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Las amplias llanuras son la seña de identidad de la Campiña Segoviana, un territorio salpicado de pinares y bosques de encinas y fresnos, y también de humedales. Como en tantos lugares, la actividad agraria ha contribuido a transformar el paisaje, pero la huella imborrable del ser humano se hace notar especialmente en el patrimonio artístico, donde el ladrillo mudéjar ha estado presente a lo largo del tiempo. Su color y su textura se hacen presentes tanto en la arquitectura civil como en los numerosos templos de los periodos románico o gótico.

Si todavía no la conoces, en este artículo te presentamos seis joyas que no puedes perderte en una escapada:

 

Coca, ladrillo a lo grande

Uno de los lugares que mejor define el carácter de la Campiña Segoviana es la villa de Coca. De ella, resulta tentadora la imagen de San Nicolás, una alta torre gótico-mudéjar, que es lo único que queda de la iglesia más antigua que tuvo la villa y que data del siglo XII. De forma incomprensible, el público conoce mejor el castillo de la localidad que la altura señera de este ejemplo de arquitectura religiosa, cuyos materiales y arcos apuntados nos trasladan a los minaretes islámicos.

 

Por cierto, que el castillo es considerado una de las más hermosas muestras del arte gótico-mudéjar. Su construcción asombra a quien lo ve por primera vez, dada la singularidad de su conjunto. Su interior, visitable, alberga una escuela de capacitación forestal de gran demanda por parte de estudiantes de toda España. Es lo que da estar en tierra de pinares.
No podemos dejar en el tintero que aquí nació Cándido, Mesonero Mayor de Castilla para mayor gloria de la ciudad de Segovia… Aunque por estos lares hay quien dice que su forma de preparar el cochinillo, hoy tan extendida, hunde sus raíces en la tradición caucense.

 

El ‘aparejo pinariego’ en nava de la Asunción

A once kilómetros nos detenemos en Nava de la Asunción, donde destaca la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, situada en la Plaza Mayor. Fue construida sobre lo que fue un antiguo templo románico. De esa época se conserva la torre (si bien el campanario es posterior), y la parte de la puerta de entrada, característica del románico más clásico. El resto de la edificación data del siglo XVIII, y es un claro distintivo del acabado conocido como ‘aparejo pinariego’, elaborado a base de ladrillo y paños.

Nuestra Señora de la Asunción tiene planta de cruz latina, formada por tres naves (más ancha y alta la central), coro en alto a los pies y un gran cimborrio (octogonal y construido en ladrillo) cubierto por falsa cúpula sobre pechinas y tambor de ventanas. El retablo del altar mayor es obra del escultor segoviano Manuel Suárez, datado en el año 1740. La pila bautismal que se encuentra en la iglesia pertenecía a una antigua ermita desaparecida, llamada de la Trinidad.

 

Santa María la Real de Nieva, historia escrita en piedra

Once kilómetros después, y en pleno Camino de Santiago de Madrid, Santa María la Real de Nieva se extiende en torno al monasterio de Nuestra Señora de la Soterraña. Su fundación, en el siglo XIV, obedeció a un hecho considerado milagroso: la aparición de una talla de la Virgen enterrada (de ahí, soterraña) para ser ocultada a los musulmanes.

 

Destaca el claustro del monasterio, cuyas columnas están en su totalidad decoradas con capiteles esculpidos con relieves de diversos motivos. También se ha reproducido hasta el infinito la portada de la iglesia, abierta al norte de la nave del crucero y que está catalogada como bien de interés cultural por sí misma. Es de estilo gótico y está dividida en dos calles estrechas y una nave central amplia, en la que se sitúa la arcada ojival. La parte superior de la puerta presenta el tímpano con la imagen de Cristo entronizado.

 

Lo rodean cinco arquivoltas, que representan la resurrección de los muertos, un conjunto de 16 figuras de santas, un conjunto de 14 esculturas de santos, un grupo de doce arcángeles arrodillados portando antorchas y diez serafines con las alas cruzadas custodiando al Cristo del tímpano.

 

También son destacables el altar mayor, de estilo barroco, el coro de la iglesia y el sotocoro, con un artesonado mudéjar. En la iglesia destaca una talla policromada de San Jerónimo, atribuida al genio de paredes de Nava Alonso Berruguete. Santa María la Real de Nieva cuenta con otra joya de gran valor, aunque de menor fama: la ermita de San Miguel de Párraces, en la pedanía de Villoslada. Es un ejemplo del románico puro, con fábrica de sillería, que destaca entre la arquitectura de ladrillo habitual en el territorio.

 

El Greco en Martín Muñoz de las Posadas

El mayor tramo de esta ruta es de 20 kilómetros y nos lleva hasta Martín Muñoz de las Posadas, ya junto la comarca abulense de la Moraña. Juan José Alonso, historiador local, recomienda echar un primer vistazo desde la terraza situada en la torre de su iglesia. A la vista tenemos una espléndida plaza semiporticada, en la que se distinguen el edificio del ayuntamiento, el Palacio Cardenal Espinosa y, detrás, la Cuesta de la bodega. Visto de cerca el palacio, hallamos en lugar destacado el escudo de Felipe II, quien lo mandó construir. En el interior contemplaremos su patio cuadrangular, con dos galerías que se comunican por una majestuosa escalinata.

 

Al salir, podemos contemplar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y San Sebastián, construida sobre una fortaleza musulmana y que recoge diferentes estilos, desde el mudéjar hasta el renacentista. Ya en el interior, en la cabecera del templo destaca la estatua del cardenal Espinosa, obra del escultor Pompeyo Leoni. Cada rincón del templo sorprende con diferentes detalles y, cómo no, el interés de muchos visitantes se centra en contemplar el cuadro ‘El Calvario’, obra de Doménikos Theotokópoulos, El Greco.

 

No podemos despedirnos de la localidad sin conocer el Puente del Naranjo, en el paraje de la Irvienza, sobre el río Voltoya y adosado a un antiguo molino.

 

Domingo García: estación del arte rupestre

La localidad segoviana de Domingo García alberga uno de los conjuntos de arte rupestre al aire libre más importantes de la Península Ibérica y de Europa: los grabados rupestres del Cerro de San Isidro. En este lugar –tan poco conocido y valorado- puedes “regresar” al Paleolítico, a la Edad del Bronce y a la época medieval. Un viaje en el tiempo a través de los petroglifos, es decir, de los dibujos grabados en las rocas pizarrosas de la zona.

 

En el Cerro de San Isidro también se alzan los restos de una ermita de una sola nave y con un ábside semicircular. Se cree que fue la antigua iglesia (posiblemente románica) de un despoblado conocido como San Isidro, que también se identificaba como El Casar. Se reconocen al menos dos etapas en el templo: la medieval, de la que solo se aprecia su estilo románico; y en el siglo XVIII, cuando se la advoca a San Isidro. Debido a su estado de ruina, esta iglesia catalogada como Bien de Interés Cultural se encuentra en la Lista Roja de Patrimonio.

 

Rapariegos, un final de lujo

Ya solo trece kilómetros nos separan de nuestro último hito, Rapariegos, a apenas diez kilómetros de Arévalo. Estamos en la localidad menos conocida de esta ruta y quizá por esa razón sea el destino más apetecible. Destaca la ermita dedicada al Cristo de la Moralejilla, situada en medio de una gran llanura de cereal. De hecho, formaba parte de Moraleja de la Santa Cruz, una aldea que se abandonó y terminó por desaparecer en el siglo XVIII.

 

La ermita es la única de la provincia con tres naves y posee una arquitectura peculiar. De planta casi cuadrada, una nave es más ancha que las otras dos y el ventanal del ábside presenta un incomprensible desvío. O no tanto, puesto que puede estar relacionado con la salida del sol; las romerías se celebran dos veces a año en fechas muy próximas a los equinoccios de primavera y otoño. En pleno casco urbano, la iglesia de San Pedro puede ser el punto final de esta ruta por un territorio que a todas luces merece ser descubierto.

 

 

 

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Fuente: mascastillayleon.com

Ayllón

Esta población comparte nombre con la cercana sierra que separa Segovia y Guadalajara. También se sitúa muy cerca de la provincia de Soria. Es una población tradicional con un bonito entorno boscoso.  Tiene en la torre de la Martina o el antiguo convento de San Francisco sus hitos más notables.

Durante su extenso pasado vio pasar por sus calles a multitud de personajes importantes. Por ejemplo, en el siglo XIV don Álvaro de Luna se hizo cargo del lugar, fortaleciendo sus defensas. Este noble fue uno de los más destacados de Castilla, llegando a ostentar importantes posiciones en el reino. También residía allí esporádicamente la esposa de napoleón III, Eugenia de Montijo. Como curiosidad, aquí se reunía la Mesta en su concejo de otoño.

 

Coca

Pegada a Valladolid, Coca tiene sus raíces en el periodo prerromano. Se cree que era la antigua Cauca, una ciudad celtíbera que dominaba esta parte de la campiña. Por desgracia, fue destruida dos veces, primero en los conflictos contra Roma tras la segunda Guerra Púnica entre romanos y cartagineses. Casi un siglo también acabaría destrozada en las pugnas entre el rebelde general Sertorio y el enviado del senado romano Pompeyo. En el IV d.C. es posible que viera nacer al emperador Teodosio, quien hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano. También se baraja que viniera al mundo en Itálica, antigua urbe romana cercana a Sevilla. De esta época, muy cerca queda la villa de Puras. 

Sin embargo, lo que hace de Coca uno de los pueblos más bonitos de Segovia es su castillo. Esta fortaleza data de finales de la Edad Media. Luce un bello estilo mudéjar, habitual en la región. A pesar de el expolio que sufrió en el XIX, actualmente está restaurado y deja grandes postales. La espléndida iglesia de Santa María, los antiguos restos arqueológicos de la cloaca romana o la gran torre del templo de San Nicolás aportan una gran riqueza al conjunto urbano.

 

Cuéllar

Cuéllar es uno de los mejores pueblos medievales de toda España. A ello contribuyen palacios románicos como el de Pedro I, los entramados de madera en sus viviendas, los restos de la judería, iglesias mudéjares como las del Salvador o San Andrés, el monasterio de Santa Clara… Sin embargo, por encima de todos se sitúan el castillo y las murallas.

El castillo de Cuéllar es una de las grandes fortalezas del medievo en la región. Su contundencia se debe a la situación del núcleo, entonces en la frontera con los musulmanes. Muy bien conservado, entremezcla estilos del mudéjar al renacentista. Esto se debe en gran parte a su extendido uso palaciego. Dominando el resto del pueblo, de él parten los recintos amurallados de la villa. Su restauración es un proyecto a largo plazo del que ya se ven resultados.

 

El Real Sitio de San Ildefonso

En la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, con Peñalara, Navacerrada o los montes de Valsaín caracterizando el entorno, el Real Sitio de San Ildefonso brilla entre los pueblos más bonitos de Segovia. Su gran posición lo hace ideal para dar paseos por la naturaleza. Al tiempo, la gastronomía local es muy completa, con uno de los judiones más famosos de España y el delicioso cochinillo de Segovia como primeros espadas.

Su núcleo principal es ya de por sí bonito, con buenas muestras de arquitectura popular. Sin embargo, la condición real que deja claro el nombre del municipio centra los atractivos. El más conocido es el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, cuyas fuentes y jardines resultan espectaculares. Incluso tiene un laberinto. Este lugar fue la residencia predilecta de Felipe V. No hay que dejar pasar otros hitos como la Real Fábrica de Cristales o las ruinas del palacio de Valsaín, primer Real Sitio del país.

 

Maderuelo

Enclavado en el Parque Natural de las Hoces del río Riaza, la naturaleza vuelve a ser un punto clave al que estar atento. Recorrer el entorno del embalse de Linares es una gran idea. Esto permite ver multitud de fauna y flora, especialmente el raro alimoche. En cuanto a patrimonio cultural, en Maderuelo destacan las ruinas de su castillo y muralla. La puerta de la villa es el hito más destacado de este conjunto. Las iglesias de San Miguel y Santa María muestran sus orígenes románicos y mudéjares respectivamente.

 

Pedraza

De nuevo toca ir al abrigo del macizo montañoso que separa Segovia y Madrid. Allí se encuentra Pedraza de la Sierra. Su casco medieval es una preciosa muestra de la arquitectura regional, digna de una escapada rural auténtica. De este modo, se pueden recorrer calles empedradas y ver edificios de piedra ocre. Su ubicación hizo que la trashumancia generara mucha riqueza durante siglos, algo reflejado en su gastronomía.

Esta posición clave se defendía con un gran castillo muy bien conservado gracias a restauraciones como la que realizó Ignacio Zuloaga a principios del siglo XX. Una torre expone su obra. Aunque en el XII ya estaba edificado, el aspecto actual responde a reformas ejecutadas del XV en adelante. Hoy acoge eventos centrales de las famosas noches de la velas. Durante un par de sábados en julio el pueblo se cierra, el acceso es mediante una entrada gratuita, y se ilumina con velas. A su luz se dan conciertos, en una atmósfera realmente evocadora. 

 

El Muyo

El entorno de la sierra de Ayllón abarca varias provincias y en todas ellas hay muestras de la arquitectura negra. Desde Patones de Arriba a la arquitectura negra alcarreña, donde están algunas de las localidades más bellas de Guadalajara, el estilo se ha convertido en uno de los favoritos del país. Heredero de un pasado de miseria, hoy sirve como motor económico. El Muyo es una excelente muestra de estas construcciones de pizarra. Además, al estar en una zona serrana, tiene notables rutas por sus alrededores.

 

Sepúlveda

Uno de los mejores lugares para contemplar arte románico en la provincia de Segovia es Sepúlveda. Ya sea en núcleos secundarios tales como Perorrubio o en la cabeza municipal, hay multitud de templos de este estilo que ver. La iglesia de San Salvador, de 1093, es uno de los más antiguos que posee la región. Pese a las muchas interferencias generadas por sucesivas reformas, otra destacada es la de la Virgen de la Peña, del siglo XII.

Otro hito al que no quitar ojo en Sepúlveda es el Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Se extienden hasta Burgomillodo. Los recortes que genera el río dejan espléndidos paisajes. Asimismo, hay una gran comunidad de buitres de los que disfrutar. En el plano gastronómico, sobresalen sus excelentes asados.

 

Fuentidueña

Sin alejarse en exceso de Sepúlveda se encuentra una joya por descubrir y uno de los pueblos más bonitos de Segovia. Fuentidueña posee un envidiable legado histórico reflejado en sus monumentos y ruinas. Por tanto, es ideal para desconectar unos días de la ciudad. En primer lugar, llaman la atención los restos de su castillo. Los lienzos de la muralla se extienden sobre el cerro que domina la población. 

Junto a los muros se sitúa lo que queda de la iglesia de San Martín. Su magnífico ábside fue dado a Estados Unidos en un trueque por el que la dictadura franquista recuperó unas pinturas mudéjares sorianas vendidas años atrás. Así, un expolio solventó otro. El templo incluye una notable necrópolis del medievo. En la parte baja sobresalen el puente de piedra y la iglesia de San Miguel, todavía en servicio. Asimismo, sus bodegas son muy vistosas.

 

Turégano

Al igual que Sigüenza, Turégano fue una villa atada a la figura de un poderoso obispo. En este caso, fue el prelado segoviano Juan Arias Dávila. Durante el siglo XV este pueblo fue uno de los epicentros de su poder. Allí llegó a convocar un sínodo, una importante reunión obispal. Además, él promovió una gran reforma en el castillo que aportó las bases de su aspecto actual. En torno a un templo románico conformó un edificio defensivo y palaciego.

Este miembro de los pueblos más bonitos de Castilla y León fue posesión del obispado hasta las desamortizaciones del XIX. Su típico aspecto y gastronomía complementan tanto al castillo como a otros monumentos, por ejemplo la iglesia de Santiago. Cabe destacar que el lugar fue un modelo predilecto para el pintor Ignacio Zuloaga y sus amigos. 

 

Sotosalbos

Esta localidad segoviana es famosa por haber sido nombrada por el Arcipreste de Hita. El pequeño núcleo posee un bello tándem formado por su plaza mayor y la iglesia de San Miguel Arcángel. Del siglo XII, luce a la perfección su estilo románico. Brilla especialmente su torre y la galería porticada de uno de sus laterales. También interesante resulta el llamado “potro de herrar”, donde se ponían las herraduras a los animales de labranza. La arquitectura popular pétrea bien merece un paseo.

 

Riaza

La plaza mayor de esta localidad segoviana es una de las más reconocibles de toda España, pues fue la inspiración del Poble Espanyol de Barcelona. Circular, responde a una tipología tradicional castellana. Es muy polifacética y sirve como coso taurino, recinto para mercadillos o terraza. Los soportales son otra de sus características más señeras. Más atractivos son la iglesia de Nuestra Señora del Manto o las diversas ermitas locales. Asimismo, el hayedo de la Pedrosa está entre los más destacados del centro peninsular junto a la Tejera Negra y Montejo.

 

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Fuente: españafascinante.com 

Cualquiera diría que uno de los templos cristianos más antiguos que se conservan en España debería estar destacado en los libros de historia o en las guías turísticas.

Pero este no es el caso, pues la conocida como Cueva de los Siete Altares no es fácil de encontrar. Situado en la provincia de Segovia, este viejo santuario se esconde en un pequeña cavidad abierta en los farallones rocosos cortados por el río Duratón, dentro de la inmensidad del Parque Natural de las Hoces del Duratón.

Se trata de una cueva natural que debió de ser modificada por aquellos eremitas visigodos que se escondieron en este paraje en el siglo VII. Uno de sus ermitaños fue San Frutos, el patrón de la diócesis de Segovia, sobre cuyo sepulcro hubo un priorato benedictino del que se conserva una ermita levantada sobre uno de los meandros que forman las hoces del río Duratón.

Quienes vivieron en la cueva tallaron en la roca una serie de hornacinas o altares para la oración convirtiéndola en una modesta iglesia cristiana rupestre que se estima como la más antigua de la provincia de Segovia.

En la actualidad solo son reconocibles cuatro altares. Tienen forma de arco de herradura y algunos de ellos aún conservan parte de su ornamentación hecha a través de figuras geométricas grabadas en la roca caliza y que mantienen parte de su policromía roja y negra.

Frente a los altares del interior de la cueva existe una fosa excavada en la roca que probablemente fue un sepulcro para los monjes que atendían la iglesia. Además en el exterior puede apreciarse una quinta hornacina, más sencilla que las  del interior,.

La cueva se abre en los farallones de la margen derecha del Río Duratón, cien metros aguas arriba del puente que atraviesa el río en la carretera de Sebúlcor a Villaseca, pedanía esta última del municipio de Sepúlveda.

Este monumento está protegido de vandalismos a través de una reja que, pese a que impide el paso, permite contemplar su interior y maravillarse con estos significativos restos arqueológicos. Además, cuenta con un cartel con información histórica sobre el lugar.

 

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Fuente: mascastilalyleon.com

La Comisión Territorial de Patrimonio ha tomado conocimiento del informe de la visita técnica realizada a la restauración en curso del retablo mayor de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Cedillo de la Torre (declarada Bien de Interés Cultural en 1998). La intervención que se lleva a cabo ha sacado a la luz dos tablas que se encontraban prácticamente invisibles.

Las pinturas representan a Santa Catalina y Santa Bárbara y se localizaban en la parte interior de los laterales de la hornacina central, junto al sagrario, donde permanecían semi ocultas. Estas dos tablas nada tienen que ver con el retablo y su estilo, pero se trata de dos pinturas de buena calidad, de cronología anterior al retablo y que podrían corresponder a los restos de algún retablo gótico, de la misma iglesia o de otro templo abandonado por la zona.

De acuerdo con miembros de la parroquia que estaban presentes en la visita técnica, se decidió retirar de esta zona tan oculta las dos tablas, cubrir su falta con un soporte liso en madera tratada, y entonada con el conjunto, y buscar un lugar adecuado para mostrar las pinturas en el templo junto a un pequeño texto en donde se pueda explicar su hallazgo. Las tablas tienen similitudes con obras del Maestro de Duruelo, activo en la zona, pues tiene obra en Cozuelos, Duruelo, Adrada de Haza (Burgos), Sebúlcor, o Membibre de la Hoz, entre otros núcleos.

 

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Fuente: cadenaser.com 

El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, es conocido también como nuestro pequeño Versalles en Segovia. Así lo han definido en gran cantidad de ocasiones, y creemos que está muy elegido este epíteto para este Real Sitio de la Granja, ya que su construcción se inspiró claramente en ese palacio francés. No por nada, Felipe V había nacido en él.

Felipe V diseño este Real Sitio con la idea de retirarse en él una vez abdicado en su hijo Luis I en 1724, pero su fallecimiento en el mismo año, le obligó a volver a tomar el mando de la monarquía hispánica. Desde entonces, este palacio se convirtió en residencia de verano de la Familia Real española hasta Alfonso XIII.

 

Desde antaño, la realeza española gustaba de disfrutar de la sierra segoviana. Ya Enrique IV había mandado construir un real sitio muy cerca de La Granja. El Palacio de Valsaín fue reedificado por Carlos V y Felipe II, pero a finales del siglo XVII se quemo. Felipe V dudaba si reconstruirlo o hacer uno propio, con su estilo e impronta. Finalmente se decidió por la segunda opción.

 

Aprovechando la pendiente de la montaña, la finca donde existía la granja del monasterio de los Jerónimos del Parral, ideal para albergar unos jardines con fuentes.

El arquitecto real Teodoro Ardemans y el creadores de jardines René Carlier fueron los encargados de dar forma a los deseos del rey. Para ello, unieron la tradición española y francesa para conseguir uno de los palacios más bellos de Europa.

El elemento principal es la Capilla real o Colegiata, donde actualmente reposan los cuerpos de Felipe V y su esposa, Isabel de Farnesio.

 

Visita al Palacio del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso

En el palacio y edificios, pertenecientes a Patrimonio Nacional, es posible realizar la visita libre, o con audioguía, pero la primera visita la recomendamos con guía, ya que siempre nos darán más información y se hará más amena, ya que nos contarán chascarrillos sobre los sucesos acaecidos en el lugar.
 

El museo de tapices

La visita se inicia pasando por el museo de tapices. En este palacio se han reunido las colecciones reales de tapices que van desde el siglo XV al XIX. Así podemos ver los grandes tapices flamencos del Emperador Carlos V y de su hijo Felipe II. Pero también aunque más modestos, algunos de la colección de Dª Juana de Castilla. No obstante, nos llamó la atención la presencia de un trozo de un tapiz personal de la Reina Isabel I, que fue adquirido recientemente en una subasta.

 

Estancias palaciegas

Así nos explicarán los maravillosos frescos de las salas que decoran la primera planta del palacio. Aunque observamos que hay algunas que carecen de él. Esto es debido al incendio en 1918. Aunque solo se quemaron las estancias superiores, el agua utilizada para su apagado no nos permite disfrutar de los frescos. No obstante, aún se conservan la mayor parte de ellos. Además debido a una acción de conservación reciente, actualmente lucen casi como en el momento de su creación.

Uno de los detalles curiosos de este palacio es que la reina y el rey compartían cama, algo que para nuestro tiempo es bastante habitual, pero no así en el pasado. Luego cada uno tenía diferentes estancias para sus labores. Todas ellas en la planta superior.

 

La Galería de paseo

En la parte inferior, se encuentra la galería de paseo. Esta era usada para pasear cuando la climatología no permitía salir al exterior. Está finamente decorada, y al no verse afectada por el incendio, conserva sus frescos originales. En el pasado, este corredor albergaba una colección de esculturas clásicas. Tanto originales romanas y griega, como realizadas en tiempos más modernos. Actualmente son copias, porque las originales están en el Museo del Prado de Madrid. Fueron adquiridas en Roma a los herederos de a reina exiliada de Suecia, Dª Cristina.

 

Capilla real

La visita se completa con la visita a la Capilla Real o Colegiata. Se trata de la Iglesia de la Trinidad, en cuya capilla, descansan los restos mortales de su edificador, Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio.

 

Jardines del Palacio de La Granja de San Ildefonso

Los jardines son de claro estilo francés, con calles principales y calles secundarias. Están realizadas en dos etapas. Al contrario que en Versalles, donde tenían muchos problemas para conseguir la presión del agua para las fuentes, en el Palacio de la Granja se utilizó la propia pendiente natural del terreno para conseguir una presión no vista hasta entonces, lo que permite que algunas fuentes superen los 40 metros de altura.

 

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Fuente: destinocastillayleon.com 

 

 

 

 

 

Entre Valladolid y Segovia, dominando el mar de pinares en una llanura atravesada por el río Cega, se encuentra la muy noble villa de Cuéllar, una precisa población que mantiene gran parte de su legado del medievo y es Conjunto Histórico Artístico por mérito propio. Allí, aunque destaca por su importancia y belleza el castillo de los Duques de Alburquerque, no es el único lugar de interés en esta villa.

En Cuéllar se dieron nacimientos de reyes, cortés de Castilla, escenas históricas,.. era uno de los orígenes de la lana que se usaba para confeccionar tapices y paños flamencos; en definitiva, un lugar con historias que contar y experiencias que vivir.

 

¿Por qué visitar Cuéllar?

Nos planteamos recorrer el casco histórico de Cuéllar, un lugar que por su arquitectura y urbanismo nos permite viajar con la imaginación a otro tiempo hasta la castilla medieval, donde cohabitaron, más que convivieron las tres culturas, la cristiana, la judía y la musulmana, en cierto grado de paz y armonía.

El momento cumbre sin duda sería el periodo comprendido entre el reinado de Fernando III, «El Santo», de León y Castilla, unificador de la corona castellana en su persona; y el de su hijo, Alfonso X «El Sabio», cuando Cuéllar alcanza un nivel de prosperidad económica de lo más elevado, haciendo de esta población, una de las más importantes de la meseta norte

 

El palacio fue la casa sede de los duques, hasta que finalmente se instalan en la corte madrileña, lo que hace que se pierda la vinculación con el edificio. Pero es tras extinguirse la rama principal de esta familia, los siguientes propietarios abandonaran completamente el edificio. Así en el siglo XIX, presentaba un total abandono, por lo que fue sometido a pillaje y expolio.

En 1938 se instaló en él un penal para presos políticos, al que se incorpora después un sanatorio para presos tuberculosos, retomando más tarde su utilización como penal que funcionó hasta 1966; y a finales del siglo XX es cuando se inicia su recuperación y se hace visitable, además de sede de un instituto de enseñanza, con lo que adquiere un uso y un mantenimiento continuo.

 

Interior del castillo

La planta del castillo es trapezoidal y consta de dos recintos amurallados. El primero, con un foso y la barbacana defensiva, obra del primer duque. Esta parte, cierra el acceso desde las murallas del siglo XIII y que se compone de cubos y torreones de mampostería.

En el segundo, de mayor envergadura y solidez, fue construido por Don Álvaro de Luna, señor anterior a la creación del ducado y como en el recinto anterior, va de un lado a otro de la muralla del siglo XIII. Esta es la construcción sobre la que se asienta la zona palaciega. Es al cerrar esta parte del recinto que se puede hablar de un castillo al uso, si bien integrado en la propia muralla.

 

El archivo de la Casa ducal de Alburquerque

A modo de recuerdo, ligando el castillo con la Casa Ducal de Alburquerque, este castillo también alberga el archivo de la familia ducal; siendo uno de los archivos nobiliarios más importantes de España. En él se recogen documentos de la familia, como testamentos, donaciones, mercedes reales, pleitos,..

 

Este archivo está alojado y es visitable en la Torre del Homenaje del Castillo. Allí se recogen documentos y legajos del siglo XII hasta el XX.

 

Visitar el castillo de Cuéllar

Las visitas a este castillo son siempre guiadas y resulta recomendable informarse previamente de los horarios de visita y reservar plaza.

Una de las visitas más interesantes son las teatralizadas, que no solamente permiten conocer el castillo, su historia y sus anécdotas, si no, que además las permite contextualizar con un grupo muy profesional de recreaccionistas de diferentes facetas de este histórico lugar.

 

Murallas de Cuéllar

Como bien se habrá podido entender, Cuéllar contaba con una muralla que rodeaba la villa, cuyo origen está en el siglo XI, si bien fue modificada a lo largo del tiempo para adaptarse a las necesidades de una cada vez más prospera villa.

 

El conjunto amurallado consta de tres recintos diferenciados: el de la ciudad, la ciudadela y la contramuralla; y adicionalmente, se han localizado restos arqueológicos, con los cimientos de un cuarto recinto, que posiblemente nunca llegó a estar terminado.

 

De todo este complejo sistema defensivo y de cobro de portazgos, que en su momento pudo superar los 2 kilómetros, actualmente se conservan aproximadamente 1,5 kilómetros; y en un estado bastante aceptable de conservación.

La muralla de Cuéllar llego a tener hasta 11 puertas, lo que nos indica de la importancia económica de la villa, como un centro comercial. No obstante, actualmente se conservan tan solo siete destacando entre todas ellas, el arco de San Basilio, de estilo mudéjar. También merecen una mención propia, la puerta de San Andrés y la puerta sureste del castillo situada en el Torreón de la Memoria.

 

Arquitectura civil

Cuéllar es el arquetipo de ciudad fundada a finales del periodo alto medieval o inicios del periodo bajo medieval, cuando se empieza a consolidar la frontera, aunque aún está cerca. Lo primero es la muralla defensiva, que en principio puede ser una simple cerca de madera. Pero luego llega la fijación de población en su interior que en caso de prosperar, como en esta villa, empiezan a embellecerla con hermosas construcciones, muchas de ellas, nos llegan a día de hoy.

 

La villa está articulada de forma que conserva su trazado medieval casi original, con sus características habituales en las villas castellanas, si bien, adaptándose a su orografía. Así, el corazón de la población es la Plaza Mayor, una plaza de estilo castellano, presidida por su ayuntamiento; un edificio del siglo XV o XVI, construido sobre los cimientos de la cárcel vieja. En su interior se conserva un típico palacio gótico renacentista.

 

Igual puede llamar la atención el trazado de la plaza que no es el típico rectángulo, aunque esto es debido a la necesidad de adaptarse al terreno disponible. Pero las columnas que permiten tener unos soportales comerciales, sí existen. Son muy curiosas las casas construidas y conservadas, con la tradicional arquitectura popular de entramados de madera y ladrillo de adobes, mezclados con aleros de los tejados y ladrillos mudéjares.

 

Iglesia de San Miguel

Esta iglesia comprende una mezcla de estilos que van del románico al barroco, como la mayor parte de las construcciones importantes de Castilla y León. En su interior destacan las obras de artes de Pedro de Bolduque, de Luca Giordano y esculturas de la escuela de Gregorio Fernández.

 

Calles y callejuelas de Cuéllar

El trazado medieval es evidente, con calles principales algo anchas, que se unen a través de callejuelas pequeñas y con más quiebros que se adaptan al terreno y a las construcciones existentes. Todas son bonitas y merece dejarse perder un poco en un paseo por la villa.

 

Destacan las calles de San Pedro, por sus casas blasonadas y que llevan hasta la Parroquia de San Pedro; y la calle de la Morería, que era similar y que servía para llegar al barrio musulmán. Otra calle importante es la calle del Colegio, que toma el nombre del colegio de Niñas Huérfanas que existió hasta el siglo XX o la plaza del Mercado del Pan, donde se celebraba el tradicional mercado de cereal; donde se construye un hospital y la capilla de la Magdalena en el primer tercio del siglo XV.

Iglesias en Cuéllar

La visita a las iglesias de Cuéllar continuaría por las iglesias de San Andrés, la de San Esteban, la de San Miguel, la de la Trinidad y la de Santa María de la Cuesta.

 

Evidentemente nos encontramos con construcciones a las que se les han realizado modificaciones, ampliaciones o amputaciones de sus partes mudéjares, pero aun así conservan parte de este encanto, como la Torre de Santa Marina o el ábside de la iglesia de Santiago, que como en la catedral de Ávila, se integra en la muralla y su muro es parte de la misma.

Museos a visitar

Si gran parte de la prosperidad de la villa fue el tratamiento del cuero, la villa ha dedicado un espacio museístico para esta actividad, que durante siglos fue un gran sustento para la población.

Museo de las tenerías

En este curioso museo se puede descubrir mediante los sentidos, no solo cómo era el tratamiento de la piel hasta convertirla en un cuero de utilidad. Esta exposición conjuga un recorrido visual, sensorial y experimental, conociendo las tipologías y orígenes de las pieles a tratar.

 

Este espacio se complementa con la sala de exposiciones y espacios exteriores que recientemente posee una interesante muestra permanente de bonsáis.

Este museo conserva in situ pilas excavadas en el subsuelo, noques de madera, canalizaciones y diferentes empedrados.

 

Centro de Interpretación del Mudéjar villa de Cuéllar

Sobre este espacio museístico, ya os hemos hablado en esta publicación. Se encuentra en la iglesia desacralizada de San Martín.

 

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Fuente: destinocastillayleon.com

 

 

 

 

La vertiente segoviana de la Sierra de Ayllón engloba un conjunto de pueblos con características únicas y singulares. Son poblaciones que sobresalen por su arquitectura, enclave y costumbres, y que tienen como elemento común estar rodeadas de un paisaje montañoso situado en el sector oriental del Sistema Central y que abarca tres provincias: Segovia, Guadalajara y Madrid.

Partiendo de Riaza a lo largo de la carretera comarcal SG-V-1111, te propongo descubrir varios de estos municipios de Segovia: Villacorta, Madriguera, Santibáñez de Ayllón y Grado del Pico.

Cada uno de ellos tiene algún elemento diferenciador, algo que descubrí al perderme entre sus callejuelas y que te iré mostrando a lo largo de este artículo.

 

Riaza

Riaza es uno de los pueblos de Segovia más conocidos, con una población que supera levemente los 2.000 habitantes (según datos de 2022). Lo que me resultó más llamativo de esta localidad desde un punto de vista arquitectónico fue su Plaza Mayor, considerada como Bien de Interés Cultural. Está formada por soportales que bordean la enorme elipse que hay en el centro. Lo cierto es que nunca antes había visto una plaza con un ruedo en el medio y al contemplarla por primera vez me llamó mucho la atención. Se trata de una gran explanada de tierra que data del año 1873. Cuando se construyó como el terreno no era igual fue necesario levantar unas gradas de piedra que a su vez se sujetan a unos bloques del mismo material y unas barras de hierro forjado.

 

Es lo primero en lo que te fijarás nada más entrar en la plaza. Frente al coso se halla además el edificio del Ayuntamiento que es del siglo XVIII. El terreno, que invita a ponerse en su centro y hacerse fotos sin parar, se usa para distintos eventos como encierros, concursos diversos, fiestas del pueblo y bailes, entre otros.

En cuanto a los soportales, añadir que albergan distintos restaurantes mientras que las casas que completan todo el conjunto son las típicas de la zona (con balconadas de hierro y cornisas de madera). Al prestar atención se aprecia que algunas de ellas son las clásicas casonas solariegas y muestran sus correspondientes blasones.

Otro edificio interesante de la localidad es la Iglesia de Nuestra Señora del Manto (esta es la patrona de Riaza), con su alta torre campanario que mide más de 30 metros.

Villacorta

Villacorta es una pedanía dependiente de Riaza, a unos 13 kilómetros de esta. Es uno de los pueblos rojos segovianos. ¿Por qué se llaman así? Muy sencillo, porque sus casas están construidas con una mezcla de piedras ferruginosas, pizarras y tierras arcillosas, de ahí su tonalidad entre el rojo y el naranja.

El pueblo es pequeño y con pocos habitantes (en torno a los 20). La iglesia de Santa Catalina se encuentra en el centro del pueblo, y tiene un pórtico románico y un artesonado mozárabe. A veces se organizan celebraciones y fiestas en torno a la pequeña plaza que hay en esta zona.

Madriguera

A continuación, en este periplo que propongo por los pueblos segovianos de la sierra de Ayllón, a unos escasos tres kilómetros de la parada anterior, se encuentra otra pedanía: Madriguera.

En este caso, también merece la pena detenerse, pues al igual que Villacorta, aquí predominan las construcciones rojizas y ocres. Es, por tanto, uno de los pueblos rojos de Segovia.

 

Hasta los años 60 fue un pueblo con relativa importancia en la zona pues disponía de importantes servicios básicos como escuela, consultorio médico o farmacia. Luego poseía otra serie de comercios que no estaban en los alrededores como ultramarinos, pescadería o carnicería, además de un casino y un salón de baile, lo que le hacía un lugar bastante transitado.

En sus orígenes más primigenios era una localización que albergaba principalmente a ganaderos, agricultores y arrieros.

Un bonito pueblo para descubrir andando tranquilamente entre sus callejuelas.

 

Santibáñez de Ayllón

El próximo destino se encuentra a poco más de seis kilómetros. De este pueblo, cercano a las provincias de Soria y Guadalajara, llama la atención el entorno regado por el río Aguisejo y su singular valle. Sus calles también se caracterizan por su estrechez en determinados tramos así como por la típica arquitectura pueblerina de la zona.

Desde el mismo pueblo parte una ruta que lleva a la famosa cascada de Santibáñez de Ayllón. Esta se puede ver desde la carretera que va en dirección a Guadalajara. Se halla bajo un puente, en una propiedad privada donde hay una casa. Hay que estar muy atento porque no está muy bien indicado. Una vez localizas el acceso hay una bajada de unos cien metros por un camino terroso y enseguida se ve el salto de agua.

 

La otra posibilidad es seguir un camino que hay a la salida del pueblo en su parte derecha. Un cartel de madera con un sucinto “Cascada. 500 metros”, te indica la senda a seguir. El camino es agradable y hay varios bancos de madera en sus márgenes (en uno de ellos me senté a comer junto a mi infatigable compañero de viaje). Mientras se camina por el sendero, no deja indiferente el paisaje que está formado por pequeñas elevaciones en cuyas laderas se aprecia la acción erosiva del viento sobre la pizarra y la cuarcita que abundan en el terreno. Esto da lugar a diferentes formaciones sinuosas que parecen sacadas de un escenario de ciencia ficción.

Grado del Pico

El último destino es Grado del Pico, a unos seis kilómetros de Santibáñez. En este lugar, la iglesia de San Pedro, que se sitúa en lo alto del pueblo, es el edificio más llamativo y el que más sobresale. Su galería porticada romántica es preciosa, aunque está cegada, pero a pesar de ello es una de las representaciones más conocidas de este estilo en dicha parte de Segovia.

 

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Fuente: Blog clavesdemujerviajera.com

 

 

En este pueblo de Segovia se conjugan una torre, un valle y un santo. El municipio cuenta con unos 200 vecinos y pertenece al partido judicial de Segovia.

Ocupa una superficie de 44 km2 en la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza y está formado en la actualidad por tres núcleos de población.

Así, lo integran La Torre, que desempeña las funciones de cabeza de concejo, y los barrios de El Valle y La Salceda, ésta última anexada a La Torre en 1970.

De este modo se conforma la localidad segoviana de Torre val de San Pedro.

Hasta el siglo XIX la capitalidad del concejo correspondía a «Sant Peydro del Val», es decir, el hoy Valle de San Pedro. Según recoge el consistorio en su web, «el gran aumento de población, sobre todo del barrio de La Torre, se debió producir en el siglo XVII». En 1826, según señala Sebastián de Miñano, tenía la torre el doble de pobación que el Valle y era en la Torre donde residía el cura, cirujano, boticario,… y es también el punto donde se dirigen las órdenes de gobierno. Por lo que en esta época pasó la capitalidad a la Torre y el concejo pasó a llamarse Torre Val de San Pedro.

El topónimo procede de sus dos componentes. Por un lado, «La Torre» hace referencia a la existencia en su término de una torre o fortaleza defensiva, que debió estar emplazada cerca del pueblo, en el paraje de Las Eras, junto al viejísimo camino que viene de Turégano. Por otro, «Val» hace alusión a la localización geográfica del barrio, en el valle formado por el arroyo de Las Vegas. Además, «El de San Pedro» se debe a la advocación de su iglesia.

Concentración de municipios

En 1970 se agregó a este municipio el barrio de La Salceda, siguiendo la «política de concentración de municipios» iniciada en los años 60.

A lo largo de su territorio se esparcen también los restos de antiguas aldeas desaparecidas, alguna de ellas importante en el pasado como Rabinato, aldea que aparece nombrada «Sancta Maria de Rabinat» en 1204, estaría localizado en el núcleo de La Salceda, en las cercanías del lugar que llama «prado Rabinal», donde está también la «fuente Rabinal». Otra antigua aldea fue la de Robledillo.

Tejas y potros de herrar

Torre Val de San Pedro conserva los potros de herrar en los tres núcleos.

Además, son famosas las tejeras de Valle. Antigua producción de tejas que abastecía a toda Castilla y León. La elaboración era artesanal con un barro o arcilla de excelente calidad.

Lugares de interés

En Torre Val de San Pedro se puede ver la iglesia de San Pedro Apóstol. Románica, aunque de este estilo tan solo conserva un sencillo arco de medio punto de la puerta sur y su bella pila bautismal.

También la ermita de San Roque, del siglo XVIII, que posee una construcción de planta rectangular con muros de mampostería.

Las iglesias de Santa Ana y de Nuestra Señora de la Asunción son otros de sus atractivos.

Entorno natural

Se encuentra en la vertiente norte de la sierra de Guadarrama.

 

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Fuente: Segoviaudaz.es 

Los montes de Valsaín, enclavados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, son un rincón fantástico para disfrutar de la naturaleza más pura. Se han protegido desde mucho antes de que se establecieran conceptos y preocupaciones que han llevado a la creación de reservas naturales. Además, es un lugar histórico donde los reyes de siglos pasados disfrutaban de su tiempo libre, sus actividades reales y los mismos paseos que hoy se pueden recorrer.

 

La historia se remonta en el tiempo, pues desde la Edad Media estos montes han sido atractivos y relevantes. También ha sido fuente de conflictos por la explotación de sus tierras. Enrique III y Enrique IV de Castilla se reservaron el derecho a cazar en el lugar, y Carlos V y Felipe II siguieron este ejemplo. En general, todo el término municipal al que pertenecen los montes, el Real Sitio de San Ildefonso, ha sido morada de reyes, como bien indica su nombre.

 

Con respecto a estos montes, es curioso señalar que puede llegar a considerarse el primer espacio natural protegido de la historia de España, al menos conocido. Y es que en un momento en que no se había implantado ningún tipo de conciencia ecológica, en 1541, se prohibió la caza, la pesca y la corta de acebos, robles y fresnos.

Aunque hoy en día pertenece al Organismo Autónomo Parques Nacionales, antaño perteneció a la realeza. En 1761, Carlos III compró los montes a la Ciudad y Tierra de Segovia, pasando así a formar parte del patrimonio de la Corona. Este carácter real puede percibirse en uno de sus rincones más visitados: la Silla del Rey. Se trata de una piedra tallada por orden de Francisco de Asís de Borbón, esposo de Isabel II. Desde su posición, todavía hoy, se obtiene una magnífica panorámica del Real Sitio y la naturaleza que lo rodea. Pero esto ya forma parte del siguiente punto: los lugares que deben visitarse.

 

Los montes de Valsaín están encuadrados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Ocupan una superficie de 10.672 hectáreas, logrando un buen equilibrio entre la sostenibilidad, la conservación de la zona y el aprovechamiento de los recursos naturales de la misma. La vegetación es de una variedad enorme: desde el pino al roble, pasando por encinas, tejos, acebos o chopos. Es también una buena zona para encontrar los deseados níscalos que habitan los pinares segovianos.

 

Estos montes tienen dos zonas señalizadas: el Monte Pinar, el más grande, y el Monte Matas. Fueron declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO, están incluidos en la Red Natura de espacios protegidos de Europa y cuentan también con la concesión de Zona de Especial Protección para las Aves. Tiene tantos títulos como un monarca y no es para menos. Los montes de Valsaín son sinónimo de naturaleza.

 

Así que en ellos se puede descubrir enclaves tan fantásticos como la llamada Boca del Asno. Este área recreativa se encuentra junto al río Eresma, que también atraviesa la propia ciudad de Segovia. Merece la pena conocer cada una de las rutas de senderismo que circulan en torno a éste, con el espectacular y claro sonido de la corriente acompañando prácticamente cada paso. Los pulmones se llenan de aire puro, fresco, esa clase de aire que solo se respira en los pinares.

 

Además de la Boca del Asno y de la mencionada Silla del Rey, en los montes de Valsaín se encuentran espacios tan curiosos como la cueva del Monje. Repleta de leyendas relacionadas con su origen, que incluyen desde templarios a mitología relacionada con la naturaleza, este lugar y el trayecto hasta el mismo ofrece también unas vistas espectaculares de la sierra de Guadarrama. También el cerro del Puerco, un búnker que data de la Guerra Civil, merece una visita, así como las ruinas del palacio de Valsaín, que devuelven al visitante la sensación de estar pisando un lugar con mucha historia.

 

En general, cualquier ruta de senderismo supone una buena elección. Desde la que conduce a la espectacular cascada de la Chorranca hasta la que lleva a la cascada de Chorro Grande. Todas merecen la pena.

 

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Fuente: Españafascinante.com 

Una lápida con unos versos grabados de El Libro del Buen Amor ante la iglesia de Sotosalbos sirve para recordar la especial vinculación del Arcipreste de Hita, con esta localidad –de la que se cree que llegó a ser párroco– y otros lugares de la sierra segoviana. También sirve para arrancar un viaje que discurre, entre lo literario, lo gastronómico y lo paisajístico, por algunos de los rincones más auténticos de la provincia. Sotosalbos, a 23 kilómetros de Segovia, es el primero. 

Su iglesia, por ejemplo, es uno de los edificios románicos más antiguos. Desde luego, estampa tiene, y, en cualquier caso, basta echar un vistazo a la colección de capiteles que rematan las columnas de su atrio para no olvidarse de ella nunca más. También merece mucho la pena su interior, con un pequeño museo. 

 

PEDRAZA 

Hace ya muchas décadas que los buscadores de escenarios de película descubrieron en Pedraza un filón. Su plaza Mayor, a la que se abren soportales y grandes balconadas, vale igual para una cinta ambientada en la Edad Media que para un anuncio de la Lotería de Navidad. Y no es el único rincón fotogénico de este pueblo. El secreto está en el magnífico estado de conservación de su arquitectura y en el cuidado que aquí le ponen a todo. Es así como consiguieron, en 1996, poner en marcha unos Conciertos de las Velas que acabaron inscritos en el Libro Guinness de los Récords. Hoy son un acontecimiento imprescindible cada verano, cuando el pueblo se ilumina con 26.000 velas. Imprescindibles son también la Cárcel de la Villa –museo y sede de la oficina de turismo-, el castillo que enamoró a Zuloaga o la Casa del Águila Imperial, en la antigua iglesia de San Miguel. 

NAVAFRÍA Y EL CHORRO

Antes de alcanzar Prádena, merece mucho la pena el desvío que acerca hasta Navafría. En cualquier época del año, los frondosos pinares que se extienden por esta zona serrana brindan la posibilidad de mil y un paseos por sus caminos. Pero Navafría es famosa, sobre todo, por el Chorro, una cascada en torno al que se localiza un área recreativa con piscinas naturales y otros servicios que se disfruta en verano. También por haber conservado un martinete (o martillo pilón), ese ingenio hidráulico dedicado a batir el cobre. 

EL BOSQUE DE ACEBOS DE PRÁDENA

De lo que presume Prádena es de una joya botánica también superviviente de tiempos pasados. En este caso, un bosque de acebos hasta el que se llega sin problemas por un sendero señalizado a la entrada del pueblo. Su otro gran secreto se esconde bajo la tierra: la Cueva de los Enebralejos, una espectacular cavidad cuya gran particularidad, además de la belleza de sus formaciones, es que sirvió como lugar de enterramiento y ofrendas hace 4000 años. 

 

El camino entre Prádena y Sepúlveda pide una inevitable parada, al menos para hacer una foto, al llegar al cruce de la carretera que preside el majestuoso castillo de Castilnovo. Otro alto inevitable es el Mirador de Zuloaga. Y es que no puede haber mejor balcón para contemplar el laberinto de calles escalonadas y el despuntar de iglesias en Sepúlveda. Pero a esta hermosa población encajada entre los ríos Duratón y Caslilla también se viene a degustar el sabroso lechazo al horno que se cocina en sus figones, como Cristóbal (restaurantecristobal.es), con su comedor excavado en piedra. 

 

Las otras delicatessen de su rico menú son la iglesia de El Salvador –el templo románico más antiguo de la provincia de Segovia–, acercarse a la ermita de Nuestra Señora de la Peña y asomarse a los balcones de su entorno, la iglesia de Santiago, el Museo de los Fueros o el recorrido senderista de los Dos Ríos. 

 

LAS HOCES DEL DURATÓN 

De postre, no puede concebirse nada mejor que un atardecer mágico en una de las curvas más enrevesadas y bellas de cuantas dibuja el Duratón en Segovia: la que preside, en un paraje sobrevolado por los buitres, la ermita de San Frutos, el rincón más visitado del Parque Natural de las Hoces del Duratón. El centro de información se encuentra en la antigua iglesia románica de Santiago de Sepúlveda.

 

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Fuente: Hola.com Viajes.

La provincia de Segovia es un referente en materia de turismo rural y así se ha demostrado, una vez más, con las cifras de visitantes registradas en el pasado puente de mayo. Por eso, la diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez no ha querido perderse esta mañana la inauguración del VI Congreso Europeo de Turismo Rural que se celebra estos días en La Alberca. Organizado por EscapadaRural, plataforma digital referente del sector de turismo rural en España y con el apoyo institucional de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, esta cita se convierte en un punto de encuentro y referencia para los profesionales del sector del turismo rural.

En COETUR 2023, más de veinticinco líderes de opinión, especialistas internacionales y profesionales del sector participan en un completo programa que invita a reactivar el medio rural a través del turismo, informando este año de iniciativas novedosas respecto a la presencia digital en el mundo rural y del uso de datos para la toma de decisiones. Por eso, Magdalena Rodríguez ha señalado que “debemos estar aquí para seguir mejorando la oferta que desde Prodestur hacemos llegar a nuestros visitantes, para recoger ideas novedosas que poner al servicio de nuestro público objetivo y así seguir manteniendo nuestra línea ascendente en cuanto a la recepción de turistas en nuestro territorio”. 

Con la ponencia marco titulada “Turismo rural, un mundo de oportunidades” desarrollada por Isabel Sánchez Tejado, presidenta de ASENORG y fundadora de la Escuela de Turismo Generativo, ha dado comienzo el Congreso y el primer bloque temático, ‘El turismo rural en el epicentro del desarrollo territorial’. El segundo bloque ‘Presencia Digital y Desarrollo Rural’ cerrará la jornada de hoy. El tercer bloque temático, ‘Planificación estratégica a través de los datos y la innovación’ concluirá con la ponencia de clausura de Fuensanta Martin Garrido, cofundadora de Ruralízate, bajo el título “El turismo como oportunidad rural: reflexiones del congreso”.

Durante estos días participarán más de 150 congresistas de forma presencial, aunque la cita tendrá un mayor alcance vía streaming, destacando la representación de administraciones autonómicas y locales, medios de comunicación, empresas y profesionales del sector de turismo rural que han disfrutado de ponencias, entrevistas, mesas redondas, mesas de debate, casos de éxito, talleres y una actividad de networking dinamizada por la Dirección General de Turismo del Gobierno de Aragón, territorio invitado en esta edición de COETUR.

Así, la diputada ha destacado la importancia de este evento por ser “una oportunidad única para compartir experiencias y conocimientos que permiten mejorar la oferta turística como fuente de ingresos y preservación del patrimonio de los destinos rurales”. En esa línea, Prodestur centra su actividad en conservar, proteger y poner en valor esos recursos con acciones en el ámbito turístico encaminadas a reactivar la economía provincial de Segovia.

 

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Fuente: Diputación de Segovia 

A solo 30 kilómetros al noreste de la ciudad de Segovia, se halla la villa de Turégano, de pequeñas dimensiones pero enormes encantos. Paseando por sus calles, iremos encontrando interesantes monumentos y edificios históricos, y si alzamos la vista sobre los tejados, tendremos antes nosotros la imponente fortaleza del pueblo, al que muchos llaman "el castillo rosa" por la coloración de sus piedras.

Una imponente iglesia-castillo

"El primer documento que menciona la existencia de un castillo son las actas del sínodo celebrado en 1440", señalan desde el Ayuntamiento de Turégano. La fortaleza de Turégano se construyó sobre la iglesia de San Miguel, del siglo XIII, ya que el obispo Juan Arias Dávila buscaba defender las rentas y posesiones del obispado. De esta manera, entre los siglos XV y XVI se fueron añadiendo elementos militares, conformando esta increíble iglesia-castillo.

En cuanto a sus funciones, "su uso fue principalmente el ser refugio de Arias Dávila y de su invitado ocasional, Fernando el Católico", destacan. Posteriormente, se usó como cárcel episcopal y de Estado, y entre sus presos estuvo Antonio Pérez, secretario de Felipe II.

En la muralla interior que rodea al castillo destaca la puerta principal, protegida por dos fuertes torres circulares. Sobre la cabecera de la iglesia, también se levantan tres altas torres. Por otro lado, el interior se estructura en varios niveles, con estancias abovedadas unidas por angostos pasillos y escalera, todo ello para mejorar el factor defensivo.

Sobre el acceso meridional de la antigua iglesia, se construyó un balcón entre dos torres orientado hacia la villa y con un claro significado: representar el poder del señor de Turégano. Finalmente, otro elemento destaca en el conjunto arquitectónico: el color de sus muros, y es que parte de la piedra usada presenta una curiosa tonalidad rosada, que hace muy llamativa la vista del castillo.

 

Otros lugares que visitar en Turégano

Además del castillo y la iglesia de San Miguel, en Turégano podemos visitar otros puntos de interés. Por ejemplo, el centro neurálgico del pueblo es la Plaza Mayor, con sus bonitos pórticos. Igualmente, merece la pena conocer el Palacio Episcopal, la Casa Palacio de Miñano, la iglesia de Santiago, la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, el Museo Forestal y el Museo de los Ángeles.

 

Por otra parte, podemos completar la visita haciendo alguna ruta de senderismo en la zona. Entre ellas está la Senda de la Casa del Ingeniero, por el monte de la Nava y la Vega, y la Senda del Río Viejo, que discurre por los barrios de Aldeasaz, Berrocal, la Cuesta y Carrascal y parte del piedemonte de la Sierra de Guadarrama.

Cómo llegar a Turégano

El trayecto entre la ciudad de Segovia y Turégano es de alrededor de 30 minutos en coche por la CL-603.

 

 

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Enlace: 20minutos.com viajes

En el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, en la provincia de Segovia, podemos disfrutar de una experiencia única: adentrarnos en piragua en el serpenteante río Duratón, entre las estrechas paredes de piedra horadadas hace miles de años por el paso del agua.

Una fantástica actividad para disfrutar de uno de los parajes más insólitos de Castilla y León.  Es obligatorio acceder con un monitor o guía por tratarse de un entorno protegido. 

No te puedes perder

  – El  Monasterio del s.XII construido sobre las paredes de roca que bordean el río dónde habitó una comunidad de monjes hasta la desamortización de Mendizábal. Fue visitado en numerosas ocasiones por Isabel I de Castilla y Felipe II.

  – La Ermita de San Frutos. Hay quien dice que es «un lugar de poder». Nosotros nos conformamos con la belleza que envuelve este lugar, enclavado en una de las paredes más altas de las Hoces del Río Duratón, dónde llegan a alcanzar los 100 metros de altura. Podrás verla desde la piragua aunque también recomendarmos ir hasta allí y visitar su interior, donde reposa San Frutos y sus dos hermanos también Santos. La leyenda cuenta que si se pasa tres veces de rodillas debajo del altar del Santo desaparecen los dolores de espalda.

  – Contemplar la fauna del parque, dónde el Buitre, con sus 2 metros de envergadura, es el auténtico protagonista. Están acostumbrados a la presencia humana por lo que no es de extrañar que algún buitre planee muy cerca de tu piragua. Una verdadera maravilla.

  – Bañarse en el río. Hacia la ermita de San Frutos hay una pequeña playa natural dónde aparcar tu piragua y darte un refrescante baño si lo deseas. Las aguas del río Duratón son muy tranquilas y la sensación de las corrientes de agua caliente y frías es única.

– El silencio entre las rocas. Merece la pena mantenerse callado y disfrutar del silencio que rodea el río, a veces interrumpido por el viento que sacude las hojas de los árboles.

 

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Fuente: Destinocastilalyleon.es

El edificio románico más antiguo de Segovia se encuentra en una de las villas más bellas de la provincia segoviana, con una historia y un entorno natural increíbles.

Su historia está ligada a la «epopeya reconquistadora de los reinos de Castilla y de León», resalta el organismo de turismo Prodestur.

Declarada Bien de Interés Cultural en 1931, la Iglesia de El Salvador de Sepúlveda es un muestra única del románico castellano. De hecho, está considerada como el «edificio románico más antiguo (s. XI – año 1093), de la provincia de Segovia y al sur del Duero y constituye uno de los paradigmas del románico castellano», subraya el portal Sepúlveda Turismo.

 

Su arquitectura

La maestría arquitectónica de este templo es imponente.

Tiene una sola nave con ábside semicircular cuya torre está separada y se accede a ella por un estrecho pasadizo abovedado. La nave, cubierta con bóveda de cañón, está dividida en tres tramos por arcos fajones apeados en pilastras.

Adosadas a los muros tiene arcadas ciegas sobre columnas. Su altura sobrepasa lo común en el estilo. La torre tiene una doble hilera de vanos y su planta superior está cubierta por una bóveda esquifada de tipo musulmán. Los arcos del pórtico están agrupados por parejas, apoyándose cada uno separadamente en anchas pilastras, y, al juntarse, en columnas comunes. Un sillar del ábside tiene la fecha de 1093. El pórtico es algo posterior.

Parece ser que el constructor de esta parroquia fue un artista foráneo, quizás un benedictino de Silos que estaba trabajando en el camino de Santiago y que conocía muy bien el románico.

Los rasgos más característicos de esta iglesia son la armonía de proporciones, junto a la altura y la perfección de bóveda.

 

La firma de los canteros

Los temas geométricos y vegetales, con motivos de hojas de acanto y de piña o de vid, palmetas, tallos ondulados o flores en forma de círculo, entre otros detalles, siguen los  modelos asturianos de las estrellas de seis puntas, mozárabes y, sobre todo, visigodos.

Un elemento destacado son los lazos irlandeses, que abundan en los capitales de las arcadas ciegas de la nave. En un capitel de la torre hay esculpido un arco de herradura copia de uno de los de la Cueva de los Siete Altares. Las cabezas y figuras humanas y de animales (los comunes en la región o imaginarios y feroces) abundan en los canecillos.

Una curiosidad aún perceptible son las marcas o firmas de los canteros que pone de manifiesto la importancia de este gremio entre la población desde la Edad Media.

La Misa de Minerva

Una de las tradiciones que tiene lugar en este singular edificio se celebra cada tercer domingo de mes y su nombre es la “Misa de Minerva”, instituida para dar culto al Santísimo Sacramento con todo su esplendor. La misa se celebra en esta iglesia con la asistencia de los hermanos de la Cofradía antiquísima del Señor. Tras la misa hay una procesión del Santísimo que recorre el claustro. Las velas encendidas, el redoble del tambor muy antiguo y el olor del incienso son algunos de los singulares elementos de esta tradición.

 

Las vistas bien merecen una visita

Situada en lo alto de la villa de Sepúlveda, al templo «se accede por una empinada escalinata que se inicia cerca de la iglesia de Santiago y a la que se llega fácilmente desde la Plaza Mayor. Precisamente, desde esta plaza se obtiene una buena vista de la cabecera y del campanario de este emblemático templo románico segoviano».

 

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Fuente: Segoviaudaz.es 

 

La Diputación de Segovia participa durante estos días en la 43ª edición de la Feria Expovacaciones de Bilbao, en el Bilbao Exhibition Center de Barakaldo, a través de su organismo autónomo de promoción turística, Prodestur Segovia Turismo.  Expovacaciones es la cita con la mayor oferta turística de todo el norte del país, un certamen internacional de turismo donde se presentan las novedades del sector, las últimas propuestas en rutas y destinos, y las más innovadoras alternativas de ocio y tiempo libre ofreciendo experiencias turísticas para todos los gustos. 

Por eso, y dada la importancia de este mercado emisor para nuestra provincia, la institución provincial asiste cada año a esta cita de la mano de la Junta de Castilla y León, a través de la Fundación Siglo para el Turismo y las Artes. La asistencia de unas 23.000 personas en la edición anterior demuestra que este encuentro se ha consolidado como un evento importante para la promoción de la oferta turística de la provincia. Tal y como ha señalado la diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez, “el público visitante, altamente motivado y con las ideas muy claras de lo que busca, ha dejado patente el interés creciente sobre rutas de senderismo, destacando las del Parque Nacional Sierra de Guadarrama y los Parques naturales de las Hoces de los ríos Duratón y Riaza, así como las rutas culturales y la gastronomía”.  

En Expovacaciones se dan cita estos días prácticamente todos los actores turísticos: organismos oficiales e instituciones, asociaciones, federaciones, fundaciones, hoteles, balnearios y otros alojamientos, regiones, municipios, compañías de transporte, agencias mayoristas y minoristas, campings, revistas, editoriales, zoológicos, parques, turismo activo, bancos, seguros, servicios de ocio y cultura (museos, festivales, etc.), Know How – Export, gastronomía representativa de las diferentes comunidades autónomas... por tanto, “un amplio abanico de posibilidades entre las que tienen un hueco importante las propuestas que ofrece la provincia de Segovia”. 

Y con el objetivo de continuar mostrando la importante oferta de nuestra provincia en materia turística, Prodestur también estará presente este mes de mayo en el Salón aragonés del Turismo, en la Feria Aratur de Zaragoza, y a principios del mes de junio en la Feria Turexpo, el Salón turístico de Galicia, en Silleda (Pontevedra), uno de los principales puntos de encuentro del sector a nivel nacional y una insuperable cita para revitalizar empresas y destinos.

 

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Fuente: Diputación de Segovia 

 

Visitar un pueblo en Segovia deshabitado es posible. Y también que, a su vez, esté lleno de encanto. Apenas quedan restos de sus hornos de cal, la escuela o las casas de los que habitaban la localidad segoviana.

El pueblo prácticamente desapareció en los años 60 del pasado siglo XX. No obstante, sus orígenes se remontan al siglo XII.

 

Pedanía de Carbonero el Mayor

Pedanía de Carbonero el Mayor, Fuentes de Carbonero contaba con una escuela, la de Doña Pilar. Tenía una treintena de casas y dos hornos de cal. La vida giraba en Fuentes de Carbonero giraba en torno a la agricultura, trigo y cebada; y a la ganadería, ovejas y cerdos. La fabricación de ladrillos en sus hornos de cal era también una de las principales actividades.

 

Los últimos vecinos

En 1950, contaba con unos 118 habitantes. Pocos años después, el pueblo quedó vacío. Hacia 1963 «ya solo quedaban dos familias». Los últimos habitantes de Fuentes fueron los hermanos Álvarez, Domingo, Luis y Pedro, como recuerda Prodestur.

Su iglesia quedó prácticamente derruida en 1732 por un rayo, y fue reconstruida años después. Finalmente, se perdió por completo con el paso del tiempo y fue rehabilitada por el Camino Neocatecumenal, permitiendo que se volviera a convertir en un lugar de peregrinación.

 

Recuerdos

La web Los Pueblos Deshabitados refleja recuerdos entrañables. Rememora cómo Don Pedro, el cura, iba a Fuentes montado a caballo desde Bernardos. «Si el médico acudía desde Carbonero el Mayor, había que ir a buscarle con una mula», recuerda. En cuanto a la maestra, Doña Pilar, natural de Carbonero el Mayor, iba a la escuela de Fuentes «montada en bicicleta y aprovechaba para llevar a Fuentes la correspondencia o bien la traía algún otro vecino que hiciera desplazamientos frecuentes entre los dos pueblos».

 

De esas historias, quedan los recuerdos y los vestigios de un pasado que ha conformado la historia de la provincia segoviana.

 

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Fuente: Segoviaudaz.es

 

El buen tiempo, el hecho de que el 1 de mayo haya sido lunes y que el martes 2 de mayo es fiesta en Madrid, ha sido el caldo de cultivo perfecto para que el periodo conocido como puente de mayo haya sido “excepcional” para las cifras de visitantes en nuestra provincia, tal y como demuestran los datos recogidos en los dispositivos proporcionados por la Diputación de Segovia a las oficinas de Turismo de los pueblos de la provincia. De esta captación se desprende que la cifra de visitantes ha aumentado un 26% con respecto al mismo periodo del año pasado, de manera que, comparando estos números con los recogidos por los mismos dispositivos en 2022, obtenemos una subida del 70,64% en Sepúlveda, en Cuéllar un 39,54 %, en el Real Sitio de San Ildefonso un 91,17% y un 39,34% en Riaza.

Aunque con los nuevos sistemas de información digitales cada vez es menor el porcentaje de personas que entran en una oficina de turismo, las que más visitas han tenido han sido la de Sepúlveda, que atendió al 31,7% de todas las visitas contabilizadas, la Oficina de Turismo de Cuéllar, que recibió al 28,4% y la Oficina de San Ildefonso, que informó al 12% del total de consumidores de información en Oficinas de Turismo.

Según los datos recogidos en esta aplicación, la procedencia mayoritaria de los visitantes es de la Comunidad de Madrid, seguido por Castilla y León, mientras que el tercer puesto del ranking de este año ha cambiado, ya que mientras el año pasado lo ocupaba el País Vasco, este año es Castilla la Mancha, relegando a los turistas vascos a la cuarto posición. Por otro lado, la edad media de usuarios de información presencial en Oficinas de Turismo sigue siendo de entre 31 y 45 años; y los datos recogidos por Prodestur afirman que el porcentaje de Turismo en familia ha subido cuatro puntos, del 37,1% del año pasado al 41,2% de 2023, entre aquellos que han elegido la provincia de Segovia para pasar el puente en familia.

Respecto al lugar de pernocta, la zona del Nordeste de la provincia ha superado el 50% y, al igual que el año pasado, la motivación principal del viaje de los visitantes ha sido la naturaleza, seguido de arte e historia, cultura y gastronomía.

 

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Fuente: Diputación de Segovia 

Nuestros pasos, una vez más nos llevan hasta Riaza. Este precioso pueblo tiene mucho de su encanto medieval casi intacto, aunque tiene incorporaciones modernas. Afortunadamente se integran bastante bien con el resto de construcciones, desde aquí, realizaremos la conocida como Ruta del Color.

Brevísima historia de Riaza y cómo llegar

Aunque se supone existían asentamiento temporales desde muy antiguo, la primera crónica que hace referencia a Riaza habla de su fundación, por Gonzalo Fernández, hijo del conde Fernán González, primer conde Independiente de Castilla.

En él, o en sus pedanías, muchos ilustres españoles afincados en Madrid ha tenido una residencia, dada la cercanía y la buena comunicación con Madrid desde la Autovía A1.

 

Descubriendo los encantos de Riaza por la Ruta del Color

Riaza es famoso por ser el epicentro de la Ruta de los Colores. Empezando por la misma Riaza, donde hay un gran colorido, o la zona de los Pueblos Amarillos, los Pueblos Rojos o los Pueblos Negros, siendo un mosaico de colores que pueblan la Sierra de Ayllón.

 

Además, desde Riaza, como pudimos comprobar, se pueden realizar bastantes rutas de senderismo. Algunas de gran dificultad, pero otras bastante fáciles, aunque sin perder encanto.

El casco urbano de Riaza, centrados en la Plaza Mayor

Pero centrándonos en el casco urbano, su principal atractivo son sus calles y sus plazas. El viajero no habitual se sorprenderá con su Plaza Mayor, ovalada y en forma de anfiteatro. Y es que, evidentemente, se trata de una Plaza de toros.

 

El coso de esta plaza de toros se halla delimitado por unas gradas de piedra coronada por una balaustrada de hierro forjado. En torno a ella y formando el perímetro de la plaza, casas solariegas con soportales. Entre todas, destaca una del siglo XVI que conserva su escudo de armas nobiliario, y en su interior, una capilla barroca. Y como estamos en Segovia, las casas de Riaza están techadas por su característico y curiosos tejados.
 

Ayuntamiento de Riaza

El epicentro de la plaza mayor es el edificio del Ayuntamiento de Riaza. Destaca por su altura, su pequeña torre y su arquitectura clásica.

 

Tras este edificio, caminando por sus laterales encontramos una corta calle con soportales, para llegar a la Iglesia de Nuestra Señora del Manto.
 

La Iglesia de Nuestra Señora del Manto

Esta es la iglesia principal de Riaza, es de estilo renacentista. En su interior, se ofrece al visitante una interesante colección de arte sacro recogido de parte del patrimonio parroquial de pueblos como Alquité, Madriguera, Requera de Fresno o Villacorta.

Escapadas desde Riaza

Los alrededores del casco urbano proponen momentos de sosiego y tranquilidad, como es el caso de la Ermita de Hontanares, que se levanta a 1.400 metros de altitud entre un bosque de robles melojos y pinos, o el Mirador de Peñas Llanas, que ofrece estupendas panorámicas de las fronteras con los territorios de Burgos, Guadalajara, Madrid y Soria.

Esta sierra, hace 100 años y menos, se conservaba el hayedo más meridional de Europa, pero fue dividido en tres zonas, y actualmente solo nos queda intacto al sur de esta sierra de Ayllón, el Hayedo de Montejo de la Sierra, auque está en Madrid.
 

Ruta del Color

Esta Ruta del Color es la que componen pequeños pueblos próximos a Riaza en un recorrido que permite conocer localidades y parajes únicos de gran belleza.

Esta ruta sigue la carretera SG-V- 1111 que va desde Riaza a Santibáñez de Ayllón, recorriendo la Sierra de Ayllón. A lo largo de esta ruta se encuentran los ocho localidades que componen esta ruta.

 

Pueblos amarillos

Estas pedanías se caracterizan por el color amarillo propio de las arcillas ricas en cuarcitas que se utilizan en la construcción de sus muros y que, en algunos casos, se conjugan con otros materiales presentes en la zona. Los pueblos son: Alquité y Martín Muñoz de Ayllón .

 

Pueblos rojos

Son otras localidades de la Sierra de Ayllón caracterizadas por estar construidas con arcillas procedentes de un sustrato rojo, rico en compuestos férricos. En esta zona se encuentras las siguientes pedanías: Villacorta y Madriguera.

 

Pueblos negros

Estos últimos pueblos de la ruta por la Sierra de Ayllón poseen una singular y rica arquitectura en color negro, que deben a las pizarras utilizadas en sus construcciones. Estos pueblos son Becerril, El Muyo, El Negredo y Serracín.

 

 

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Fuente:destinocastilayleon.com

 

 

 

 

No son pocas las personas, lugareños y turistas, que en esta temporada se paran, al pasar por el antiguo palacio, a hacer fotografías de las cigüeñas anidando en los vestigios de este conjunto histórico, situado en el municipio de El Espinar.

Incluido en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra, el Palacio del Marqués de Perales o Palacio del Esquileo fue construido en 1728 por orden de Antonia Velasco, primera marquesa de Perales.

Se utilizó como casa solariega y esquileo, «llegándose a esquilar, en este espacio, 27.363 de las 74.000 ovejas que lo hacían cada año en el pueblo», detalla la organización.

Así, esta edificación formó parte de un gran complejo dirigido a la obtención de lana, una de las actividades productivas más importantes del municipio de El Espinar durante los siglos XVII y XVIII.

 

Tras el incendio del Ayuntamiento en julio de 1936, el inmueble fue empleado como casa consistorial. En la actualidad, el palacio se encuentra en desuso.

Diagnóstico de Hispania Nostra

«Tanto los muros perimetrales como las fachadas se encuentran en buen estado de conservación. Entre los elementos más notables del inmueble, destacan las entradas principales, dos portadas neoclásicas, en relieve, coronadas con la Cruz de Calatrava y el escudo nobiliario de la casa».

Declarado Bien de Interés Cultural, «el palacio se encuentra en un estado de ruina progresiva», concluye.

 

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Fuente: Segoviaudaz.es

 

 

 

 

En un cerro alargado rodeado de muralla se encuentra Maderuelo, una localidad que ha mantenido la arquitectura de adobe, madera y piedra de sillería característica de la zona. También el ambiente medieval resaltado por el periódico aleteo de los buitres leonados de una próxima reserva de aves. Lo que el viajero encontrará en Maderuelo puede sorprenderle, también los alrededores. Por ejemplo, el Parque Natural de las Hoces del río Riaza, donde en verano es posible bañarse o hacer piragüismo, es un paisaje precioso en esta bella provincia de Segovia. Con todo esto, son muchos los lugares que ver en Maderuelo y cercanías. Vamos a repasarlos.

 

Un poco de historia de Maderuelo

La comarca estuvo formada por densos bosques en los que la principal ocupación era la caza y la cría de ganado. Estuvo poblada por la tribu celtibérica de los arévacos. Después de ser dominada por los romanos, quedó comprendida en la demarcación conocida como el conventus de Clunía, en Coruña del Conde, actual provincia de Burgos. En dos piedras sillares se ha encontrado cincelado lo que sería el tablero de un juego de mesa empleado por los romanos, llamados alquerque. En la alargada colina debieron instalarse también los visigodos. Dejaron alguna estela de piedra con inscripciones geométricas.

En el siglo X debió ser una de las poblaciones conquistadas por el conde Fernán González. Sin embargo, queda en una zona fronteriza, objeto de disputa entre moros y cristianos durante más de un siglo, cambiando a menudo de manos. En el 939 debió de ser una de las muchas poblaciones arrasadas por el califa Abderramán III. Posteriormente fue ocupada por Almanzor.

En el año 1010 el conde Sancho García de Castilla es llamado por el príncipe cordobés Suelimán para ayudarle a poner orden tras la muerte de Almanzor. Como pago recibió numerosas fortalezas situadas entre el río Duero y las montañas del Sistema Central. Hacia el 1076 el rey Alfonso VI concede un generoso fuero a la villa de Sepúlveda que permite repoblar toda la zona. En este periodo se pudo amurallar y construir el castillo.

Hacia finales del siglo XI se erige la interesante ermita de la Vera cruz, junto al cauce del río Riaza. Poco después se constituye la Comunidad de Villa y Tierra de Maderuelo, que llegó a reunir una decena de parroquias. Se encontraron en la localidad restos de trece templos distintos.

Como villa de realengo, hasta el siglo XV Maderuelo será intercambiada por las dinastías reales. De doña Leonor de Navarra a don Juan de Aragón y de Sicilia, que nombra regidor a Don Diego de Sandoval. Al subir al trono navarro don Juan realiza el trueque de esta villa por la de Castrogeriz en 1430. Es así como Maderuelo pasa a manos de Don Álvaro de Luna, valido del rey Juan II de Castilla. En el tiempo de los Reyes Católicos era regidor Gabriel Fernández Manrique, conde de Osorno. Cedió su gobierno a don Juan Pacheco, marqués de Villena.

Más adelante, durante el Trienio liberal, por el Real Decreto del 27 de enero de 1822 se anexiona Maderuelo y otras poblaciones segovianas a la provincia de Burgos. Lo derogó Fernando VII un año más tarde. En el año 1951 se inauguró el embalse de Linares, en el río Riaza. Esto sumergió el pueblo de Linares del Arroyo, provocando el práctico despoblamiento de Maderuelo. Esa condición de lugar casi despoblado indujo al naturalista Félix Rodriguez de la Fuente a promover el Refugio de Aves Rapaces de Las Hoces del Riaza. Se inauguró en 1975 por el entonces Príncipe de España Don Juan Carlos de Borbón.

Qué ver en Maderuelo

Antes de entrar al pueblo, al lado del embalse se encuentra la ermita de la Vera Cruz, lugar imprescindible de Maderuelo. Se erigió posiblemente hacia finales del siglo XI sobre un templo visigótico. Sus impresionantes frescos románicos fueron trasladados al Museo del Prado, quedando en la iglesia una reproducción. También frente al pueblo está la ermita de la Virgen de la Castroboda. Es la patrona del pueblo y en su honor se erigió este templo, a finales del siglo XVIII.

Para entrar a la villa es preciso franquear la muralla a través de un arco que da acceso a la plaza de San Miguel, presidida por la iglesia del mismo nombre, un templo de estilo románico tardío. Su campana se tañía hasta hace pocos años para ahuyentar los desastres que podían acarrear las tormentas. Se conserva la talla policromada de San Miguel del siglo XVI, una talla de la Virgen de los Descalzos traída de una ermita desaparecida y la talla de la Virgen de los Remedios. También piedras labradas con una mujer tumbada, una cruz y un león en uno de los muros de las naves. Desacralizada, se emplea para usos culturales. Allí, en la noche de Reyes se procede al reparto de juguetes a los niños del pueblo.

 La plaza de Santa María separa las dos calles principales del pueblo. Calle de Abajo y calle de Arriba en cuyo subsuelo se encuentran los laberínticos pasadizos de Maderuelo. Según una leyenda local, en uno de ellos se esconde el tesoro de don Álvaro de Luna, el valido del rey Juan II de Castilla.
 
Al final de la calle de Arriba se encuentra la iglesia de Santa María. Es un templo románico de planta rectangular y ábside circular. Tiene en su costado otra nave con un pórtico cubierto en el que se encuentran las denominadas Puertas de Hierro. Se accede a la iglesia por la llamada Puerta del Perdón. Dentro llama la atención su techumbre original de madera. También la pila bautismal de piedra labrada y el coro desde el que parte la escalera a la espadaña del siglo XVII, con sus cinco campanas.
 

Más detalles de la iglesia. En los altares de las naves laterales está el Santo Cristo del Crucero, del siglo XV. Los parroquianos lo sacan en procesión para implorar la lluvia, así como un sagrario labrado en madera usado en Jueves y Viernes Santo. El retablo mayor fue obra del segoviano Gabriel de Sosa, del año 1580. Conserva también, en una urna de cristal, la momia incorrupta de una niña que se encontró vestida y calzada. Su indumentaria no está completa pues fue expoliada.

Del antiguo castillo solo subsiste un torreón en la parte trasera de esta iglesia, y en sus proximidades restos de la antigua muralla. Lo que sí pueden verse son tres caserones románicos. Uno de ellos es residencia de un gran artesano del cuero, Faustino Abad. Sería interesante incluirlo en la lista de sitios que ver en Maderuelo.

 

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Fuente:españafascinante.com

 

Las obras de mejor de la Casa Parroquial de Aguilafuente han sacado a la luz una escultura del siglo XV, se trata de una pieza que completaba la escena del tímpano de la portada sur de la iglesia de Santa María de Aguilafuente, uno de los mejores conjuntos escultóricos góticos de la provincia de Segovia.

Así lo desvelan las historiadoras al frente de la investigación, Silvia Olmos y Laura Frías. Según explican, existían evidencias de la presencia de esta escultura en las fotografías de Daniel Zuloaga, publicadas en el catálogo de la exposición La Función. Aguilafuente y Daniel Zuloaga que celebró el pasado año el Museo Zuloaga, dependiente del Museo de Segovia, con motivo del centenario de la muerte del ceramista y que actualmente expone una pequeña muestra el Aula Arqueológica de Aguilafuente.

Se trata de una escultura de bulto, en posición orante ante la escena de la Anunciación que se desarrolla en el tímpano, que carece de cabeza y manos, deterioro por el cualse presume que fue retirada de la portada de los años cuarenta del siglo XX, pero que muestra ser un claro ejemplo de figura del donante o promotor de la obra. Este tipo derepresentaciones son muy comunes a finales del siglo XV, muestra de su poder y su riqueza.

La historiadora y arqueóloga Laura Frías junto con la historiadora del arte Silvia Olmos darán a conocer las primeras investigaciones que han llevado a cabo de la pieza elpróximo domingo 30 de abril tras la misa mayor de las 13:00. El objetivo principal de esta actividad es dar a conocer la pieza al público en general y poner esta pieza en valor, pues se trata de una persona importante y adinerada, que costeó una importantes obras de remodelación en la iglesia a finales del siglo XV con un programa iconográfico muy rico e interesante fuertemente vinculado con el sínodo que en ella se celebró.

La iglesia de Santa María de Aguilafuente, cuyo origen está a finales del siglo XII como muestra su maravilloso ábside en la línea del románico del ladrillo típico de Tierra de Pinares, albergó la celebración entre el 1 y el 10 de junio de 1472 de un sínodo episcopal convocado por el obispo Juan Arias Dávila y cuyas actas se convirtieron en el primer libro impreso en España.

La aparición de esta escultura y su estudio conllevarán el enriquecimiento del ya extenso patrimonio artístico y cultural de la provincia de Segovia, especialmente relacionado con
una época de especial interés por su prosperidad y personajes tan relevantes como el ya mencionado obispo Juan Arias Dávila.

 

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Fuente: Segoviaudaz.es

 

 

 Hoy nos sumergimos en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Nuestra propuesta es disfrutar de un bosque con una de las mayores extensiones de pino silvestre de toda Europa.

Os proponemos un sencillo paseo de unos 45-50  minutos desde el parking del Área Recreativa de El Chorro de Navafría, en Segovia, hasta la famosa y espectacular cascada que da nombre al increíble paraje.

Apenas 2,4 kilómetros, perfectamente marcados por un sencillo camino, con un desnivel positivo de tan solo 158 metros, apto incluso para vagos.

Como remate, al regreso tenéis barbacoas, una piscina natural, un chiringuito y un parque de juegos infantiles para disfrutar del resto del día en la naturaleza, si os apetece.

Es nuestra primera incursión en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y Montes de Valsaín. Y no será la última. El lugar tiene duende.

Se localiza en la parte oriental del Sistema Central y se extiende por las cumbres de la Sierra de Guadarrama, ocupando una superficie de 33.960 hectáreas, de las cuales casi el 64% corresponde a la Comunidad Autónoma de Madrid. El 36% restante pertenece a Segovia, en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. El pico Peñalara es la cima de mayor altitud con sus 2.428 metros sobre el nivel del mar.

Pinares de película

Aporta a la Red de Parques Nacionales la representación de diversos sistemas naturales, entre ellos, los pinares de Pinus sylvestris de gran valor ambiental y magnífico estado de conservación sobre suelos silíceos.

Precisamente nada más bajarnos del coche nuestra mirada se pierde en el impresionante bosque de pinos silvestres, también llamados pinos albares o pinos de Valsaín. Sus ejemplares son majestuosos, nobles, elegantes, absolutamente impresionantes. Sus frutos son unas piñas más pequeñas de lo habitual.

El sendero arranca en el mismo parking y, una vez cruzada la barrera que impide el acceso a vehículos a motor, se bifurca en dos caminos. Nosotros tendremos que seguir por el de la izquierda, perfectamente señalizado como El Chorro. Si cogemos el de la derecha, hablaríamos de palabras mayores, en una Ruta por los Refugios en la que el desnivel es importante y la pateada también: cerca de 12 km.

La senda asciende ligeramente, pero el marco es tan incomparable que las cuestas ni se notan en las piernas. Llegaremos a una especie de merendero, con fuente y asientos, donde podemos coger un poco de resuello si llevamos mucho tiempo sin caminar debido a la pandemia.

La cascada

Y, tras el parón, apenas unos metros más arriba, tendremos el gran premio visual del paseíto: el Chorro de Navafría. Absolutamente colosal, su estampa es imposible de definir con palabras.

Ni tan siquiera las fotos que acompañan esta crónica le hacen justicia. Tenéis que verlo en directo, incluso bajar las escalerillas y dejaros empapar por el humillo, por el nebulizador natural que desprende la cascada. Es una experiencia única.

La cascada tiene más de 20 metros de altura. El Chorro nace a más de 2.000 metros de altura, en el pico del Nevero.

Después del embelese, solo tendréis que dejaros caer por la cuesta que conduce de nuevo al aparcamiento, disfrutando de los últimos metros de este regalo visual para el alma, este verdadero Baño de Bosque o Shinrin Yoku, la última moda en Japón y tendencia mundial.

Eso sí, es pecado salir del municipio de Navafría y no visitar tres de las perlas cercanas que nos ofrece la provincia segoviana: las localidades de Pedraza, Sotosalbos y Turégano.

 

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Fuente: diariosenderista.es

Desde Navas de Oro y con la visita del astrónomo local Teófilo Arranz, que lleva décadas colaborando en investigaciones científicas con diferentes instituciones y expertos, una treintena de personas celebraron el sábado la Noche Mundial Starlight con una actividad de observación nocturna organizada por la Diputación y guiada por la empresa especializada Astronomía Cercana. De este modo, y desde el mirador instalado el año pasado en la localidad por Prodestur, los participantes pudieron disfrutar de imágenes de la Luna, Venus, la nebulosa de Orión y las galaxias que forman parte del Triplete de Leo, utilizando el telescopio espacial y el láser astronómico para identificar las principales constelaciones de la noche.

Cada año, durante los días cercanos al 20 de abril, la Fundación Starlight y los destinos, rutas y empresas certificadas con ellos, conmemoran que el mismo día de 2007 tuvo lugar la Declaración de La Palma en defensa del cielo nocturno y el derecho a observar las estrellas.

Como parte del proceso de certificación Starlight de la provincia, que ya puede presumir de sello en diferentes alojamientos y empresas, además de contar con la distinción en la Ruta de los Pastores, la institución provincial, a través de Prodestur, se suma a esta efeméride con la que, al mismo tiempo, da a conocer su cielo a segovianos y foráneos. No en vano, la certificación Starlight es una forma de promover la conservación de este recurso y atraer a visitantes interesados en la astronomía y el astroturismo; motivo por el cual está planificada la certificación del nordeste de la provincia como Destino Starlight gracias al Plan de Sostenibilidad Turística Hoces de Segovia que está desarrollando la Diputación.

 

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Foto: Carlos González

Fuente: Diputación de Segovia

Sesenta caminantes completaron ayer la cuarta etapa de la ruta del Camino de San Frutos, organizado por el área de Turismo de la Diputación de Segovia, desde La Matilla, pasando por Valdesaz y Consuegra de Murera, hasta llegar a Villar de Sobrepeña. Catorce kilómetros que los participantes disfrutaron mucho gracias al buen tiempo y el gran ambiente que se creó entre los integrantes del grupo. Todos han sellado su pajarera en cada una de las localidades y al final del camino han podido degustar un dulce para reponer fuerzas.  

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Como cada año, Turespaña organiza distintas actividades para dar a conocer nuestro país entre los turoperadores y agentes de viaje de diferentes partes del mundo, esta vez, las Jornadas Inversas TURESPAÑA-EEUU-Canadá - Spain Tourism Summit 2023 han tenido lugar estos días en Palma de Mallorca, donde han asistido únicamente cincuenta representantes de la oferta turística española, siendo la provincia de Segovia uno de ellos. 

Antes de que comenzasen estas jornadas, el organismo turístico ha querido preparar unos recorridos para mostrar a estos profesionales en primera persona, otros lugares de la geografía española y, en esta ocasión, distintas Consejerías Españolas de Turismo en EEUU (Nueva York, Chicago, Miami y Los Ángeles) y Canadá (Toronto), han seleccionado de entre las 75 que participarán en las jornadas, a varias empresas compradoras del destino turístico España.

La provincia de Segovia ha sido una de ellas por lo que la Diputación de Segovia, a través de su área de Turismo, y de la mano de la Junta de Castilla y León, ha organizado un recorrido para estos agentes en la ciudad de Segovia y el Real Sitio de San Ildefonso. Turespaña ha seleccionado Segovia para este tour por la relevancia del destino para los compradores norteamericanos y la calidad del programa ofrecido.

De esta manera, el grupo ha estado formado por unas cinco agencias acompañadas por un guía oficial de Segovia que realizó las visitas guiadas. Además, el personal del área de Turismo de la Diputación de Segovia acompañó a los representantes de estas agencias desde primera hora de la mañana en su visita al Real Sitio de San Ildefonso, donde conocieron la Real Fábrica de Vidrio de la Granja, el Museo Tecnológico y sus magníficas colecciones de piezas de vidrio donde pudieron ver, entender y participar del proceso de la talla y el soplado del vidrio en los hornos, de mano de los maestros artesanos vidrieros.  Seguidamente visitaron el Palacio Real de La Granja donde dieron un paseo por los jardines interiores y terminaron la visita con gastronomía segoviana en el Parador de La Granja. 

Visita de la conocida periodista australiana Carolyn Beasley

Carolyn Beasley, una de las más conocidas periodistas australianas especializada en viajes y medio ambiente, ha visitado estos días la provincia de Segovia. En este viaje de prensa, organizado por Turespaña, en colaboración con la Diputación y la Junta de Castilla y León, ha encontrado información de gran valor sobre naturaleza, sostenibilidad, enogastronomía, turismo activo y destinos únicos. 

Su pasión por explotar nuevos lugares y la formación científica de esta periodista, licenciada en Ciencias Marinas y con Maestría en Gestión Ambiental, dan a sus artículos de viaje una perspectiva única basados en la naturaleza principalmente. Es miembro de la Australian Society of Travel Writers (ASTW) y ha sido galardonada, entre otros, con los Premios ASTW 2019 y 2020 como ganadora de la mejor historia sobre turismo sostenible. Sus trabajos son publicados en los principales periódicos y revistas de viajes de Australia, Nueva Zelanda y Singapur. 

Carolyn Beasley comenzó su estancia en Sebúlcor, desde allí visitó una finca en donde pudo ver a una de las especies emblemáticas que habitaron la península, los bisontes. Al día siguiente tuvo el primer contacto con el fantástico entorno del río Duratón en un recorrido en kayak y por la tarde visitó la villa medieval de Pedraza, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. 

Una ruta de senderismo que le hizo admirar y conocer de primera mano el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, visitas a las villas de Maderuelo y Fuentidueña, visitas a bodegas, actividad birdwatching en la Laguna de Navalayegua en Cantalejo le han dado la oportunidad de cumplir sus objetivos al conocer el gran patrimonio monumental, natural y enogastronómico para potenciarlos como destino turístico a través de sus reportajes tan exclusivos y especializados.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Podéis descubrir varios de sus rincones más especiales en una ruta de tres días que aborda tres de las zonas más características de la provincia. De ellas vamos a hablaros.

Día 1: a los pies de la Sierra de Guadarrama

Uno de los lugares más emblemáticos de Segovia es el Real Sitio de San Ildefonso, un municipio a través del que podemos conocer parte de la Sierra de Guadarrama segoviana, así como el popular Palacio Real de La Granja de San Ildefonso, con sus jardines y su elegancia real.

Pero el día, para los amantes del senderismo, debe comenzar con alguna de las múltiples rutas que nacen a los pies de la Sierra de Guadarrama, desde localidades tan bonitas, tan segovianas, como Valsaín. En sus montes se descubren maravillas naturales como ese arroyo de agua cristalina que encuentra su origen en la Chorranca de Valsaín, un salto de agua de 100 metros. Por esas sendas que recorren pinares frondosos, de esos que no hay en ningún otro lugar del país, se descubren los restos de trincheras que nos hablan de la historia del lugar. También sobresalen vistas impresionantes como la que uno obtiene cuando corona el llamado Chorro Grande.

Tras el embrujo de la montaña, la visita a este bellísimo municipio puede concluir con un paseo por el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. Este palacio, que comenzó a construirse a comienzos del siglo XVIII después de que Felipe V se enamorara de la zona, está arropado por unos impresionantes jardines de más de 140 hectáreas. Sus extraordinarias fuentes, la tranquilidad que se respira entre sus calles y la sensación de encontrarse en otra época explican su condición de Jardines Reales. También explica por qué se habla de estos jardines como uno de los mejores ejemplos de los muchos que proliferaron en Europa en el siglo XVIII, compitiendo directamente con Versalles.

 
Día 2: las Hoces del río Duratón
 

El Parque Natural de las Hoces del río Duratón merece una visita tranquila, pausada y atenta, en la que uno pueda empaparse de la historia, la flora y la fauna del lugar. Para disfrutar de esto por completo, se pueden aprovechar las excursiones en piragua que exploran sus aguas. Navegar por éstas, con las impresionantes paredes de roca marcando el paso y las numerosas aves de la zona alcanzando sus paredes, es una experiencia inolvidable. Pero este lugar debe descubrirse también desde las alturas, abordando miradores fantásticos como el existente sobre el abandonado Convento de la Hoz.

Cualquier visita a las Hoces del Duratón estaría incompleta sin pasar por la ermita de San Frutos, donde cada 25 de octubre sigue celebrándose una tradicional romería en honor al Patrón de Segovia. El resto del año, esta ermita románica del siglo XII impresionará por las propias ruinas en las que se intuyen sus formas antiguas, por el paisaje que se extiende más allá de éstas y también por los colores de sus piedras durante cualquier atardecer segoviano.

La ruta por la zona se puede completar con una visita a Sepúlveda. Esta preciosa villa, conjunto histórico-artístico desde 1951, parece desafiar todas las leyes conocidas, existiendo como existe sobre unos peñascos imposibles que otorgan al paisaje una belleza singular.

Día 3: la Ruta del Color de la Sierra de Ayllón

Un paseo por la parte segoviana que conforma la Sierra de Ayllón, aunque dejando de lado la cadena montañosa para descubrir las poblaciones que descansan a sus pies. Los llamados pueblos rojos, también los negros y los amarillos. Aunque estos últimos tengan mayor fama en la vertiente de Guadalajara, también prosperan en la segoviana.

Son las propias características de la zona las que fomentan que sean conocidos de esta manera, pues los edificios que dan forma a las pequeñas localidades están construidos con piedras del lugar: arcilla y pizarra. El conjunto de pueblos se puede visitar en unas horas. Algunos son tan pequeños, con apenas una decena de habitantes, que sus calles se recorren en un suspiro, pero todos tienen mucho encanto, como es el caso de Martín Muñoz de Ayllón o Serracín.

Madriguera es, tal vez, el más popular de esta parte de Segovia, y su fama es merecida. Es un pueblo perfectamente conservado, restaurado y precioso, que funciona como ejemplo perfecto cuando uno necesita ilustrar el atractivo de la zona. Este pueblo rojo encuentra su reflejo en El Muyo, el pueblo negro segoviano por excelencia. Cuatro kilómetros separan uno del otro, ofreciendo al visitante una jornada perfecta en la Ruta del Color y esa imponente Sierra de Ayllón.

 

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Fuente: Españafascinante.com

La Ruta de los Castillos es un espectacular recorrido por las fortalezas de Segovia y su provincia. Si te apasionan los castillos, esta ruta será para ti como viajar en el tiempo. Sentirás la Edad Media y disfrutarás como un niño de sus recintos amurallados, torres, fosas y puentes elevadizos. Las villas donde se emplazan estos castillos también son medievales y su gastronomía, basada en el cochinillo y lechazo asado al horno de leña, te dejarán una huella inolvidable de tu paso por estas tierras.  Descubre los castillos que conforman esta ruta y disfruta de una buena escapada por la provincia de Segovia.

El Castillo de Turégano

Saliendo de la ciudad de Segovia encontramos el Castillo de Turégano. Con raíces celtíberas, aún se conservan las torres del antiguo castrum romano y una iglesia fortificada. En 1703, se mandó construir la espadaña, para que en ella se pusieran las campanas. En sus mazmorras estuvieron ilustres presos como el hijo del Duque de Osuna, el Almirante de Aragón y el primer ministro de Felipe II, Antonio Pérez.

El Castillo de Pedraza

Este castillo es uno de los más antiguos de Europa. En él han dejado su huella los romanos, visigodos y árabes. También fue residencia de los Fernández de Velasco, máxima autoridad de los ejércitos de Castilla. Además, a corta distancia de La Velilla, localidad desde la que se accede a Pedraza, existe una bella iglesia románica bajo la advocación de la Virgen de las Vegas, construida en el siglo XIII sobre un mausoleo paleocristiano que también merece la pena visitar.

El Castillo de Castilnovo

Por un corto camino se llega a Castilnovo donde se eleva su fortaleza construida en el siglo XIV y habitada durante el siglo siguiente por Don Álvaro Luna y los Delfines de Francia. Su planta es cuadrada y de estilo mudéjar con bandas de ladrillo y mampostería. Consta de dos torres circulares y un total de seis torreones defensivos. Emplazado entre verdes pinares, la localidad ofrece también rutas de senderismo.

 

El Castillo de Cuéllar

La Ruta de los Castillos sigue hasta Cuéllar, la segunda población con más habitantes de la provincia. Su castillo de los Alburquerque es un formidable ejemplo de las fortalezas castellanas; bien restaurado después de años de destinarse a usos varios –fue incluso una prisión- hoy alberga también un centro de enseñanza y el archivo de los Alburquerque. Fue edificado por Don Beltrán de la Cueva, favorito de Enrique IV, y ofrece de entrada un enorme patio de armas con columnas y doble galería. Es visitable y en verano ofrecen visitas teatralizadas para toda la familia.

 

El Castillo de Coca

El recorrido concluye en el Castillo de Coca, una construcción de interesante arquitectura militar de ladrillo, con filigranas de arte mudéjar. Se trata de uno de los más importantes de España y fue construido como palacio y fortaleza. De planta cuadrada, está rodeado por un triple recinto y un impresionante foso.

 

Esta ruta está pensada para pasar al menos dos y tres días visitando la zona. Puede completarse con otras importantes referencias como Ayllón, Fuentidueña, Maderuelo, Sepúlveda y Valdeprados. Todos ellos conservan restos y recintos amurallados, que en su mayoría son un Conjunto Histórico y Artístico de gran interés.

 

 

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Fuente: Destinocastillayleon.es

Prádena posee una situación perfecta para realizar también una escapada natural, pues pertenece a uno de esos pueblos próximos a los hayedos y acebales más meridionales de Europa.

 

Principales construcciones

Iglesia Parroquial de San Martín

Resulta curioso que en un pueblo aparentemente tan pequeño exista una iglesia tan impresionante, y posiblemente estuviera pensada para ser mayor.

El templo actual es una construcción del siglo XVIII en estilo clásico, aunque se trata de una reconstrucción realizada en esta época, para sustituir al templo original románica por por esta construcción de estilo neoclásico.

En el interior del templo, a destacar la imagen del goticotardío de la Piedad, que según se cree, está realizada a finales del siglo XV; así como una talla de la Virgen del Rosario, patrona de la localidad.

 

Arquitectura popular

Aunque Prádena posee especialmente muchas nuevas construcciones, urbanizaciones modernas en el extrarradio del casco histórico, en su interior, aunque con mezcla de nuevas edificaciones, aún se pueden disfrutar de edificios de estilo popular, con los típicos tejados segovianos, de construcciones con tejas hacia afuera y los tejados con cortes en sus esquinas.

Rutas de Senderismo por Prádena

La senda de los molinos

Se trata de una ruta que parte del centro de Prádena, justo junto a la Iglesia de San Martín. Tras recorrer unas pocas calles, tenemos que compartir calzada junto a los coches, aunque hay poco tráfico, durante unos 50 metros. Hasta localizar un camino que atravesando la calzada nos lleva junto a varias fincas hasta el primero de los molinos hidráulicos de Prádena. Se trata del Molino del Concejo. Es un edificio que se ve que se ha restaurado, pero pertenece a un particular y no es visitable.

Tras dejar atrás el molino por otro camino, volvemos a cruzar la carretera para acceder al pequeño polígono industrial. Seguimos por el camino interior que lleva de nuevo al pueblo, pero hay que desviarse para ir entre las huertas y los arroyos que recorren Prádena. Un poco más adelante se llega a otro molino, el Molino de Peña Corva, aunque está rehabilitado, es menos visual y también es privado.

Subiendo por los caminos vamos hasta justo debajo del pueblo y por una senda que lleva al monumento de La Muñeca. Antes de llegar se pasa por una cueva que es la fuente de uno de los arroyos. Es llamada «la Cueva de la Zorra». Es realmente un punto muy relajante.

Y por último, llegamos a «la Muñeca» que es un hito que recuerda una historia de época de la reconquista, en el siglo XI, cuando una niña fue devorada por animales salvajes y solo se conservó la muñeca y la mano de la niña. Probablemente sea una leyenda, aunque lo que no lo es, es una piedra que es parte de un crucero medieval. Desde aquí, ya solo queda regresar al centro de Prádena.

 

Visita a la Cueva de los Enebralejos

El otro gran punto de interés de Prádena es este complejo kárstico de la Cueva de los Enebralejos que posee tres niveles distintos. Son varios corredores que definen varios ríos o arroyos subterráneos con unos 6 millones de antigüedad.

Esta cueva actualmente posee un acceso propio, distinto al original localizado a mediados del siglo XX. Junto a él, se ha creado un centro de interpretación de la cueva que explica geológicamente como se formó y por qué esta cueva llega como es a nuestros días.

Otro detalle que hace interesante esta cueva es la presencia de un campamento neolítico tanto en el exterior, como en interior de la cueva, donde se localizaron muchos restos humanos de unos 15.000 años de antigüedad, a modo de necrópolis y lugar donde se han localizado tanto grabados como pinturas rupestres de un gran valor histórico.

Centro de interpretación de la Cueva de los Enebralejos

Este centro resulta muy interesante, sirve de centro de recepción de visitantes y museo del yacimiento. Lo más interesante para los niños será seguramente la maqueta que representa idílicamente cómo pudo haber sido el campamento neolítico, con una parte al aire libre y otra bajo tierra.

Es en este centro donde se pone en contexto al visitante lo que va a visitar en la cueva, así como las normas específicas de visita.

El acceso actual se realiza desde el propio centro de interpretación, bajando por unas escaleras, que llegan una de las cavernas de la cueva, donde se localizaron los primeros restos arqueológicos. y que era donde depositaban los huesos y ajuares funerarios antes de llevarlos más al interior, por lo que interpreta de los restos humanos descubiertos.

La bajada actual es una excavación moderna, ya que el acceso original descubierto durante el siglo XX está actualmente cerrado. El pozo que dio origen al descubrimiento de esta cueva igualmente fue clausurado

La visita a la cueva

La cueva es muy grande, aunque no sea de las más grandes conocidas. Lo que ocurre es por razones de seguridad e interés, solos unos 800 metros están habilitados para las visitas. Imaginamos que profesionales de la espeleología podrían realizar una visita más profunda por alguno de los canales existentes. También hay que tener en cuenta que el río subterráneo sigue activo y que en determinadas épocas del año podría estar con agua.

La cueva posee varias cavernas de gran interés. Los humanos primitivos las dieron diferentes usos, y eso incluso se puede ver en los grabados y pinturas dejados por nuestros antepasados.

 

 

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Fuente: destinocastillayleon.com

 

 

 

 

Por su alto valor ecológico y su singularidad única, declaran el Kilómetro Cero Mundial Los Cañones de Río en un pueblo de Segovia.

Pocos lugares en el mundo tienen vistas tan espectaculares labradas por la propia naturaleza durante millones de años. Se trata de un lugar de alto valor ecológico por diferentes motivos. Por un lado, una gran variedad de fauna y flora y, por otro, un patrimonio geológico único a preservar.

Con impresionantes formaciones geológicas, en sus paredes cortantes conviven y crían grandes rapaces. Así, cuenta con una gran colonia de buitres leonados. También se pueden ver otras especies como el alimoche, halcón peregrino, cernícalo vulgar, águila real o búho real. Todos ellos conviven con la grajilla y la chova piquirroja.

Además, por sus cielos vuelan el águila calzada, azor, ratonero, milano negro y real y alcotán. También distintas especies de aviones, lavanderas, ruiseñores, collalbas, roqueros, currucas, herrerillos, carboneros, alcaudones y escribanos.

Con su profundo cañón, el río da vida a diferente tipo de vegetación que esconde tesoros naturales y animales mamíferos y anfibios.

El municipio de Sepúlveda y sus Pedanías que ha sido declarado el Kilómetro Cero Mundial de Los Cañones de Río forma parte del corredor biológico mundial desde abril de 2021.

Corredor Biológico Mundial

El Corredor Biológico Mundial es un proyecto internacional, presente en los cinco continentes, que busca generar un área continua a modo de cinturón ecológico alrededor del planeta.

Une territorios muy diversos que mantienen hábitats diferentes que aseguran la supervivencia de las especies, mantienen biodiversidad y crean una vía continua de intercomunicación de vida.

La declaración de Kilómetro Cero mundial de Sepúlveda y sus Pedanías ha sido posible gracias a Antonio Pizarro, presidente de la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico; Fernando González Sitges zoólogo, de prestigio internacional; Fernando Valladares, profesor de investigación del CSIC; Odile Rodríguez de la Fuente, hija del famoso Ecologista Félix Rodríguez de la Fuente. También gracias al CIBIO Centro Iberoamericano de la biodiversidad Instituto universitario de investigación de la Universidad de Alicante; Pedro Pozas, Presidente Internacional del Proyecto Gran Simio; Eduardo Galante, catedrático zoología Asociación Española de Entomología; y Jorge Extramiana, presidente del Corredor Biológico Mundial. Además, han colaborado para este fin personalidades e instituciones que trabajan y colaboran con el Corredor Biológico Mundial en los cinco continentes.

 

En la fotografía, el alcalde de Sepúlveda, Ramón López Blázquez y Jorge Extramiana Salillas, presidente del Corredor Biológico Mundial, en la inauguración de la placa del Kilómetro Cero Mundial de Los Cañones de Río en el mirador de la Virgen de la Peña, en el municipio de Sepúlveda.

 

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Fuente: Segoviaudaz.es

Punto de partida

Imaginamos que podéis salir desde donde queráis, pero nosotros iniciamos esta Ruta de los Dos Ríos desde la Iglesia de la Virgen de la Peña. La iniciamos sobre las 10 de la mañana, por lo que es un buen momento para ver a los buitres leonados.

Buitres leonados

Otro atractivo de esta ruta es la vista de los buitres leonados. En el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón existe la mayor colonia de estas aves de Europa. Estas grandes rapaces necesitan las corrientes de aire caliente para ascender, por lo que a primera hora están volando bajo y es todo un espectáculo.

 

Sepúlveda es un lugar muy interesante para los aficionados al birdwachting, o el turismo de observación de aves.

Gruta de la Virgen de la Peña

Tras la iglesia de la Virgen de la Peña hay unas pocas viviendas y tras esto un mirador a los primeros cañones que forman las hoces del Río Duratón.

Desde este saliente, sale una escalera que desciende unos pocos metros donde se encuentra una grieta en la roca. Allí se encuentra la imagen de la Virgen de la Peña.

Encaminamos la senda desde el punto de control junto a la Comandancia de la Guardia Civil. Ahí es donde localizamos el cartel que anuncia la ruta, conocida como la Senda de los dos ríos.

Seguiremos por este camino que inicia un leve descenso. El objetivo será localizar una de las puertas de la muralla medieval. La conocida como Puerta de la Fuerza. Esta muralla permitía mucho espacio libre de viviendas a Sepúlveda.

 

Atravesamos la puerta de la Fuerza

Pasamos por esta puerta, actualmente en ruinas y empezamos un descenso en zigzag hacia el río. Estamos caminando por una antigua calzada romana. Evidentemente, bastante deteriorada, pero es que tiene casi 2000 años.

Esta parte nos permitirá llegar hasta el mismo río, donde lo tendremos que atravesar pasando por un puente.

En esta parte, podréis observar numerosos nidos para pequeñas aves colgando de los árboles. Son fruto de unos talleres que se realizan todos los años y que ayudan a conservar el hábitat de este Parque Natural.

Desde este punto, el sendero bien marcado os permite ir junto al río. Dependiendo del caudal de agua, es posible que haya que tomar alguna desviación, e incluso tener que cambiar de margen, pero está muy preparado para senderistas. Sobre todo porque gracias al embalse del río, aguas abajo, este caudal está muy regulado.

Caminar por un acantilado

Llega un momento donde la hoz no permite caminar con seguridad, por lo que se han habilitado unas escaleras que suben unos cuantos metros hasta una terraza dentro del acantilado formado por la roca que define esa hoz.

Está muy bien acondicionada y segura, con una barandilla a lo largo de todo el recorrido.

Tras torcer el codo, nuevamente vamos a descender hacia el río. Allí llegaremos a una antigua presa romana hecha de piedra sillar.

Embalse romano

En este cauce encontramos un antiguo embalse romano, si bien con modificaciones del siglo XVIII. Se usó para alimentar una minicentral hidroeléctrica junto al río. Vamos a poder disfrutar de las vistas de esta presa desde ambas márgenes del río.

 

Antigua hidroeléctrica

Al otro lado de por dónde venimos, veréis un antiguo edificio de varias plantas en estado ruinoso. Se trata de una antigua minicentral hidroeléctrica que usaba la fuerza del agua del Río Duratón para generar electricidad.

 

Cruzamos el río

Si continuamos un poco más adelante, encontramos un paso sobre el río. Se trata de un puente moderno. Aquí es donde se bifurca la senda. Siguiendo el cauce del río se realiza la senda larga de la ruta de los dos ríos, que termina en el Quiosco de Jacinto, donde además, se encuentra el eremitorio rupestre de los 7 altares.

Pero nosotros vamos a cruzar el río y tomar la senda corta. En este momento nos encontramos con los restos de un arco de piedra.

Puente de Talcano

Este arco se trata de los restos que quedan de un puente romano del siglo I. Este puente que hasta el siglo XVIII contaba con 6 arcos como el actual, era parte de las infraestructuras romanas de la zona, y por tanto, imaginamos que conectada con la calzada romana por la que hemos caminado.

 

Disfruta de las márgenes del río

Tras cruzar la pasarela peatonal que nos permitido cambiar de margen, hay una pequeña isla que cuando el caudal crece queda abnegada, pero en caso contrario, permite un descanso en una playa fluvial pequeña.

Hacia el otro lado, por un camino que vuelve al río, nos vamos a encontrar de frente la presa del río. Imaginamos que era también el acceso a la minicentral hidroeléctrica.

Subida a la carretera

Nuestro camino nos lleva ahora por una rampa de subida un pelín larga, pero nada complicada. Como mucho el problema puede ser el calor. Esta rampa de algo menos de 300 metros permite llegar hasta un parking de coches. Este es también un punto desde donde iniciar la ruta.

 

500 metros complicados por ir junto a la carretera

Atravesado el parking, vamos a llegar a la carretera de Segovia. No suele llevar mucho tráfico, pero durante unos 500 metros, vamos a tener que caminar junto a ella. Esto siempre es un riesgo incluso aunque se camine por fuera de la calzada.

Tan solo hay un punto donde deberemos caminar por la calzada, y es al atravesar un puente. Tras esto, ya volveremos a tener una acera por el que caminar hasta llegar a unas escaleras. Junto al puente, se pueden ver algunas partes de la antigua muralla y la Puerta del Castro.

Existe un trazado alternativo que permite evitar la carretera. Para ello, hay que dar un gran rodeo y entrar por la antigua puerta junto al río, la llamada, Puerta del Castro.

 

Regresamos a Sepúlveda

Estamos en las afueras de Sepúlveda, por lo que tendremos que subir estas escaleras y algunas calles en cuesta. Tras acabar de subir y llegar a la Calle de los Fueros, si nos asomamos, podremos ver abajo otra de las puertas de la ciudad.

Vamos a pasar junto a la Iglesia desacralizada de Santiago, hoy Centro de Interpretación del Parque Natural, o Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón; prácticamente ya hemos terminado esta ruta de los dos ríos, pues estamos en la propia Sepúlveda.

Siguiendo por esta calle, llegamos a la Cárcel Vieja, hoy Oficina de Turismo y Museo de Sepúlveda. Junto a esta instalación está la tienda de Sepúlveda Viva. Un lugar donde adquirir algún recuerdo de la ciudad y desde donde se organizan visitas guiadas teatralizadas.

Seguimos bordeando la Antigua cárcel de Sepúlveda y se llega a la plaza de España, con su imponente torre del reloj. Es un lugar perfecto, si nos lo permiten, para tomar algo y hacer un pequeño descanso.

Nos adentramos en la parte vieja original de Sepúlveda y tras pasar junto a la Iglesia de los Santos Justo y Pastor; Museo de los Fueros, y de la casa-palacio de «la Casa del Moro», llegamos nuevamente al punto de inicio, la Iglesia de la Virgen de la Peña.

 

 

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Fuente: Destinocastilyleon.com

Aquellas personas que en 2011 comenzaron a conocer y realizar el Camino de San Frutos de la mano de la Diputación de Segovia, la Junta de Castilla y León y El Adelantado de Segovia, tienen el próximo 23 de abril una nueva cita convocada desde el organismo de Turismo de la institución provincial, que desde hace más de una década viene promocionando y difundiendo el conocimiento de estas rutas entre los segovianos.

 Por ello, con el objetivo de completar la cuarta etapa de la ruta por la vertiente sur, que con trece kilómetros de recorrido discurre entre La Matilla y Villar de Sobrepeña, atravesando Valdesaz y Consuegra de Murera, Prodestur ha organizado una salida para la que existe un número de plazas limitadas. La inscripción, de tres euros por persona, se podrá realizar a partir del lunes, 17 de abril, tanto de manera presencial en la oficina de Prodestur, ubicada en la Casa del Sello en la calle San Francisco, como vía online, y en ella estará incluida la plaza en el autobús que transportará a los participantes desde la Vía Roma hasta el punto de partida de la ruta.

 Con tres horas aproximadas de duración, esta cuarta etapa del recorrido por la vertiente sur, que de nuevo estará guiada por profesionales de una de las empresas de turismo activo de la provincia, supone la novena salida organizada por la Diputación para dar a conocer el Camino de San Frutos, después de que en octubre de 2019 los caminantes terminasen de completar en la ermita del Santo las cinco etapas de la ruta por la vertiente norte y de que durante estos cuatro últimos años se hayan realizado las tres primeras etapas de la ruta sur.

  Por medio de esta iniciativa, la institución provincial pretende seguir poniendo en valor y conocimiento algunos de los parajes naturales más bellos y desconocidos de pueblos segovianos como Santo Domingo de Pirón, Tenzuela, Caballar, Sebúlcor o Torre Val de San Pedro, entre muchos otros, al mismo tiempo que promociona el turismo de senderismo, de observación de la naturaleza o el turismo religioso y monumental. Del mismo modo, impulsando la realización de todas las etapas del Camino, Prodestur da a conocer la ermita de San Frutos, una construcción románica del siglo XII, edificada en plenas hoces del Río Duratón, uno de los enclaves naturales más importantes de la provincia, y construida sobre otra visigótica del siglo VII en la que el patrón de Segovia y sus dos hermanos, San Valentín y Santa Engracia, se dedicaron a la vida contemplativa.

 

 Los participantes que llevan a cabo estas etapas disponen de una credencial sobre la que pueden ir completando las casillas de cada ruta, gracias a los sellos de los que dispone cada localidad por la que transcurre el Camino, con el fin de conseguir la ‘Pajarera’, el diploma que acredita la realización completa del mismo.

 

Tanto la información de estas rutas como la de la etapa organizada para el próximo día 23 está disponible en la web www.segoviaturismo.es y en el teléfono 921 466 070 en horario de lunes a viernes de 8:00 a 14:00 horas.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

La Villa de Cuéllar 

Declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1994, en sus calles y plazas encontramos un rico patrimonio monumental, entre la que destaca la más numerosa representación de arquitectura mudéjar de Castilla y León. 

Su glorioso pasado ha dejado como legado un patrimonio monumental en el que destaca el majestuoso Castillo de los Duques de Alburquerque que, además de Instituto de Educación Secundaria alberga el Archivo Ducal de la Casa de Alburquerque, uno de los archivos nobiliarios más importantes de España. Nadie diría que un castillo sirve como Centro de Educación Secundaria.

También es destacable el recinto amurallado. Con una longitud aproximada de dos kilómetros, la complejidad y variedad de sus puertas lo convierten en un bien patrimonial de máxima importancia. 

La arquitectura mudéjar es otro de los activos turísticos más importantes de la villa. Con la mayor concentración de edificios de los siglos XII y XIII en la comunidad de Castilla y León está representado en el Torreón de la Memoria del castillo, en las iglesias de San Martín, San Andrés, San Esteban, San Miguel, la Trinidad, Santa María de la Cuesta, El Salvador, en el ábside de la iglesia de Santiago, en la Torre de Santa Marina y las puertas de San Basilio y San Andrés. 

Enclaves como Las Lomas donde además de una increíble panorámica de la villa se puede admirar el «Mar de Pinares», uno de los montes de pino resinero más grandes de España; la Senda de los Pescadores, una ruta de aproximadamente siete kilómetros por la cuenca del río Cega y entre una frondosa vegetación y el Humedal El Espadañal, lugar de concentración de numerosas aves migratorias durante los fríos meses del invierno hacen de Cuéllar un destino atractivo para los amantes de la naturaleza. 

No podemos acabar este repaso por los encantos de Cuéllar sin hablar de su gastronomía. Productos de máxima calidad y de temporada como las setas que crecen en sus pinares, las verduras, los piñones, las hortalizas y las carnes son los ingredientes que en manos de los cocineros dan como resultado deliciosos platos. 

Cocina tradicional castellana y en algunos casos con toques de modernidad que invita a disfrutar de elaboraciones como el cordero lechal asado, quizá su plato más reconocido, el cochinillo de Segovia, el cocido castellano o los guisos de temporada, siempre regadas con los deliciosos vinos que las bodegas cuellaranas elaboran. 

También las elaboraciones de los obradores cuellaranos son exquisitas. Las «Delicias de Cuéllar», dulce típico de la villa, compuesto por dos tapas de pasta de piñones con un relleno de crema de achicoria y piñones que por su forma se asemeja a un ladrillo mudéjar; el ponche segoviano, los borrachos, las ciegas, las juanitas, las pastas, las rosquillas, las magdalenas o las mantecadas son la perdición de los más golosos. 

 

Sobre Cuéllar

(Cuéllar-Segovia-Castilla y León [España]), se encuentra a medio camino entre las ciudades de Segovia y Valladolid, y a dos horas de Madrid, la capital de España, sobre una llanura atravesada de naciente a poniente por el río Cega y en la comarca natural Tierra de Pinares, se encuentra la segoviana villa medieval de Cuéllar.

Conjunto Histórico Artístico, en el que destaca la arquitectura mudéjar, el impresionante castillo de los Duques de Alburquerque sirve de modelo para la estampa más reconocida de la villa y sus empinadas calles invitan a ser paseadas con sosiego, visitando los espacios gastronómicos que nos encontramos a cada paso.

Cuna de reyes, sede de Cortés Castellanas, escenario de ilustres novelas y proveedor durante siglos de excelentes lanas con que confeccionar los más afamados paños flamencos, recorrer el casco histórico cuellarano nos invita a dejar volar nuestra imaginación hasta llegar a aquellos días en que las tres culturas, cristiana, judía y musulmana, convivían en paz y armonía. 

Destacables son también sus Encierros, declarados de Interés Turístico Internacional y considerados los más antiguos de España, su gastronomía o sus vinos. 

 

Un poco de historia

Para conocer los orígenes de Cuéllar, hay que retroceder hasta la Edad de Bronce, época de la que ha aparecido un poblado en el paraje del “Barco de los Habares” y algunos fragmentos de cerámica campaniforme en el recinto del antiguo Estudio de Gramática.

Ya en la Edad de Hierro, desde el siglo VIII a.C. existió un amplio poblado en las cercanías del castillo, con una necrópolis que estaba en la zona de las Erijuelas de San Andrés. En ella se han encontrado restos de cerámica hecha a mano, utensilios de hierro y urnas cinerarias.

Según algunos historiadores, Cuéllar se corresponde con la Colenda romana en un territorio conquistado por el General Tito 

Didio, quien la asedió y asaltó, vendiendo a sus habitantes como esclavos.

Hay estudiosos que sostienen que su origen es prerromano y sobre ella se produjo la conquista. Lo que sí parece seguro es que el nombre de Cuéllar deriva del latín “collis”, que significa colina y que genera el topónimo “lugar de colinas”.

El hecho es que el asentamiento romano no dejó muchos vestigios, encontrándose de nuevo noticias de la villa hacia el siglo X d.C. en relación con la acción repobladora de los condes de Monzón; según fuentes musulmanas fue arrasada por el caudillo árabe Almanzor.

 

El Castillo de los Duques de Alburquerque

Este edificio aparece documentado en 1306 y se conoce como el castillo de los Duques de Alburquerque, declarado Monumento Artístico Nacional en 1931.

Beltrán de la Cueva, primer Duque de Alburquerque, fue nombrado señor de Cuéllar por Enrique IV en 1464.

Sobre una edificación primitiva se construyó una fortaleza rectangular en estilo gótico con torreones en sus ángulos. En la fachada sur se levanta una galería renacentista sostenida por ménsulas y bajo ella, se abre un balcón que pertenecía al comedor y un ventanal de la sala de recepciones.

La fachada norte alberga la puerta principal con el escudo de Castilla y León con el lema de Enrique IV “agridulce es reinar”, el de los Cueva y el de la primera esposa de Beltrán, D» Mencía de Mendoza.

En su interior se levanta el palacio, que fue construido posteriormente, en torno a un patio central de columnas sobre el que cabalga una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI. A esta galería se abren los salones con techumbres de artesonados de estuco y vigas talladas.

Otras dependencias son la bodega, la armería, la zona de servicio y las habitaciones nobles, desde donde se podía acceder a una pequeña capilla gótica. Posteriormente se levantó otra capilla en la huerta, frente al arco principal.

A lo largo de su historia, la fortificación ha tenido diferentes usos. Así, fue cuartel general de Lord Wellington y refugio del general Hugo durante la Guerra de la Independencia, sufriendo el saqueo de las tropas napoleónicas.

Es seguro que entre estas paredes se inspiró José de Espronceda, desterrado en Cuéllar en 1833, para escribir su novela romántica “Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar”, se cree que la única que no escribió en verso.

Durante la dictadura fue primero prisión política, cárcel común y sanatorio para enfermos tuberculosos.

En la actualidad, los Duques han cedido su uso al Ministerio de Educación, que ha instalado el centro de Enseñanza Secundaria “Duque de Alburquerque”.

Es en suma un castillo que encierra la realidad de muchos castillos construidos a lo largo de diferentes épocas, desplegando estilos arquitectónicos diversos y revelando funciones sociales igualmente dispares que se han modificado substancialmente con el tiempo.

Representación teatral sobre la historia del castillo. A través de una visita guiada, se asiste a un espectáculo que escenifica algunos de los aspectos más representativos de su historia.

El Castillo de Cuéllar fue declarado junto a las murallas, Monumento Artístico Nacional en 1931.

Se sitúa en la parte más alta de la villa, muy cerca de la carretera de Valladolid.

El edificio aparece documentado ya en el año1306. Siendo rey Enrique IV, cedió la villa de Cuéllar y el castillo a Beltrán de la Cueva, Duque de Alburquerque, en 1464. Por ello, también es conocido como el palacio de los Duques de Alburquerque.

Bajo el torreón sureste se encuentra la parte más antigua de la fortaleza originaria, que podría datarse en torno al siglo XII.

Tiene planta rectangular con cuatro torreones en las esquinas, tres de ellos circulares. En el interior se abre un patio de columnas que sostienen una doble galería con arcos rebajados del siglo XVI, al que se abren los diferentes salones decorados con artísticas techumbres, artesonados de estuco y vigas talladas.

 

Murallas

El Conjunto Amurallado de Cuéllar es uno de los más importantes de Castilla y León. Está formado por dos recintos, uno superior, más fortificado, y uno inferior, más urbano, ambos con contramuralla. La complejidad y variedad de sus puertas lo convierten en un bien patrimonial de la máxima importancia con una longitud aproximada de 2.000 m.

A pesar de que el primer objetivo de una muralla era militar y defensivo, tenía otras importantes funciones como la de recaudación de impuestos (derecho de portazgo), protección contra enfermedades, control de mercancías o derechos de justicia. Todo esto la convertía en el símbolo de poder más importante durante la Edad Media en la comarca donde se encontraba. Por lo tanto, el derecho de construir una muralla era un privilegio que era concedido como “derecho de almenaje”.

Las Murallas, como elemento defensivo, se construían estratégicamente, a ser posible en los lugares más inexpugnables: puntos más altos de un territorio o lugares protegidos por grandes pendientes o cauces de ríos.

Su construcción se puede fechar a partir de la segunda y definitiva repoblación de Cuéllar por Alfonso VI en 1085, aunque no están documentadas hasta 1264. Se terminan de construir y reforman durante los siglos XII al XVI, destacando las obras llevadas a cabo por el II Duque de Alburquerque hacia el año 1500.

Declaradas Monumento Histórico Artístico en 1931, las murallas de Cuéllar ocupan gran parte del Conjunto Histórico de la Villa.

Su ubicación en la parte más alta del municipio le proporciona una situación privilegiada para la vigilancia y la defensa, destacando sobre el conjunto el Castillo – Palacio de los Duques de Alburquerque, principio y fin de las mismas.

Pero, a parte de su valor histórico, artístico y monumental, las murallas de Cuéllar son un magnífico mirador para contemplar una villa llena de historia enmarcada en un mar de pinares.

Pasea por su muro, por donde siglos atrás los soldados medievales hacían el paso de ronda; déjate transportar a una época crítica de la historia de España, deja que las murallas redescubran sus escudos, saeteras, almenas, merlones y rastrillos, sus secretos y los de Cuéllar.

Las murallas son visitables de forma libre. Hay dos tramos rehabilitados que se encuentran junto al castillo, uno de ellos es gratuito. El segundo tramo, que es más largo tiene un coste de 1,50€, para acceder hay que comprar una ficha en la oficina de turismo.

 

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Fuente: patrimonioactual.com

 

 

 

Los montes de Valsaín, enclavados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, son un rincón fantástico para disfrutar de la naturaleza más pura. Se han protegido desde mucho antes de que se establecieran conceptos y preocupaciones que han llevado a la creación de reservas naturales. Además, es un lugar histórico donde los reyes de siglos pasados disfrutaban de su tiempo libre, sus actividades reales y los mismos paseos que hoy se pueden recorrer.

Un poco de historia de los montes de Valsaín

La historia se remonta en el tiempo, pues desde la Edad Media estos montes han sido atractivos y relevantes. También ha sido fuente de conflictos por la explotación de sus tierras. Enrique III y Enrique IV de Castilla se reservaron el derecho a cazar en el lugar, y Carlos V y Felipe II siguieron este ejemplo. En general, todo el término municipal al que pertenecen los montes, el Real Sitio de San Ildefonso, ha sido morada de reyes, como bien indica su nombre.

Con respecto a estos montes, es curioso señalar que puede llegar a considerarse el primer espacio natural protegido de la historia de España, al menos conocido. Y es que en un momento en que no se había implantado ningún tipo de conciencia ecológica, en 1541, se prohibió la caza, la pesca y la corta de acebos, robles y fresnos.

Aunque hoy en día pertenece al Organismo Autónomo Parques Nacionales, antaño perteneció a la realeza. En 1761, Carlos III compró los montes a la Ciudad y Tierra de Segovia, pasando así a formar parte del patrimonio de la Corona. Este carácter real puede percibirse en uno de sus rincones más visitados: la Silla del Rey. Se trata de una piedra tallada por orden de Francisco de Asís de Borbón, esposo de Isabel II. Desde su posición, todavía hoy, se obtiene una magnífica panorámica del Real Sitio y la naturaleza que lo rodea. Pero esto ya forma parte del siguiente punto: los lugares que deben visitarse.

 

Las claves de los montes de Valsaín

 

Los montes de Valsaín están encuadrados en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Ocupan una superficie de 10.672 hectáreas, logrando un buen equilibrio entre la sostenibilidad, la conservación de la zona y el aprovechamiento de los recursos naturales de la misma. La vegetación es de una variedad enorme: desde el pino al roble, pasando por encinas, tejos, acebos o chopos. Es también una buena zona para encontrar los deseados níscalos que habitan los pinares segovianos.

Estos montes tienen dos zonas señalizadas: el Monte Pinar, el más grande, y el Monte Matas. Fueron declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO, están incluidos en la Red Natura de espacios protegidos de Europa y cuentan también con la concesión de Zona de Especial Protección para las Aves. Tiene tantos títulos como un monarca y no es para menos. Los montes de Valsaín son sinónimo de naturaleza.

Así que en ellos se puede descubrir enclaves tan fantásticos como la llamada Boca del Asno. Este área recreativa se encuentra junto al río Eresma, que también atraviesa la propia ciudad de Segovia. Merece la pena conocer cada una de las rutas de senderismo que circulan en torno a éste, con el espectacular y claro sonido de la corriente acompañando prácticamente cada paso. Los pulmones se llenan de aire puro, fresco, esa clase de aire que solo se respira en los pinares.

Además de la Boca del Asno y de la mencionada Silla del Rey, en los montes de Valsaín se encuentran espacios tan curiosos como la cueva del Monje. Repleta de leyendas relacionadas con su origen, que incluyen desde templarios a mitología relacionada con la naturaleza, este lugar y el trayecto hasta el mismo ofrece también unas vistas espectaculares de la sierra de Guadarrama. También el cerro del Puerco, un búnker que data de la Guerra Civil, merece una visita, así como las ruinas del palacio de Valsaín, que devuelven al visitante la sensación de estar pisando un lugar con mucha historia.

En general, cualquier ruta de senderismo supone una buena elección. Desde la que conduce a la espectacular cascada de la Chorranca hasta la que lleva a la cascada de Chorro Grande. Todas merecen la pena.

Rincones cercanos a los montes de Valsaín

Por su proximidad y su enorme valor, no hay que marcharse de la zona sin visitar el Real Sitio de San Ildefonso, más conocido como La Granja. La historia de este municipio está completamente ligada al palacio real que la ocupa, con su impresionante edificio y sus no menos impresionantes jardines. Se ha comparado en numerosas ocasiones este conjunto con Versalles. También es una buena oportunidad para visitar el palacio real de Riofrío, rodeado por más de 600 hectáreas de bosque de enorme biodiversidad.

 

Porque son naturaleza pura, por eso es nuestro Rincón del Finde

Los montes de Valsaín, en Segovia, son un rincón perfecto para descubrir en un fin de semana, que será uno compuesto de paseos en una naturaleza pura que se ha cuidado desde hace mucho tiempo. Además de los numerosos hitos concretos que pueden visitarse, algunos históricos y otros puramente turísticos, estos montes son el lugar ideal para simplemente dejarse llevar. Pocas cosas sientan mejor que pasear sin rumbo fijo, disfrutando y nada más.

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

 

Tras varios años de parón a causa de la pandemia, los vikingos vuelven al municipio de El Espinar en uno de los eventos de recreación histórica de las incursiones vikingas en la Península Ibérica. Esta jornada cargada de exhibiciones, que tendrá lugar desde mañana viernes 14 hasta el domingo 16 de abril, está organizada por el Ayuntamiento de El Espinar en colaboración con la Diputación de Segovia, a través de su organismo autónomo de Turismo, Prodestur. 

La diputada de Turismo, Magdalena Rodríguez y el alcalde de El Espinar, Javier Figueredo han presentado esta mañana el programa completo de actividades en el Patio de Columnas del Palacio Provincial, donde representantes de la asociación han realizado una pequeña exhibición de lo que se vivirá este fin de semana en el municipio. Tal y como ha señalado la diputada, “este evento supone un gran atractivo para los amantes de la historia que podrán disfrutar de unas jornadas llenas de actividades como talleres, conciertos e incluso torneos que pretenden acercar a los participantes el modo de vida de los vikingos en aquel momento”.

De esta manera, el viernes 14 de abril comenzarán las actividades con una recepción en la Plaza de la Constitución que continuará con un desfile hacia la zona del Pinarillo, donde tendrá lugar la plantación del bosque vikingo con cuentacuentos de leyendas nórdicas. El sábado acaparará el grueso de los actos organizados, y ya a primera hora tendrá lugar un juego de escape familiar y, para los que prefieran conocer más sobre los textiles y tintes de la época, Nieves Rico impartirá una charla en la zona de campamento. En el escenario se podrá asistir a la conferencia ‘La mujer hispana de la Era Vikinga’ y, antes de que comience la charla sobre la esgrima con panoplia hispana, el caballero y su caballo, a cargo de Pelayo Mejido Díaz, instructor de la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua, tendrá lugar un torneo de combate individual.

Los talleres tendrán un gran protagonismo dentro de un programa en el que los niños serán protagonistas con talleres de esgrima con espadas de foam y el de ojos de dragón, además del gastronómico que permitirá degustar de la cocina vikinga a cargo de Nobiscum Deus. En cuanto a conciertos, el primero correrá a cargo del grupo folk Renäcer y a continuación Francisco Linares impartirá una charla sobre la panoplia vikinga. Para conocer más sobre las mujeres vikingas, Laia San José ofrecerá una conferencia sobre todos los modos de vida que tenían las mujeres en aquella época.

“El objetivo de estas jornadas es dar a conocer la forma de vida de los vikingos y los habitantes de la Península entre los siglos IX y XI y para ello los visitantes podrán asistir a la representación de una boda vikinga y la gran batalla teatralizada entre hispanos y vikingos”, ha destacado Javier Figueredo. El broche final de la jornada será el nombramiento de vikingo de honor y el concierto de La llave de Yggdrasil. 

El domingo, los visitantes podrán disfrutar de una exhibición de cetrería a primera hora y a media mañana, el escenario acogerá la conferencia sobre la evolución de las armas a cargo de Pelayo Mejido. Más tarde, tendrá lugar el torneo combate del puente y para los más pequeños un taller para realizar monederos con la temática de las jornadas. Sobre el escenario, a las 13,15 horas, tendrá lugar una entrega de premios que dará fin a las actividades programadas. 

Para evitar aglomeraciones, los talleres familiares tendrán inscripciones limitadas que deberán realizarse a través del correo electrónico:  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Historia y arte rebosan caudalosas por las calles de Fuentidueña. Tanto es así, que parece no poder abarcarlas. El municipio segoviano de noble pasado, especialmente en la Edad Media, ahora cuenta con poca más de 100 habitantes que deben encararse a un oneroso pero brillante legado monumental.

Y es que su perfil no engaña. No hace falta adentrarse en sus calles para caer en el valor de lo que enseña. Ya acercándote desde la carretera verás un pueblo despuntar sobre la ladera de una colina. En lo más alto, los restos de un castillo coronan la villa, acompañado de varias iglesias y una muralla, mientras palacios, casas y diminutas bodegas descienden paulatinamente hasta un río Duratón atravesado por un bonito puente medieval.

 

El pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, cuenta con una gran cantidad de iglesias románicas que atestiguan la importancia que tuvo durante los siglos XII y XIII, cuando se convirtió en cabeza de Comunidad de Villa y Tierra.

 

De todos sus templos, destaca por su magnífica silueta románica la iglesia de San Miguel Arcángel, rematada con una bella galería porticada exterior. Una construcción de esas que cuesta dejar de mirar, y cuyo buen estado actual se pagó a costa de la vecina iglesia de San Martín. Fue a mediados del siglo XX cuando su ábside románico fue cedido al gobierno de Estados Unidos a cambio de dinero para reparar el templo de San Miguel, que en esa época acusaba graves deficiencias. Además, en el intercambio también se obtuvieron seis pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria), que actualmente descansan en el Museo del Prado.

 

Ahora, el viejo cuerpo de la iglesia de San Martín yace dividido por un océano, uno en el Museo de los Claustros de Nueva York, donde se reconstruyó su ábside, y el otro de piedras desordenadas en Fuentidueña y rodeado por una Necrópolis con doscientas sepulturas antropomorfas talladas en la roca.

La otra iglesia románica es la del Arrabal o de Santa María la Mayor, situada en la parte más baja del casco urbano junto al puente medieval. Recientemente restaurada, es la más antigua de todas, pues estaría edificada sobre otra construcción previa de origen visigodo.

 

Historia convertida en ruina

Una de las  realidades más palpables en un paseo por las calles de Fuentidueña es ver cómo el pasado se come al presente. Especialmente en la zona más alta del pueblo donde se erigen el castillo, la iglesia de San Martín y parte de las murallas. El caserío, que en origen localizó su fuerte en esta zona, se ha ido desplazando a lo largo de los siglos hacia la ribera, en un proceso que se ha acelerado en las últimas décadas.

Esto, añadido a la pérdida notable de habitantes, ha desembocado en una historia convertida en ruina. Una sensación que invade con fuerza cuando cruzas la puerta sur de la muralla, la de Alfonso VIII, sin importar el sentido. A un lado te enfrentarás con la mordida y solitaria iglesia de San Martín, y en el otro, solo sembrados que se extienden a los lados de un camino sin asfaltar. No obstante, es esta cara de la muralla la que mejor se ha conservado, seguramente debido a que el abandono de toda esta zona impidió su destrucción o reconversión en otras edificaciones más modernas.

Y todo, sin olvidar el castillo, construido en piedra entre los siglos XII y XIII y visitado por reyes como Alfonso VIII o Alfonso X “el sabio”. De sus dependencias, en la actualidad, solo quedan algunos muros y todo su perímetro está vallado al ser propiedad privada. Muy cerca y también en estado ruinoso se encuentra el Hospital de la Magdalena, que históricamente atendía a pobres y enfermos de la localidad y su alfoz.

Del resto de su patrimonio, destaca “El Palacio”, un gran edificio del siglo XV con remates renacentistas, y los demás restos de la muralla, como son las otras dos puertas que tuvo la localidad: la Puerta del Palacio, que fue la entrada principal de la villa, y la de La Calzada, que daba acceso al recinto amurallado desde el arrabal.

 

La pequeña “Hobbiton” medieval

Puede que para los castellanoleoneses una bodega excavada en la roca sea algo normal, propia de nuestra arquitectura popular más arraigada. Pero para ojos foráneos (y frikis), es posible que el barrio de la bodegas de Fuentidueña les recuerde a las casitas donde vivían los hobbits de la saga de “El Señor de los Anillos”. Pero con la diferencia de que no sirven de residencia, sino para la elaboración del vino y su posterior maduración y almacenaje en un lugar fresco.

 

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Fuente: Máscastillayleon.com

 

“Ayllón es de lo más hermoso que puede verse”, escribió en 1909 el pintor Ignacio Zuloaga, divulgador internacional de los paisajes y tipos de Castilla. Este pueblo segoviano, situado cerca del puerto de Somosierra y de la Cañada Real, fue un lugar que atrajo a numerosos personajes históricos, cuyo recuerdo puede rememorarse en sus bellas calles. Son varios los monumentos que ver en Ayllón, que funcionan además como un repaso a la historia.

 

Un poco de historia de Ayllón

Situado en un lugar de paso para los ganados trashumantes y las comunicaciones norte-sur, su cerro fue fortificado por el pueblo celtibérico de los vacceos, que le dio el nombre de Trabasosona. Posteriormente, los romanos lo llamaron Holón o Halón. Derivaría en Agerholón hasta transformarse en Ayllón.

A diferencia de las cercanas Burgo de Osma y Maderuelo, fortalezas cedidas por los musulmanes al conde Sancho García hacia el año 1010, Ayllón permaneció como avanzadilla mora al norte del Sistema Central hasta 1085. En este momento fue conquistada por los cristianos. En los siglos XII y XIII fue escenario de numerosos enfrentamientos nobiliarios, siendo conquistada en varias ocasiones. Solo alcanzó una cierta estabilidad cuando tuvo como señoras a reinas y princesas, como Doña Berenguela y Doña Violante.

En 1295 nació la leyenda de “El Milagro de las Cruces”. En esa fecha habían señalado los judíos la venida del Mesías, así que cristianos y judíos salieron en procesión hacia el convento de San Francisco, uno de los lugares destacados que ver en Ayllón. Pero el pronóstico judío no se cumplió y eso se interpretó como un triunfo de la Santa Cruz, algo que se venera en la fiesta y romería que lleva dicho nombre.

La riqueza de Ayllón se debe a que era el principal lugar de paso de la trashumancia de ganado merino entre Segovia y Soria. La Mesta, la asamblea de ganaderos, se reunía cada año, en primavera, al norte de la localidad. Por toda la ladera norte de la sierra había numerosas instalaciones de esquileo y lavado de la lana, desde donde se exportaba a los telares segovianos y al extranjero.

Por su proximidad al estratégico puerto de Somosierra, en 1808, la villa fue ocupada por tropas francesas. Sus malas relaciones con la población se tradujeron en todas clase de destrozos del patrimonio. En el pueblo se recuerda que quemaron el retablo de la iglesia de Santa María la Mayor, que ni siquiera habían acabado de dar forma.

A comienzos del siglo XX fue redescubierta por el pintor Ignacio Zuloaga que llevó allí a su amigo Gregorio Marañón. Del 16 al 23 de diciembre de 1931, Ayllón se convirtió en anfitriona de una de las primeras Misiones Pedagógicas, una iniciativa del gobierno de la Segunda República para llevar la cultura a los habitantes del medio rural.

 

Lugar de reyes y nobles

Su fortaleza acogió a numerosos reyes durante la Edad Media: Alfonso VII, Alfonso VIII, Fernando IV el Emplazado, Pedro I o Enrique II. Acudían a descansar y a cazar en los grandes bosques de la zona. El 16 de julio de 1411, Fernando de Antequera, señor de Ayllón antes que rey de Aragón, invitó allí a la reina de Castilla, Catalina de Lancaster, y su hijo Juan II. Poco después llegó el futuro santo Vicente Ferrer. Por su influencia, la reina otorgó allí las llamadas “Leyes de Ayllón”. De esta manera, se restringían los derechos civiles de mudéjares y judíos, con el objetivo de inducirles a convertirse al cristianismo.

 
El señorío de Ayllón pasaría en 1420 al gran caballero don Álvaro de Luna. Era su premio por haber conseguido liberar en Tordesillas al rey Juan II. El nuevo señor fortificó la villa, dejando su impronta en diversos edificios. Allí se refugió en sus destierros. Ayllón atrajo al rey Juan II y a muchos magnates en los tiempos en que acaparó todo el poder del reino. A mediados del siglo XIX fue también parada de descanso de la Emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo. Su hermana tenía allí la llamada “Casa de las Doncellas”.
 

Qué ver en Ayllón

Una ruta por los lugares que ver en Ayllón comienza en la carretera, pues el puente de la Villa sobre el río Aguisejo, construido por la Comunidad de Villa y Tierra en 1661, es uno de los atractivos de la villa. Se reconstruyó en 1782 bajo el reinado de Carlos III.

En 1876 el alcalde decidió derruir las puertas de Languilla y de San Juan para facilitar el acceso de carruajes grandes al casco urbano. Hoy puede verse una tercera, denominada “el Arco”, que da acceso al antiguo recinto amurallado. Inmediatamente se encuentra el palacio de los Contreras. Se reconoce por la marca del cordón franciscano y los escudos de la portada de piedra levantada en 1497 por don Juan de Contreras, señor de Ayllón. Perteneció un día al condestable don Álvaro de Luna. En su interior conserva artesonados de la primera época. Está declarado Monumento Nacional.

La calle Pellejeros que dobla a la izquierda nos lleva al palacio del Obispo Vellosillo, en la plaza que lleva su nombre. De fachada renacentista, se edificó a finales del siglo XVI. Fue restaurado tiempo después y hoy en día alberga el Museo de Arte Contemporáneo de Ayllón. Posee más de 250 obras de pintores de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como Genovés, Bárjola o Lucio Muñoz, que acudieron a pintar allí. También incluye un taller de restauraciones artísticas.

Por la calle del Pozo se accede a la casa de la Torre. Perteneció desde principios del siglo XVI al Cabildo, para pasar luego a manos de varias familias nobles. Continuando hacia la plaza Mayor, se topa el viajero con el edificio del ayuntamiento, que fue residencia de los primeros Marqueses de Villena, de los que conserva los escudos de armas en su fachada. El edificio era un palacio a comienzos del siglo XVI. Su fachada se modificó en 1622 y se adaptó en 1640 para ofrecer servicios administrativos y para hacer las funciones de sala de juntas. En 1756 se colocó el reloj. Entre 1808 y 1809 lo ocuparon y destrozaron las tropas francesas. El artesonado original en madera policromada y su archivo se perdieron 1945 a causa de un incendio. Es uno de los edificios que ver en Ayllón.

Flanquean el ayuntamiento, por un lado, la iglesia de San Miguel y, por otro lado, la llamada Casa de Eugenia de Montijo. Esta Casa-Palacio de la Emperatriz Eugenia de Montijo, por su parte, perteneció en 1693 a la familia Vellosillo. Se denominaba Casa de las Doncellas. A mediados del siglo XIX perteneció a doña María Francisca de Sales Portocarrero, hermana mayor de la Emperatriz Eugenia de Montijo. En su portada figura el escudo heráldico de la Emperatriz de Francia, pues allí descansaba en los trayectos entre París a Madrid.

Situadas entre las calles Real y El Parral, y alrededor de la plaza Ángel de Alcázar, hay otras casas y palacios que ver en Ayllón que dan idea de su esplendor: la casa de la Sal, las casas de San Juan, las de las Beatas de Lara, las de Villazán o la casa del Águila, que se construyó en 1615 e incluye un escudo de armas de las familias Guzmán, Robles, Cabrera y Maldonado.

Por otro lado, siguiendo el paseo de las Bodegas se llega a los restos de la muralla árabe, conocida como Los Paredones. El castillo estaba en un cerro circundado por un tapial denominado de esta manera, con vigas perpendiculares empotradas en los muros y tableros apoyados sobre ellos. Hoy solo quedan ruinas.

Los templos religiosos de Ayllón

Con respecto a la iglesia de San Miguel, uno de los monumentos que ver en Ayllón, destaca su espadaña, su portada y los ábsides románicos. La portada luce un arco con rosetones, zig-zag y ajedrezados. La puerta fue traída de la capilla de San Sebastián, de la iglesia de San Juan. De esta interesa su ábside, con capiteles foliados y canecillos, así como la ventana central en aspillera. Su torre formó parte de la muralla. Como curiosidad, en 1675 el Cabildo acordó construir en ella un mirador de madera para asistir a los festejos taurinos. Una reciente restauración lo ha eliminado. De propiedad privada, tiene una capilla gótica dedicada a San Sebastián y un arco triunfal. Este da acceso a la capilla mayor, donde están enterradas las familias Nuñez y Daza. En 1621 se construyó detrás de ella una nevera. Su hielo se vendía los meses de verano.

Detrás del Ayuntamiento, sobre la plaza Ángel de Alcázar, se sitúa Santa María la Mayor, la parroquia más antigua de Ayllón. Se edificó en el solar de la sinagoga clausurada por San Vicente Ferrer en 1411. También tiene elementos de un edificio previo románico. Las obras para levantar el templo comenzaron en 1613 y finalizaron, con la espadaña, de 1724. En el exterior se puede admirar el crismón y esculturas procedentes de otros templos. El retablo mayor actual fue adquirido en 1840 a los propietarios de un convento para sustituir al anterior retablo, quemado por los franceses en 1808. Incluye la imagen de la Virgen de la Estepa, que se venera como patrona. También un altar dedicado al Santo Cristo de Santiago.

 

Saliendo de la iglesia, por la travesía Mediavilla, se llega a la calle del Castillo. Por ella se asciende hasta la torre Martina, lo único que queda de la primitiva iglesia de San Martín, a su vez construida sobre el viejo castillo, destruido en 1295. Esta torre conserva restos celtibéricos. Es otro de los rincones que ver y explorar en Ayllón.

Los alrededores de Ayllón

Los alrededores de Ayllón son también muy ricos en belleza e historia. Una buena escapada desde Ayllón es el cercano parque Natural de las Hoces del río Riaza, lugar de avistamiento de buitres y agradables paseos. En verano es posible bañarse o hacer piragüismo en el pantano. También se puede visitar el hayedo de Riofrío o de Riaza, o seguir hasta el cercano hayedo de la Tejera Negra. Si lo que prefiere el viajero son pueblos, muy cerca está la pintoresca localidad de Riaza y también Maderuelo, uno de los pueblos más bonitos de Segovia. Un poco más lejos está Aranda de Duero, pero merece la pena visitarla si se desea descubrir las bodegas de la DO Ribera del Duero.

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

La observación de estrellas como alternativa de turismo sostenible es una de las apuestas de la Diputación de Segovia con la que pretende diversificar la oferta turística de la provincia. Sin duda, una actividad fascinante que puede llevarse a cabo en varios puntos de la provincia de Segovia gracias a la gran calidad de su cielo. Así, el Organismo Autónomo, Prodestur ha organizado una actividad de observación astronómica con telescopios en Navas de Oro el próximo sábado 22 de abril a las 21,30 horas para celebrar la ‘Noche Mundial Starlight’ por el derecho a la luz de las estrellas.  

La observación de estrellas es una actividad fascinante y llena de misterio que nos invita a explorar el universo que nos rodea. El sábado 22 de abril, Prodestur, el área de Turismo de la Diputación de Segovia, ha organizado una observación con telescopios en Navas de Oro, para celebrar la Noche Mundial Starlight.

El evento será una oportunidad única para contemplar el cielo nocturno en todo su esplendor, y descubrir los secretos que encierran las estrellas y constelaciones de la mano de los profesionales de la empresa Astronomía Cercana. La observación se llevará a cabo en un entorno privilegiado, en el que se podrá disfrutar de la tranquilidad y belleza del paisaje, como es el mirador estelar con el que cuenta la localidad.

Para participar en la actividad, se requiere una inscripción previa, que puede realizarse de manera presencial en las oficinas de Prodestur, situadas en la calle San Francisco o en el Ayuntamiento de Navas de Oro, así como de forma telemática en la página web www.segoviaturismo.es. El precio por persona será de 3 euros, y el número de plazas está limitado a 30 participantes por riguroso orden de inscripción.

En esta línea, el área de turismo de la Diputación de Segovia, ha llevado a cabo diversas iniciativas para promover el astroturismo en la provincia, entre ellas destacan la certificación de la Senda de los Pastores por parte de la Fundación Starlight, en cuyo recorrido se han instalado cuatro miradores estelares, la organización de la Semana del Astroturismo, y la certificación de varios establecimientos de turismo rural con el sello Starlight.

 

 

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Fuente: Diputación de Segovia

Tomar la carretera con un destino establecido pero sin prisa es uno de esos placeres que uno no se cansa de perseguir. Buscar la naturaleza, respirar el aire que fluye en los rincones más solitarios, sentirse muy lejos de todo lo demás. Casi como si uno se hubiera quedado sin cobertura, aislado de todo contacto al margen del que ofrecen los cinco sentidos. Mirar, escuchar, oler, tocar y saborear. Conectado, pero sin conexión.

 

Eso es lo que proponemos aquí. Preparar una escapada en la que servirse de toda ayuda e información disponible, y después disfrutarlo con plena conciencia, olvidando que existe un mundo al margen del que se experimenta en ese momento presente. La experiencia por la que aquí apostamos se localiza en la vertiente segoviana de la Sierra de Guadarrama. Concretamente, en los Montes de Valsaín, declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Estos montes esperan al recién llegado sin títulos ni aires de grandeza, solo con las promesas que siempre ofrece la montaña. Silencio, inmensidad, senderos, agua, historias. Móvil en modo avión y los cinco sentidos activos.

 

Valsaín, saboreando un pueblo segoviano

La carretera que conduce hasta el pueblo de Valsaín es ya una experiencia en sí misma, sobre todo cuando se aborda en los meses de invierno. Los árboles que custodian el camino se tiñen de blanco, el frío lo envuelve todo y las curvas, una vez que esos altos árboles se agotan, dan paso a la bella pradera de Navalhorno.

En pleno corazón del Parque Nacional de Guadarrama, en tierras segovianas, Valsaín conforma, junto a La Pradera, Riofrío y La Granja de San Ildefonso, el Real Sitio de San Ildefonso. Es un lugar histórico, antaño frecuentado por la realeza, hoy consagrado a una vida tranquila a los pies de la montaña. Ese carácter sereno inunda las primeras sensaciones, todavía en carretera, mientras las casas de madera se van sucediendo. Valsaín está íntimamente ligado a esta, como está ligado a sus montes.

Establecer este enclave como punto de partida para todas las excursiones que vayan a realizarse supone acudir al encuentro de un pueblo segoviano. Supone saborear sus calles antiguas, sus típicas casonas, la gastronomía castellana y ese sentirse próximo a la naturaleza, en pleno valle, con la sierra custodiando la rutina. Apenas tiene 200 habitantes, así que sorprenderá, al menos en un primer contacto, descubrir la riqueza de su historia y con ella las ruinas del palacio real.

Se sabe que los montes de Valsaín fueron objeto de deseo de la realeza desde el siglo XII, cuando se unieron a una aristocracia que había entendido pronto la riqueza de la zona. A comienzos del siglo XIV, este lugar era un pabellón de caza al que la casa Trastámara solía referirse como Casa del Bosque. Ya en tiempos de Felipe II y con la dinastía de los Austrias, se convirtió en palacio. Desde 1552 hasta 1556 se llevaron a cabo las obras de remodelación del conjunto, impulsadas por Felipe II y en manos del arquitecto Gaspar de Vega. Este proyectó un edificio alrededor de un gran patio, flanqueado por torres en las esquinas y con estructuras accesorias que se añadieron en años posteriores. En su época de esplendor se advertía bien las influencias flamencas que el arquitecto recogió en sus viajes por Europa.

Hoy solo quedan ruinas, en parte por un gran incendio que se desató a finales del siglo XVII, bajo el reinado de Carlos II. Decadente y abandonado, no hay mucho del palacio en el que la corona ocupó su tiempo. Pero las vistas del valle desde su ubicación siguen siendo las que eran y este palacete es todavía el gran legado artístico e histórico que la realeza dejó en Valsaín.

 

Donde la vista no alcanza

La conexión que proponemos con el entorno, en cualquier caso, pasa más por abandonarse a la naturaleza. A los Montes de Valsaín, surcados por el río Eresma, donde parece que la vista no alcanza a contemplar todos los elementos de interés que se esconden entre pinos, robles, encinas y helechos. Las diferentes rutas de senderismo conducen al viajero entre arroyos, cascadas y formaciones rocosas, descubriendo miradores a medida que se avanza.

El ascenso al monte no siempre resulta sencillo, pero en cada ocasión merece la pena. Solo gracias al esfuerzo puede uno contemplar el agua cayendo por la cascada de la Chorranca, sin duda uno de los rincones más espectaculares de la sierra segoviana. Allá arriba no hay cobertura, de eso va esta ruta, pero es que el paseante no la necesita. La naturaleza envuelve y aísla, el agua truena en su caída y los ojos se pierden, con agrado, entre las rocas y los recovecos de los árboles. Hay moras, setas, el piar de los pájaros. Mucha vida.

En este amplio monte se tiene también la oportunidad de abordar una bella pradera que en los meses estivales sorprende por su verdor y en los meses invernales por su blancura, casi siempre cubierta de nieve. Las leyendas moran en sus formaciones rocosas. Especialmente conocida es la que atañe a la llamada cueva del Monje. Habla de un tiempo remoto en el que la búsqueda de la eterna juventud y la piedra filosofal era el deseo de muchos. Un joven llamado Segura, cuenta la leyenda, estuvo dispuesto a vender su alma al diablo para lograrlo. Este, atado a la provincia segoviana de muchas maneras, accedió, pero el joven terminó por arrepentirse y marchó a vivir, como un eremita, al monte.

Cuando Satanás acudió a reclamar su parte del trato, el joven se encomendó a la Virgen, que se apareció para espantar a la criatura. Por el camino, el diablo perdió la dentadura, que quedó transformada en las piedras que hoy pueden observarse en esta pradera. El paseo hasta la misma, desde Valsaín, es de lo más agradable. Los ojos vuelven a perderse sin remedio.

Como se debieron perder los del rey consorte Francisco de Asís de Borbón, que a comienzos del siglo XIX mandó tallar en una piedra, en el cerro del Moño de la Tía Andrea, un privilegiado asiento. A unos 1.600 metros de altitud contemplaba desde este lugar, entonces, La Granja de San Ildefonso. Hoy los pinos han invadido las vistas, aunque todavía dejan espacios para que los ojos se atrevan a ir más allá.

En la dirección opuesta, pero sin abandonar el monte, aguarda un rincón también especial: el salto de agua más alto de la sierra. La cascada del Chorro Grande, que se desliza por unos 80 metros a través de roca granítica, creando una imagen espectacular. La subida hasta la misma no conlleva gran dificultad. Sin embargo, en los meses invernales, con ciertos tramos congelados, conviene tener precaución y dar cada paso con cuidado. Quizá la época perfecta para perseguir este sonido del agua sea la primavera, cuando el deshielo permite que el caudal se vuelva inmenso.

Buena parte del camino hasta la cascada queda resguardado bajo los pinos segovianos, que se alzan entre riachuelos y arroyos. El de Peña Berrueco primero, el de la Fuente del Infante después, el de arroyo Grande para concluir. El último tramo incluye una fuerte pendiente, pero las vistas finales compensan cualquier respiración agitada por el esfuerzo. Allí plantada, una gran mole de granito dice mucho de la fuerza de la montaña, así como el agua que se desliza sin descanso. Aun con todo, las consecuencias del gran incendio que asoló esta zona de la sierra en verano de 2019 todavía se sienten y se lamentan.

Pero el agua sigue fluyendo. Hubo un tiempo en que el de la sierra de Guadarrama estuvo considerado casi un agua sagrada, destacando dentro de esta fascinación rincones como la Fuente de la Reina, en la Pradera de la Fuenfría. Desde este lugar se aprecian bien los Siete Picos, una de las formaciones montañosas más admiradas. Las leyendas surgen de nuevo, también relacionadas con la búsqueda de la eterna juventud, en este caso realizada por un dragón que encontró aquí, después de recorrer el mundo, el descanso perpetuo. Los Siete Picos que hoy se divisan son, cuenta ese mito, las formas de la cresta de este dragón que quedó aquí congelado, conservando su aspecto, tal como él deseaba.

 

Pinares segovianos: un olor único

Hay que detenerse también a tomar aire y capturar el olor de los pinares segovianos. Es un olor característico, que llena las fosas nasales de forma agradable y empapa el cuerpo de sensaciones intensas, pero nunca abrumadoras. El agua que fluye de forma constante también se cuela en los pulmones y tiene efecto, genera una humedad con la que se respira mejor. Un paseo por el pinar es renovador.

El viaje continúa por el área recreativa Boca del Asno. Quien quiera hacer caso a otra leyenda, encontrará la explicación a este curioso nombre en una historia para la que hay que remontarse al siglo XIX. Se celebraba, entonces, en este excepcional entorno, la elección de un nuevo alcalde. Poco dado a las palabras, parecía no terminar de arrancar en su discurso con tan mala suerte que, al disponerse a hacerlo, un asno rebuznó. Todos los presentes, alcalde incluido, estallaron en carcajadas. Otra explicación, quizá más plausible, pone la mirada en otra gran mole de granito que guarda cierta relación con una cabeza de asno. Esta formación espera al caminante al margen izquierdo del río Eresma.

Este cauce condiciona un paraje hermoso, de magnífica flora y fauna, que ofrece incluso la posibilidad de bañarse en un par de pozas formadas de manera natural. Las posibilidades senderistas son casi infinitas, pues los caminos se cruzan, el bosque se ensancha en ciertos tramos y el río conduce a otros rincones de igual belleza, como la propia Valsaín. Esta senda que lleva al pueblo discurre por pesqueras que Carlos III mandó adecentar. Estas Pesquerías Reales formaban parte de las zonas de recreo donde la realeza y la nobleza tanto disfrutaron del inigualable frescor que, en verano, proporciona el pinar segoviano.

 

Atended: estamos en un lugar histórico

No solo de baños de naturaleza vive el Real Sitio de San Ildefonso. De hecho, uno de los paseos más estimulantes surge al amparo de la más grande de las opulencias: la que Felipe V construyó en el Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. El primero de los Borbones que gobernó en España se enamoró, como sus antecesores y predecesores en el trono, de este paraje natural a los pies de Guadarrama. El monarca había vivido buena parte de su infancia en el palacio de Marly, donde su abuelo, el soberano francés Luis XIV, pasaba sus jornadas de descanso. El Rey Sol levantó la impresionante Versalles, pero fue Marly el lugar que se hizo un hueco en el corazón de Felipe.

A partir de esos recuerdos, y de los deseos que estos generarían, el Borbón compró a los jerónimos la granja de San Ildefonso y construyó su Real Sitio. Teodoro Ardemans fue el responsable del palacio, René Carlier, pupilo del arquitecto de Luis XIV, de los jardines. El estilo de uno y otro, español y francés respectivamente, se hizo notar. Ciertas estancias del palacio pueden recorrerse todavía hoy, y todavía hoy se siente la grandeza de la construcción.

 

Aunque si algo impresiona son los jardines, con sus veintiséis fuentes monumentales, la gran mayoría dedicadas a la mitología clásica. En ellas trabajaron varios de los escultores franceses más importantes de la época, que aprovecharon aquello que se decía de que las aguas de esta montaña eran las mejores. Los colores del jardín, el reflejo en los estanques, el contraste con el palacio… todo cambia con el paso de las estaciones, posibilitando que esta visita sea grata y diferente en cada momento del año.

 

Tocando el cielo

Esta escapada de desconexión para reconectar con lo importante puede concluir tocando el cielo de la sierra de Guadarrama. Descubriendo la Mujer Muerta y la leyenda que rodea a esta bella cadena montañosa, que habla del sacrificio de una madre por amor hacia sus dos hijos. Desde este lado segoviano y en la distancia, sus formas se asemejan a las formas de una mujer reposando. Es un símbolo para los segovianos. Es llegar a casa. En esta legendaria cordillera hay montañas que superan los 2.000 metros de altitud. Es el caso de La Pinareja, con sus 2.197 metros, o el Montón de Trigo, cuyos 2.161 metros de altura también cuentan con leyenda propia. Es lo que sucede con aquello que se siente inalcanzable: que se imagina y se reinventa.

Pero esta segoviana sierra de Guadarrama, a pesar de esa primera sensación de inaccesibilidad entre frondosos bosques, grandes montes y rincones escondidos, es cercana, amable y muy hermosa. Un lugar en el que los cinco sentidos se despiertan, atentos a los numerosos estímulos que se reciben en este paseo por la historia entre montañas.

 

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Fuente: Españafascinante.com

Aunque son muchos más, nos detenemos en cinco pueblos segovianos encantadores en primavera. Y no son de los más conocidos.

 

El Muyo

Tan solo tiene una veintena de habitantes y es, probablemente, el mejor ejemplo de los ‘pueblos negros’. Ubicado en la zona de Ayllón, el colorido negro de su entorno, calles y casas de pizarra, contrasta con los colores primaverales, haciendo de esta pequeñísima localidad segoviana un lugar mágico.

La iglesia de San Cornelio y San Cipriano es punto patrimonial de referencia patrimonial en El Muyo. La cruz procesional de la imagen de la cartelería de las Edades del Hombre 2003, celebrada en Segovia, procedía de ese templo.

 

Fuentidueña

La Villa de Fuentidueña está amurallada en sus lados norte, sur y oeste por una muralla edificada. No menos impresionante es la muralla natural que es un cortado sobre el río Duratón, en la zona sur. Como en otras ciudades, explica el Ayuntamiento, sus muros se «aprovecharon» para la construcción de edificios. Actualmente, se conservan tres puertas de acceso. Su construcción debe situarse entre los siglos XII Y XIII. La iglesia de San Miguel, el Palacio, la Capilla del Pilar o de los condes de Montijo, las Ruinas del Hospital de la Magdalena son algunos de los tesoros que encierra Fuentidueña.

Como curiosidad, la antigua iglesia de San Martín fue trasladada piedra a piedra a Estados Unidos. «Las piedras del ábside dispuestas en tres mil trescientos cajones, 370 toneladas, se trasladaron en camiones al puerto de Bilbao desde donde llegarían en barco a Nueva York y desde allí a su último destino: The Cloisters».

 

Sotosalbos

La historia de Sotosalbos se encuentra también «muy vinculada a Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que por el siglo XIV menciona a Sotos Albos en el Libro de buen amor, citando su encuentro en el Puerto de Malangosto con la serrana La Chata». Tras el nombre de Sotosalbos, Sotis Albis (Sotos Blancos) en sus orígenes allá por el siglo XII, se esconde la historia de una villa que va unida a la de su iglesia, uno de los máximos y más bellos exponentes del románico rural segoviano.

Un paseo por sus calles permite descubrir la encantadora Plaza Mayor, la iglesia de San Miguel Arcángel o el antiguo Potro de Herrar que nos hace imaginar cómo era el trabajo de herrar a los animales.

 

Valdeprados

Valdeprados fue pueblo con castillo, y de aquella fortaleza medieval queda todavía una torre, llamada de los condes de Puñoenrostro, en honor a los que fueron sus señores. Cuenta con una gran riqueza natural. Está incluido en una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), entre otros motivos, debido a que es lugar de campeo del águila imperial ibérica, especie en peligro de extinción.

Además, desde el pueblo parte la llamada «Ruta de la Risca del río Moros«, un cañón de unos 300 metros de longitud con paredes de caída vertical de hasta 40 metros. ‘El Puente de los Enamorados‘ es otro de los puntos señeros de Valdeprados.

 

Villacorta

«Sobre una suave loma en la campiña del piedemonte serrano» se extiende esta localidad segoviana, dependiente de Riaza. Claro ejemplo de arquitectura roja, la economía de la población vinculada a la agricultura, permitió construir edificios sólidos y de dos alturas en materiales como piedra ferruginosa y la tierra arcillosa del entorno.
 
En Villacorta encontramos un agradable casco urbano y un entorno típico de localidad de campiña con tierras de cultivo, ermita y palomares. A la orilla del río Vadillo hay un antiguo molino harinero y aguas abajo, un robusto puente de cantería del siglo XVI.
 
 
 
 
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Fuente: Segoviaudaz.es

Dos magníficos conciertos de música clásica, organizados por la Fundación Villa de Pedraza, tienen lugar el primer y segundo sábado de julio en Pedraza de la Sierra, Segovia.

Los Conciertos de las Velas son la expresión vital de 29 años de historia reciente de la Villa.

Desde una fiesta del renacimiento en Pedraza, en 1993, año de constitución de la Fundación, hasta la música espectacular y los clásicos más populares de los conciertos de 2019, muchos cambios y acontecimientos se han sucedido, y hemos sido testigos de excepción, y en pequeña parte autores, en este periodo fundamental en el devenir de Pedraza.

La cancelación de los conciertos en 2020 y 2021, debidas a las restricciones impuestas por la Covid-19, nos han demostrado que los Conciertos de las Velas son muy importantes para la Villa y para todos los aficionados y amigos que nos visitan cada año. Lo que ha supuesto un gran estímulo para reanudarlos en 2022.

Muchas orquestas y agrupaciones musicales han intervenido, españolas y extranjeras, y han sentido la pasión, el disfrute, la sorpresa, la admiración, la vida en la música; clásica, coral, sinfónica, de cámara, de jazz, flamenco, etc. Todo ello presidido por la calidad y el buen hacer de innumerables directores e intérpretes que han sentido cercano el cariño de Pedraza.

Tres escenarios diferentes han contribuido al acierto de los conciertos: el Castillo Museo Ignacio Zuloaga, la Plaza Mayor de la Villa y ya actualmente, la explanada del Castillo.

 

Información sobre las entradas a los Conciertos de las Velas 2023

 

PRECIO POR COMPRA ANTICIPADA hasta el 31 de mayo:
Zona Central: 85,00€ – Zona A numerada: 65,00€ – Zona B sin numerar: 40,00€

PRECIO desde el 1 de junio:
Zona Central: 85,00€ – Zona A numerada: 75,00€ – Zona B sin numerar: 50,00€

Venta de Entradas

Fundación Villa de Pedraza: 921 509 960 / 699 495 073

 

Programa 1 de julio de 2023 a las 22.00 h.

*Explanada del Castillo

Summer Music

LOS SOLISTAS DEL COVENT GARDEN

Director y solista : Vasko Vassilev

Primera parte

T. A. VITALI.– Chacona en sol menor
A. VIVALDI.– Concierto nº 1 en Mi mayor, Op. 8 Rv 269 La Primavera
A. VIVALDI.– Concierto para dos violines y cuerdas en La menor Rv.522 Op. 3 nº 8
C. SAINT-SAËNS.– Introducción y Rondó Capriccioso, Op. 28

Segunda Parte

A. VIVALDI.– Concierto nº 4 en Fa menor, Op. 8 Rv 297 El Invierno
F. P. SCHUBERT.– Serenade D. 957
C. SAINT-SAËNS.– Danse macabre Op. 40
P. SARASATE.– Fantasía sobre la ópera Carmen de Bizet, Suite Op. 25
P. SARASATE.– Navarra Op.33
V. MONTI.– Czardas

 

Programa 8 de julio de 2023 a las 22:00 h.

*Explanada del Castillo

Gran Música Clásica con Raíces

ORQUESTA SINFÓNICA DE RTVE

Director: José Luis López Antón

Primera parte

A. BORODÍN.– Danzas Polovtsianas de “El Príncipe Igor
E. GRIEG.– Peer Gynt “La Mañana”
B. SMETANA.– El Moldava
A. DVORÁK.– Danza Eslava nº 2 Op. 72
A. DVORÁK.– Obertura Carnaval

Segunda Parte

N. RIMSKI-KORSAKOV.– Capricho Español
E. GRANADOS.– Intermezzo de Goyescas
J. BRAHMS.– Danza Húngara nº 1
P.I. CHAIKOVSKI.– Obertura Solemne 1812 con cañones y campanas

 

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Fuente: Fundación Villa de Pedraza. Pedraza.net

 

 

El valor histórico y natural de Segovia y sus pueblos es incalculable. Alguno de los mejores ejemplos son los parques naturales de la Sierra de Guadarrama y de las Hoces del río Duratón. Junto con otros muchos parajes, hacen de esta provincia un rincón de Castilla y León ideal para practicar turismo activo. Una forma diferente de redescubrir la extensa historia, gastronomía y espacios naturales de la provincia. A continuación, once planes al aire libre.

 

Hacer una ruta ornitológica

La Sierra de Guadarrama y la Reserva de la Biosfera Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar son lugares idóneos para la observación de aves. Entre ellas se encuentran grandes rapaces como el buitre negro, el águila imperial, el milano negro o el águila real. Si la ruta se hace de la mano de un guía especializado, no solo se pueden ver numerosas especies de pájaros, sino también escucharlas. En cuanto a fauna, el corzo y el zorro son comunes en esta zona.

 

 Participar en una partida de airsoft en Vegas de Matute

El airsoft es un juego de estrategia basado en la simulación militar. Se suelen enfrentar dos equipos que luchan por un objetivo replicando una batalla moderna. Como es habitual, hay varios tipos de competiciones diferentes adaptadas a las necesidades de cada uno. En Vegas de Matute se puede practicar este deporte  con el paisaje segoviano de fondo. Acompaña un equipo de monitores que enseñarán a los participantes todo lo necesario para que sea un día divertido y lleno de adrenalina.

Montar en piragua por el río Duratón

La provincia de Segovia tiene la suerte de acoger el Parque Natural Hoces del río Duratón. Se llama así por el protagonismo que adquiere en sus paisajes su principal afluente. Recorrerlo en piragua es posible desde las localidades de Sebúlcor y San Miguel de Bernuy. Se trata de una de las mejores maneras de descubrir este paraje natural.

Practicar escalada en la Sierra de Guadarrama

Para los amantes de la escalada o aquellos que quieran practicar una actividad diferente, la Sierra de Guadarrama es un lugar idóneo para aprender este deporte. Distintos tipos paredes, escarpes, canchos y bloques en sus montañas hacen que se puedan realizar una gran diversidad de estilos de escalada y tipos de itinerarios. Pradera de Navalhorno es una de las localidades de Segovia que ofrecen este tipo de actividad.

Conducir un 4X4 en Los Ángeles de San Rafael

Rutas paisajísticas, organización de carreras, cursos de conducción, juegos de habilidad y destreza al volante o rescate de vehículos son algunas de las actividades con 4X4 que se pueden hacer en un recinto cerrado ubicado en Los Ángeles de San Rafael. Es una manera diferente de disfrutar de los paisajes de la provincia de Segovia que los más valientes pueden vivir sin bajarse del coche.

Dar un paseo por la geología típica segoviana desde Rebollar

Segovia es una tierra en la que no faltan contrastes. Estos se pueden ver en otras actividades propuestas, que pululan de la sierra de Guadarrama a las famosas Hoces del río Duratón. No lejos de estas últimas se encuentra Rebollar, parte del municipio de San Pedro de Gaíllos. Desde este pueblo se organizan diferentes trayectos por la provincia que ahondan, en una sola mañana, en su riqueza geológica y natural. Paseos aptos para todos los públicos, incluso niños, que permite ver la naturaleza segoviana en primera persona.

Montar en bicicleta eléctrica en El Espinar

Para montar en bicicleta eléctrica en la provincia de Segovia solo hay que alquilar una urbana, de montaña o mixta y pedalear. La Garganta del río Moros, el Mirador de los Buitres, Pino Cardosillo o El Motril son algunas de las rutas que se pueden hacer.

Dar un paseo en caballo en Riaza

Tanto principiantes como veteranos en el arte de la hípica pueden dar un paseo en caballo por la provincia de Segovia. Un plan de turismo activo ideal para hacerlo en familia o con amigos y disfrutar de los animales y la naturaleza de Riaza, una bonita villa ubicada justo entre la vertiente norte del macizo de Ayllón y la meseta castellana.

Visitar la Cueva de los Enebralejos

La Cueva de los Enebralejos es la gruta más importante de la provincia de Segovia, ya que tiene características excepcionales desde los puntos de vista espeleológico, arqueológico, geográfico y turístico. Se puede visitar con la compañía de guías en un recorrido de medio kilómetro de longitud. A lo largo de esta visita se pueden ver estalactitas, estalagmitas, pinturas o grabados rupestres, entre otros aspectos.

Jugar al golf mientras se disfruta de un paisaje espectacular

El Espinar y Palazuelos de Eresma, entre otras localidades, ofrecen a los aficionados al golf la oportunidad de practicar este deporte al mismo tiempo que ven de fondo los mejores parajes naturales de la provincia. Este último está especialmente pensado para jugadores amateur y fue diseñado por el jugador español José María Olazábal.

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

 

Segovia luce joyas culturales e históricas como ninguna otra provincia castellana. Construcciones romanas, de época medieval y moderna conforman su mejor escenario. En él aparece como protagonista indiscutible la gastronomía típica segoviana, uno de los firmes baluartes de la cocina española y que se lleva elaborando durante siglos con alimento autóctonos de la zona.

 

Degustar un excelente cochinillo o lechazo de leña es la mejor manera para conocer más cerca Segovia, pero existen otras muchas opciones como los judiones de La Granja o la trucha a la segoviana. Y que decir de su repostería, una de las más alabadas de España especialmente por su receta estrella: el ponche segoviano. Con toda esta variedad, ¿Quién no se animaría a viajar y disfrutar unos días de Segovia?

 

Sepúlveda, la catedral del lechazo asado

Además de posicionarse como uno de los pueblos más bonitos de España, Sepúlveda también es sinónimo de una exquisita gastronomía. El lechazo asado en horno de leña es su plato estrella, de ahí que a veces sea conocida como la “catedral del lechazo asado”. El secreto de su sabor reside en la alta calidad de la materia prima y en la sencillez de su elaboración. Al igual que el cochinillo, el lechazo queda crujiente por fuera y jugoso por dentro.

La gastronomía sepulvedana no solo se caracteriza por el lechazo asado. Aunque pueda resultar extraño viniendo de Segovia, el pescado es otra de sus mejores bazas. Tiene especial atención el bacalao “a la sepulvedana”, pero lo que más triunfa es la trucha a la segoviana con jamón y patatas panadera. La trucha es un producto muy popular en la provincia de Segovia, en la que son muy abundantes las frías aguas de sus ríos y lagos.

 

El horno de leña de Pedraza

Al igual que Sepúlveda, Pedraza no solo es sinónimo de pueblo bonito. Si de algo puede presumir también es por ser una “tierra de sabor” donde degustar un exquisito lechazo y cochinillo de horno de leña. De hecho, es uno de los sitios de referencia internacional donde comer los mejores platos típicos castellanos mientras se respira un auténtico aire medieval.

Otro de los platos más típicos de Pedraza es su frite de carne, que es una caldereta de cordero y dados de patata con abundante pimiento. Una comida para los días más fríos en la sierra. Pero Pedraza no solo es famosa por sus asados y cordero, también por hacer el mejor pan artesano de tahona. Preserva el auténtico sabor del plan tradicional, gracias a su elaboración reposada y tranquila y la utilización de ingredientes naturales. Pero lo que le da ese toque especial de pan de pueblo es el horno alimentado con madera de roble o encina que cuece el mejor pan de tahona.

 

Los judiones de La Granja

Como no podía ser de otra manera, el plato estrella del Real Sitio de San Idelfonso son los judiones de La Granja. Esta es una comida popular segoviana muy contundente y sabrosa a base de las legumbres que allí se cultivan desde tiempos de Felipe V. Se cocinan en un puchero de barro y acompañadas con chorizo, panceta fresca, morcilla y oreja de cerdo. El resultado es un caldo denso y de color pardo tremendamente exquisito.

Estas judías blancas se trajeron de América para alimentar a los animales del palacio de La Granja hace tres siglos. Con el tiempo, las personas empezaron a cocinarlas y a comerlas hasta elaborar este guiso hoy tan conocido en Segovia. En su momento fue una legumbre de origen cortesano. Cada 25 de agosto, durante las fiestas populares del Real Sitio, se organiza una gran judiada popular al aire libre poniendo a disposición del viajero chacinas, quesos y una amplia variedad de productos típicos de la localidad.

El Real Sitio de San Idelfonso también es un lugar donde el dulce toma protagonismo, especialmente su Torta de Valsaín. Se trata de una masa similar al bizcocho pero más aplanada, rellena de anises en grano y recubierto de azúcar.

 

 Cuéllar  y sus delicias

Cuéllar es otra de las ciudades segovianas donde sirven los mejores manjares de la provincia castellana. El cordero lechal asado es su especialidad, aunque también elaboran un exquisito cochinillo o carne de buey en sus diferentes versiones. Pero no todo es carne en Cuéllar, allí también preparan platos de pescado a la brasa que, según sus locales, son de los mejores de toda Segovia. Una alternativa a las carnes rojas tradicionales.

Delicias de Cuéllar es su dulce más típico y representativo de la villa. Es una pasta elaborada con productos de la zona, compuesta por dos tapas de pasta de piñón con un relleno de crema de achicoria. Su forma imita a la de un ladrillo mudéjar, similar a la arquitectura de la zona. 

 

 

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Fuente: Españafascinante.com

Patrimonio Nacional  empieza la temporada de funcionamiento de las Fuentes Monumentales de La Granja de San Ildefonso, a partir del 10 de abril se celebrarán los siguientes espectáculos de agua. 

 
Grupo 1. Canastillo, Ranas, Baños de Diana y Fama
 
Junio:
Días 3, 14, 17 y 28 . Horario 17.30h. 
Días 4 y 18. Horario 12.00h.
 
Julio:
Día 1. Horario 17.30h.
Día 2. Horario 12.00h.
 
 
Grupo 2. Canastillo, Ocho Calles, Ranas y Fama
 
Junio:
Días 7, 10, 21 y 24 . Horario 17.30h.
Días 11 y 25. Horario 12.00h.
 
 
Grupo 3. Días de encendido extraordinario, con 7 fuentes en funcionamiento, a partir de las 17:30 h:
 
30 de mayo (San Fernando)
 
25 de julio (Santiago)
 
25 de agosto (San Luis),solo en taquillas
 
 
 
Grupo 4. Baños de Diana en horario nocturno
 
Julio:
Días 8, 15, 22 y 29. Horario 22.00h.
 
Agosto:
Días 5, 12, 19 Y 26. Horario 22.00h.


El ticket individual para ver las fuentes en funcionamiento cuesta 4 euros y se adquiere en la taquilla situada junto al acceso a los jardines del Palacio.

 

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Recorremos algunos pueblos para vivir la Semana Santa en la provincia de Segovia. Algunos de ellos tienen costumbres ancestrales que sus vecinos no dejan caer en el olvido.

 

Cantos petitorios en Zarzuela del Pinar

Así, el domingo 2 de abril, domingo de Ramos, Zarzuela del Pinar recupera una de sus tradiciones más peculiares. En ella, canción y costumbre se unen para restaurar y mostrar a las nuevas generaciones los cantos petitorios que las mozas entonaban por las calles del pueblo y en las puertas de las casas de los vecinos durante los domingos y las festividades de la Cuaresma.

En esta ocasión no serán las mozas solteras, que en muchos casos desconocen las melodías, sino las señoras que fueron las últimas que lo cantaron en la calle y que actualmente entonan en la iglesia, durante la Semana Santa, algunos de estos romances.

Antiguamente, en ésta y otras muchas localidades, sobre todo en la zona del Carracillo, salían las mozas a pedir los seis domingos de Cuaresma y a la puerta de las casas donde daban limosna se cantaban romances que aludían al evangelio del día.

Como explica María Eugenia Santos Tardón, el próximo domingo, domingo de Ramos, 2 de abril, a las 17:30 de la tarde, «saldrán las cantadoras de la ermita del Humilladero, como se hacía antiguamente, y recorrerán las calles del pueblo, por supuesto se cantan y se piden donativos, que serán empleados en una buena causa. No se lo pierdan, merece la pena recordar y conservar estas tradiciones tan nuestras, que forman y conforman nuestra identidad popular».

 

La sarga en El Espinar

Estos días se puede ver en El Espinar la sarga de Alonso Sánchez Coello. El pintor fue el encargado de realizar una sarga para cubrir el retablo durante la Cuaresma, en el siglo XVI. Realizada en cáñamo y pintada con la técnica del agüazo, sus imponentes dimensiones también sorprenden a aquellos que la ven por primera vez, ya que mide más de 15 metros de largo y 5 de ancho, cubriendo todo el retablo.

Es uno de los grandes tesoros que alberga la iglesia de San Eutropio del pueblo segoviano y que solo puede verse completamente extendida en dos ocasiones al año, en Semana Santa y unos pocos días en verano. El resto del año permanece enrollado en lo más alto, sobre el retablo. Un dato curioso es que el mecanismo manual  para extenderla y enrollarla también data del siglo XVI.

La sarga sigue los órdenes clásicos de arquitectura, con columnas de estilo dórico, jónico y corintio en los laterales. La gran cortina está dividida en tres cuerpos y muestra diferentes motivos de la Pasión. De abajo a arriba, aparecen el Santo Entierro, el camino del Calvario, la crucifixión de Jesús y, en el tímpano de la parte superior, la figura del Padre Eterno con los brazos abiertos. La composición queda rematada con alegorías de la fé y la caridad.

En los 90 fue desmontada para su reparación en el Museo del Prado, de Madrid, porque el uso de velas en la antigüedad había dañado seriamente la parte inferior de la tela. En el taller instalaron un soporte en cada cuerpo para lograr una mejor conservación de la tela. Ya en 2003, durante las Edades del Hombre en Segovia, la sarga fue expuesta como uno de los grandes valores de la edición segoviana de la muestra de arte sacro. Han sido las dos únicas veces que esta joya ha salido de la iglesia de El Espinar.

 

Semana Santa en Riaza

En la villa de Riaza cobran especial relevancia las Cofradías.

La del Santísimo Sacramento es conocida popularmente como de “Los Sacramentales” y fue fundada en 1536. Los Hermanos de esta Cofradía asisten con cera a la misa de Jueves Santo, a los Oficios del Viernes y a los Cultos del Domingo de Pascua.

De la Cofradía de Hermanos Esclavos de Nuestra Señora de la Soledad se desconoce su fecha de creación aunque ya en 1817, se indica que esta Cofradía existía ya desde tiempo de memorial. Corre de cuenta de esta Cofradía la organización del sermón de la Soledad y procesión del Santo Entierro, que se celebran el Viernes Santo. Los cofrades asisten a la procesión ataviados de túnicas negras, que se renovaron el año 1951.

La Cofradía de los Apóstoles fue fundada en 1806. En la actualidad están presentes en la misa del Domingo e Ramos, sigue teniendo su reunión este mismo día por la tarde y actúa en la ceremonia del lavatorio de pies el día de Jueves Santo.

Y de la de los Gascones, apunta el Ayuntamiento de Riaza, se sabe que formaban una Cofradía, pero no hay documento, «solamente podemos decir deque ellos lo que hemos visto con nuestros propios ojos estos últimos años. Son los gascones en número de seis, una especie de soldados romanos, que dan escolta al Santísimo en el Monumento y que acompañan al Párroco y demás Autoridades cuando van o vuelven del las funciones litúrgicas de esos días. Además se encargan el orden de las procesiones. Hemos de reconocer que desempeñan un papel muy importante en la Semana Santa de Riaza y que contribuyen, como los que más al esplendor de la misma».

 

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Fuente: Segoviaudaz

 

Esconde uno de los ecosistemas más especiales y completos de la meseta central, un paisaje único que, en apenas unos kilómetros, pasa de un río con mucha vida interior, a un mar de pinares y hasta un humedal con dunas de arena. Para reconectar con la Naturaleza y resetear tu mente, para caminar por un escenario único o, simplemente, para darte un homenaje en clave natural, pon rumbo a Cuéllar, la villa segoviana de las tres culturas, y descubre (y disfruta) la cultura de la sostenibilidad a través de sus tesoros más verdes. Te descubrimos 7 visitas imprescindibles.

1. El sitio de mi recreo, en la Huerta del Duque

El parque de la Huerta del Duque de Cuéllar es el escenario donde se celebran algunas de las actividades fetiche del municipio –como la Feria Medieval Mudéjar y la noche de San Juan– y uno de los rincones más solicitados en las noches de verano. Pero, sobre todo, estas 8 hectáreas pegadas al Castillo y cedidas por el actual duque de Alburquerque a la villa, son el lugar perfecto para disfrutar de un picnic en plena naturaleza y junto al casco histórico de Cuéllar, un anticipo de la increíble oferta verde de la localidad segoviana.

2. Todos los caminos llevan al río Cega

El río Cega es el gran catalizador de la vida en la comarca. Desde su nacimiento en la Sierra de Guadarrama, hasta su paso por la Tierra de Pinares –la atraviesa, literalmente– y su desembocadura en el Duero, su cauce es un festival de vida en el que los árboles se ordenan según su necesidad de agua: alisos y fresnos dan paso a abedules y chopos y, éstos, a serbales y quejigos, los más alejados. ¿Qué tiene de especial el Cega? Aparte de su belleza, al no estar regulado conserva su carácter silvestre y se convierte en un paraíso para especies como tejones, nutrias, búhos reales y truchas, poco habituales en la meseta. Además, es el nexo de unión de 8 rutas para conocer a fondo la zona –como la del Puente Segoviano a Huertas del León (4,85 km) o la Del Cega a Las Praderas (18,15 km) o la Circular por la Vega y El Espadañal (8 km)–, todas perfectamente señalizadas y con diferente dificultad.

3. Senda de los Pescadores, con los cinco sentidos

Cuando recorras la Senda de los Pescadores –4 tramos de un camino circular de 7,12 km– entenderás por qué es una de las rutas más demandadas. A lo largo de sus pasarelas de madera situadas junto al río Cega sentirás la tierra mullida bajo tus pies, las hojas rosas y doradas de los álamos temblones compitiendo con las flores fucsia y naranja de los boneteros, el murmullo del agua, el canto machacón del pájaro carpintero… Un catálogo de sensaciones para disfrutar con los cinco sentidos. Al igual que el resto de las rutas, se puede realizar durante todo el año, pero es es primavera y otoño cuando multiplican sus encantos.

4. El Mar de Pinares y la miera, el oro líquido

Los pinos son tan esenciales en esta villa que forman parte de su ADN, 15.000 hectáreas en las que el bosque de ribera deja paso a un paisaje mediterráneo de tomillo, cantueso y majuelo. Y pinos. El Mar de Pinares Segoviano ocupa unos 1.760 km2 de pino piñonero y resinero, aunque este último es el rey absoluto. Y lo ha sido durante décadas –del pino, hasta los andares–, en las que se ha aprovechado la madera, las ramas y piñas para carbón vegetal, las hojas secas como cama para el ganado o como combustible y, por encima de todo, la resina. Su importancia era tal que los trabajadores que extraían este oro líquido vivían dentro de los pinares. Eran los encargados de practicar una hendidura en el tronco, colocar un pote y recoger la miera, la preciada resina de la que se obtienen barnices, fijadores de perfume y esencia de trementina o aguarrás. En la actualidad, los productores de resina están estudiando su uso como alternativa limpia de combustible.

5. Setas, zorros y otros ilustres habitantes

Como ya te habrás imaginado, esta explosión de mundo vegetal va acompañada por una gran variedad de especies animales. Pasear por cualquiera de estas rutas es asistir a una clase de biología en directo en la que es relativamente frecuente poder fotografiar oropéndolas, avefrías y abejarucos, incluso toparte con un tejón, un corzo o un zorro. Los hongos también abundan y ponen la nota onírica al paisaje. Los tienes para todos los gustos y de todas las formas, transparentes, rizados, minúsculos o de tamaño considerable. Aunque las especies abundan particularmente en otoño –en noviembre se celebran unas Jornadas Micológicas–, las zonas de sombría y la proximidad del río crean espacios de humedad con especies de hongos casi en cualquier época del año.

6. El Espadañal y las dunas, la tierra que camina

A poco más de un kilómetro del río Cega, El Espadañal es otro tesoro natural que no te puedes perder. Se trata de un humedal con agua del arroyo Pradillos que, entre el otoño y la primavera, puede llegar a inundar más de 50 hectáreas, aunque en verano puede llegar a secarse. Si te gusta el avistamiento de aves, estás en un paraíso que varía en función de la época del año y en el que puedes ver –hay una caseta especial de observación– desde las aves migratorias que paran para reponer fuerzas, hasta las garzas que vienen a alimentarse o los ánades reales, que preparan aquí sus nidos, además de especies como zorros, jabalíes y erizos, que vienen a la laguna en busca de agua y presas. Antes de irte, echa un vistazo a los arenales que se extienden en un lateral; es un sistema de dunas móviles, olas de arena que siempre avanzan hacia el norte y equilibran la masa boscosa de pinos.

7. Las Lomas y el espectáculo de la puesta de sol

Cuando el sol empieza a perder fuerza, este espacio situado detrás del parque de la Huerta del Duque se va llenando de paseantes y gente montando en bici. El mirador de Las Lomas es una planicie de lujo con unas vistas 360º sobre la Sierra de Guadarrama, el castillo de los Duques de Alburquerque y toda la villa segoviana. A medida que avanza la tarde, las panorámicas se van diluyendo y, a cambio, puedes disfrutar con la imagen del Castillo iluminado, las luces de Cuéllar y unas de las puestas de sol más espectaculares que puedas imaginar.

 

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Fuente:elviajeroglobal.com