

El río Cega es el gran catalizador de la vida en la comarca. Desde su nacimiento en la Sierra de Guadarrama, hasta su paso por la Tierra de Pinares –la atraviesa, literalmente– y su desembocadura en el Duero, su cauce es un festival de vida en el que los árboles se ordenan según su necesidad de agua: alisos y fresnos dan paso a abedules y chopos y, éstos, a serbales y quejigos, los más alejados. ¿Qué tiene de especial el Cega? Aparte de su belleza, al no estar regulado conserva su carácter silvestre y se convierte en un paraíso para especies como tejones, nutrias, búhos reales y truchas, poco habituales en la meseta. Además, es el nexo de unión de 8 rutas para conocer a fondo la zona –como la del Puente Segoviano a Huertas del León (4,85 km) o la Del Cega a Las Praderas (18,15 km) o la Circular por la Vega y El Espadañal (8 km)–, todas perfectamente señalizadas y con diferente dificultad.

3. Senda de los Pescadores, con los cinco sentidos

Cuando recorras la Senda de los Pescadores –4 tramos de un camino circular de 7,12 km– entenderás por qué es una de las rutas más demandadas. A lo largo de sus pasarelas de madera situadas junto al río Cega sentirás la tierra mullida bajo tus pies, las hojas rosas y doradas de los álamos temblones compitiendo con las flores fucsia y naranja de los boneteros, el murmullo del agua, el canto machacón del pájaro carpintero… Un catálogo de sensaciones para disfrutar con los cinco sentidos. Al igual que el resto de las rutas, se puede realizar durante todo el año, pero es es primavera y otoño cuando multiplican sus encantos.

4. El Mar de Pinares y la miera, el oro líquido

Los pinos son tan esenciales en esta villa que forman parte de su ADN, 15.000 hectáreas en las que el bosque de ribera deja paso a un paisaje mediterráneo de tomillo, cantueso y majuelo. Y pinos. El Mar de Pinares Segoviano ocupa unos 1.760 km2 de pino piñonero y resinero, aunque este último es el rey absoluto. Y lo ha sido durante décadas –del pino, hasta los andares–, en las que se ha aprovechado la madera, las ramas y piñas para carbón vegetal, las hojas secas como cama para el ganado o como combustible y, por encima de todo, la resina. Su importancia era tal que los trabajadores que extraían este oro líquido vivían dentro de los pinares. Eran los encargados de practicar una hendidura en el tronco, colocar un pote y recoger la miera, la preciada resina de la que se obtienen barnices, fijadores de perfume y esencia de trementina o aguarrás. En la actualidad, los productores de resina están estudiando su uso como alternativa limpia de combustible.

5. Setas, zorros y otros ilustres habitantes

Como ya te habrás imaginado, esta explosión de mundo vegetal va acompañada por una gran variedad de especies animales. Pasear por cualquiera de estas rutas es asistir a una clase de biología en directo en la que es relativamente frecuente poder fotografiar oropéndolas, avefrías y abejarucos, incluso toparte con un tejón, un corzo o un zorro. Los hongos también abundan y ponen la nota onírica al paisaje. Los tienes para todos los gustos y de todas las formas, transparentes, rizados, minúsculos o de tamaño considerable. Aunque las especies abundan particularmente en otoño –en noviembre se celebran unas Jornadas Micológicas–, las zonas de sombría y la proximidad del río crean espacios de humedad con especies de hongos casi en cualquier época del año.

6. El Espadañal y las dunas, la tierra que camina

A poco más de un kilómetro del río Cega, El Espadañal es otro tesoro natural que no te puedes perder. Se trata de un humedal con agua del arroyo Pradillos que, entre el otoño y la primavera, puede llegar a inundar más de 50 hectáreas, aunque en verano puede llegar a secarse. Si te gusta el avistamiento de aves, estás en un paraíso que varía en función de la época del año y en el que puedes ver –hay una caseta especial de observación– desde las aves migratorias que paran para reponer fuerzas, hasta las garzas que vienen a alimentarse o los ánades reales, que preparan aquí sus nidos, además de especies como zorros, jabalíes y erizos, que vienen a la laguna en busca de agua y presas. Antes de irte, echa un vistazo a los arenales que se extienden en un lateral; es un sistema de dunas móviles, olas de arena que siempre avanzan hacia el norte y equilibran la masa boscosa de pinos.

7. Las Lomas y el espectáculo de la puesta de sol

Cuando el sol empieza a perder fuerza, este espacio situado detrás del parque de la Huerta del Duque se va llenando de paseantes y gente montando en bici. El mirador de Las Lomas es una planicie de lujo con unas vistas 360º sobre la Sierra de Guadarrama, el castillo de los Duques de Alburquerque y toda la villa segoviana. A medida que avanza la tarde, las panorámicas se van diluyendo y, a cambio, puedes disfrutar con la imagen del Castillo iluminado, las luces de Cuéllar y unas de las puestas de sol más espectaculares que puedas imaginar.

 

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Fuente:elviajeroglobal.com

“Ayllón es de lo más hermoso que puede verse”, escribió en 1909 el pintor Ignacio Zuloaga, divulgador internacional de los paisajes y tipos de Castilla. Este pueblo segoviano, situado cerca del puerto de Somosierra y de la Cañada Real, fue un lugar que atrajo a numerosos personajes históricos, cuyo recuerdo puede rememorarse en sus bellas calles. Son varios los monumentos que ver en Ayllón, que funcionan además como un repaso a la historia.

 

Un poco de historia de Ayllón

Situado en un lugar de paso para los ganados trashumantes y las comunicaciones norte-sur, su cerro fue fortificado por el pueblo celtibérico de los vacceos, que le dio el nombre de Trabasosona. Posteriormente, los romanos lo llamaron Holón o Halón. Derivaría en Agerholón hasta transformarse en Ayllón.

A diferencia de las cercanas Burgo de Osma y Maderuelo, fortalezas cedidas por los musulmanes al conde Sancho García hacia el año 1010, Ayllón permaneció como avanzadilla mora al norte del Sistema Central hasta 1085. En este momento fue conquistada por los cristianos. En los siglos XII y XIII fue escenario de numerosos enfrentamientos nobiliarios, siendo conquistada en varias ocasiones. Solo alcanzó una cierta estabilidad cuando tuvo como señoras a reinas y princesas, como Doña Berenguela y Doña Violante.

En 1295 nació la leyenda de “El Milagro de las Cruces”. En esa fecha habían señalado los judíos la venida del Mesías, así que cristianos y judíos salieron en procesión hacia el convento de San Francisco, uno de los lugares destacados que ver en Ayllón. Pero el pronóstico judío no se cumplió y eso se interpretó como un triunfo de la Santa Cruz, algo que se venera en la fiesta y romería que lleva dicho nombre.

La riqueza de Ayllón se debe a que era el principal lugar de paso de la trashumancia de ganado merino entre Segovia y Soria. La Mesta, la asamblea de ganaderos, se reunía cada año, en primavera, al norte de la localidad. Por toda la ladera norte de la sierra había numerosas instalaciones de esquileo y lavado de la lana, desde donde se exportaba a los telares segovianos y al extranjero.

Por su proximidad al estratégico puerto de Somosierra, en 1808, la villa fue ocupada por tropas francesas. Sus malas relaciones con la población se tradujeron en todas clase de destrozos del patrimonio. En el pueblo se recuerda que quemaron el retablo de la iglesia de Santa María la Mayor, que ni siquiera habían acabado de dar forma.

 

A comienzos del siglo XX fue redescubierta por el pintor Ignacio Zuloaga que llevó allí a su amigo Gregorio Marañón. Del 16 al 23 de diciembre de 1931, Ayllón se convirtió en anfitriona de una de las primeras Misiones Pedagógicas, una iniciativa del gobierno de la Segunda República para llevar la cultura a los habitantes del medio rural.

 

Lugar de reyes y nobles

Su fortaleza acogió a numerosos reyes durante la Edad Media: Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando IV el Emplazado, Pedro I o Enrique II. Acudían a descansar y a cazar en los grandes bosques de la zona. El 16 de julio de 1411, Fernando de Antequera, señor de Ayllón antes que rey de Aragón, invitó allí a la reina de Castilla, Catalina de Lancaster, y su hijo Juan II. Poco después llegó el futuro santo Vicente Ferrer. Por su influencia, la reina otorgó allí las llamadas “Leyes de Ayllón”. De esta manera, se restringían los derechos civiles de mudéjares y judíos, con el objetivo de inducirles a convertirse al cristianismo.

 El señorío de Ayllón pasaría en 1420 al gran caballero don Álvaro de Luna. Era su premio por haber conseguido liberar en Tordesillas al rey Juan II. El nuevo señor fortificó la villa, dejando su impronta en diversos edificios. Allí se refugió en sus destierros. Ayllón atrajo al rey Juan II y a muchos magnates en los tiempos en que acaparó todo el poder del reino. A mediados del siglo XIX fue también parada de descanso de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo. Su hermana tenía allí la llamada “Casa de las Doncellas”.
 
 
Qué ver en Ayllón
 

Una ruta por los lugares que ver en Ayllón comienza en la carretera, pues el puente de la Villa sobre el río Aguisejo, construido por la Comunidad de Villa y Tierra en 1661, es uno de los atractivos de la villa. Se reconstruyó en 1782 bajo el reinado de Carlos III.

 

En 1876 el alcalde decidió derruir las puertas de Languilla y de San Juan para facilitar el acceso de carruajes grandes al casco urbano. Hoy puede verse una tercera, denominada “el Arco”, que da acceso al antiguo recinto amurallado. Inmediatamente se encuentra el palacio de los Contreras. Se reconoce por la marca del cordón franciscano y los escudos de la portada de piedra levantada en 1497 por don Juan de Contreras, señor de Ayllón. Perteneció un día al condestable don Álvaro de Luna. En su interior conserva artesonados de la primera época. Está declarado Monumento Nacional.

La calle Pellejeros que dobla a la izquierda nos lleva al palacio del Obispo Vellosillo, en la plaza que lleva su nombre. De fachada renacentista, se edificó a finales del siglo XVI. Fue restaurado tiempo después y hoy en día alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Ayllón. Posee más de 250 obras de pintores de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como Genovés, Bárjola o Lucio Muñoz, que acudieron a pintar allí. También incluye un taller de restauraciones artísticas.

Por la calle del Pozo se accede a la casa de la Torre. Perteneció desde principios del siglo XVI al Cabildo, para pasar luego a manos de varias familias nobles. Continuando hacia la plaza Mayor, se topa el viajero con el edificio del ayuntamiento, que fue residencia de los primeros Marqueses de Villena, de los que conserva los escudos de armas en su fachada. El edificio era un palacio a comienzos del siglo XVI. Su fachada se modificó en 1622 y se adaptó en 1640 para ofrecer servicios administrativos y para hacer las funciones de sala de juntas. En 1756 se colocó el reloj. Entre 1808 y 1809 lo ocuparon y destrozaron las tropas francesas. El artesonado original en madera policromada y su archivo se perdieron 1945 a causa de un incendio. Es uno de los edificios que ver en Ayllón.

 

Flanquean el ayuntamiento, por un lado, la iglesia de San Miguel y, por otro lado, la llamada Casa de Eugenia de Montijo. Esta Casa-Palacio de la Emperatriz Eugenia de Montijo, por su parte, perteneció en 1693 a la familia Vellosillo. Se denominaba Casa de las Doncellas. A mediados del siglo XIX perteneció a doña María Francisca de Sales Portocarrero, hermana mayor de la Emperatriz Eugenia de Montijo. En su portada figura el escudo heráldico de la Emperatriz de Francia, pues allí descansaba en los trayectos entre París a Madrid.

Situadas entre las calles Real y El Parral, y alrededor de la plaza Ángel de Alcázar, hay otras casas y palacios que ver en Ayllón que dan idea de su esplendor: la casa de la Sal, las casas de San Juan, las de las Beatas de Lara, las de Villazán o la casa del Águila, que se construyó en 1615 e incluye un escudo de armas de las familias Guzmán, Robles, Cabrera y Maldonado.

 

Por otro lado, siguiendo el paseo de las Bodegas se llega a los restos de la muralla árabe, conocida como Los Paredones. El castillo estaba en un cerro circundado por un tapial denominado de esta manera, con vigas perpendiculares empotradas en los muros y tableros apoyados sobre ellos. Hoy solo quedan ruinas.

 

Los templos religiosos de Ayllón

Con respecto a la iglesia de San Miguel, uno de los monumentos que ver en Ayllón, destaca su espadaña, su portada y los ábsides románicos. La portada luce un arco con rosetones, zig-zag y ajedrezados. La puerta fue traída de la capilla de San Sebastián, de la iglesia de San Juan. De esta interesa su ábside, con capiteles foliados y canecillos, así como la ventana central en aspillera. Su torre formó parte de la muralla. Como curiosidad, en 1675 el Cabildo acordó construir en ella un mirador de madera para asistir a los festejos taurinos. Una reciente restauración lo ha eliminado. De propiedad privada, tiene una capilla gótica dedicada a San Sebastián y un arco triunfal. Este da acceso a la capilla mayor, donde están enterradas las familias Nuñez y Daza. En 1621 se construyó detrás de ella una nevera. Su hielo se vendía los meses de verano.

Detrás del Ayuntamiento, sobre la plaza Ángel de Alcázar, se sitúa Santa María la Mayor, la parroquia más antigua de Ayllón. Se edificó en el solar de la sinagoga clausurada por San Vicente Ferrer en 1411. También tiene elementos de un edificio previo románico. Las obras para levantar el templo comenzaron en 1613 y finalizaron, con la espadaña, de 1724. En el exterior se puede admirar el crismón y esculturas procedentes de otros templos. El retablo mayor actual fue adquirido en 1840 a los propietarios de un convento para sustituir al anterior retablo, quemado por los franceses en 1808. Incluye la imagen de la Virgen de la Estepa, que se venera como patrona. También un altar dedicado al Santo Cristo de Santiago.

Saliendo de la iglesia, por la travesía Mediavilla, se llega a la calle del Castillo. Por ella se asciende hasta la torre Martina, lo único que queda de la primitiva iglesia de San Martín, a su vez construida sobre el viejo castillo, destruido en 1295. Esta torre conserva restos celtibéricos. Es otro de los rincones que ver y explorar en Ayllón.

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

 

Correos ha sacado una edición especial de ‘Pueblos con encanto 2023’ en la que está incluido un pueblo de Segovia en un sello de Correos, junto con otras tres localidades españolas.

En esta edición especial figuran Bagergue, en Lleida; Briones, en La Rioja; Ponte Maceira, en A Coruña; y Pedraza, en Segovia.

 

Difundir el patrimonio

Desde 2016 Correos emite esta serie para «difundir el patrimonio geográfico de España y poner en alza la gran cantidad y variedad de pueblos con encanto que conforman nuestro país», explican desde FESOFI.

Se trata de cuatro sellos autoadhesivos que «simulan las tiras postales antiguas, plegadas en formato fuelle donde el reverso del sello también está impreso como si de una tarjeta postal se tratara».

Pedraza es una Villa medieval amurallada que en su pequeño tamaño, alberga una gran belleza. Pedraza invita a callejear y descubrir sus bonitos rincones. Está repleta de numerosos palacios y casas nobles blasonadas, construidas en el siglo XVI. También aún quedan varios vestigios de su parte defensiva de los siglos XII y XIII como la muralla, la Puerta de la Villa, la barbacana defensiva que posteriormente se utilizó como cárcel pública o el castillo.

 

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Fuente: segoviaudaz.es

Aldeasoña es uno de los tantos pueblos segovianos de pocos habitantes en invierno y muchos más en verano. Con 65 vecinos censados, el municipio perteneciente a la comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, del norte de Segovia, tiene una historia tan antigua como Castilla. Restos visigodos, romanos, e incluso arévacos y vacceos, se pueden encontrar en las inmediaciones de esta pequeña población segoviana.

Destaca de Aldeasoña que no tiene plaza desde 1935 por culpa del empeño de un vecino que quería hacer su casa en la plaza la cual reclamaba haber comprado, y que consiguió ganar el tira y afloja con el alcalde del pueblo. No queda claro si la justicia le dio la razón o simplemente procedió a la construcción de la casa sin tener en cuenta las réplicas, lo que sí es seguro es que dejó a la pequeña localidad sin su centro de reuniones por excelencia.

 

La Casa del Mayorazgo, una joya de la arquitectura civil del siglo XVIII

Hoy utilizada como bodega particular no visitable, la Casa del Mayorazgo de Aldeasoña está considerada una de las muestras de arquitectura civil rural del siglo XVIII mejor conservadas de la provincia de Segovia.

La casa la construyó la familia Núñez en 1715 a la vez que instituyó el mayorazgo con el objetivo de evitar que su patrimonio se fuese dividiendo a lo largo de las generaciones. La familia del mayorazgo no tardó en trasladarse a finales de siglo a Peñafiel, uno de los pueblos vecinos de Aldeasoña.

Amurallada, con varias puertas en arco de medio punto y construida en sillería, la Casa del Mayorazgo es actualmente propiedad de la familia Pitarch, descendientes directos de los Núñez de Aldeasoña, que perdieron su apellido al ser toda su descendencia mujeres. Y, haciendo honor a su prestigio, desde la casa existe una entrada directa a la iglesia del pueblo a través de una pequeña puerta de madera.

 

Un patrimonio lleno de historia

Un rollo de piedra, rematado con una cruz en su vértice, acompaña a la iglesia parroquial de Santa María Magdalena. Una portada románica decorada con capiteles labrados con motivos vegetales y geométricos recibe a todo aquel que, ya sea por motivos religiosos o turísticos, visite la iglesia. Formada por dos naves, pese a que tradicionalmente en las iglesias ese número es impar, en su interior abandona el estilo románico para dar paso al gótico.

Cabe destacar que, tras su retablo renacentista, dedicado a la Virgen del Rosario, en 2012 se encontró una talla de madera del siglo XII de una virgen bautizada por los vecinos como Nuestra Señora de Aldeasoña. Se trató de un hallazgo tan singular e importante que dio lugar a una fiesta en su honor el sábado más próximo al 24 de septiembre, fecha del aniversario de su descubrimiento.

Apocada y humilde, a las afueras de Aldeasoña yacen los resquicios de dos de los muros de mampostería de la ermita de Santa Eugenia, abandonada por la Cofradía de la Veracruz y demolida a finales del siglo XVIII con el propósito de reformarla por, según cuentan las crónicas de la época, problemas estructurales. Sin embargo, se trató de una pretensión demasiado ambiciosa, puesto que, ya fuese por problemas de terreno, económicos, o por simple desinterés, esto nunca llegó a suceder. La familia Pitarch adelantó parte de los gastos de la restauración, pero al no realizarse se les entregó en compensación la imagen de Santa Eugenia, que actualmente se encuentra en la Casa del Mayorazgo del pueblo.

Por último, pero no menos importante, en Aldeasoña se conserva un lavadero en perfectas condiciones junto a la llamada fuente de los cuatro caños. Es sorprendente cómo el agua no deja de brotar constantemente de sus cuatro salidas, y no solo eso, sino que tiene de sobra para alimentar también al lavadero.

 

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Fuente: máscastillayleon.com

 

 

 

Un poco de historia del castillo de Turégano

Se desconocen los orígenes del castillo, tampoco se sabe con certeza qué ocupaba antes el cerro donde fue construido, pero sí pueden mencionarse diversos hechos que ilustran su paso por la historia. Por ejemplo, que los restos más antiguos que se conservan son del siglo XII.

 

El castillo de Turégano ha estado muy ligado al obispado de Segovia. En el año 1123, la reina doña Urraca de Castilla donó el señorío de Turégano a Pedro de Agen, primer obispo de la ciudad. Esto fue ratificado unos años después por su hijo, el rey Alfonso VII. Es difícil precisar, sin embargo, quién inició la construcción de la fortaleza.

Todo apunta a que la iglesia fue el primer edificio en ser erigido. Poco a poco, se añadieron dependencias y espacios defensivos en torno a ella. Diversas investigaciones apuntan hasta tres fases de construcción, una última a finales del siglo XV por encargo del obispo Juan Arias Dávila, exiliado en la villa.

Fernando el Católico pasó unos días en el castillo en 1474, antes de encontrarse con su esposa en Segovia. Este hecho habla de la importancia que tuvo un día este lugar. También hizo las veces de prisión de Estado.

 

Las claves del castillo

La iglesia de San Miguel Arcángel es la pieza central del conjunto. Se construyó en la segunda mitad del siglo XII, con planta basilical de tres ábsides y tres naves. De estilo románico, al ser levantada enteramente en piedra tiene un aspecto monumental, casi abrumador. Tres siglos más tarde se añadieron los elementos defensivos que la convirtieron en la iglesia-fortaleza que es hoy. La entrada, donde se aprecia el escudo episcopal, está amparada por dos torres.

Parece ser que fue Arias Dávila quien, a finales del siglo XV, ordenó amurallar el recinto. Así quedó una planta cuadrangular, que tiene también como elemento característico una torre del homenaje distribuida en diferentes estancias. Apuntala esa sensación de conjunto defensivo en el que terminó convirtiéndose. Ha sido intervenido y restaurado en los últimos años.

 

Además de un paseo por los diferentes edificios que lo componen, hay que detenerse a admirar las vistas. Al encontrarse en ese pequeño cerro, el campo de Castilla queda a la vista de los visitantes, que pueden disfrutar de esa gama de colores tan particular que tanto varía con el paso de las estaciones.

 

Rincones cercanos a Turégano

Turégano es una villa interesante porque ha conservado parte de la arquitectura tradicional de este rincón de Segovia, por lo que perderse entre sus calles y descubrir sus otros monumentos puede constituir un buen plan. Para completar el fin de semana, si uno tiene posibilidad de desplazarse, no hay que dejar de visitar las Hoces del Río Duratón. Ubicadas a unos cuarenta minutos en coche desde Turégano, merece la pena pasear desde sus alturas o navegar sus aguas con las diferentes actividades ofertadas.

 

Si uno prefiere descubrir pueblos segovianos en consonancia con Turégano, entonces Pedraza de la Sierra debe ser el elegido. Uno de los pueblos medievales más bonitos de España, tanto su emplazamiento como su distribución, su arquitectura y su historia, estimulan al visitante y lo invitan a quedarse tanto tiempo como sea posible.

No hay que olvidar las numerosas rutas de senderismo que pueden descubrirse. Entre la montaña y el llano de Castilla surgen senderos igualmente estimulantes que invitan a descubrir esos colores ya mencionados. Esta Tierra de Pinares, en temporada de otoño además, ofrece múltiples posibilidades.

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

El organismo de Turismo de la Diputación cierra hoy en Barcelona su participación en la Feria B-Travel, en la que, de la mano de la Junta de Castilla y León ha dado a conocer desde el viernes a miles de personas interesadas la variada oferta turística de la provincia.

Celebrado en el recinto Montjuic de la Fira de Barcelona, el Salón de Turismo B-Travel ha permitido a Prodestur promocionar los atractivos monumentales, naturales, industriales, familiares o gastronómicos de la provincia. Teniendo en cuenta que el evento ha puesto el foco en las grandes tendencias turísticas actuales, que pasan por la sostenibilidad, la calidad y las experiencias más ligadas al destino, los técnicos de Prodestur trasladados hasta Barcelona han podido presentar al público las múltiples opciones que ofrece el organismo turístico de la institución provincial.

La Feria, que también ha sido escenario de la designación de las diez candidatas a ser Capital Rural 2023 del portal EscapadaRural, ha girado en esta edición en torno a seis áreas relacionadas con el tipo de experiencia que buscan los viajeros, bajo los títulos de B-Delicious (enogastronomía); B-Happy (viajes en familia, amigos y bienestar), B-Culture (arte, historia y cultura), B-Special (compras, glamour), B-Adventure (deporte y aventura) y B-Industrial (rutas de zonas con amplio legado histórico e industria viva).

Con representación por parte de la mayoría de las Comunidades Autónomas y una destacada presencia de promotores y agentes del sector de destinos internacionales, B-Travel también ha permitido a los profesionales del sector disfrutar de un variado programa de actividades B2B, como la jornada para agencias de viaje ACAVe Travel Market; el B-Travel Job Market Place, lugar en el que se han llevado a cabo entrevistas de trabajo entre empresas del sector y profesionales en búsqueda de empleo; la jornada Formación-Empresa en Turismo de CETT-UB y el departamento de Turismo de IQS- School of Management (URL) para gestionar el talento en el sector; o las jornadas profesionales de B-Industrial.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Entre toda la oferta turística y cultural de la villa destaca un lugar en el que las raíces culturales se palpan en el ambiente: es el Centro de Interpretación del Mudéjar, ubicado en la iglesia de San Martín. En un entorno privilegiado junto al Castillo de los Duques de Alburquerque, el templo, con vestigios mudéjares en toda su fachada, se erige dejando entrever que en su interior están los porqués a muchas de las costumbres y características de la villa de Cuéllar: un pasado de tres culturas que convivieron y que se deja ver en toda su arquitectura.

El templo de San Martín es ya una joya patrimonial e histórica en sí misma: fue construida en el siglo XII en la explanada que constituyó la ciudadela en la Edad Media, y dentro de la primera muralla del recinto murado de la villa. En 1931 fue declarada monumento artístico nacional y está catalogada en la actualidad como Bien de Interés Cultural. En el mes de abril de 1354 fue escenario del matrimonio celebrado entre Pedro I de Castilla con Juana de Castro, hechos que se han recreado en teatralizaciones como ‘Sponsalia’, recreado en el verano de 2019.

 

Construida en mampostería y ladrillo, su planta se asienta sobre una nave central y dos laterales más pequeñas, con cinco tramos, que terminan en la cabecera con triple ábside de tramo recto y remate semicircular. La nave de la epístola es ligeramente más larga, y los tramos y las naves se separan por pilares sobre los que se apoyan arcos doblados de ladrillo rodeados de un alfiz. La torre es independiente y se sitúa a los pies del templo, junto a la puerta de acceso oeste. Se levantó ya en el siglo XV ocupando parte de lo que sería el atrio mudéjar que rodeaba las naves de la iglesia.

En su interior se conservan pinturas murales mudéjares y una capilla decorada con yeserías. Tras su desamortización a finales del siglo XIX, fue convertida en viviendas, siendo recuperada en la década de 1980 por la Escuela Taller, hasta llegar a la actualidad y albergar en ella el Centro de Interpretación del Arte Mudéjar, que a día de hoy se incorpora a la oferta turística e histórica de la localidad segoviana.

 

NECRÓPOLIS

En el año 2016 se realizaron unos trabajos de excavación arqueológica en el lado sur de la iglesia, y dieron como resultado el descubrimiento de un espacio funerario con un total de 33 tumbas y fragmentos de otra decena. Ubicadas extramuros del templo y protegidas por vitrinas, son otro vestigio más de lo que fue la cultura mudéjar en todo su esplendor; un panel explicativo sirve al visitante para orientarse en el modo de enterramiento que realizaban siglos atrás. Otro de los objetivos de la excavación fue la localización de la posible cimentación del atrio sur.

 

UN CENTRO DIDÁCTICO

La andadura de la iglesia de San Martín como Centro de Interpretación del Mudéjar se inicia en 1997, con su inauguración. Cuéllar comenzó así a contar con un lugar que muestra, mediante un espectáculo audiovisual, la simbología del arte más genuino de su villa, inmerso dentro de las características de la España medieval. El show es en sí, como se puede apreciar en su visita, una nueva forma de acceder al conocimiento del arte mudéjar; la arquitectura, su gente, sus alarifes, y la combinación de las tres religiones: cristiana, musulmana y judía. Además, dado su enclave, en todo momento se pretende realzar el sentido de la iglesia como un espacio patrimonial rico en sí mismo. El deseo es introducir al visitante en el conjunto del arte mudéjar mediante sonidos, luces, música e imagen que evoquen las vivencias de esa época. También los paneles informativos apoyan la experiencia visual y las explicaciones de la guía que acompaña, y que narra todos los elementos de la exposición permanente que se ubica en el interior del templo. Se utilizan emoción y razón como método de viaje para llegar por el tiempo hasta los siglos XII y XIII, donde el mudéjar es a la vez un arte, un sistema constructivo y una forma de vida que se desarrolla con las poblaciones cristianas, musulmanas y judías, en un mundo de convivencia de las tres religiones de las que Cuéllar fue testigo y escenario. Para el visitante supone una manera más factible y efectiva de encontrar y participar en aquellas experiencias lejanas en el tiempo. El visitante del Centro de Interpretación del Mudéjar puede sumergirse, descifrar y formar parte de un mundo que es la cultura de cada región, ciudad o municipio en la Edad Media.

La experiencia es inmersiva y recorre este templo mudéjar guiados por la voz de un personaje de la época y su hija, coincidiendo con la construcción de la iglesia. Se cruzan espacios como “la cultura de fronteras”, la emigración y repoblación. Igualmente se analizan los elementos básicos para sus sistemas de construcción: agua, arcilla, piedra y madera para creaciones realmente espectaculares como la que alberga el centro. La combinación de todo hace que el visitante se desplace hasta nueve siglos atrás.

 

TURÍSTICAMENTE VALORADO

El Centro de Interpretación del Mudéjar en la localidad es un reclamo para los visitantes, que suele ser el complemento perfecto a la visita guiada y la teatralizada que se ofrece del Castillo de Cuéllar. Son decenas de turistas los que eligen un pack con el que poder visitarlo todo y, concretamente en este centro, comprender las raíces más profundas del pasado cuellarano. Por todo lo que ofrece, cuenta con una valoración muy positiva en TripAdvisor, con 4 sobre 5 puntos. Los visitantes califican la experiencia como “interesante, curiosa, atractiva o diferente”; en general, los turistas valoran como amena y “bien diseñada” esta propuesta de explicaciones sobre las tres culturas.

 

Bello por dentro y didáctico por fuera, el Centro de Interpretación del Mudéjar es la experiencia que traslada al visitante al Cuéllar de otro siglo, para volver y entender su cultura actual.

 

Actividad
Visita didáctica, espectáculo sonoro-visual sobre la cultural mudéjar en Cuéllar
Lugar
Iglesia de San Martín
Horarios
De lunes a viernes. 12.00 horas
Fines de semana: 12.00 y 17.15 hs.
Duración
30 minutos


Recomendable llamar previamente a la oficina de turismo: 92114 2203

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

 

A 29 kilómetros de la capital segoviana, por la N-110 en dirección a Ávila, se encuentra la localidad de Zarzuela del Monte, de medio millar de habitantes y muy próxima, apenas ocho kilómetros por carretera, a Villacastín. En su Plaza Mayor, desde el año 2000, en la que era la antigua Casa del Secretario, se ubica una Pinacoteca de Arte Contemporáneo con obras de arte, en torno a 480 obras, sobre todo pintura aunque también cuenta con una docena de esculturas, donadas por artistas de varios continentes, sobre todo españoles pero también de Francia, Italia, Rusia, Brasil, varios hispanoamericanos, como argentinos, pero también de Brasil, Marruecos o Argelia, entre otros.

La iniciativa partió en 1996 de un artista nacido en Zarzuela del Monte, Ángel Pérez Dimas, aunque ha pasado cerca de 50 años en Ávila por motivos laborales, y de otro pintor, Pablo González ‘Gonza’, ya fallecido.

Cuenta Pérez Dimas que con motivo de unas fiestas del pueblo, probablemente las del patrón, San Vicente, ambos hicieron una donación, un cuadro cada uno, al Ayuntamiento y el alcalde entonces, Dionisio Montalvo, mostró interés y le hablaron de la posibilidad de ir creando una pinacoteca municipal para dar a conocer el arte contemporáneo a los vecinos del medio rural.

El regidor se lo pensó y una semana después abría la puerta a lo que unos años después iba a convertirse en un museo que tiene ya más de dos décadas de historia y un amplio fondo de obras de arte que ni los promotores ni nadie hubieran creído posible en un primer momento.

La exposición permanente suma unas 120 obras, entre la sala principal y otras auxiliares como la antesala, aunque el inmueble se ha acondicionado como un espacio diáfano y está aclimatado y con un sistema de iluminación adecuado para la contemplación de las obras expuestas, así como otro de seguridad, con alarma.

 

Solidaridad revertida

Detrás de ese éxito de donaciones hay una historia bonita. Cuenta Ángel Pérez Dimas que, junto a un amigo (de más de 40 años), Manuel Ruiz, pintor granadino, entablaron contacto con diferentes aristas, incluso internacionales, con quienes habían coincidido sobre todo por su contribución a causas benéficas, donando obras para organizaciones no gubernamentales o asociaciones para contribuir “a construir una escuela o hacer algún proyecto asistencial”, según comenta. Esa relación nacida del arte solidario fue sin duda la que permitió que, después de enviar entre 400 y 500 cartas, “nos lleváramos una sorpresa muy grande porque empezaron a ‘llovernos’ los cuadros”·

Así, en una primera etapa, en 2000, el museo se inauguró exponiendo ya 84 obras y después “se ha ido corriendo la voz” y han llegado más donaciones, la última hace un par de meses, de una pintora de Ayllón que conoció la pinacoteca de Zarzuela del Monte con motivo del recital que ofreció en la localidad una coral ayllonesa.

La experiencia ha servido incluso de referencia para otros ayuntamientos del medio rural.

Aunque para la exposición permanente, por motivos de espacio no ha quedado otra que hacer una selección, este pintor local asegura que nunca han rechazado una donación. “No hemos querido discriminar, todos son bien recibidos, aunque hay obras de mayor calidad y otras que no tienen tanta”.

Destaca Pérez Dimas la realización de exposiciones temporales. En este momento una de obras seleccionadas de distintos estilos, aunque las ha habido específicas: abstracto, acuarelas, grabados, dibujos o ilustraciones, etc.

El arte contemporáneo no siempre es entendido por los visitantes pero la pinacoteca hace una buena labor divulgativa y recibe grupos donde casi siempre sobresale alguien interesado en preguntar y conocer sobre lo que está viendo. Ángel Perez Dimas, ya jubilado y asentado en el pueblo, es guía voluntario, sin duda el mejor que pueden encontrar quienes la visitan, “porque el ayuntamiento no tiene recursos para mantener un puesto de trabajo”, explica.

El objetivo ha sido siempre “acercar el arte a las zonas rurales” , incluyendo lo más vanguardista, como por ejemplo, algunos poemas visuales, que no todo el mundo entiende “pero tampoco el impresionismo se entendió al principio”, aclara, consciente de la oportunidad abierta para las personas con más sensibilidad que no siempre tienen posibilidad de visitar galerías en grandes ciudades.

Lo mejor para visitar esta pinacoteca, que está ubicada en el número 1 de la Plaza Mayor de Zarzuela del Monte, es concertar cita previamente a través del teléfono: 921 192 435 / 630 64 67 28 o mediante el correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Pérez Dimas es autor también de cuatro grandes pinturas murales que se encuentran en el Salón de Plenos de la Casa Consistorial de Zarzuela del Monte.

Representan cuatro actividades y/o singularidades del municipio: un paisaje donde puede verse una panorámica del pueblo, con sus campos de cereales; otro con la actividad ganadera, de vacuno, que todavía conserva y un tercero que evoca actos tradicionales y también la actividad machotera que da nombre al gentilicio, ya que desde la Edad Media se sabe que vecinos de Zarzuela se dedican a ‘machar’ las cepas de las encinas del monte. El ya desaparecido oficio de machotero consistía en golpear los troncos con una herramienta llamada machota. De esa manera se extraía la mejor leña para después quemarla y obtener carbón vegetal o cisco, carbón de inferior calidad, con ramas más pequeñas. Además, se machaba también la corteza de la encina para curtir el cuero.

El otro mural muestra otro de los atractivos del municipio, un espacio natural con rocas singulares —monumentos naturales— de formas caprichosas debido a la erosión: la rana, el carnero, la ventana, etc algunas ligadas a leyendas que se han ido transmitiendo de padres a hijos durante generaciones.

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

 

La Diputación de Segovia lleva tiempo potenciando el geoturismo en la provincia y, esta mañana, la diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez ha presentado los siete itinerarios geoturísticos que se han creado desde Prodestur para seguir diversificando la amplia oferta turística de la provincia. Rodríguez ha estado acompañada por los tres geólogos segovianos que han diseñado estas rutas; Gonzalo Lozano, Juan Vegas y Andrés Diez, todos ellos trabajadores del Instituto Geológico y Minero de España, y ha destacado que esta oferta se basa en el “geodiversidad con la que cuenta nuestra provincia, que va desde las rocas, los fósiles, los minerales, las estructuras geológicas hasta los paisajes con contenido didáctico y científico e, incluso, lo cultural o turístico, desde un punto de vista geológico”.

Estos siete itinerarios permitirán a los amantes de la geología conocer estos lugares más en profundidad y, a los propios segovianos que tal vez conocían estos lugares, hacerlo desde otro punto de vista, pero también se ponen al servicio de centros educativos para enseñar in situ a sus alumnos todos aquellos accidentes geológicos que estudian en las aulas. “Desde Prodestur estamos constantemente analizando el mercado turístico y creando nuevos productos que se adapten a los gustos de todos los posibles colectivos que tengan en mente descubrir la provincia de Segovia, por eso, el geoturismo viene a ser una respuesta a nuevas sensibilidades y motivaciones”, ha explicado la diputada.

Y es que, ahora que el turista busca nuevas experiencias en sus viajes, ésta será “sin duda, una experiencia única y original de turismo de naturaleza” que, gracias a la variedad geológica de la provincia de Segovia, se como una alternativa más a todos los productos que se ofertan desde la institución provincial. Magdalena Rodríguez ha insistido en que “la riqueza geológica de la provincia es indiscutible, y con este estudio hemos constatado que nuestro territorio es una de las principales referencias geológicas nacionales y mundiales, que destaca en todos los medios especializados”.

La provincia de Segovia alberga fenómenos geológicos que son conocidos y estudiados a escala mundial y esto abre las puertas hacia un turismo especializado de estudiosos de la geología, pero también de personas con ciertas inquietudes que, con menos conocimientos de geología, quieran descubrir todos estos fenómenos tan bien descritos y explicados en los folletos que hoy se han presentado. Y “es por ello que queremos hacer de este potencial un nuevo recurso que incida positivamente en la atracción de visitantes”.

Las rutas son lineales, de manera que empiezan y terminan en diferente localización y se pueden realizar indistintamente en ambos sentidos, siendo indiferente el orden de las paradas en los lugares de interés geológico. Cada itinerario tiene paradas para todos los públicos y otras para personal más experto y con conocimientos en geología.

 

Siete rutas lineales

  • La ruta 1 se ha denominado ‘Entre bolos, riscos y romanos’ y afecta a las localidades de Villacastín, Ituero y Lama, Zarzuela del Monte, Valdeprados, Otero de Herreros, Ortigosa del Monte, La Losa y Madrona.
  • La ruta 2 llamada ‘Cuevas, barrancas y troncos fósiles’ discurre por Prádena, Arcones, Navafría, Valle de San Pedro, Pedraza, Orejana, Arahuetes, Arevalillo de Cega y Caballar.
  • La ruta 3, ‘Paisajes y rutas de colores’, comienza por el valle del río Aguisejo y luego por los pueblos rojos y negros, pasando también por Castillejo de Mesleón, Ayllón y Riaza.
  • La ruta 4 lleva por título ‘De bodegas a los mares de los dinosaurios’, se inicia en  Ayllón, recorre las Hoces del río Riaza en Montejo de la Vega de la Serrezuela y el arrecife fósil de Castrojimeno.
  • La ruta 5, ‘Más allá de las Hoces del Duratón’ nos sumerge por el tramo medio del valle del río Duratón, de Sepúlveda a San Frutos y de San Miguel de Bernuy a Fuentidueña y sus páramos.
  • La Ruta 6, ‘Del secano a los pinares’, nos lleva desde Torreiglesias hasta Lastras de Cuéllar, Turégano y los páramos de Cuellar.
  • La ruta 7 denominada ‘Entre pizarrales y lavajos’ recorre las campiñas occidentales de la provincia, el macizo de Carbonero-Bernardos-Santa María la Real de Nieva. En este recorrido puede visitarse el Geomuseo de Valseca, la instalación museográfica geológica más completa de la provincia.

El contenido ya aparece en la página web de Prodestur, www.segoviaturismo.es, con toda la información completa. El diseño para el folleto está ya terminado y cuando desde PROdestur se terminen de maquetar otros folletos que están en proceso, se procederá a su impresión y podrán repartirse en las diferentes ferias a las que acudamos. Así, Rodríguez ha concluido que “estamos ante un nuevo recurso que reúne las condiciones más ventajosas turísticamente hablando; parajes muy visuales, inalterables, resistentes al paso del tiempo y visitables en cualquier época del año, lo que contribuye a la desestacionalización del turismo en la provincia”.

Además de mostrar y enseñar estos lugares de interés geológico, se trata de protegerlos a través de un turismo sostenible y responsable y de inculcar a los que residen en esos lugares la importancia de ese paraje, creando un verdadero espíritu de comunidad. “Se trata de una herencia geológica con recursos en pleno proceso de transformación en los que la conservación es fundamental”.

 

 

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Fuente: Diputación de Segovia

El portal de wellness Vitónica destaca la Ruta de los Refugios del Río Moros como la ruta de senderismo más bonita de España. La ruta se conoce como Los Refugios del Río Moros, explica, «porque avanza por un total de seis refugios a lo largo del río Moros. En ella veremos también el embalse del Tejo».

 

Ruta sencilla

La ruta es una actividad senderista con un grado de dificultad fácil, ya que aunque tiene una distancia total de 19 km, apenas presenta un desnivel positivo de 468 metros, subraya Vitónica. Además, «tampoco nos enfrentaremos a una gran altitud, que siempre hace que nos cueste más. La altitud máxima a la que estaremos será de 1.626m».

«Es una ruta circular, es decir, comienza y termina en el mismo punto y se realiza en una única etapa de unas cinco horas de duración. Hay tramos de senda muy poco marcados, pero ante la duda siempre seguiremos el arroyo y el río, ya que nos acompañará en prácticamente todo el recorrido.

Durante el verano está restringido el acceso a la ruta, así que tendremos que hacerla en el resto de épocas (invierno, primavera u otoño). Se cierra en verano para prevenir el riesgo de incendio, por lo que si estás cercano a fechas de calor puedes preguntar antes de ir al Ayuntamiento de El Espinar para asegurarnos que el acceso está abierto o cerrado.

Si quieres hacerla con niños es posible, ya que no presenta dificultad ni elementos peligrosos. Los perros también son permitidos en esta ruta. Si utilizas un dispositivo GPS puedes descargar la ruta en este enlace y conectarla en tu reloj deportivo o dispositivo para seguirla», como podemos ver en Vitónica.

 

Paso a paso

La ruta empieza en el área recreativa de La Panera, en el municipio de El Espinar. El primer refugio libre es el Refugio de los Guijos, se llega después al Refugio de los Horcajos, continuamos por El Raso y el refugio de las Tabladillas. Desde ahí, continuamos al el Refugio libre de la Vaqueriza y, después, encontraremos uno de los más bonitos, e. Refugio libre de El Vivero.

 

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Fuente: segoviaudaz.es

 

 

 

Aunque son muchos más, nos detenemos en cinco pueblos segovianos encantadores en primavera. Y no son de los más conocidos.

 

El Muyo

Tan solo tiene una veintena de habitantes y es, probablemente, el mejor ejemplo de los ‘pueblos negros’. Ubicado en la zona de Ayllón, el colorido negro de su entorno, calles y casas de pizarra, contrasta con los colores primaverales, haciendo de esta pequeñísima localidad segoviana un lugar mágico.

La iglesia de San Cornelio y San Cipriano es punto patrimonial de referencia patrimonial en El Muyo. La cruz procesional de la imagen de la cartelería de las Edades del Hombre 2003, celebrada en Segovia, procedía de ese templo.

 

Fuentidueña

La Villa de Fuentidueña está amurallada en sus lados norte, sur y oeste por una muralla edificada. No menos impresionante es la muralla natural que es un cortado sobre el río Duratón, en la zona sur. Como en otras ciudades, explica el Ayuntamiento, sus muros se «aprovecharon» para la construcción de edificios. Actualmente, se conservan tres puertas de acceso. Su construcción debe situarse entre los siglos XII Y XIII. La iglesia de San Miguel, el Palacio, la Capilla del Pilar o de los condes de Montijo, las Ruinas del Hospital de la Magdalena son algunos de los tesoros que encierra Fuentidueña.

Como curiosidad, la antigua iglesia de San Martín fue trasladada piedra a piedra a Estados Unidos. «Las piedras del ábside dispuestas en tres mil trescientos cajones, 370 toneladas, se trasladaron en camiones al puerto de Bilbao desde donde llegarían en barco a Nueva York y desde allí a su último destino: The Cloisters».

 

Sotosalbos

La historia de Sotosalbos se encuentra también «muy vinculada a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que por el siglo XIV menciona a Sotos Albos en el Libro de buen amor, citando su encuentro en el Puerto de Malangosto con la serrana La Chata». Tras el nombre de Sotosalbos, Sotis Albis (Sotos Blancos) en sus orígenes allá por el siglo XII, se esconde la historia de una villa que va unida a la de su iglesia, uno de los máximos y más bellos exponentes del románico rural segoviano.

Un paseo por sus calles permite descubrir la encantadora Plaza Mayor, la iglesia de San Miguel Arcángel o el antiguo Potro de Herrar que nos hace imaginar cómo era el trabajo de herrar a los animales.

 

Valdeprados

Valdeprados fue pueblo con castillo, y de aquella fortaleza medieval queda todavía una torre, llamada de los condes de Puñoenrostro, en honor a los que fueron sus señores. Cuenta con una gran riqueza natural. Está incluido en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), entre otros motivos, debido a que es lugar de campeo del águila imperial ibérica, especie en peligro de extinción.

Además, desde el pueblo parte la llamada «Ruta de la Risca del río Moros«, un cañón de unos 300 metros de longitud con paredes de caída vertical de hasta 40 metros. ‘El Puente de los Enamorados‘ es otro de los puntos señeros de Valdeprados.

 

Villacorta

«Sobre una suave loma en la campiña del piedemonte serrano» se extiende esta localidad segoviana, dependiente de Riaza. Claro ejemplo de arquitectura roja, la economía de la población vinculada a la agricultura, permitió construir edificios sólidos y de dos alturas en materiales como piedra ferruginosa y la tierra arcillosa del entorno.
 
En Villacorta encontramos un agradable casco urbano y un entorno típico de localidad de campiña con tierras de cultivo, ermita y palomares. A la orilla del río Vadillo hay un antiguo molino harinero y aguas abajo, un robusto puente de cantería del siglo XVI.
 
 
 
 
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Fuente: Segoviaudaz.es
 
 
 

Riaza anida en la cara norte de la sierra de Ayllón. Una contracción del paisaje que, en la provincia de Segovia, reclama un nombre propio. Ajeno al protagonismo del acueducto o el Alcázar, el discurrir del río Riaza, desde el hayedo de La Pedrosa, lleva y trae una canción. Se trata de una melodía que hay que escuchar en el flujo de las estaciones, entre lobos y buitres, sobre invernales pistas de esquí.

Unas notas que se pintan de los colores de pueblos pretéritos y toman el sabor de una gastronomía tradicional. Una canción que permanece enraizada en las tierras montañosas de Castilla y León mientras corre persiguiendo un río.

 

El acorde del río en la partitura de Riaza

Algo que comenzó como un bastión territorial para impedir posibles avances musulmanes hacia el sistema central, ha terminado convertido en refugio que escapa del ruido. Como sucede con todas las buenas canciones, la partitura de Riaza está plagada de graves, agudos y giros. Algunos, han quedado prendidos entre pentagramas de siglos, como claves marcadas por los que ponen música a sus días. Otros, se han destacado en sinfonías y libretos, rotulando títulos. Aparecen, Álvaro de Luna, Alfonso VII, los Duques de Maqueda, y el Duero, eterna estrofa de agua de Gerardo Diego.

Según documentos históricos, el nacimiento de Riaza debe situarse alrededor del siglo XI. En ese momento, distintas tierras de Castilla y León eran repobladas por cristianos, siguiendo órdenes de Alfonso VI, tras la conquista de Toledo. Además de Salamanca, Sepúlveda o Ávila, Segovia no fue una excepción. En dicho escenario se asentó un grupo de población cerca del río Aza, un lugar rico en filones de hierro. Sus habitantes se dedicaron a la explotación de los recursos brindados por la naturaleza, convirtiéndose en maestros del forjado. Una querencia férrea que queda patente en la planificación de la plaza mayor. En ella, sus diferentes alturas quedan salvadas gracias a unas gradas unidas por barandas de hierro forjado.

Asimismo, este metal se deja ver también en el ayuntamiento, del siglo XVIII.  Allí corona el inmueble, dando forma a una torre de campanario que roza las nubes. En idéntico lugar, pero más cerca del suelo, pagaban los presos sus deudas con la sociedad, en la cárcel de la Villa. Pero la música se siente también lejos de la plaza. A través de las calles, presididas por hileras de típicas casas riazanas, con sus tejas árabes cocidas y el hierro vistiendo goznes, cerraduras y aldabas. Al borde de los adoquines que conducen a la iglesia se encuentran las casas más antiguas, todavía con sus escudos familiares en las fachadas.

Desde el principio se sucedieron las disputas entre pueblos vecinos por los pastos circundantes, el agua, y los bosques cercanos. Disputas que concluyeron con la intervención del gobernador civil de Segovia, decidiendo la separación de Sepúlveda, efectiva en 1920. Todos estos acontecimientos han convertido la historia Riaza en una canción en la que se entremezclan tempos e instrumentos. La letra ha ido variando a lo largo de los siglos, pero solo hace falta perderse un rato por sus calles para oírla otra vez.

 

Música sacra

Con el paso del tiempo el inicial asentamiento junto al río se consolidó como tierra eclesiástica, en manos del obispo de Segovia. De este pasado secular existen diversas huellas en forma de una importante colección de arte sacro, además de distintos edificios religiosos. Así, tras el ayuntamiento se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Manto. Un conjunto renacentista (siglos XV al XVI) , con planta rectangular de tres naves y ábside, junto a una torre del campanario de treinta metros. Además del retablo barroco y capillas como la de los linajes, su interior custodia una colección de arte que reúne el patrimonio parroquial de pueblos cercanos.

La primera de las tres ermitas de Riaza se encuentra en el mismo pueblo, al norte. Se trata de la ermita de San Juan, situada junto a una cruz de piedra del siglo XVI. A su alrededor, un conjunto de lápidas, dan una pista sobre la ubicación de un antiguo camposanto. Dentro, las tallas de Santiago Apóstol y San Juan Bautista, revelan a quién está consagrada la pequeña edificación. Justo enfrente se conserva un antiguo lavadero, La Nevera, del que todavía brota una buena cantidad de agua.

En el parque de El Rasero, en la entrada oeste de Riaza, se encuentra otra pequeña ermita, la de San Roque, edificada en cumplimiento de una promesa tras el fin de la epidemia de peste de finales del XVI. Ahora, junto a 18 cruces de piedra utilizadas para el Vía Crucis del Viernes Santo, ornamenta esta gran zona verde. Ya en las afueras espera la última, la ermita de Hontanares, del siglo XVII. Rodeada de un hermoso paisaje, a menos de 5 kilómetros de Riaza, custodia un retablo románico con la imagen de la virgen que le da nombre. Junto a ella, las tallas de Santa Lucía y San Blas.

Riaza dejó de ser tierra eclesiástica al comprarla Juan II al obispo segoviano Juan de Tordesillas, y cedérsela a Álvaro de Luna. A partir de ahí, el pueblo forma parte de un argumento novelesco, de traiciones e intrigas palaciegas, que concluye con una ejecución pública en Valladolid. Algunos bienes del condestable quedaron en manos de su hijo, entre ellos, Riaza. A continuación, el ir y venir de nombres y títulos sobre las tierras no cesó.  Hasta que las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos y, “La Pepa”, la Constitución de 1812, los transformó en partes de la nación.

Este pasado plagado de apellidos nobiliarios se exterioriza en las filas de casas solariegas y blasonadas que flanquean las calles y ponen nombre a las viviendas de los soportales. Todas ellas con su ventanillo sobre la puerta para escuchar el discurrir de la vida. Durante la Guerra Civil una, la de Don Pepito, se reconvirtió en el cuartel de la Falange Española. La reproducción de esta fachada barroca viajó con la Muestra del Pueblo Español a la Exposición Universal de Barcelona de 1929. Todavía hoy, al acercarse, es posible escuchar el eco de todas las viejas melodías que flotan en el aire. Los murmullos de los lunes de mercado, privilegio concedido en el siglo XIV por Fernando VII, o las voces de los vendedores ambulantes de los viernes. Más allá, también, el concierto de la naturaleza…

 

Las cuatro estaciones de Riaza

En las afueras, el río que acompaña a Riaza suena más fuerte, entre los agudos de Pico del Lobo y y La Buitrera. Los alrededores evocan las cuatro estaciones. Los inviernos, con jornadas de esquí en la estación de La Pinilla, en el municipio de Cerezo de Arriba. También se disfrutan, de mayo a octubre, actividades deportivas y de turismo activo. Mientras, el hayedo de la Pedrosa, un bosque de hayas perteneciente a la Red de Espacios naturales de Castilla y León, suena a otoño. Cerca del puerto de la Quesera, entre Riofrío de Riaza y Majaelrayo (Guadalajara), es un pulmón verde del Sistema Central, al norte de la Sierra de Ayllón. El río corre allí, entre musgo y helechos. Serpentea entre robles, avellanos y acebos, salpicando matorrales de arándano y fresas silvestres hasta llegar, 100 kilómetro después al Duero, en Burgos.

En cualquier época del año asomarse al Balcón de Castilla, el Mirador de Peña Llanas, ofrece una panorámica inolvidable. A casi 1500 metros el aire cambia y el viento dirige el concierto. Desde allí, siguiendo sus indicaciones, la vista se encuentra y desencuentra con los límites de cuatro provincias. El pico Grado dibuja la linde con Guadalajara, los picos de Urbión con Soria. Por su parte, Madrid se encuentra en la línea con Somosierra, y a Burgos se le localiza en las Hoces del Riaza. Las tonalidades cambian con los meses. De ocres y rojizos a verdes intensos, pasando por cumbres nevadas.

Se abren ante el viajero un sinfín de posibilidades. Espacios naturales, pueblos rojos, negro o amarillos… Sin olvidar, la silueta de Segovia, a unos 65 kilómetros. Un paseo en globo, sentir los adoquines bajo las suelas de los zapatos, acariciar las piedras del acueducto con las puntas de los dedos, antes de volver. Volver, porque Riaza se merece un bis, un “Otra vez”. 

Riaza es una partitura de nieve blanca y colores de primavera, valles, arroyos y senderos. La orquesta acompaña cada paso del camino, tan solo hay que detenerse a escuchar…

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

 

 

 
 

 

 

En el este de Segovia, orillada por los arroyos del Cega, San Miguel y Vadillo, la villa medieval de Pedraza destaca por su conservación arquitectónica. Aquí, en Pedraza, se paró el tiempo.

En esta pequeña localidad segoviana abunda la belleza en los exteriores de sus edificios, y tiene además una de las cárceles medievales mejor conservadas de España.

Vamos a repasar la historia y los lugares que ver en Pedraza, siempre dejando claro que lo fundamental en este pueblo es dejarse llevar por su entramado de calles y su hechizo medieval.

 

Un poco de historia de Pedraza

Para saber lo que hay que ver en Pedraza antes es preferible conocer un poco de su historia. Hay constancia de población prehistórica en las cuevas abiertas al río Cega y se encontró cerámica de una población celtibérica de arevacos o vacceos que data del siglo IV a.C., por lo que esta historia se remonta muchos siglos en el tiempo.

El nombre Pedraza derivaría del latín Petracia o Petrazan. El rey Alfonso X situó en Pedraza el nacimiento del emperador Trajano. Su sobrino, San Eutridio, sufrió martirio en esta villa en el año 87. El consenso entre los investigadores, sin embargo, es que la familia del emperador era de Itálica, en Sevilla, y allí nacería.

En la historiografía de Pedraza hay numerosas falsificaciones e incógnitas por las ausencias de documentación fiable. Aparece primero en el Voto de San Millán, del año 938, como uno de los pueblos a los que el conde Fernán González ordena llevar ofrendas al Monasterio de San Millán. Sin embargo, una mayoría de los historiadores afirman que ese documento es falso. Sí se sabe con certeza que Sepúlveda y Pedraza fueron conquistadas por el mencionado conde en el 940. Pero el hijo de éste, García Fernández, pudo devolverlas a Almanzor en el 984. Entre los años 1010 y 1023 su hijo, el conde Sancho García, la reconquistó. Como curiosidad, ambos fueron protagonistas de la leyenda de la Condesa traidora, el más célebre culebrón medieval.

 

El nombre Pedraza derivaría del latín Petracia o Petrazan. El rey Alfonso X situó en Pedraza el nacimiento del emperador Trajano. Su sobrino, San Eutridio, sufrió martirio en esta villa en el año 87. El consenso entre los investigadores, sin embargo, es que la familia del emperador era de Itálica, en Sevilla, y allí nacería.

En la historiografía de Pedraza hay numerosas falsificaciones e incógnitas por las ausencias de documentación fiable. Aparece primero en el Voto de San Millán, del año 938, como uno de los pueblos a los que el conde Fernán González ordena llevar ofrendas al Monasterio de San Millán. Sin embargo, una mayoría de los historiadores afirman que ese documento es falso. Sí se sabe con certeza que Sepúlveda y Pedraza fueron conquistadas por el mencionado conde en el 940. Pero el hijo de éste, García Fernández, pudo devolverlas a Almanzor en el 984. Entre los años 1010 y 1023 su hijo, el conde Sancho García, la reconquistó. Como curiosidad, ambos fueron protagonistas de la leyenda de la Condesa traidora, el más célebre culebrón medieval.

En noviembre de 1076 el rey Alfonso VI confirmaba el Fuero latino de Sepúlveda, que incluía Pedraza. En una bula del papa Calixto III de 1124 se reconoce ya la autonomía de Pedraza. Se confirma en el año 1309 por el fuero romanceado de Sepúlveda. Es entonces cuando Fernando IV reconoce la línea divisoria con Sepúlveda. Un poco antes, en 1294, Sancho IV el Bravo concedió una exención de impuestos a los moradores de Pedraza. Una autonomía que la convirtió en una comunidad de tierra. Hasta mediados del siglo XIV fue villa de realengo.

Pasó a ser señorío de Fernando Gómez de Albornoz y luego de los García Herrera. Entre ellos, la esposa de Bernardino Fernández de Velasco, que recibe Pedraza dentro de la dote de su esposa. En esos tiempos sucedió un célebre duelo por la posesión de Pedraza frente a la puerta de la villa, el principal monumento que ver en Pedraza. Fueron años convulsos. El vencedor, Iñigo, acometió a comienzos del siglo XVI la ampliación del castillo. Al ser un señorío de los Velasco, Condestables de Castilla, en la Guerra de los Comuneros, Pedraza se puso del lado del Emperador Carlos V.

Una historia apócrifa del siglo XVII afirmó que en 1528 estuvieron presos en el castillo de Pedraza los hijos del rey francés Francisco I. Los documentos de la época localizan a los príncipes franceses en el cercano castillo de Castilnovo, perteneciente también a los Velasco. Esto propició la confusión entre ambos castillos de la familia de los condestables y el error de la crónica posterior.

Entre los siglos XVI y XVII el trasiego de ovejas merinas hacia los ranchos de esquileo, lavaderos de lana y batanes, que dan nombre al corredor del arroyo Vadillo, aportó gran riqueza a la villa. También hubo telares y talleres dedicados a la producción de lino. De octubre a junio partía una trashumancia al valle de Alcudia en Ciudad Real, lo que explica el arraigo del matriarcado en la zona. Pedraza fue tan rico que llegó a tener cinco mil vecinos. En 1725 el castillo y las rentas de Pedraza pasaron a la Corona, debido al apoyo del duque de Frías a los Austrias en la Guerra de Sucesión.

 

En la segunda mitad del siglo XVIII comienza la decadencia de villa. Desaparecen los telares y la ganadería se ve afectada por la Guerra de la Independencia. En 1792 el rey Carlos IV visitó Pedraza. La abolición de señoríos en 1811 iguala Pedraza a otros municipios circundantes. Esto motivó la Guerra de Patronas entre las Vírgenes del Carrascal y de las Vegas, por la negativa de los párrocos a participar en las fiestas de la villa.

En 1925 el pintor Ignacio Zuloaga compró las ruinas del castillo por 12.999 pesetas. Allí pintaría un paisaje del pueblo y dos retratos de lugareños. En aquellos años la villa fue descubierta por cineastas como Jacques Catelain y Florián Rey. De esta manera, la emplearon como escenario de películas. Seguidos años después por Saénz de Heredia, Luis Lucía, Orson Welles, Pilar Miró y José Luis Cuerda. En 1934 Unamuno la visitó dejó una bella crónica del pueblo. El Marques de Lozoya consigue en 1951 para Pedraza la declaración de Conjunto Monumental. Cuatro años después llegó allí Camilo José Cela en uno de sus recorridos por Castilla. Así, conoció al célebre farmacéutico Pedro Abad, compañero de tertulia de Ignacio Zuloaga en sus estancias pedrazanas.

 Hasta mediados de los 60 se celebró en Pedraza el mercado de los martes para la trata de ganado. Por aquel entonces llegó allí el decorador Francisco Muñoz, que difundió lo que hay que ver en Pedraza por toda España. Recuperó su artesanía en estaño y montó su famosa tienda de decoración De Natura. Desde 1991 la Fundación Villa de Pedraza de la Sierra viene organizando los famosos Conciertos de las velas, celebrados cada julio en la plaza del pueblo. Así trata de rehabilitar como auditorio la iglesia de Santo Domingo. Poco a poco se ha ido recuperando, al menos, la atención sobre la villa segoviana.
 
Qué ver en Pedraza
 

La recomendación es aparcar en las afueras de la colina y subir a esta a pie. Lo primero que hay que ver en Pedraza es la ermita de la Virgen del Carrascal o de San Miguel, así como el acueducto medieval. Éste último llevaba agua desde el manantial hasta la fuente del Caño situada junto a la carretera. No son pocos los lugareños y forasteros que llenan aquí bidones para consumirla en casa. Subiendo la cuesta a la izquierda encontrará el viajero una torre albarrana empleada antaño de aljibe. Por ello llamada Pozo de las Hontanillas.

 

Delante de la Puerta de la Villa tuvo lugar el célebre duelo entre Iñigo Fernández de Velasco y el conde de Benavente. El vencedor colocó su escudo a ambos lados de la puerta para que no hubiera duda de quien era el dueño del pueblo. En el interior del arco hay una hornacina con un Cristo que desciende los Viernes Santos. Dicha puerta se cerraba al anochecer hasta los años cuarenta del siglo XX. Ignacio Zuloaga relató este hecho a su coleccionista norteamericana, Mrs. Lydig, con quien se apostó su veracidad. Mrs. Lydig, claro, perdió.

La torre sobre la entrada alberga la cárcel medieval, una de las mejor conservadas de España. La cárcel medieval es quizá el principal lugar que ver en Pedraza. Tanto por sus mazmorras, como por las explicaciones que dan las guías sobre el sistema presidiario medieval. De las tres calles a las que da acceso, la central es la calle Real que conduce a la plaza. La de la derecha es la calle de la Calzada que sigue el trazado de la muralla. Por ella se llega hasta la iglesia de Santa María. La de la izquierda es la de las Cuestas, que acompaña a las murallas hasta el barranco y el mencionado Pozo de las Hontanillas.

Subimos por la calle Real para continuar el recorrido por los lugares que hay que ver en Pedraza. En el número 15, hoy oficina de la Fundación Villa de Pedraza, se conserva una inscripción en el dintel que habla de que fue un fielato. Las rejas se repiten en muchas casas de tan bella calle.

Subiendo a la izquierda se reconoce la Casa Pilatos por el bello balcón en esquina de éste caserón del siglo XVI. Perteneció a la familia de Ladrón de Guevara, regidores de Pedraza a mediados del siglo XVII. A la derecha, la actual Oficina de Turismo se distingue por su decoración con esgrafiados. Toda la manzana de la izquierda de la calle es la imponente Casa de los Becerril, principal mansión que ver.

La plaza Mayor de Pedraza de la Sierra tiene unos soportales creados con fustes y capiteles de las columnas extraídas de la ruinas del castillo en el siglo XIX. Entre sus detalles más peculiares está el banco de enebro del soportal en el que tantos cineastas se sentaron durante los rodajes en esta plaza.

En el Caserón de los Miranda, edificio de 1673, hoy taberna, destacan los balcones, escudos, gárgolas de piedra y los escudos de Ladrón de Guevara. La Farmacia del siglo XVI cuenta con una colección de albarelos. La regentaron los descendientes de Don Pedro Abad, farmacéutico al que cita Cela en Judíos, moros y cristianos. Enfrente está el Ayuntamiento, antiguo palacio de los Marqueses de Lozoya. Ostenta tres escudos, de los Perez de la Torre que la habitaron hasta 1533, de la familia Pérez y en el centro el blasón de Pedraza. El reloj es del siglo XVIII. Bajo el ayuntamiento hay un pasadizo que da directamente a La Casona, en la calle de la Cordovilla o del cura. Perteneció al gran decorador Paco Muñoz. Es lugar de descanso de la célebre chef Samantha Vallejo-Nájera.

Volviendo a la plaza, entre la Casa de la Comunidad de Villa y Tierra y la iglesia está el balcón verde. Se trata de un privilegio medieval para que Antonio Pérez de la Torre y Zúñiga y sus descendientes vieran las corridas. Actualmente lo tiene Doña Margarita Becerril.

 

Otros monumentos

Por su parte, la iglesia de San Juan conserva elementos románicos. En el siglo XX el pórtico que antecedía a la puerta principal fue tapiado. El párroco mandó superponer la fachada procedente de la arruinada iglesia de Santo Domingo. En el interior hay un retablo barroco y un excelente órgano de 1847. Uno de los detalles más interesantes que  ver en Pedraza es su pila bautismal, del siglo XIII. Su puerta trasera da a la plaza de la Olma, donde se celebraba el mercado de los martes.

Desde la plaza de la Olma parte la calle Mayor hacia el castillo. En ella hay restos del palacio del Conde de Pineda y siguiendo su trayectoria se encuentra uno con el templo de Santa María de Mediavilla. Posee ábsides románicos, ventanas mudéjares en la torre, arquería de ladrillo empotrada al muro y elementos renacentistas y barrocos.

 

El castillo

El castillo de Pedraza fue incendiado en 1813 por su guarnición francesa al retirarse del pueblo. De esta manera, se perdió toda la documentación. Pudo ser un castro romano, pero los restos más antiguos son cimientos del siglo XIII. En el XIV, Enrique II lo entregó a don Fernando Gómez de Albornoz, primer Señor de Pedraza. La titularidad de la familia Herrera se evidencia por el escudo sobre la puerta de entrada al aljibe que hay en el patio interior, al lado de la piscina. A finales del siglo XV pasó a la Casa de los Velasco. La familia edificó el doble recinto con cubos y torres cuadradas y puerta enmarcada por garitones sobre un foso artificial excavado en la roca.

 

En 1925 el pintor Ignacio Zuloaga adquirió las ruinas en las que se guardaba por aquel entonces ganado. Reedificó la torre del homenaje para emplearla como vivienda. A finales del siglo XX se reedificó la segunda torre, donde se exponen una decena de obras del pintor. Lo más interesante es su emblemática imagen exterior.

 

Los alrededores

Una visita a Pedraza puede completarse con sus interesantes alrededores. Hacia el norte se encuentra la villa medieval de Sepúlveda, flanqueada por el espectacular parque de las Hoces del río Duratón. Hacia el sur, los amantes de la naturaleza pueden ascender hasta el Parque del Guadarrama.

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

El Ayuntamiento de Cuéllar presentó la semana pasada sus propuestas para la convocatoria Extraordinaria de los Planes de Sostenibilidad Turística; se trata de un plan con diferentes propuestas que alcanzan un importe de 1.486.525 euros. El objetivo es lograr una ayuda financiada que otorga el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y cuyo fin último es el impulso y la transformación de los destinos turísticos hacia la sostenibilidad.

El plan lo componen siete acciones a desarrollar en los próximos tres años, y estas se han definido en torno a cuatro ejes estratégicos.  El primero de ellos es el eje de transición verde sostenible y mejora de la eficiencia energética se han planteado tres intervenciones. Dos de ellas están orientadas al mantenimiento, mejora y tratamientos de la masa arbórea de El Henar y de Las Lomas; se plantea una tercera acción, que impulsaría la creación de una ruta ciclista entre Santa Clara y Escarabajosa de Cuéllar, además de un sendero verde para uso de peatones y ciclistas que conectaría diferentes puntos de interés medioambientales y la pondría en valor de la biodiversidad en los alrededores del municipio.

 

Dos acciones más se han incluido en el eje de transición digital. La primera de ellas permitiría la renovación y modernización de los paneles de información turística ubicados en el casco histórico, e incluiría la implementación de recursos tecnológicos como la realidad aumentada para facilitar y dinamizar el acceso a los contenidos. Una segunda acción se centraría en la creación de rutas y entornos inclusivos que gracias a la tecnología pondrían al alcance de todos el potencial turístico de Cuéllar, en ocasiones, inaccesible por su propia naturaleza y morfología. Las dos últimas actuaciones se enmarcan dentro del eje estratégico para la mejora de la competitividad. Se propone una primera intervención para la reforma del entorno de la Iglesia de San Andrés que comprendería el acondicionamiento del viario al tránsito peatonal y rodado en la zona norte de la calle Nueva, hasta la Carretera de Bahabón. Se le dotaría así de los elementos necesarios para garantizar su uso en las mejores condiciones de seguridad y comodidad.

Por último, se propone la renovación del paseo peatonal del Parque de San Francisco. Su adecuación a los nuevos usos que se desarrollarán en un futuro, como nuevo auditorio al aire libre, requieren de organización y regulación del tráfico rodado que mejore los recorridos peatonales mediante la ejecución de un itinerario accesible. La concesión de estas ayudas sería un gran impulso para generar una mejora continua en Cuéllar, y mejorar así imagen hacia la vecindad y los visitantes.

 

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Fuente: eladalentado.com

Migueláñez es un municipio de la campiña segoviana con 130 vecinos empadronados (a 1 de enero de 2022) y dista 40 kilómetros de la capital segoviana y unos 4 kilómetros por carretera de Bernardos, localidad de mayor población. Está relativamente cerca de otros centros comarcales como son Santa María la Real de Nieva o Carbonero el Mayor. La localidad está ligada a la elaboración de chocolate desde finales del siglo XIX y conserva las instalaciones de la antigua Fábrica de Chocolates Herranz, que cesó su producción de manera definitiva en 1998.

 

Las visitas a esta fábrica de propiedad privada, que Prodestur, la entidad de la Diputación de Segovia que promueve el turismo en la provincia, ha dado a conocer recientemente a través, entre otros medios, de redes sociales, implican una interesante introducción en el patrimonio industrial de esta zona de la provincia, menos conocida que otras comarcas, pero con un atractivo indudable.

Esta fábrica de chocolate abrió sus puertas en 1946 y tuvo una larga vida, teniendo en cuenta la trayectoria de otras industrias nacidas en la posguerra en el medio rural. Más de medio siglo elaborando chocolate seguida de una década larga en desuso hasta que en 2009 una empresaria del sector turístico, María Jesús Fuentes, asume el reto de adquirir el edificio con la única línea de máquinas completa de su tipo y época en todo el mundo.

El proyecto parte de la idea “de perpetuar las huellas de nuestra tradición chocolatera”, según Fuentes, que en varias ocasiones ha comentado que “desde el principio nuestro deseo fue conservarla en las mejores condiciones y, poco a poco, limpiamos las máquinas —todavía tenían chocolate reseco de la última elaboración—” para abrirla al público y restaurar un edificio “con un profundo significado en la zona y la provincia”.

En ello sigue, y poco a poco, con mucho esfuerzo, ha introducido mejoras y su próximo objetivo es renovar la cubierta.

A partir de ahí nació también la idea de crear una empresa de turismo activo, con rutas de senderismo e interpretación del entorno, para todos los públicos.

El edificio es característico en sí porque fue construido con cuarcita, piedra extraída de la localidad de Domingo García, que destaca por su especial dureza. La cubierta es de pizarra de las canteras de Bernardos, las mismas que han nutrido El Escorial desde que Felipe II iniciara su construcción a finales del siglo XVI.

 

Tradición chocolatera

En un artículo publicado en El Adelantado en noviembre de 2018, Moisés Migueláñez Gómez explica que la localidad cuyo nombre lleva en el apellido es conocida en gran parte de España gracias a sus chocolates y explica que, además de Herranz, otra familia local, Rujas, comercializó Chocolates RUJAS, aunque de manera muy artesanal, ya que disponía de un sencillo molino de cacao en su vivienda y, la propietaria, Inés, vendía el producto en tiendas de la comarca. “Incluso iba con su ‘serillo’ bajo el brazo caminando a vender a Miguel Ibáñez”, recuerda.

Otra familia del pueblo, los hijos de Máximo Álvarez, según Moisés Migueláñez, fueron propietarios de una fábrica de chocolate en Madrid, comercializando el producto con las marcas ‘La Colonial’ y ‘La Española’, que llegaba a las tiendas de ultramarinos del pueblo.

Apunta, en cuanto a la fábrica de Chocolates Herranz, que empezó su producción con la maquinaria más moderna en ese momento de la mitad de los años cuarenta del siglo pasado y llegó a emplear un buen número de obreros, principalmente vecinos de Migueláñez pero también de Bernardos, y contaba con contable, encargado, conductores para su propia flota de camiones para el transporte tanto del producto final como de la materia prima, el cacao, que llegaba desde Guinea a los puertos del Norte de España.

La empresa llegó a tener un importante contrato con el Ejército, elaborando a través de la fabricación de porciones individuales de dos onzas con su envoltorio, lo que permitió dar más trabajo a los vecinos de Migueláñez “envolviendo chocolatinas, incluso en casas particulares porque no daba a basto para semejante demanda”.

 

La fábrica

Desde 1946 la familia Herranz elabora tres tipos de chocolate en esta fábrica segoviana (después abriría otra en Ávila): Sucedáneos (con menos de un 30% de cacao, como el chocolate blanco), Chocolate a la taza (de textura terrosa y que ha llegado a nuestros días) y Chocolate extrafino con almendras.

Las instalaciones son amplias y cuentan con un almacén, junto a la puerta de entrada, con un pequeño muelle de carga y un portón. Era el punto de entrada de la materia prima para elaborar el chocolate, el cacao que se importaba de zonas tropicales en grandes barcos que normalmente atracaban en el puerto de Bilbao, desde donde se transportaba a la provincia de Segovia.

La Sala de tostado de cacao conserva un viejo horno esférico que se alimentaba con leña y cáscaras de piñón y, junto a él, una máquina para limpiar los granos de cacao ya tostados, dejándolos lisos para procesarlos.

En la Sala de molido y amasado se encuentran grandes amasadores con rodillos de granito que, durante horas, movían el cacao para darle la consistencia adecuada. Tenían sistema de calefacción para mantener una temperatura idónea para la elaboración de cada tipo de chocolate, siguiendo las instrucciones del maestro chocolatero.

La fábrica está ubicada en la calle del Pozo de Arriba número 2 de Migueláñez y para conocerla lo mejor es ponerse en contacto y concertar la visita en los teléfonos 921 566 152 ó 659 422 522, o bien en el correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

La propietaria está abierta a visitas de grupos de colegios, institutos, etc., así como de empresas y ofrece catas, de chocolate pero también de productos de kilómetro 0, por ejemplo, y actividades complementarias, como ‘escape room’, entre otras.

 

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Fuente: eladelantado.com

 

 

 

En un cerro alargado rodeado de muralla se encuentra Maderuelo, una localidad que ha mantenido la arquitectura de adobe, madera y piedra de sillería característica de la zona. También el ambiente medieval resaltado por el periódico aleteo de los buitres leonados de una próxima reserva de aves. Lo que el viajero encontrará en Maderuelo puede sorprenderle, también los alrededores. Por ejemplo, el Parque Natural de las Hoces del río Riaza, donde en verano es posible bañarse o hacer piragüismo, es un paisaje precioso en esta bella provincia de Segovia. Con todo esto, son muchos los lugares que ver en Maderuelo y cercanías. Vamos a repasarlos.

La comarca estuvo formada por densos bosques en los que la principal ocupación era la caza y la cría de ganado. Estuvo poblada por la tribu celtibérica de los arévacos. Después de ser dominada por los romanos, quedó comprendida en la demarcación conocida como el conventus de Clunía, en Coruña del Conde, actual provincia de Burgos. En dos piedras sillares se ha encontrado cincelado lo que sería el tablero de un juego de mesa empleado por los romanos, llamados alquerque. En la alargada colina debieron instalarse también los visigodos. Dejaron alguna estela de piedra con inscripciones geométricas.

En el siglo X debió ser una de las poblaciones conquistadas por el conde Fernán González. Sin embargo, queda en una zona fronteriza, objeto de disputa entre moros y cristianos durante más de un siglo, cambiando a menudo de manos. En el 939 debió de ser una de las muchas poblaciones arrasadas por el califa Abderramán III. Posteriormente fue ocupada por Almanzor.

En el año 1010 el conde Sancho García de Castilla es llamado por el príncipe cordobés Suelimán para ayudarle a poner orden tras la muerte de Almanzor. Como pago recibió numerosas fortalezas situadas entre el río Duero y las montañas del Sistema Central. Hacia el 1076 el rey Alfonso VI concede un generoso fuero a la villa de Sepúlveda que permite repoblar toda la zona. En este periodo se pudo amurallar y construir el castillo.

Hacia finales del siglo XI se erige la interesante ermita de la Vera cruz, junto al cauce del río Riaza. Poco después se constituye la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo, que llegó a reunir una decena de parroquias. Se encontraron en la localidad restos de trece templos distintos.

Como villa de realengo, hasta el siglo XV Maderuelo será intercambiada por las dinastías reales. De doña Leonor de Navarra a don Juan de Aragón y de Sicilia, que nombra regidor a Don Diego de Sandoval. Al subir al trono navarro don Juan realiza el trueque de esta villa por la de Castrogeriz en 1430. Es así como Maderuelo pasa a manos de Don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla. En el tiempo de los Reyes Católicos era regidor Gabriel Fernández Manrique, conde de Osorno. Cedió su gobierno a don Juan Pacheco, marqués de Villena.

Más adelante, durante el Trienio liberal, por el Real Decreto del 27 de enero de 1822 se anexiona Maderuelo y otras poblaciones segovianas a la provincia de Burgos. Lo derogó Fernando VII un año más tarde. En el año 1951 se inauguró el embalse de Linares, en el río Riaza. Esto sumergió el pueblo de Linares del Arroyo, provocando el práctico despoblamiento de Maderuelo. Esa condición de lugar casi despoblado indujo al naturalista Félix Rodriguez de la Fuente a promover el Refugio de Aves Rapaces de Las Hoces del Riaza. Se inauguró en 1975 por el entonces Príncipe de España Don Juan Carlos de Borbón.

 

Qué ver en Maderuelo

Antes de entrar al pueblo, al lado del embalse se encuentra la ermita de la Vera Cruz, lugar imprescindible de Maderuelo. Se erigió posiblemente hacia finales del siglo XI sobre un templo visigótico. Sus impresionantes frescos románicos fueron trasladados al Museo del Prado, quedando en la iglesia una reproducción. También frente al pueblo está la ermita de la Virgen de la Castroboda. Es la patrona del pueblo y en su honor se erigió este templo, a finales del siglo XVIII.

Para entrar a la villa es preciso franquear la muralla a través de un arco que da acceso a la plaza de San Miguel, presidida por la iglesia del mismo nombre, un templo de estilo románico tardío. Su campana se tañía hasta hace pocos años para ahuyentar los desastres que podían acarrear las tormentas. Se conserva la talla policromada de San Miguel del siglo XVI, una talla de la Virgen de los Descalzos traída de una ermita desaparecida y la talla de la Virgen de los Remedios. También piedras labradas con una mujer tumbada, una cruz y un león en uno de los muros de las naves. Desacralizada, se emplea para usos culturales. Allí, en la noche de Reyes se procede al reparto de juguetes a los niños del pueblo.

La plaza de Santa María separa las dos calles principales del pueblo. Calle de Abajo y calle de Arriba en cuyo subsuelo se encuentran los laberínticos pasadizos de Maderuelo. Según una leyenda local, en uno de ellos se esconde el tesoro de don Álvaro de Luna, el valido del rey Juan II de Castilla.

Al final de la calle de Arriba se encuentra la iglesia de Santa María. Es un templo románico de planta rectangular y ábside circular. Tiene en su costado otra nave con un pórtico cubierto en el que se encuentran las denominadas Puertas de Hierro. Se accede a la iglesia por la llamada Puerta del Perdón. Dentro llama la atención su techumbre original de madera. También la pila bautismal de piedra labrada y el coro desde el que parte la escalera a la espadaña del siglo XVII, con sus cinco campanas.

Más detalles de la iglesia. En los altares de las naves laterales está el Santo Cristo del Crucero, del siglo XV. Los parroquianos lo sacan en procesión para implorar la lluvia, así como un sagrario labrado en madera usado en Jueves y Viernes Santo. El retablo mayor fue obra del segoviano Gabriel de Sosa, del año 1580. Conserva también, en una urna de cristal, la momia incorrupta de una niña que se encontró vestida y calzada. Su indumentaria no está completa pues fue expoliada.

Del antiguo castillo solo subsiste un torreón en la parte trasera de esta iglesia, y en sus proximidades restos de la antigua muralla. Lo que sí pueden verse son tres caserones románicos. Uno de ellos es residencia de un gran artesano del cuero, Faustino Abad. Sería interesante incluirlo en la lista de sitios que ver en Maderuelo.

 
Los alrededores
 

Entre lo que hay que ver en los alrededores Maderuelo, destaca el Parque Natural de las Hoces del Riaza. En el valle del Montejo hay una colonia de buitres leonados promovida por el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. Al fondo del desfiladero se encuentra la ermita del Casuar, obra de los monjes benedictinos. Lo cierto es que tiene muchos rincones cercanos de interés.

La villa medieval de Ayllón, también segoviana, puede ser también una excursión acertada, así como Aranda de Duero, ya en la provincia de Burgos. En sus inmediaciones los amantes del vino pueden elegir entre las bodegas de la DO Ribera del Duero visitables.

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

Junto a la localidad segoviana de Prádena se abre una de las cavidades más espectaculares e interesantes de Castilla y León. Y aunque seguramente los hombres que las utilizaron como refugio y cementerio hace unos 4.000 años no las veían con los mismos ojos, la verdad es que tampoco extrañaría mucho imaginar que debieron quedar extasiados ante el prodigio de colores y formas que el agua y el aire han ido tejiendo, en secreto y sin prisas, bajo el suelo de la sierra de Guadarrama.

Puede que haya quien piense que para ellos no fueran más que un mero refugio natural de dimensiones insondables abierto bajo la tierra y sólo malamente vislumbrado a la luz tenebrosa de sus antorchas y hogueras. Pero aún así, algo debieron de ver en ese laberinto repleto de formas sorprendentes y bellas para adentrarse hasta lo increíble sin más conocimiento del terreno ni tecnología que lo rudimentario.

Si aún hoy sobrecoge la apabullante sensación de inmensidad laberíntica, creciente a medida que se recorren los 500 metros de pasillos acondicionados para la visita turística, más o menos los mismos en los que se han encontrado rastros ancestrales de paso humano por ellos, ¿qué imágenes o sensaciones debían de albergar en sus mentes aquellos pobladores primitivos al transitar bajo un cielo de estalactitas abierto en mil oquedades de recorrido incierto, al escuchar, rompiendo el denso silencio que acogota las entrañas del subsuelo, el goteo esporádico de las nubes de lanzas calcáreas en continua formación, al perder el rumbo de entrada o de salida confundidos por el juego de sombras cambiantes alimentado por las antorchas…?

 

Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la cueva, que fueron descubiertas de manera fortuita mientras se perforaba un pozo para sacar agua en los años 30 del siglo XX, revelan que fue utilizada por los habitantes de un importante asentamiento perteneciente a una temprana Edad del Bronce y ubicado en el entorno cercano a su entrada natural.

La forma de vida, los utensilios cotidianos, sus herramientas, la cerámica, la técnica con que construían sus viviendas o sus armas aparece recreada ahora también en un recinto acotado junto a la entrada de la cueva, y que es recorrido con alborozo e interés por los jóvenes que acuden en grupos concertados. Se sabe, por los indicios encontrados, que la ocupación de aquellos habitantes estaba vinculada a la agricultura y ganadería como forma de vida, si bien con conocimientos de la metalurgia del cobre.

 

Aquellos pobladores convirtieron la cavidad en un santuario, revistieron dos de las salas por las que ahora se transita en el lugar escogido para inhumar a sus muertos, practicando enterramientos que acompañaban con vasos de cerámica en los que también colocaban alimentos u objetos de hueso, al parecer en calidad de ofrendas.

No menos impactante es la abundancia de paneles en los que se han localizado grabados y pinturas rupestres, especialmente en los entornos cercanos a los lugares con enterramientos: rejas, parrillas, semicírculos, zigzags o rayas, arte o mera representación esquemática que se supone estrechamente vinculada con las prácticas funerarias llevadas a cabo en la cueva.

 

Descendientes muy lejanos de aquellos habitantes, tras las repoblaciones medievales del siglo XIV, acabaron conformando la actual población de Prádena, que en el siglo XVIII vivió momentos de gran pujanza económica relacionada con el paso por la zona de enormes rebaños de merinas. Sus telares, talleres y batanes confeccionaban un tejido de excelente calidad.

De aquel momento, con abundancia de dinero para sufragar obras de envergadura, data la iglesia parroquial de San Martín, de estilo neoclásico, levantada tras derruir la anterior, románica. 

 

EN MARCHA. A Prádena se llega en 46 kilómetros desde Segovia por la N-110 en dirección a Soria.

LA CUEVA. La riqueza de colores que presentan algunas de sus más importantes formaciones deriva de la variedad mineral que se encuentra en el subsuelo. Especialmente la calcita, pero también zinc, manganeso, hierro o azufre.

LA VISITA. Información sobre horarios de la Cueva de los Enebralejos: tel. 921 50 71 13. Web: https://ww>w.cuevadelosenebralejos.es

EL ACEBAL. Otro espacio natural imprescindible cercano a Prádena es el bosque de acebos situado a unos dos kilómetros del área recreativa del Bardal, en dirección a la sierra por el camino de los Arrieros. Esta mancha boscosa constituye una de las más extensas en su género de toda la sierra.

 

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Fuente: siempredepaso.es

El Museo de la Resina abrió sus puertas en 2013. Por ello, este año 2023 cumple una década desde que iniciara su actividad en la localidad segoviana de Navas de Oro.

Como explica el Ayuntamiento de Navas de Oro, en la provincia de Segovia, el Museo de la Resina fue inaugurado en 2013 con el objetivo de dar a conocer la «importancia y el mundo de la resinación en Navas de Oro a través de una visita guiada explicativa».

 

La gran masa forestal que rodea el municipio de Navas de Oro dio lugar a que hubiera muchos resineros y también fábricas de procesado de la resina en la zona. De hecho, como recoge SegoviaTurismo, el gentilicio de Navas de Oro es ‘pegueros’, por el gran número de pegueras que había en el término, y que hoy han quedado para el recuerdo.
 
El Museo de la Resina permite al visitante descubrir los oficios ligados al pinar y la extracción de la resina. Además, muestra herramientas y utensilios para resinar, y subproductos de la resina, y pinos resinados.
 
También se pueden ver cuadros y fotografías del pueblo, antiguas y actuales, que muestran la evolución resinera en Navas de Oro.
 
 
Visitas
 
Ubicado en la calle de Hilario Rubio, 3, en Navas de Oro, la entrada es gratuita. La temporada del Museo de la Resina va de junio a septiembre. Las visitas son los sábados y domingos a las 10.00h y a las 12.00h. Es necesario reserva previa.
 
 
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Fuente: segoviaudaz

El pueblo segoviano de Rebollo no es grande ni es conocido turísticamente. Situado muy cerca de otras localidades con mayor movimiento como el Pedraza, es muy posible que pase desapercibido. Y más todavía, una de las joyas más singulares que guarda: la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, ubicada solitaria en las afueras del pueblo.

Se la conoce como el cementerio de Rebollo porque su interior, al que le falta la cubierta, ha sido utilizado como campo santo. Se trata de un edificio románico construido a finales del siglo XII y principios del XIII, en una zona elevada cerca del despoblado de Valle de las Encinas.

Ofrece una estampa bastante simbólica en la que se combina la ruina de la ermita, su uso como cementerio y su magnífica arquitectura románica muy presente en los capiteles de las columnas que resistieron al abandono, decorados con motivos vegetales y animales.

La Junta de Castilla y León restauró este conjunto histórico pero, aunque estaba previsto completar el cierre del edificio y reponer su cubierta, esta segunda parte no llegó a realizarse. Es de planta basilical, con tres naves y una cabecera de tres ábsides, de los que solo quedan actualmente dos. Su silueta románica también se percibe en sus dos portadas casi iguales decoradas con motivos de zigzag en relieve.

La declaración de la ermita como Monumento Histórico Artístico en el año 1982, facilitó la recuperación y consolidación de lo que queda de este templo que, aunque no se puede entrar, sí puede contemplarse parte de su interior desde fuera.

 

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Fuente: máscastillayleon.com

 

La Fundación Godofredo Garabito y Gregorio organiza en la villa el próximo día 17 de este mes de marzo un nuevo encuentro del ciclo ‘Castilla y León Importa’, bajo el título ‘El turismo cultural y natural como apuesta de futuro’. La inscripción es gratuita, enviando un correo electrónico a hola@fundaciónggg.com.

El evento dará comienzo a las 12.00 horas, en el Ayuntamiento de Riaza, con la participación del alcalde, Benjamín Cerezo; el vicepresidente primero y responsable de Cultura de la Diputación de Segovia, José María Bravo; el presidente de la Fundación Villa de Pedraza, José Antonio Herce; la directora de la Fundación don Juan de Borbón, Noelia Gómez; la coordinadora de Codinse, M.ª del Mar Martín, y el presidente de la Fundación Godofredo Garabito y Gregorio, Guillermo Garabito.

Este encuentro estará moderado por el periodista y director de Comunicación de la fundación organizadora, Jorge Francés.

‘El turismo cultural y natural como apuesta de futuro’ pretende ser un encuentro cultural que busca impulsar sinergias entre agentes culturales y debatir sobre la situación que atraviesa el sector de la cultura y el patrimonio, en este caso contando con el medio rural.

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

Segovia es una de las provincias más interesantes de España. Cuenta con un innegable patrimonio histórico, con pueblos que parecen sacados de un cuento clásico y con esos infinitos campos de Castilla que compiten con las formidables montañas para llevarse todas las miradas. Descubrir todos sus rincones, y esos parajes naturales que aguardan por nosotros, es una de las experiencias turísticas más completas que podemos encontrar hoy en día en nuestro país.

 

Podéis descubrir varios de sus rincones más especiales en una ruta de tres días que aborda tres de las zonas más características de la provincia. De ellas vamos a hablaros.

 

Día 1: A los pies de la Sierra de Guadarrama

 

Uno de los lugares más emblemáticos de Segovia es el Real Sitio de San Ildefonso, un municipio a través del que podemos conocer parte de la Sierra de Guadarrama segoviana, así como el popular Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, con sus jardines y su elegancia real.

Pero el día, para los amantes del senderismo, debe comenzar con alguna de las múltiples rutas que nacen a los pies de la Sierra de Guadarrama, desde localidades tan bonitas, tan segovianas, como Valsaín. En sus montes se descubren maravillas naturales como ese arroyo de agua cristalina que encuentra su origen en la Chorranca de Valsaín, un salto de agua de 100 metros. Por esas sendas que recorren pinares frondosos, de esos que no hay en ningún otro lugar del país, se descubren los restos de trincheras que nos hablan de la historia del lugar. También sobresalen vistas impresionantes como la que uno obtiene cuando corona el llamado Chorro Grande.

Tras el embrujo de la montaña, la visita a este bellísimo municipio puede concluir con un paseo por el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. Este palacio, que comenzó a construirse a comienzos del siglo XVIII después de que Felipe V se enamorara de la zona, está arropado por unos impresionantes jardines de más de 140 hectáreas. Sus extraordinarias fuentes, la tranquilidad que se respira entre sus calles y la sensación de encontrarse en otra época explican su condición de Jardines Reales. También explica por qué se habla de estos jardines como uno de los mejores ejemplos de los muchos que proliferaron en Europa en el siglo XVIII, compitiendo directamente con Versalles.

 

Día 2: Las Hoces del río Duratón

El Parque Natural de las Hoces del río Duratón merece una visita tranquila, pausada y atenta, en la que uno pueda empaparse de la historia, la flora y la fauna del lugar. Para disfrutar de esto por completo, se pueden aprovechar las excursiones en piragua que exploran sus aguas. Navegar por éstas, con las impresionantes paredes de roca marcando el paso y las numerosas aves de la zona alcanzando sus paredes, es una experiencia inolvidable. Pero este lugar debe descubrirse también desde las alturas, abordando miradores fantásticos como el existente sobre el abandonado Convento de la Hoz.

Cualquier visita a las Hoces del Duratón estaría incompleta sin pasar por la ermita de San Frutos, donde cada 25 de octubre sigue celebrándose una tradicional romería en honor al Patrón de Segovia. El resto del año, esta ermita románica del siglo XII impresionará por las propias ruinas en las que se intuyen sus formas antiguas, por el paisaje que se extiende más allá de éstas y también por los colores de sus piedras durante cualquier atardecer segoviano.

La ruta por la zona se puede completar con una visita a Sepúlveda. Esta preciosa villa, conjunto histórico-artístico desde 1951, parece desafiar todas las leyes conocidas, existiendo como existe sobre unos peñascos imposibles que otorgan al paisaje una belleza singular.

 

Día 3: La Ruta del Color de la Sierra de Ayllón

Un paseo por la parte segoviana que conforma la Sierra de Ayllón, aunque dejando de lado la cadena montañosa para descubrir las poblaciones que descansan a sus pies. Los llamados pueblos rojos, también los negros y los amarillos. Aunque estos últimos tengan mayor fama en la vertiente de Guadalajara, también prosperan en la segoviana.

Son las propias características de la zona las que fomentan que sean conocidos de esta manera, pues los edificios que dan forma a las pequeñas localidades están construidos con piedras del lugar: arcilla y pizarra. El conjunto de pueblos se puede visitar en unas horas. Algunos son tan pequeños, con apenas una decena de habitantes, que sus calles se recorren en un suspiro, pero todos tienen mucho encanto, como es el caso de Martín Muñoz de Ayllón o Serracín.

Madriguera es, tal vez, el más popular de esta parte de Segovia, y su fama es merecida. Es un pueblo perfectamente conservado, restaurado y precioso, que funciona como ejemplo perfecto cuando uno necesita ilustrar el atractivo de la zona. Este pueblo rojo encuentra su reflejo en El Muyo, el pueblo negro segoviano por excelencia. Cuatro kilómetros separan uno del otro, ofreciendo al visitante una jornada perfecta en la Ruta del Color y esa imponente Sierra de Ayllón.

 

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Fuente: españafascinante.com

 

Son seis ermitas, todas ellas abandonadas, algo alejadas de carreteras asfaltadas y en medio de la nada, si consideramos campos de sembrados o bosques como tal. Construcciones románicas que nos cuentan una historia de tiempos remotos, cuando estas tierras del Alfoz de Segovia se estaban repoblando después de la invasión musulmana a la Península Ibérica.

La ausencia de sólida sillería de piedra en esta comarca llana y monótona, instigó a sus constructores a utilizar los materiales que brotaban del terreno. Mampostería de cuarcitas y pizarra se combinaron con ladrillo macizo para levantar unos templos que albergaron el culto de las gentes de unos pequeños poblados medievales que no llegaron a la Edad Moderna.

Todas son representantes de una España vaciada en el pasado y en el ahora. Una senda por las tradiciones de  nuestros antepasado ya olvidadas, y que nos aporta escenas de una gran carga simbólica y belleza, a pesar de su ruina absoluta.

 

1-Ermita de San Miguel de Quintanas (Carbonero el Mayor)

Empezamos el viaje desplazándonos hasta el municipio de Carbonero el Mayor. En su término nos encontraremos con dos ermitas en ruinas de antiguos poblados medievales. La primera de ellas es la ermita de San Miguel de Quintanas, situada muy cerca de la autovía A-601, de la que te tendrás que desviar por un camino rural de tierra de unos pocos kilómetros si quieres llegar a ella en coche.

Se trata del templo de un poblado del que ya se tenía constancia a principios del siglo XIII, y que se mantuvo en uso en el siglo XVI, pero en los últimos años empezó el deterioro por lo que se optó por trasladar los objetos litúrgicos al santuario del Bustar. Ahora se la conoce popularmente como «El Paredón», como descripción de lo poco que queda de ella: el ábside y el muro sur y una pequeña muestra del arranque del tramo recto por el norte.
 
 
2-Ermita de Santa Águeda (Carbonero el Mayor)
 
 
Esta ermita es la más remota de toda la ruta. Ubicada dentro del término de Carbonero, se esconde en medio de un bosque de encinas y pinos piñoneros próximo al curso del río Pirón. Para llegar a ella hay diversas rutas posibles, dependiendo del caudal del río. Lo más recomendable es que dejéis el coche lo más cerca posible que os permita el camino y el resto lo hagáis andando.
 
La construcción que queda pertenecía al despoblado del Temeroso de Santa Águeda y obedece al estilo románico de ladrillo del siglo XIII. Es un edificio basilical de una sola nave y con una cabecera cuadrada. su figura todavía tiene cierta forma, conservándose la espadaña y varias arcadas de ladrillo.
 
 
3-Ermita de Santa Inés (Bernardos)
 
Dejamos Carbonero para llegar hasta la localidad de Bernardos y la ermita de Santa Inés, situada a tres kilómetros de su casco urbano recorriendo un camino también de tierra. Su acceso en coche no es complicado siempre que el camino esté en buen estado (importa que no haya llovido mucho), y podrás aparcar a apenas unos metros de la ermita.
 
Pertenecía a la desaparecida aldea de Valverde y conserva en muy buena forma su ábside y parte de los muros laterales. Junto a ella crece un solitario árbol que ofrece una bucólica escena en una tierra desnuda de arboleda y solo rodeada de sembrados.
 
 
4-Ermita de San Isidro (Domingo García)
 
 
Nos desplazamos a la cuarta parada: la ermita de San Isidro. Emplazada sobre un cerro muy cerca de la localidad de Domingo García, a ella se puede llegar prácticamente en coche, solo caminado unos metros desde el aparcamiento.
 
Es un edificio románico, posiblemente templario, en el que se aprecian dos épocas constructivas, una medieval y otras correspondiente al siglo XVII, cuando se canonizó a San Isidro y se le dedicó este templo. Además, al lado del ábside encontrarás 11 tumbas visigodas excavadas en la roca. De toda su estructura, llama la atención su única ventana enmarcada en ladrillo que parece levitar. Está en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra y cercana a ella podrás disfrutar de un conjunto de arte rupestre repartidos por diferentes puntos del cerro.
 
 
5-Ermita de la Virgen de Pinillos (Armuña)
 
Dentro del municipio de Armuña se localiza en plena Campiña Segoviana y rodeada por sus cuatro costados de sembrados, la ermita de la Virgen de Pinillos. Se encuentra fuera del casco urbano, a dos kilómetros de dicho pueblo, y podrás acerarte a ella por un camino rural.
 
 
Antiguamente fue la iglesia parroquial dedicada a Santiago Apóstol de la desaparecida núcleo aldea de Pinillos de Prestamero, habitada hasta el siglo XVIII. Según varias fuentes, se denominaba así por el cobro de un diezmo para sufragar las vocaciones religiosas; mientras que lo de Pinillos se considera porque el lugar estaba rodeado de pinos. Actualmente, la ermita solo conserva tres paredones y un arco de medio punto con cinco arquivoltas de ladrillo en la fachada sur de origen mudéjar.
 
 
6-Iglesia de San Medel (Valseca)
 
 

A la iglesia de San Medel, nuestro último destino, se la puede ver desde la autovía A-601. De todas las ermitas de la ruta, esta es la más robusta, construida con sillerías y con mampostería y en estilo románico. Se sitúa dentro del municipio de Valseca, pero más cerca de Bernuy de Porreros.

La iglesia, levantada en el siglo XII, pertenecía a la población de San Medel, que ya en el año 1600 era poco numerosa, quedando totalmente deshabitada en el XVI. Para llegar a ella deberás atravesar a ras los campos de sembrado, ya que no hay camino que pase cerca. El coche lo puedes aparcar a unos metros junto a unas naves industriales próximas a la autovía.

 

Finalmente, en 1945 la iglesia fue desmantelada, trasladándose a la cárcel de nobles de Segovia su portada y elementos más nobles, así como otras partes a la de Veracruz y el Alcázar.

 

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Fuente: mascastillayleon.com

 

 

La Diputación de Segovia presentó el pasado viernes, a través de la sede electrónica de la Junta de Castilla y León, un nuevo Plan de Sostenibilidad Turística por un importe de 3.352.090 euros para seguir contribuyendo al desarrollo turístico de la provincia de Segovia, después de haber conseguido el pasado año una financiación de 3.098.370 euros a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para el Plan Hoces de Segovia cuya ejecución está ya en marcha. 

Esta nueva convocatoria extraordinaria de Planes de Sostenibilidad Turística para el 2023, dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, está dotada con 478 millones de euros, y su objetivo es transformar y modernizar el sector turístico a través de la sostenibilidad y la digitalización, aumentando su competitividad y resiliencia. Así lo ha explicado esta mañana la diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez quien ha desvelado que el nuevo plan lleva por título ‘Avifauna bajo el cielo de la provincia de Segovia’ se estructura en cuatro ejes estratégicos y catorce acciones, que se llevarán a cabo en tres anualidades, invirtiendo 580.350 euros en el 2023, 1.208.740 euros en el 2024, y 1.563.000 euros en el 2025, en caso de que fuera elegido entre las propuestas presentadas. 

Si el Plan Hoces de Segovia tenía como objetivo la explotación sostenible de un recurso turístico muy potente como son las Hoces del Riaza y del Duratón y su hilo discursivo se centraba únicamente en ese ámbito, con el fin de dar fuerza al proyecto; este nuevo Plan “no va a centrarse en un recurso turístico concreto, si no, en la experiencia turística que se ofrece en el destino, por eso, en este caso, sí tiene sentido que el objeto de actuación sean puntos muy diversos de la provincia, actuando directamente en 21 municipios, pero afectando a zonas muy amplias”, ha concretado la diputada. 

La experiencia turística que se quiere potenciar con este nuevo plan se fundamenta en tres bloques: astroturismo, orniturismo y miradores para la observación del paisaje. Así, “a través de un proyecto que une nuestra fauna y el cielo de nuestra provincia, hemos realizado una serie de acciones que suponen un buen hilo conductor para ser elegido como nuevo Plan a desarrollar”. Para Magdalena Rodríguez, “el cielo es un producto consolidado pues la Diputación lleva siete años trabajando en él, unido a nuestra fauna a través de los anfibios y los pájaros que se alimentan de éstos, supondrá la rehabilitación de lagunas y la creación de miradores con paneles divulgativos para interpretar aquello que se está viendo, cumpliendo con el objetivo de información, divulgación y sensibilización”.

Se trata de un Plan orientado a dinamizar y aprovechar de forma más eficiente y coherente los servicios ecosistémicos dentro y fuera de la Red Natura 2000, así como la restitución paisajística y el restablecimiento ecológico de zonas húmedas para la prevención de inundaciones. En definitiva, “busca restaurar los ecosistemas y promover el conocimiento y disfrute de esos espacios desde un punto de vista turístico, recreativo y científico”.

 

Cuatro ejes y catorce acciones

El primer eje ‘Transición verde y sostenible’ comprende dos acciones. La primera es la restitución paisajística, recuperación ecológica e instalación de dos observatorios de anfibios, en Laguna Rodrigo (Santa María La Real de Nieva) y Collado Hermoso, y uno de aves en Laguna Lucía, en Hontalbilla; todas zonas comprendidas en la Red Natura 2000. Se instalarán dos observatorios de anfibios, uno en Laguna Rodrigo en Santa María la Real de Nieva y otro en Collado Hermoso; además de un observatorio de aves en Laguna Lucía, en Hontalbilla. La segunda acción es el restablecimiento ecológico de zonas húmedas de la provincia fuera de esta Red para la prevención de inundaciones, de manera que se actuará en la presa del río Voltoya, en Juarros de Voltoya, instalando un observatorio de aves después de las acciones de limpieza y acondicionamiento necesarias, así como en la Laguna del Espadañal en Dehesa Mayor (Cuéllar).  

 

El segundo eje ‘Mejora de eficiencia energética’ incluye tres acciones. La acción 3 es la definición de tres rutas circulares que enlazan una con otra formando una gran ruta circular y la colocación de nueve estaciones de reparación de bicicletas en la zona de actuación. La primera ruta circular unirá San Miguel de Bernuy con Aguilafuente que supone unos 80 kilómetros y contará con estaciones de reparación de bicicletas en Fuentepiñel, Aguilafuente y en las Lagunas de Cantalejo. La segunda ruta circular unirá Aguilafuente con Navas de Oro, serán unos 87 kilómetros y dispondrán de estaciones de reparación de bicicletas en Pinarejos, Navas de Oro y Carbonero el Mayor. La tercera ruta circular unirá Navas de Oro con Martín Muñoz de las Posadas, serán unos 90 kilómetros y dispondrán de estaciones de reparación de bicicletas en Tolocirio, Martín Muñoz de las Posadas y Nieva. La acción 4 es la iluminación eficiente en las áreas de afección a los miradores estelares. Esta acción consiste en adecuar la iluminación de monumentos u otros espacios a una iluminación sostenible, que no contamine lumínicamente, suponga un ahorro energético y sea compatible con la observación del cielo. Se llevará a cabo en aquellos municipios donde quedarán instalados los nueve miradores estelares que requieran de dicha actuación. La acción 5 es la señalización nocturna en los nueve miradores estelares de los que se dispondrá cuando acabe este proyecto. Tal y como ha explicado Rodríguez “consiste en la colocación de balizas fotoluminiscentes que vayan guiando el camino al mirador, más un solado también fotoluminiscente en el centro del mirador donde vengan indicadas las constelaciones”.

 

El tercero de los ejes ‘Transición digital’, consta de cuatro acciones. Gracias a la acción 6 se hará extensible a toda la provincia la plataforma de marketing digital que comenzará a funcionar en la zona de las Hoces, gracias al Plan Hoces de Segovia y que además de información, capta los gustos de cada usuario y propone planes personalizados, entre otras muchas aplicaciones. La acción 7 es la robotización de la cúpula del observatorio de Riaguas de San Bartolomé, que va a permitir su utilización de manera remota desde cualquier lugar, permitiendo una mayor divulgación y la realización de actividades para un número importante de amantes de la astronomía. La acción 8 propone la instalación de wifi abierta en zonas concretas de las localidades donde esté instalado un mirador estelar, mientras que la acción 9 pasa por la formación para el sector turístico, enmarcada desde la digitalización y la modernización.

Por último, el eje 4 ‘Competitividad’ está conformado por cinco acciones. La décima acción es la instalación de cuatro miradores estelares en zonas repartidas por el territorio de la provincia y que suponga, con los otros cinco miradores ya existentes, una red para que los amantes de la astronomía puedan recorrer nuestros pueblos disfrutando de nuestro cielo. Así, se instalarán en Aguilafuente, San Miguel de Bernuy, Peñarrubias de Pirón y Muñopedro, sumándose a los que ya hay en Becerril, Casla, Collado Hermoso, El Espinar y Navas de Oro. La acción 11 es la construcción de un puente colgante sobre el reguero del arroyo Hocino en el municipio de San Miguel de Bernuy, un lugar perfecto para esta infraestructura que va a permitir unir en el aire los 65 metros de distancia que separan cada orilla del Arroyo de Hocino y conectar la zona de las dos ermitas, reduciendo el consumo de CO2 al evitar llegar en coche hasta estos parajes. La acción 12 se centra en la confección e implementación de un plan de comunicación, “que nos va a permitir desde la realización de planisferios, folletos, hasta la promoción en ferias”. La acción 13 consistirá en la adquisición de dos escondites fotográficos itinerantes que permitan la observación de la fauna y la fotografía a lo largo de la geografía de la provincia, para finalizar con la asistencia técnica para llevar a cabo este Plan, que supone la acción 14.

 

Proceso de elaboración del Plan

Aunque se ha contado con poco más de un mes para elaborar el Plan, “desde Prodestur se ha mantenido una reunión global en la que han participado prácticamente todos los agentes turísticos de la provincia, tanto del ámbito técnico como del empresarial, así como reuniones individualizadas con aquellos subsectores que de una manera más específica se veían afectados por las acciones del nuevo Plan y cuyas aportaciones han permitido enriquecer este documento”, ha explicado la diputada quien no ha ocultado que ha sido “un documento difícil de elaborar en cuanto al cumplimiento de los porcentajes marcados por la estrategia del plan, las etiquetas climáticas necesarias en determinadas acciones y los requerimientos de sostenibilidad, competitividad, mejora energética y digital recogidos en la convocatoria”. No obstante, ha manifestado que “estamos satisfechos con el trabajo presentado porque conseguimos la recuperación ecológica y la restitución paisajística de entornos con grandes posibilidades turísticas aún por explotar, a lo que seguimos sumando nuevas rutas de bicicletas que convertirán a la provincia de Segovia en un destino cicloturístico de primer nivel”.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

El acto de presentación será este lunes 6 de marzo a las 19:00 horas en la Sala Alfonsa de la Torre, con el objetivo de dar a conocer al sector las líneas de acción, para que los representantes del área turístico de Cuéllar se sumen al proyecto y conviertan a esta villa en un destino pionero en iniciativas "inteligentes".

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

El Museo de Lope Tablada de Diego (1903-1974) se inauguró en octubre de 2017 en el antiguo edificio del Registro municipal de la villa de Sepúlveda. Gestionado por su Ayuntamiento, a través de la Oficina de Turismo, se trata de una muestra permanente de cerca de una treintena de obras del pintor.

Lope Tablada de Diego nació en Segovia en 1903 pero desde niño viaja a Sepúlveda a pasar los veranos. Artista bohemio, fue un pintor que destacó en todos los géneros. Dotado de una gran sensibilidad para captar lo espiritual y lo bello, a la vez rechazó la deshumanización y el materialismo.

Parte de su legado permanece en este museo sepulvedano, sumando a las exposiciones itinerantes y temporales, ésta de carácter permanente.

En su obra destacan la pintura de paisaje, la de género (trabajos en el campo y costumbres de la tierra sepulvedana, entre otras, como fiestas, corridas taurinas, etc.), retratos y bodegones.

El historiador Francisco Javier Mosácula María ha señalado que los primeros paisajes, aunque bien ejecutados, nada dicen de lo que será el estilo definitivo del maestro Tablada de Diego.

El museo alberga dos obras con un mismo título: ‘Panorámica de Sepúlveda’, una de 1942 y otra de 1947, cuyo tema y composición son idénticos, y donde se puede observar cómo va fijando las características esenciales de su pintura.

 

Suele elegir paisajes naturales como el valle de un río encajado en profundos tajos, en cuyo fondo nacen choperas cuyas copas, a su vez, tapizan de verde la agreste y agotada campiña castellana. El brillo de las aguas al circular por las chorreras y el choque con las piedras del lecho casi permiten oír el murmullo que produce el paso de la corriente en la obra que lleva por título ‘Los Parrales de Sepúlveda’.

 

Pintura de género

Representa Tablada plazas de pueblos segovianos transformadas en coso taurino, con carros y tablados, abarrotadas de público, contemplando la corrida, presidida la escena por la torre de la iglesia y, en el centro de la arena, el ‘matador’ toreando y haciendo filigranas en un instante de la faena. Su intención es plasmar situaciones y ambientes que muestren la grandeza de la fiesta.

En la pintura de costumbres, muestra indumentaria de personajes de la danza. Un tema recurrente en su obra son romerías y procesiones llenos de espiritualidad.

En su primera etapa como pintor fue prolífico como retratista, con un extraordinario colorido, en un estilo modernista y alegre, casi de un “plenairismo sorollista”, según Mosácula. Sin embargo, en la mayor parte de su producción son de una factura más sobria y suele incluir un paisaje de fondo. Cuando los personajes son de su familia o allegados, los representa con extraordinario realismo.

En cuanto al bodegón, presenta un buen cuidado de calidades y brillos (metal, loza, cristal y fresca pulpa de fruta; perdices, conejos y almireces…). Sobresalen composiciones en las que destacan sobre un fondo neutro vasos de agua, frutas y un recipiente de metal. Un buen ejemplo es el ‘Bodegón de truchas’ (1959). Precisamente las truchas son uno de los temas de sus bodegones, junto a cangrejos, peces, patos silvestres, liebres y frutas como cerezas o sandía.

 

El edificio

A lo largo del año 2016 se llevo a cabo la rehabilitación del antiguo registro para cuyas obras el Ayuntamiento de Sepúlveda recibió una subvención de 52.842 euros aunque la inversión final en el museo ascendió a 90.000 euros. Las obras consistieron en la rehabilitación integral del edificio del antiguo registro, que está incluido en el catálogo de edificaciones protegidas en el Plan Especial de Conjunto Histórico de Sepúlveda, afectando tanto a la cubierta como a los acabados de fachada e interiores, así como la dotación al museo de lo necesario para su función.

El espacio tuvo diversos usos a lo largo de su historia. De inicio, sirvió de cochera para los antiguos carros. Después, durante muchos años, albergo el Registro de la Propiedad. En la última época fue utilizado por diferentes asociaciones sepulvedanas pero antes de la rehabilitación se encontraba en muy mal estado.

Lope Tablada de Diego, con ascendencia sepulvedana por parte de madre, cuenta con otros espacios de reconocimiento a su vinculación con la villa, como una calle dedicada y el mirador que lleva su nombre, ubicado en el paraje denominado La Picota, que se inauguró en 2016.

 

Inauguración

Sepúlveda inauguró en octubre de 2017 el Museo Lope Tablada de Diego, previa firma, en el salón de actos municipal, de la cesión de la colección por parte de la familia del insigne pintor. Después, ya en el museo, en representación de la familia intervino Francisco Javier Mosácula, quien expresó la “inmensa gratitud” de los más cercanos y aprovechó para hablar, brevemente, de la obra de Tablada de Diego, especialmente de su pintura de paisaje, donde mostró “la Castilla ancestral, pero no la Castilla pobre y quejumbrosa”.

 

¿Cómo visitarlo?

Para llegar a este museo, el visitante tiene que viajar hasta Sepúlveda, una de las localidades más turísticas de la provincia de Segovia por su indudable interés monumental (declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1951), natural (está junto al Parque de las Hoces del Río Duratón), gastronómico (es célebre el cordero asado que ofrecen sus restaurantes) y etnográfico (en su Comunidad de Villa y Tierra abundan molinos, fraguas, potros de herrar, fuentes, edificios singulares donde el adobe, el tapial, la piedra y el ladrillo llevan usándose de manera tradicional desde hace siglos, palomares, casillas de pastores, etc).

Esta villa histórica dista aproximadamente 67 kilómetros de la capital segoviana (en torno a una hora de viaje en automóvil) y 130 kilómetros de Madrid (por la A-1, con desvío en el kilómetro 109, a la altura de Castillejo de Mesleón). También está relativamente cerca de las provincias de Valladolid y Burgos. Dentro de su casco histórico, el museo se encuentra en el nº 5 de la calle de los Fueros pero lo mejor para conocer este espacio es concertar una visita en la Oficina de Turismo, a través del teléfono 921 540 425 o en el correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Esta oficina ofrece la posibilidad de visitas guiadas, que pueden incluir otros museos del municipio (el de interpretación de la antigua Cárcel de la villa o el dedicado a sus fueros, este último dentro de la red de la Junta de Castilla y León.

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

 

El informe previo de una intervención arqueológica que se ha desarrollado en la calle de San Juan de la villa ha permitido poner al descubierto la planta de la torre de la iglesia del mismo nombre.

Los trabajos arqueológicos, realizados en febrero, una vez obtenido el permiso de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural de Segovia, tienen por finalidad comprobar de forma fehaciente la ubicación de los restos de la torre de la antigua iglesia y proceder a su documentación arqueológica completa, con el objetivo de integrar su traza en los acabados de la nueva pavimentación que se instalará en la zona.

 

La excavación ha determinado que se trata de una construcción rectangular, con unas dimensiones totales de 5,80 metros en el eje este-oeste y 4,60 metros en el norte-sur. En cuanto al grosor de los muros, varía entre 1,20 y 1,45 metros. También se ha documentado otra estructura adosada al ángulo oeste de la torre, de planta también rectangular, que parece corresponder a un contrafuerte o apeo adosado a la estructura original de la torre.

La cara exterior se muestra realizada con sillarejos muy bien concertados y la interior, de mampostería, también bien concertada.

Desde el estudio de arqueología responsable de la excavación, Foramen, Francisco Javier Moreda, explica que “el desmonte de la estructura no se hizo de forma homogénea, sino que fue eliminada de acuerdo con la inclinación de la calle”.

La torre ya no estaba en pie a principios del siglo XX pero la documentación existente señala, como indica el historiador Pelayo Artigas Corominas en la revista Cultura Segoviana, que en 1932 «… la desmochada torre, situada a un costado de la cabecera de la nave, conserva las ventanas románicas del primer cuerpo, pero han desaparecido las del superior (…). Junto al coro y al lado del evangelio se abre la pequeña puerta adintelada de la lóbrega sacristía, situada en la torre, y desde la cual, por buen caracol, se ascendía al cuerpo de las campanas.».

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia
 
 

El municipio de El Espinar volverá a vivir su tradicional Fiesta de los Gabarreros que llega este año a su trigésimo cuarta edición, contando de nuevo con el apoyo de la Diputación de Segovia, a través de su organismo de Turismo, Prodestur. La diputada, Magdalena Rodríguez ha acompañado esta mañana al alcalde de El Espinar, Javier Figueredo y al presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de la localidad, Juan Andrés Saiz en la rueda de prensa de presentación de toda la programación, que ha tenido lugar en la Casa del Sello. Rodríguez ha mostrado el apoyo de la institución provincial hacia esta tradición que va creciendo en popularidad, ya que “cada año son más los que se acercan hasta el municipio para conocer de primera mano la figura del gabarrero”.

Este año, Luis Cámara será nombrado gabarrero de honor, mientras que se entregará el Pino de Plata, a título póstumo a Juan Jesús María García, conocido por todos como ‘Chuso’ y gran impulsor de las tradiciones del municipio hasta su fallecimiento hace unos meses; y Blas Bartolomé recibirá la mención a los trabajos tradicionales en el monte. Las actividades programadas comienzan hoy y se extenderán hasta el domingo doce de marzo, unos días en los que la Diputación no solo colabora de manera económica, sino que también ha participado de manera activa, una vez más, en la organización de la Marcha de los Gabarreros, que tendrá lugar el domingo 5 de marzo y que ya ha cubierto todas las plazas ofertadas. Los participantes recorrerán once kilómetros y conocerán los antiguos lugares de trabajo de los gabarreros.  La diputada de Prodestur se ha congratulado de la buena acogida que siempre tiene esta actividad “no solo por lo que implica como difusión de las tradiciones de la provincia sino como una actividad saludable que puede realizarse por toda la familia”.

 

Una semana llena de actividades para todas las edades

El programa, que cuenta con una amplia variedad de actividades comienza esta tarde con la presentación de ‘Cuentos Gabarreros’ de Juan Andrés Saiz Garrido. El sábado, como es habitual, la fiesta de los gabarreros se desplaza a otro lugar de la geografía, en este caso la localidad elegida ha sido Riaza donde se hará una pequeña exhibición como zona ligada a la sierra de Guadarrama. El sábado también habrá tiempo para inaugurar las XXIV jornadas gastronómicas y la tarde finalizará con el concierto de la Banda de Música de El Espinar. El domingo, además de la marcha, tendrá lugar la presentación del libro infantil ‘Silvestre y el Leñador’ de Ángel Roldán.

A comienzo de la semana siguiente, el lunes 6 de marzo, tendrá lugar un coloquio sobre la comida tradicional en XXXIII Certamen Gastronómico AACCU San Rafael – IX edición de Cocina Gabarrera. Desde aquí tomarán especial relevancia los centros escolares Arcipreste de Hita de El Espinar y el colegio de San Rafael acercando a los más pequeños esta tradición. Se realizarán plantaciones de pinos y el jueves se procederá a la colocación del Pino Gabarrero. El viernes comienzan los días más importantes de la fiesta cuando tendrá lugar el pregón a cargo del CD El Espinar Arlequín Femenino “Las Arlekinas” y la posterior inauguración de la Feria de Muestras en la plaza de la Corredera de El Espinar, que abrirá sus puertas hasta el domingo.

Durante el fin de semana se alternarán las propuestas gastronómicas con actividades tanto por la mañana como por la tarde. El sábado tendrá lugar el encendido del Árbol de Fuego seguido de una verbena del grupo La Búsqueda, mientras que el último día, en la localidad se celebrará una concentración en El Pinarillo junto con la degustación del almuerzo gabarrero. Por la tarde continuará la jornada con el desfile de carros, hacheros y caballos y la posterior entrega de distinciones. Para concluir la semana, los visitantes podrán disfrutar de la comida popular ‘Olla Gabarrera’, el taller de manualidades organizado por el AMPA El Arci y el concierto de El Grupo Mayalde, finalizando así una edición más de esta fiesta en torno a la figura de los gabarreros que tanto han representado para los vecinos de la zona de la sierra.

 

 

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Fuente: Diputación de Segovia

El municipio de Martín Muñoz de las Posadas es ya un museo en sí mismo. Una plaza semiporticada, una iglesia de considerable tamaño que custodia un valioso cuadro de El Greco y hasta un palacio renacentista son buena muestra de su notable huella en la historia de Castilla.  Situado en el kilómetro 115 de la N-601, en la comarca de la Campiña Segoviana y junto la comarca Abulense de la Moraña, a lo largo de la historia ha tenido sus momentos relevantes, siendo parada obliga en el camino real de Valladolid a Madrid y dando posada a multitud de viajeros, entre los que no han faltado nobles y reyes.

 

Con el fin de cuidar y divulgar todo este legado histórico, nació la asociación de Amigos del Patrimonio Natural, Histórico y Cultural de Martín Muñoz de las Posadas. Fruto de su actividad y multitud de gestiones ha promovido la creación de un atractivo más para visitar el pueblo: la exposición: “PATIO DE ARTE CARDENAL ESPINOSA”.

En su puesta en marcha han intervenido, además de la asociación, diferentes organismo públicos y privados, desde el Ministerio de Cultura, Junta de Castilla y León, pasando por Diputación de Segovia, AIDESCOM, Ayuntamiento de Martín Muñoz de las Posadas y la empresa ‘Ordax transporte arte & exposiciones’.

 

Una ventana al arte del Siglo de Oro español

Esta exposición pretende ilustrar, de algún modo, la vida y la época de don Diego de Espinosa y Arévalo en un espacio tan emblemático como el palacio que mandó construir rey Felipe II. Integrada por reproducciones fotográficas de destacadas obras del Museo Nacional del Prado -colaborador imprescindible de este proyecto-, pretende ser una ventana abierta a la época del Cardenal Espinosa (Martín Muñoz de las Posadas 1513-1572 Madrid) y también, al mismo tiempo, una extraordinaria ocasión para acercar al ámbito rural una selección de obras artísticas de primer nivel de los siglos XVI y XVII.

El visitante podrá encontrarse con retratos de los reyes Carlos V y Felipe II y de tres de las esposas de este monarca, María Tudor, Isabel de Valois y Ana de Austria. También con sus hijos -el príncipe don Carlos, las Infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela y el infante don Fernando-, su hermana doña Juana de Austria, su hermanastro don Juan de Austria -que tuvo una destacada participación en la batalla de Lepanto-, el Duque de Alba… Todos ellos tuvieron -o pudieron tener- contacto directo con don Diego.

A la vez, recuerda diversos aspectos de su vida, como su carrera eclesiástica -llegó a alcanzar la púrpura cardenalicia, concedida por el papa Pío V-, su condición de presidente del Consejo de Castilla y el Consejo de la Inquisición, y la concesión de Felipe II de una feria franca a Martín Muñoz de las Posadas.

Completan la muestra una serie de reproducciones pictóricas que nos hablan de la extraordinaria actividad artística que se desarrolló en España durante el Siglo de Oro. Es el caso, por ejemplo, de las obras de Tiziano, El Greco, Van der Hamen, Ribera, Velázquez, Zurbarán y Alonso Cano, entre otros.

 

Exposición permanente

La exposición que permanecerá de forma indefinida en el patio del palacio, desde su inauguración, el 5 de diciembre de 2022, ha recibido cientos de visitantes, tanto de personas de localidades próximas como de diferentes asociaciones culturales que incluyen entre sus actividades viajes para conocer la arquitectura, el arte y la historia de los rincones de nuestra comunidad.

 

Para información de los horarios de visita, se recomienda consulta en el email: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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Fuente: máscastillayleon.com

Es un ave que puebla buena parte de la provincia de Segovia en esta época. Y en esta ocasión nos detenemos en el pueblo segoviano de las cigüeñas, bien podríamos llamarle así, un lugar en el que lucen especialmente.

Es frecuente ver por la villa segoviana de El Espinar las cigüeñas sobrevolando, prácticamente, por cualquier rincón. Aunque, lo más alto de la iglesia parroquial de San Eutropio es lugar preferente para verlas. No obstante, también son fácilmente visibles en el antiguo Convento de Santa Isabel, en el propio Ayuntamiento de El Espinar, en tejados y árboles de la localidad segoviana.

Habitualmente, cada pareja tiene uno o dos retoños, aunque, en ocasiones, pueden llegar hasta los cuatro o cinco cigüeñatos o cigoñinos, que es como se conoce a los pollos.

Una curiosidad de esos animales es que viven en pareja, cuidan mucho a sus crías y las protegen hasta que echan a volar por sí mismas. De hecho, son animales muy protectores; de ahí la leyenda de que a los niños los traen las cigüeñas, entre otros mitos relacionados con estas aves de largas patas y afilado pico.

Las cigüeñas se alimentan de insectos, anfibios, culebrillas, víboras y otros reptiles, por lo que son beneficiosas para los campos ya que contribuyen a su limpieza. Les gusta cualquier cosa que se mueve, los plásticos, por ejemplo, y eso provoca que vayan de un lugar a otro picoteando; pero, además, son “animales de costumbres” y no suelen cambiar la ubicación de sus nidos, a los que vuelven una y otra vez.

 

Viven entre 16 y 18 años

La esperanza de vida de las cigüeñas oscila entre 16 y 18 años. La más anciana, de entre las anilladas que son las que están registradas, alcanzó los 24 años y vivió en El Espinar algunas temporadas.

Habitualmente, llegan a tierras castellanas a primeros de diciembre, antes del conocido refrán ‘Por San Blas la cigüeña verás”, festividad que se celebra en el mes de febrero.

Y por aquí permanecen hasta mediados de julio. Después, vuelan en busca de destinos más cálidos. Sin embargo, la mayoría ya no salen de España, se quedan en Extremadura o Huelva.

 

El «ruido» que hacen las cigüeñas

El peculiar sonido que emiten se llama ‘crotorar’ y avisa de su presencia. Es uno de los sonidos que más se escuchan en esta época en los lugares que anidan las cigüeñas.

 

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Fuernte: Segoviaudaz

 

El organismo provincial Prodestur ha destacado la tradición chocolatera del municipio de Migueláñez, como uno de los grandes atractivos que tiene la localidad, gracias al legado que dejó en su día la empresa ‘Chocolates Herranz’, o más conocido actualmente como Antigua Fábrica de Chocolate, en el siglo XIX.

En 1946 la familia Herranz decidió construir el edificio en el que se mantuvo activa la fábrica de Chocolates Herranz durante los 52 años siguientes – pues en 1988 se llevaron la producción chocolatera a la provincia de Ávila -, permitiendo a estos la creación y producción de tres tipos de chocolates, unos sucedáneos, el chocolate a la taza o el extrafino con almendras. Como curiosidad, este último chocolate tenía tanta calidad, que la chocolatería consiguió un acuerdo para proveer de chocolatinas al Ejército.

 

La Antigua Fábrica de Chocolate actualmente se puede visitar gracias al interés de conservación de María Jesús Fuentes, quien asegura que, a pesar de haber sido una fábrica que cerró en 1988, conserva “la única línea de máquinas de este tipo completa que existe en el mundo”, lo que le otorga a este edificio un gran valor como patrimonio industrial, complementado con la estructura de la propia fábrica, realizada con cuarcita de Domingo García, y pizarra de las canteras de Bernardos.

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

Los 25 kilómetros de recorrido se han ido formado en las grandes paredes de piedra en el paso del río Duratón por la provincia castellano-leonesa. Esto ha dado lugar a uno de los paisajes naturales más alucinantes de la comunidad autónoma. Los barrancos y cortados del río se pueden contemplar en diferentes rutas de senderismo que permiten conocer más a fondo este enclave. Es un lugar muy popular para excursionistas, escaladores y amantes de la naturaleza que quieren disfrutar de sus hermosos paisajes.

Este parque natural ofrece muchas actividades para todos los gustos: senderismo, kayak o canoa; incluso hay algunos lugares donde practicar rapel o bucear en sus profundidades. Los aficionados a la fotografía también encontrarán miles de rincones que conservar en una instantánea: cascadas imponentes, árboles centenarios o buitres leonados.

Para conocer el terreno antes de visitarlo, hay que acercarse a Sepúlveda donde se encuentra el Centro de Interpretación de las Hoces del Río Duratón, situado en la iglesia de Santiago. En este lugar, los viajeros encontrarán toda la información necesaria para organizar la visita y tener la primera toma de contacto con los alrededores, las especies que lo habitan y las diferentes rutas de senderismo.

 

Adentrarse en el paisaje

Descubrir este maravilloso enclave natural haciendo senderismo permite explorar toda su flora y fauna. Una de las más famosas es la ruta circular de la Senda de los Dos Ríos, que combina naturaleza a través de poco más de 5 kilómetros. Este camino comienza en la plaza Mayor de Sepúlveda y pasa por puntos importantes como el mirador de la iglesia de la Virgen de la Peña, la calzada romana y el puente de Picazos. La duración estimada es de hora y media y es apta para todos los públicos.

La ruta de la Molinilla comienza en el puente de Villaseca y es un sendero sencillo que entre la ida y la vuelta no llega a los 4 kilómetros. Transcurre por el margen derecho del río Duratón permitiendo observar las principales características del paisaje formado en el cañón. A lo largo del recorrido hay varias cuevas naturales. Una de ellas, conocida como la Cueva de los 7 altares, alberga una iglesia rupestre visigoda.

Por su parte, La Senda Larga es una ruta que une el puente romano de Talcano con el puente de Villaseca. En este recorrido se puede disfrutar de las profundidades del parque natural que sigue el cauce del río Duratón. La distancia de 10,2 kilómetros (solo ida) merece la pena por las vistas del paisaje que dejan los cortados que forman el cañón.

 

Desde el agua

Los amantes del turismo activo también tienen la posibilidad de conocer este paraje increíble desde el agua. Hay diferentes empresas en los aledaños de las Hoces del Río Duratón que alquilan canoas o kayak para que los visitantes puedan entrar en contacto con la naturaleza recorriendo el cauce del río. Una forma diferente de respirar aire puro y vivir una aventura en un entorno privilegiado. También se puede navegar el río Duratón en paddle surf o hidropedales.

Hay dos recorridos posibles por el río, el corazón de las Hoces del Duratón, que como su nombre indica pasa por el interior de este paisaje natural y el pantano de Vinuesa, que es el último tramo de las hoces. En este último se puede hacer una parada en una playa artificial con un chiringuito.

En un fin de semana se puede visitar el Parque Natural Las Hoces del Río Duratón, un lugar de gran belleza que permite actividades al aire libre, adentrarse en la historia y degustar la gastronomía de la zona.

 

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Fuente: elperiódico.com

Los pueblos medievales son los destinos más bonitos para recorrer España durante el fin de semana y conocer cómo vivía la población en la Edad Media. 

Pedraza es un municipio y localidad española de la provincia de Segovia, en la comunidad autónoma de Castilla y León, que aún mantiene su fisonomía original.

Se caracteriza por su villa medieval amurallada, cuya rehabilitación motivó su declaración como Conjunto Histórico en 1951. El origen de su nombre deriva de la Pretaria romana.

Sin embargo, los primeros datos históricos vienen de Fernando Gómez de Albornoz, comendador mayor de Montalbán, que fue nombrado por el rey Enrique II de Castilla señor de Pedraza.

 

¿Qué hacer?

Puerta de la Villa

Sus orígenes datan del siglo XI, y fue reconstruida en el siglo XVI a cargo de Pedraza Íñigo Fernández de Velasco, cuyo escudo se encuentra en la entrada.

 

 Castillo de Pedraza

El castillo de Pedraza data del siglo XIII y estuvo a cargo de los duques Frías, Condestables de Castilla, quienes modificaron el castillo de nuevo.

Hoy este castillo es propiedad privada, de la familia Zuloaga, y se puede ver, con una visita guiada que dura unos 40 minutos, a cambio de abonar una entrada de 7 euros. La visita incluye un recorrido por el interior de sus sitios más destacados.

 

Fiestas en Honor a la Virgen del Carrascal

Del 7 al 12 de septiembre se celebran en Pedraza las fiestas en honor a la Virgen del Carrascal. Tiene especial relevancia en estas fiestas la procesión con la imagen de la Virgen, que se celebra el día 8, y el encierro de toros que se realiza el día 9.

 

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Fuente: cronista.com

 

 

 

 

 

 

 

 

El próximo 16 de octubre se conmemorará el 130º aniversario del nacimiento del escultor Florentino Trapero, nacido en Aguilafuente en 1893 y fallecido en Madrid en 1977. El Ayuntamiento de Aguilafuente, a través de la Concejalía de Cultura, está organizando distintas actividades con motivo de la efeméride y, después de una reciente reestructuración del museo municipal dedicado a su obra, está trabajando por dar mayor difusión a esta Exposición permanente abierta en 2004.

 

La concejala de Cultura, Claudia Mateo, explica que el Domingo de Ramos, el 2 de abril, además de sacar a la calle, como se ha hecho otros años, una de las piezas de arte religioso más emblemáticas del museo, la maqueta de ‘La Borriquita’, que sale en procesión ese día en Zamora, este año se expondrán por el pueblo otras piezas o pasos en pequeño formato de Semana Santa, obras de Trapero. No será la única actividad, ya que anuncia que se programarán también conferencias y otros eventos vinculados al escultor.

 

El padre de Florentino, Ángel Trapero, era secretario municipal y el escultor, tercer hijo con su mujer Cándida Ballesteros, nació en plena Plaza Mayor de Aguilafuente, en el seno de una familia que vivía en esta villa segoviana desde hacía 500 años.

 

Un año después de su nacimiento, la familia se mudó a Lastras de Cuéllar, donde el padre fue destinado para ocupar también el puesto de secretario de su Ayuntamiento. Allí fue donde Florentino comenzó a manifestar su vocación artística. Durante una clase de Historia, comenzó a copiar unos grabados explicativos sobre varias civilizaciones y el maestro, Tomás Gómez, al descubrirlo, en lugar de castigarle decidió hablar con sus padres sobre el talento de su hijo.

 

Años después, mientras ayudaba a su padre como auxiliar oficial en las obras municipales, en ratos libres dibujaba a los vecinos del pueblo sin que se percatasen. Pero el párroco, don Esteban Sanz, sí lo hizo y tanto le gustaron que le retó a hacer la escultura de un santo, el que más le gustase de la iglesia de Lastras. Hizo una Purísima y un San José, dejando sorprendidos a quienes las contemplaron, por lo que entre unos y otros decidieron enviar una carta de recomendación a Aniceto Marinas, escultor segoviano ya de prestigio y académico de Bellas Artes desde 1903.

 

Poco antes de que Florentino cumpliese los 15 años, la familia se traslada a Madrid, nuevo destino del padre, pero seguía acudiendo a Aguilafuente o Lastras siempre que podía.

En Madrid, Marinas aprecia la obra de Florentino y se compromete a formarle en una academia preparatoria para el ingreso en la Escuela de Arquitectura. Sin embargo, poco antes de cumplir los 16 años, en 1909, es admitido en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado, la Escuela de San Fernando, pensionado por la Diputación Provincial de Segovia.

 

 

Terminó allí su formación con sobresaliente de nota media y se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos para aprender Escultura Decorativa y Cerámica Artística. En el poco tiempo libre del que disponía, ayudaba a Aniceto Marinas en su estudio, al principio como aprendiz y luego con sueldo de 150 pesetas al mes.

En 1913, Trapero recibe el título de Profesor de Dibujo y empieza a ver una salida a su impulso artístico en las exposiciones, entre otras en locales de la Diputación de Segovia, junto a su amigo garcillanense Lucio Roldán Esteban.

 

En 1932 fue nombrado profesor de Dibujo en un instituto de Bachillerato de Jaca (Huesca), al año siguiente es destinado a Reinosa (Cantabria) y en 1935 gana por oposición la Cátedra de Dibujo con plaza en Avilés, donde forma una familia con su mujer, Cristina, profesora de Idiomas.

 

Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, el alcalde de Avilés le encarga el inventario de obras de arte y patrimonio cultural del municipio, por lo que más adelante fue condenado por la dictadura. Además, enseñó dibujo a las mujeres que trabajaban en industrias locales y desempeñó puestos en la Asociación de Trabajadores de la Enseñanza de Asturias (ATEA).

 

El 20 de octubre, Florentino intenta marcharse de Avilés en un barco pesquero, huyendo de la guerra, como poco antes lo habían hecho Cristina y sus cuatro hijos, pero es arrestado, juzgado y condenado a 20 años de prisión por auxilio a la rebelión. Cumplió los primeros años de reclusión en la prisión de Figueirido (Pontevedra) hasta que en 1940, debido a la sobrecarga del sistema penitenciario, se le revisa la pena, quedando en 6 años, y consigue la libertad condicional en noviembre de 1941. Durante su estancia en presidio realizó innumerables dibujos y retratos.

Al salir de la prisión, inhabilitado para ejercer como profesor, se mantiene con los pocos ingresos que obtiene con restauraciones encargadas por particulares hasta que en 1943 la Diócesis de Sigüenza le contrata como escultor jefe de la restauración de todas las estatuas de la catedral de esta localidad de la provincia de Guadalajara, donde permaneció siete años.

 

En 1950, realizó, por concurso, el paso conocido popularmente como ‘La Borriquita’, para la Real Cofradía de Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén, de la ciudad de Zamora, una de sus obras religiosas más representativas. Además, en 1954 restauró 24 pasos de la Semana Santa de Zamora y en 1957 talló la imagen de Nuestra Señora de la Resurrección, que cerraba los desfiles en la capital zamorana.

 

Mientras trabajaba en Zamora, inició otros proyectos y, por ejemplo, entre 1952 y 1956 esculpió en piedra para la fachada de la Universidad Laboral de Gijón las estatuas de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo, Tirso de Molina y Moratín.

 

En 1955 diseñó y talló en madera el Altar Mayor de la iglesia de Galapagar (Madrid), compuesto por tres estatuas y ocho relieves policromados. Retoma a partir de 1956 la docencia, primero con una academia de dibujo junto a su hijo Juan Jesús y luego en Valdepeñas, donde fue renombrado catedrático de instituto. Ese mismo año elabora la estatua del monumento a Andrés Laguna en Segovia. Al año siguiente es destinado al instituto de Ávila.

 

Desde su jubilación, en 1963, con 70 años, inicia una nueva etapa marcada por la muerte de Cristina el 31 de julio de ese mismo año, lo que hace que se refugie en el arte y alcance su mayor esplendor artístico y creativo, que se tradujo en algunas de sus obras maestras.

 

En 1964 talló en piedra de Campaspero (Valladolid) el grupo escultórico de La Piedad para el panteón familiar del cementerio de La Almudena de Madrid, donde descansan tantos sus restos como los de su mujer, Cristina.

 

Entre 1967 y 1969 modeló y talló en mármol italiano el ‘Adán arrepentido’ situado en la plaza de la Cruz de Aguilafuente, gracias a la donación de su hijo Juan Jesús, quien costeó la obra destinada a estar en el jardín de su casa.

 

Con 80 años, en 1973, realizó para el Convento de Carmelitas Descalzas de Boadilla del Monte (Madrid) un grupo escultórico de La Anunciación, una figura del Corazón de Jesús y un altorrelieve de San José. Dos años después realizó el busto del marqués de Lozoya para el Centro Segoviano de Madrid, obra que probablemente fue su último encargo, aunque su última escultura es un San Cristóbal en madera policromada.

 

Museo

Es en Aguilafuente donde se encuentra la mayor colección de piezas del artista en la exposición permanente, de gestión municipal, que acoge en dos salas 98 esculturas, incluyendo bocetos y moldes, principalmente de escayola, que ayudan al visitante a comprender el trabajo del artista y a aprender las peculiaridades del proceso de creación escultórica a través de la observación de los pasos previos a la obra final.

En la primera de las salas se encuentran parte de los proyectos de algunas obras que Florentino Trapero realizó en el ámbito civil, como un boceto en escayola del monumento a la infanta Isabel (1955) o los relieves del Hachero y el Segador (1958). También se encuentran en ella bocetos realizados en plastilina y una importante muestra de dibujos y retratos.

‘Paloma al vuelo’ (1973), una talla directa sobre madera, da la bienvenida al visitante en la segunda sala, que contiene obras de imaginería, destacando la maqueta del citado paso de La Borriquita o el boceto en escayola del paso de la Última Cena.

Pero no solo en este museo puede contemplarse su obra, porque las calles de Aguilafuente son contenedor de otras como algunas fuentes de la villa, donde el tema elegido por el escultor es un homenaje a dos de los motores económicos del municipio: el pinar y la labranza. La más representativa es la fuente monumental de Los Oficios, en la plaza de la Fuente, tallada en piedra caliza, con relieves en los que destacan el nivel de detalle de la anatomía de los personajes de el Hachero y el Segador.

A ella se suma la ya citada escultura de ‘Adán arrepentido’, que realizó junto a su hijo Ángel en mármol de Carrara, y puede verse en la plaza de la Cruz.

Para visitar la exposición permanente es recomendable concertar cita en el Ayuntamiento de Aguilafuente, a través de los teléfonos 605 842 481 / 921 572 038 o los correos electrónicos Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Como bien dice su concejala de Cultura, esta localidad bien merece dedicar toda una jornada para su visita.

 

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Fuente: El Adelantado de Segovia

 

 

 

 

 

La provincia de Segovia es tan rica en cultura y tradiciones que, incluso, cuenta con un pueblo de Segovia con idioma propio.

Ese idioma, o dialecto particular de la localidad de Cantalejo, que tiene la denominación de ‘Ciudad‘, se llama gacería. Y era la jerga usada por los fabricantes de trillos.

Se desconoce exactamente quién inventó la propia lengua del ‘Vilorio Sierte‘. Lo que sí se sabe es que era el idioma en el que hablaban los comerciantes y tratantes que se dedicaban a la fabricación y compra-venta de trillos y otros aperos de labranza. Así, utilizaban palabras de diversos orígenes con el fin de que aquel con el que hacían negocio no entendiera lo que hablaban los trilleros.

Aunque parezca increíble, lo cierto, es que la gacería ha llegado hasta nuestros días.

 

Tradición ancestral

«La gacería o briquero es una variante lingüística con origen entre los siglos XII y XIII arraigada en el mundo profesional de los fabricantes de trillos y aperos de labranza, tratantes de ganado así como de otras actividades comerciales», se puede leer.

Cuenta la historia que «en ese momento se trasladan a la zona habitantes de diferentes puntos del norte de la Península atraídos por las rebajas y ventajas fiscales impuestas por las comunidades de Villa y Tierra». No obstante, indica que, «aunque el origen de esta variedad lingüística está discutida, la mezcolanza de hablantes de gallego junto a los habitantes de la zona, hablantes de castellano antiguo, parece ser una de las bases del briquero o gacería». ​

Por otro lado, también ha tesis que apuntan a la influencia árabe «ya que muchos de los habitantes ya establecidos eran de origen mudéjar, como así revela el estudio antropológico de la zona».

 

Vocabulario

La gacería comprende medio millar de palabras, que han convertido a la ciudad de Cantalejo en un lugar especial dentro de la provincia de Segovia. Cada palabra «tiene una semántica propia, de manera que la misma palabra puede adoptar diferentes significados atendiendo a la posición en la frase o las palabras que la precedan».

Por ejemplo, un ‘vilorio’ es un pueblo. Así, ‘vilorio sierte’ hace referencia a la propia localidad de Cantalejo. ​Una ‘vitela’ es una ternera, y un ‘volandero’ es un pájaro. Un ‘tisarro’ se identifica con un caballo. ‘Sornear’ es dormir  y ‘minchar’ es comer. Un ‘sievo’ es un anciano y un ‘pitoche’ es un niño. Por cierto, recientemente, en 2022, se ha traducido ‘El Principito’ a la lengua de la gacería.

 

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Fuente: Segoviaudaz

 

 

La revista Viajar ha elaborado un ranking con los cinco pueblos más antiguos de España. Tres de ellos se encuentran en Castilla y León, y uno es de Segovia.

 

Entre otras características, la revista destaca que estos núcleos «por sus férreas e indestructibles murallas, por sus calles empinadas, sus ancestrales viviendas, y su importancia histórica»

Así, repasa cómo «acogieron culturas prehistóricas» y también fueron «asentamientos celtíberos». Además, añade, «vivieron la conquista de Hispania, hasta ellos llegaron los romanos, sufrieron invasiones bárbaras, fueron habitados por los visigodos, después llegaron los musulmanes, y más tarde fueron reconquistados», concluye.

 

El pueblo más antiguo en la provincia de Segovia que figura en el ranking es Sepúlveda. «A esta ciudad fortificada, que forma parte del selecto círculo de los Pueblos más Bonitos de España, la llaman acertadamente, la villa de las Siete Puertas», así define a este encantador y antiguo pueblo segoviano.

 

Los orígenes de Sepúlveda se remontan a la Segunda Edad del Hierro, entre los siglos V y II antes de Cristo. Posteriormente, durante la Edad Media hay indicios de que en Sepúlveda se pudiera llegar a establecer una primera población visigoda, indica el consistorio sepulvedano. Sin embargo, la primera vez que se cita la villa de Sepúlveda es en la Crónica de Alfonso XIII. La información municipal destaca también que «Sepúlveda se mantuvo durante todo momento al margen de la guerra civil». Situados ya en la Edad Contemporánea y durante la Guerra de la Independencia, continúa el relato, se dio el único combate en el que se vio implicada Sepúlveda y que se denominó la acción de Sepúlveda. «La acción de Sepúlveda le supuso a Napoleón un gran fracaso ya que retrasó muchísimo su avance hacia Madrid», explica.

 

Sepúlveda agrupa una gran cantidad de monumentos históricos tanto civiles como religiosos. Entre ellos, se puede destacar, por mencionar algunos, la Casa del Conde de Sepúlveda, la Antigua Cárcel, el Castillo de Fernán González, las iglesias de San Bartolomé, San Justo y la Virgen de la Peña, y la de Santiago actualmente reconvertida en la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón.

De hecho, la revista Viajar resalta que «Sepúlveda se fundó en la Edad del Hierro, la engrandecieron los romanos, y ahora es la base ideal para una escapada en la que además, recorrer el Parque Natural de las Hoces del Duratón».

 

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Fuente: Segoviaudaz